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DDHH olvidados | Linda Loaiza sigue buscando justicia
Linda Loaiza fue secuestrada, torturada y violada por cuatro meses en 2001. Su caso es el primero sobre violencia de género ocurrido en Venezuela en ser juzgado por la CIDH

Valeria Pedicini

Hace 20 años, el 27 de marzo de 2001, Linda Loaiza fue secuestrada y encerrada en un apartamento en Los Palos Grandes, en Caracas. Tenía 18 años y poco tiempo de haber llegado de Mérida a la capital, junto con su hermana, con ganas de estudiar veterinaria. 

Durante cuatro meses, Linda fue sometida a distintos tipos de violencia física, sexual y psicológica. Fue amordazada, esclavizada, torturada y abusada sexualmente por Luis Carrera Almoina, bautizado posteriormente por la prensa de aquel momento como “El monstruo de los Palos Grandes”.

Al día siguiente de su secuestro, Ana Secilia López, hermana de Linda, recibió una llamada en la que le dijeron que “Linda no iba a regresar a la casa”. Al intentar comunicarse nuevamente con ese teléfono, escuchó un mensaje grabado que decía que pertenecía a Almoina. 

Con esa información, quiso denunciar a la policía, pero fue desestimada por las autoridades, que alegaron que eran “problemas de pareja” y había que esperar. Intentó interponer una denuncia al menos en seis oportunidades. Cuando el agresor de su hermana era informado de las denuncias, la violencia aumentaba.

Linda Loaiza estuvo 114 días desaparecida. 

La joven pudo escapar el 19 de julio de 2001, el día en que su captor no la amordazó cuando salió la vivienda. Linda gritó pidiendo auxilio desde la ventana del apartamento hasta que los vecinos la escucharon y llamaron a los efectivos de la Policía de Chacao, quienes la encontraron moribunda. Fue trasladada en ambulancia al Hospital Universitario. Tuvo que permanecer en distintos centros hospitalarios por un período de 15 meses y se tuvo que someter a 15 cirugías para la reconstrucción de partes de su cuerpo por todos las torturas que había sufrido. 

Los informes médicos reseñaron que sufrió, entre otras lesiones: fractura de maxilar, destrozo de labios y orejas, rotura de costillas, desviación ocular, cercenamiento de pezones, desgarre vaginal, quemaduras de cigarros, marcas de mordiscos. Padecía desnutrición y sus muñecas, tobillos y piernas tenían marcas de ataduras. 

Los daños de las graves lesiones que sufrió durante cuatro meses de cautiverio persistieron por mucho tiempo más que ese. 

El Informe de Fondo del caso Linda Loaiza emitido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en julio de 2016 señala que durante el secuestro, el agresor llevó a Linda Loaiza López a la casa de su padre, Gustavo Carrera Damas, quien estaba al frente de la Universidad Nacional Abierta, quien a pesar de presenciar el abuso sufrido por la víctima, no hizo nada al respecto.

Pero el horror no terminó después de librarse de su agresor. Linda se tuvo que enfrentar a un doble crimen: el de la violencia e impunidad institucional. Desde el principio, el proceso judicial estuvo lleno de irregularidades, omisiones, dilaciones injustificadas e incluso con destrucción de evidencias. Fue revictimizada durante la investigación.

Mientras estuvo hospitalizada, la Fiscalía emitió una orden para no permitir el acceso a su abogado, afectando su derecho a contar con información y asesoramiento respecto de la investigación y proceso penal.

Desde el primer momento de su rescate, Linda Loaiza identificó a Luis Carrera Almoina como su victimario. Fue detenido el 22 de agosto de 2001 y acusado por los delitos de Homicidio Frustrado, Violación, Privación de Libertad y Tortura.  El 10 de septiembre le fue concedido el beneficio de casa por cárcel.

Por el retardo procesal de su caso, Loaiza López hizo una huelga de hambre ante el Tribunal Supremo de Justicia por 13 días continuos en agosto de 2004. Tres años y tres meses después, inició el juicio. Las pruebas más contundentes para demostrar la culpabilidad del acusado por haber cometido delitos atroces fueron invisibilizadas o desestimadas. No se hicieron pruebas de ADN, se perdieron materiales de interés criminalístico en el sitio de los hechos por el indebido resguardo de la prueba, la recolección de evidencia de la escena se realizó con deficiencias, no se hicieron pruebas de luminol en el apartamento y los exámenes forenses no se realizaron hasta ocho días después del rescate.

La jueza Rosa Cádiz, encargada del caso, le otorgó libertad plena a Carrera Almoina, argumentando “duda razonable”. Por el contrario, pidió que Loaiza fuera investigada, junto a su familia, por una supuesta vinculación con una red de prostitución. 

Loaiza apeló la decisión. Carrera fue detenido de nuevo y se inició un nuevo juicio en 2006, pero con otro juez, luego de que la Corte de Apelaciones decidiera anular el fallo absolutorio por inmotivación y ordenara un nuevo proceso. Se condenó parcialmente a Carrera Almoina a seis años y un mes de cárcel por privación ilegítima de libertad y lesiones gravísimas. 

Ni siquiera fue juzgado por todos los delitos que había cometido: la violencia sexual no fue tomada en cuenta, se mantiene en situación de impunidad. Cumplió su sentencia en la cárcel de El Rodeo y en 2008 se declaró que había cumplido la pena. Desde entonces está en libertad. 

Después de seis años, el caso había pasado por 97 jueces, 16 fiscales, las audiencias se diferían y 50 jueces se inhibieron.

El monitoreo de violencia contra las mujeres de la plataforma Utopix indica que en lo que va de 2021 se han contabilizado 73 femicidios: 23 en enero, 20 en febrero, 15 en marzo y 15 en abril. Es decir, en Venezuela ocurre un femicidio cada 39 horas. 

Por su parte, el Monitor de Femicidios del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) indica que del 1 de enero al 31 de marzo hubo 20 femicidios. En el reporte de abril, reportaron que hubo 15 femicidios consumados y 6 frustrados en el mes 

La determinación de Linda Loaiza en encontrar justicia la llevó a estudiar Derecho y hacer una especialización en Derechos Humanos. El caso fue llevado por la víctima, su familia y su abogado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para demandar al Estado venezolano. “Considero que en el Estado venezolano aún hay impunidad en mi caso, con relación al delito de violencia sexual. He acudido aquí porque en este lugar no imperaran privilegios sociales ni económicos”. 

Aunque los hechos fueron cometidos por un particular, el Estado incumplió con su obligación de prevenir, investigar y castigar actos de violencia contra la mujer. 

El caso de Loaiza es el primero sobre violencia de género ocurrido en Venezuela en ser juzgado por la CIDH. Su historia es la muestra de la violencia institucional y doble victimización que tienen que sufrir las mujeres víctimas de violencia sexual en el acceso a la justicia. En noviembre de 2008, el organismo declaró responsable al Estado venezolano venezolano por la violación de los derechos humanos de Loaiza, entre los que sobresalen el de integridad personal, prohibición de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, prohibición de la esclavitud, libertad personal, garantías judiciales, dignidad, autonomía y vida privada, circulación y residencia, igualdad ante la ley y protección judicial.

Hasta la fecha, Linda Loaiza sigue esperando el cumplimiento de la sentencia de la CIDH. “Sigo exigiendo mis derechos, como mujer venezolana; sigo promoviendo la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición y la responsabilidad del Estado venezolano es garantizar mis derechos y los de mis familiares. Mientras no exista el acceso efectivo a la justicia interamericana de las víctimas de violaciones de derechos humanos, este sistema deja de ser una garantía para las víctimas”, expresó Linda en una entrevista a Runrun.es.

Las secuelas del trauma no pueden borrarse por el solo deseo; se aprende a vivir con ellas, el daño que causan es como vivir la propia muerte, luchar contra ella, vencerla y heredar sus consecuencias. “Como víctima sobreviviente de violencia sexual y tortura, puedo decir que no existen palabras que puedan definir este dolor”.

 

CIDH denunció el traslado de al menos 50 presos políticos a cárceles comunes
La CIDH expresó su preocupación por los presos políticos porque varios llevan años privados de libertad

Este sábado, 29 de mayo, la Comisión Interamericana de los DDHH (CIDH) denunció que en menos de dos semanas, al menos 50 presos que estaban recluidos en los calabozos del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), fueron trasladados a cárceles comunes 

A través de su cuenta en Twitter, la CIDH exhortó al Estado venezolano liderado por Nicolás Maduro a que se proteja la vida de estos privados de libertad durante sus traslados, así como también pidió que los familiares y la defensa de estos presos políticos sean informados de dónde van a estar y que se les permita la realización de un examen médico independiente.

De igual forma, la CIDH expresó su preocupación por los presos políticos porque «varias de las personas llevarían años en privación de libertad bajo regímenes de prisión preventiva», lo que quiere decir que siguen a la espera de un juicio justo.

Por ello, recordó a las autoridades venezolanas a realizar una evaluación periódica de las causas por las cuales fueron detenidas estas personas, dejando entrever que si la revisión de cada uno de los casos se determina que no hay motivos para mantenerlos presos, deberían dejarlos en libertad.

 

Según la ONG Foro Penal Venezolano, esta acción es «totalmente contraria al Código Orgánico Penitenciario», además de que se hacen a espaldas de los familiares y la defensa del privado de libertad, y de que estos traslados irregulares se realizaban antes de la publicación del decreto en Gaceta Oficial.

Las cifras que maneja Foro Penal indican que se habían producido 48 traslados irregulares desde el 5 hasta el 21 de mayo, de los cuales 17 correspondían a presos políticos. En los últimos días se confirmó la movilización de otros 24 privados de libertad.

Nicolás Maduro ordenó el traslado de la custodia de los presos políticos al Ministerio de Servicio Penitenciario, una decisión publicada en la Gaceta Oficial N° 42.125, con fecha del 12 de mayo de 2021.

“Se deberá  incluir la emisión de las autorizaciones pertinentes para el traslado a otros recintos de las personas que actualmente permanecen detenidas tanto en la Dgcim como en el Sebin”, señaló el documento.

Según el FPV se habían producido 48 traslados irregulares desde el 5 hasta el 21 de mayo, de los cuales 17 correspondían a presos políticos. En los últimos días se confirmó la movilización de otros 24 privados de libertad.

*Con información de TalCual

CIDH emitió medidas cautelares a favor del general Ovidio Poggioli
La CIDH otorga al gobierno socialista un plazo de 15 días sobre la adopción de estas medidas cautelares

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió medidas cautelares a favor de Ovidio Jesús Poggioli, general de brigada retirado.

De acuerdo con la decisión, emitida el jueves 13 de mayo, la CIDH considera que Poggioli «se encuentra en una situación de gravedad y urgencia, toda vez que sus derechos a la vida e integridad personal enfrentan un riesgo de daño irreparable».

Además, la corte recordó que Poggioli fue detenido el pasado 26 de abril, «por agentes estatales y actualmente se desconoce su paradero o localización».

En tal sentido, la CIDH pidió al régimen de Nicolás Maduro lo siguiente:

– Adoptar las medidas necesarias para proteger los derechos a la vida e integridad personal del señor Ovidio Jesús Poggioli Pérez.

– Implementar las acciones tendentes a investigar los hechos que motivaron el otorgamiento de esta medida cautelar y evitar así su repetición.

Asimismo, la Comisión da al oficialismo un plazo de 15 días, contados a partir de la fecha de la resolución, para informar “sobre la adopción de las medidas cautelares requeridas y actualizar dicha información en forma periódica”.

El día 3 de mayo, la CIDH solicitó información al Estado. Al día de la fecha de la emisión del documento, no tenía su respuesta. 

Solicitud sobre Poggioli

La CIDH recibió una solicitud de parte de Rafael Contreras Millán, instando a la Comisión que requiera al gobierno socialista a que proteja los derechos de Poggioli Pérez.

De acuerdo con la solicitud, Poggioli fue detenido el 26 de abril de 2021 alrededor de las 18:30 horas, en el Estado Táchira por una comisión en funciones de seguridad fronteriza.

Tras la detención, agrega la CIDH, tanto Poggioli, como sus dos acompañantes, habrían sido puestos a disposición del Fiscal Nacional Trigésimo Quinto con Competencia Nacional.

Puede leer la resolución a continuación:

Resolución CIDH sobre Ovidio Poggioli by Andrea González Parra on Scribd

CIDH advierte que en Venezuela se quiere silenciar a la prensa libre
El comunicado de la CIDH  hace un llamado a la administración de Maduro para que se abstenga de usar «mecanismos de presión» para evitar publicaciones críticas a su desempeño

 

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a través de la Relatoría para la Libertad de Prensa, emitió un comunicado el jueves 22 de abril para manifestar su preocupación por la decisión del Tribunal Supremo de Justicia contra el diario El Nacional, en la que se ordenó pagar al medio de comunicación unos 237.000 petros, lo que equivale a 13.366.800 millones de dólares, calculados al momento del pago, como indemnización por supuesto daño moral al diputado de la Asamblea Nacional (AN) de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello.

En ese sentido, la CIDH hizo un llamado a la administración de Nicolás Maduro a abstenerse de usar «mecanismos de presión directa o indirecta» como medida para evitar la publicación de informaciones críticas y que impide el libre accionar de los medios de comunicación.

«La activación de mecanismos judiciales contra medios que publican información de interés público por parte de una persona con la responsabilidad y el poder de un diputado es contrario a estándares interamericanos y confirma un patrón regresivo a las libertades civiles», dice parte del comunicado.

La Cidh considera que la existencia de tales mecanismos en Venezuela y su desproporción son un «riesgo permanente» para la libertad de expresión en el país y advierte que la activación de tales acciones por parte de un diputado -haciendo alusión directa a Diosdado Cabello- es contraria a los estándares interamericanos de DDHH.

Según su opinión, «confirma un patrón regresivo a las libertades civiles y debe despertar un enérgico rechazo y preocupación por parte de la comunidad internacional comprometida con los valores democráticos y los derechos humanos».

*Lea más en TC

Entrevista | Linda Loaiza López: No existen palabras que puedan definir este dolor”

Linda Loaiza López. Foto: gentileza Lindad Loaiza.

@cjaimesb

Una joven llena de sueños llegó a Caracas a estudiar Veterinaria. Pocos días después de su arribo fue secuestrada por Luis Carrera Almoina, a quien la injusticia venezolana, en persona de la jueza Rosa Cádiz, declaró inocente de los terribles delitos que cometió en contra de Linda. Un largo y tortuoso camino comenzaba para la joven y su familia.

Pero la fuerza interior de Linda Loaiza es increíble. Se sobrepuso y aprendió a vivir con el dolor que significó lo que pasó. Se graduó de abogada para llevar adelante su caso y ayudar a otras víctimas como ella. Demandó al Estado venezolano ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la omisión en protegerla y prevenir la violencia en su contra. Y ganó la demanda. Aún espera porque se cumpla la sentencia de noviembre de 2018. Linda tiene una paciencia de santos. Sabe que llegará la hora en que los responsables pagarán por sus crímenes, por comisión u omisión.

Rechaza la revictimización, pues no es necesario sacar de nuevo a la luz los testimonios gráficos de su tragedia, para seguir luchando y hacerse escuchar. En este sentido, a dos manos con Luisa Kislinger y editada por Sergio Dahbar, Linda acaba de publicar el testimonio de lo que han sido estos años desde que fue secuestrada, violada y torturada. Doble crimen: tortura, esclavitud sexual e impunidad es un libro que todos los venezolanos deberíamos leer para conocer de primera mano lo que debe erradicarse, lo que no debe repetirse, lo que jamás ha debido suceder.

Hoy Linda, cual ave fénix, sigue adelante en su cruzada por la justicia que se merece.

Ella se ha convertido en una voz vital para otras mujeres que viven casos semejantes al suyo, incluso para las víctimas de femicidios, sobre los que no hay cifras ni información relevante de que haya existido justicia.

– ¿Qué hay en ti hoy de la Linda que llegó a Caracas a estudiar Veterinaria?

– El recorrido de un largo y espinoso camino que me llevó fuera de lo que en esos momentos quería. Ha sido complicado, pero me llené de valentía, coraje y deseos para buscar justicia contra los múltiples delitos que se cometieron en mi contra. Esto también me condujo a buscar actuar en favor de la justicia para otras mujeres.

– Has insistido en que no quieres ser revictimizada y entiendo tus razones. Pero las fotos de cuando te rescataron persisten en la memoria colectiva. ¿Cómo saliste de ese trauma?

– Lo que todavía no se entiende es que la revictimización no viene solo de un sistema de justicia inoperante para las víctimas y muy diligente con los victimarios. Claro que mis destrozadas imágenes no pueden borrarse del imaginario social porque fueron publicadas, pero después de estas dos décadas no hace falta volver a escenificarlas públicamente. Todo lo que viví no fue una tenebrosa pesadilla de la cual me desperté y seguí mi vida. La realidad es que, si me ocurrió, no hace falta publicar esas fotografías.

Existen manuales para periodistas, que pueden difundir informaciones sin revictimizar a las víctimas; por ellos aprovecho el espacio e invito a difundir y promover el mismo: Manual para la producción de contenidos con enfoque de género para periodistas medios de comunicación venezolanos.

Las secuelas del trauma no pueden borrarse por el solo deseo; se aprende a vivir con ellas, el daño que causan es como VIVIR la propia MUERTE, LUCHAR contra ELLA, VENCERLA y HEREDAR sus consecuencias. “Como víctima sobreviviente de violencia sexual y tortura, puedo decir que no existen palabras que puedan definir este dolor”.

Pero voy adelante, cada paso que doy lo hago reivindicador. En este país hay gente maravillosa y profesionales de gran calidad que me han acompañado cuando más les necesité, esos vínculos crecieron y aún cuento con ellos.

Los traumas en este país crecen por doquier. Solamente imaginemos la tragedia del desbordamiento de los femicidios, que se convirtió en una pandemia dentro del “quédate en casa” 

– Te encontraste de frente con la injusticia venezolana. Como abogada… ¿qué esperas de este sistema actual con respecto a la decisión de la CIDH?

– Sigo teniendo desafíos como la exigencia del cumplimiento de la sentencia que la Corte Interamericana de Derechos Humanos le dictó al Estado venezolano. La Corte IDH se pronunció el día 16 de noviembre del 2018 con una sentencia condenatoria al Estado venezolano como responsable por las diversas violaciones de derechos humanos que fueron catalogadas, no solo como vulneraciones de mi integridad personal, dignidad, autonomía y vida privada, sino también como actos de tortura y esclavitud sexual, en los términos establecidos por la Convención Americana sobre los Derechos Humanos y la Convención de Belem Do Pará.  

Esta es la primera vez que el sistema interamericano declara la responsabilidad de un Estado por estos hechos atroces cometidos por un particular, debido a la grosera omisión del Estado venezolano en protegerme y prevenir la violencia en mi contra, pese a que tuvo pleno conocimiento del riesgo en el que me encontraba.  

Es también la primera vez que una corte internacional condena al Estado venezolano por actos de violencia contra la mujer, reconociendo que mi caso ocurrió –además- en un contexto de graves fallas institucionales, muchas de las cuales persisten en la actualidad. 

Sigo exigiendo mis derechos, como mujer venezolana; sigo promoviendo la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición y la responsabilidad del Estado venezolano es garantizar mis derechos y los de mis familiares.

Mientras no exista el acceso efectivo a la justicia interamericana de las víctimas de violaciones de derechos humanos, este sistema deja de ser una garantía para las víctimas.

– ¿Qué te mueve a seguir adelante?

– Alcanzar justicia para mí y para las otras víctimas, con testimonio reciente de la Sra. Zuleima Yamilet Arráiz.

Linda Loaiza: «Sigo exigiendo mis derechos, como mujer venezolana; sigo promoviendo la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición y la responsabilidad del Estado venezolano». Foto gentileza Linda Loaiza

Eres ejemplo para mujeres abusadas de muchas maneras, que ven en ti la fortaleza para salir de ese círculo vicioso que es la violencia conyugal, las violaciones, los abusos. ¿Cuál es tu mensaje para ellas?

– Buscar ayuda, denunciar, buscar justicia a fin de que estos delitos no se repitan. Seguir visibilizando los crímenes que se cometen contra las mujeres, tenemos casos como el de Alexandra Hidalgo, que lleva más 17 años y no ha obtenido una sentencia condenatoria para el acusado. También el de Morella León López. Tenemos los casos de femicidios de Ángela Aguirre, Greicy Bracho, Geraldine Quintero, Yarbelis Santiago, Yusleidy Salcedo; los tres primeros casos de femicidios en Portuguesa y los otros tres en el estado Bolívar, solo por mencionar algunos casos.

Según el portal UTOPIX, diciembre del 2020: el año cierra con 256 femicidios. Un aumento del 53 % con relación al 2019. Las cifras siempre quedan en las sombras. No las conocemos como sociedad, no se nos permite ver si hay algún porcentaje de estos femicidas que hayan sido debidamente condenados y dónde están.

– ¿Cuáles son tus planes para el futuro?

– Seguir trabajando para alcanzar justicia, en favor de todas.

– ¿Qué significa Venezuela para Linda Loaiza?

– Un maravilloso país que debemos amar y buscar que reine la justicia.

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CIDH instó a autoridades de Venezuela y Colombia proteger a desplazados por conflicto en Apure

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó su preocupación por el desplazamiento forzado de casi cinco mil venezolanos hacia Colombia, después de registrarse un combate armado entre las disidencias de la guerrilla de las FARC y la FANB en el estado Apure durante la madrugada del domingo 21 de marzo. 

“La CIDH expresa preocupación por el desplazamiento de más de 5 mil personas hacia Arauquita, #Colombia, producto de enfrentamientos que habrían comenzado el #21Mar en el estado Apure entre grupos armados irregulares y fuerzas de seguridad del Estado”, publicaron en su cuenta oficial de Twitter. 

El organismo instó a las autoridades de Colombia y Venezuela a tomar medidas para atender y proteger a los ciudadanos desplazados que huyeron a Colombia, «así como garantizar su retorno voluntario y seguro».

 

La ONG venezolana Fundaredes denunció que los grupos armados irregulares de la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN)  y las FARC se están expandiendo sus operaciones y «desarrollando diversos tipos de actividades ilícitas en todo el territorio nacional» mientras se mantiene el conflicto armado en el estado Apure. 

Asimismo, la Procuraduría General de Colombia instó al gobierno de ese país a acudir a los organismos internacionales con el fin de solicitar acompañamiento en la situación de desplazamiento de venezolanos en Arauca y insistió en que se brinden las garantías de atención humanitaria. 

Según el director de Fundaredes, Javier Tarazona, el conflicto ha generado el desplazamiento forzado de más de 4741 personas, de 1427 núcleos familiares, 1787 niños, 17 mujeres gestantes, 119 mujeres lactantes, 213 adultos mayores, 1164 mujeres y 1441 hombres. 

ONG denuncia muerte de preso al que la CIDH otorgó medidas cautelares
José Humberto Hernández Rodríguez, de 67 años de edad, privado de libertad hace cinco años y que se encontraba recluido en la Comunidad Penitenciaria Fénix del estado Lara, falleció por «desatención del Estado», según aseguró el Observatorio Venezolano de Prisiones en un comunicado 

El venezolano José Humberto Hernández Rodríguez, para el que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares al considerar que estaba «en una situación de gravedad», falleció en la cárcel en la que estaba recluido, denunció este martes la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones.

Hernández Rodríguez, de 67 años de edad, privado de libertad hace cinco años y que se encontraba recluido en la Comunidad Penitenciaria Fénix del estado Lara, falleció por «desatención del Estado», según aseguró el Observatorio Venezolano de Prisiones en un comunicado.

El reo, siempre según la denuncia, «se enfrentó a un sinfín de adversidades, sufrió por hambre y falta de atención médica, hasta que su cuerpo sucumbió y falleció» este martes en el Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, capital de Lara.

En enero pasado, la CIDH emitió una resolución mediante la cual otorgó medidas cautelares a favor de Hernández Rodríguez, tras considerar que se encontraba «en una situación de gravedad y urgencia de riesgo de daño irreparable a sus derechos en Venezuela».

La comisión consideró entonces que no recibía «las atenciones médicas prescritas para atender su situación de salud».

«Dicha falta de atención medica estaría generando impactos significativos en sus derechos. En la resolución, considerando la información presentada, la CIDH tomó en cuenta el contenido de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura», reza un comunicado publicado el 29 de enero por la entidad.

Las medidas cautelares que otorga la CIDH son «un mecanismo de protección» de la comisión, «mediante la cual esta solicita a un Estado que proteja a una o más personas que estén en una situación grave y urgente de sufrir un daño irreparable».

Sin embargo, el Observatorio Venezolano de Prisiones afirmó que, «a pesar de que el Estado venezolano fue advertido sobre su delicado estado de salud, el recluso no recibió atención médica oportuna».

Además, detalló que «en varias ocasiones le negaron el traslado a un centro asistencial» al recibir siempre distintas excusas como que no había gasolina, transporte o que necesitaba un permiso especial.

El detenido, según la ONG, también fue víctima de torturas y «comenzó a padecer los estragos de la vida tras las rejas en Venezuela, sufrió ataques de pánico, fue diagnosticado con dos hernias en la zona pélvica que nunca fueron atendidas y posteriormente presentó un crecimiento prostático grado III muy doloroso».

La última evaluación médica, subrayó la organización, fue «a principios» de enero pasado, cuando les diagnosticaron un derrame pleural y neumonía, por lo que un médico indicó que necesitaba atención inmediata.

El fallecido había sido imputado como «cómplice no necesario» en los delitos de «tráfico de sustancias estupefacientes y asociación para delinquir, tras quedar detenido junto a once personas más por un cargamento de droga que salió del Aeropuerto Internacional Jacinto Lara de Barquisimeto en el año 2016», añadió la información.

El largo camino de Linda Loaiza

“Linda Loaiza tiene la fortaleza de una roca”. Fotos de Efrén Hernández, cortesía Linda Loaiza.

@cjaimesb

Con el maxilar y las costillas fracturados, los pezones cercenados, los labios y las orejas destrozados, desviación ocular, desgarramiento vaginal y quemaduras de cigarrillos en casi todo el cuerpo, fue encontrada la joven Linda Loaiza López, agonizando en un apartamento de El Rosal, en Caracas, propiedad de Luis Carrera Almoina.

Dieciocho años tenía Linda cuando Carrera Almoina la secuestró bajo amenaza de asesinarla a ella y a su familia si pedía ayuda o trataba de escapar. La torturó, la violó, la quemó, la desfiguró.

Carrera Almoina no es loco. Es un monstruo. Aquí en Venezuela tenemos la pésima costumbre de tildar de “locos” a quienes cometen actos aberrantes, pero eso solo los exime de culpa, porque los verdaderos locos no son responsables de sus actos.

Linda había llegado a Caracas poco tiempo antes del secuestro. Venía de Mérida, donde sus padres trabajaban como agricultores. Su proyecto era estudiar Veterinaria. Pero tuvo la pésima suerte de cruzarse en su camino con Carrera Almoina. Venía saliendo de su casa cuando él, arma en mano, la obligó a entrar en su vehículo. Cuatro largos meses de torturas y maltratos esperaban a la muchacha. Persisten en la memoria de los venezolanos sus imágenes cuando fue liberada. Era difícil identificarla como la bella joven de la foto tomada antes del suplicio al que fue sometida. Quince cirugías, entre ellas una reconstrucción vaginal, no han sido suficientes para devolverle su apariencia de antes del secuestro. Ni hablar de las cicatrices de su psiquis.

Carrera Almoina es un “hijito de papá”, de esos que crecen creyendo que se merecen todo y que sus caprichos existen para ser satisfechos. A Linda le recordaba constantemente que su papá era rector de una universidad y un intelectual con importantes relaciones.

Y justamente por ser su hijito, su papi, muy bien conectado con el chavismo, movió todas sus influencias para que no fuera a la cárcel.

Entre esas “conexiones” destaca la jueza Rosa Cádiz, quien aun siendo mujer y teniendo todas las evidencias para condenarlo, lo absolvió. Pero no fue solo ella… Fueron muchos. Si uno lee el Informe de Fondo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos del 29 de julio de 2016, puede terminar arqueando de las ganas de vomitar que producen los diferentes alegatos de las instituciones venezolanas en su intento de librar de culpa a Carrera Almoina. Todos los derechos de Linda Loaiza fueron conculcados. Indigna pensar que haya sido el sistema judicial de Chávez –quien se burló consistente y constantemente de los “hijitos de papá”- el que le hubiera hecho el favor al monstruo.

Pero Linda Loaiza tiene la fortaleza de una roca. Desechó estudiar Veterinaria y en su lugar estudió Derecho. Derecho para enderezar los entuertos y vicios de un sistema judicial corrupto, ineficiente y deleznable. Demandó al Estado venezolano ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por violencia contra la mujer. Aunque el agresor fue un particular, el Estado es responsable por negligencia, dilaciones, obstrucción de justicia y otros cuantos delitos más.

Linda es hoy una abanderada mundial en los casos de violencia contra la mujer. Acaba de publicar un libro de la mano de Sergio Dahbar, Doble crimen, tortura, esclavitud sexual e impunidad, donde Luisa Kislinger es coautora y Daniela Kravetz la prologuista. Los invito no solo a leerlo, sino a compartirlo con otras víctimas de violencia de género que no se atreven a denunciar.

Linda lleva veinte años recorriendo este camino de lucha contra la injusticia.

Hasta una huelga de hambre hizo ante el Tribunal Supremo de ¿Justicia? venezolano. No ha sido fácil, pero su tenacidad y persistencia están dando frutos. Espero verla algún día como magistrada de un TSJ imparcial y decente. Venezuela se lo merece. Linda también.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es