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Sebastián de la Nuez Sep 05, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
Bailar hasta que llueva

«La nación no puede ser una manga de veletas criticonas. ‘La danza de la lluvia funciona porque los indios danzan hasta que llueva'». Ilustración en medium.com

@sdelanuez

En el documental de Carlos Oteyza, El pueblo soy yo: Venezuela en populismo, aparece el historiador y ensayista mexicano Enrique Krauze explicando, desde sus análisis, el desarrollo del fenómeno de Hugo Chávez y sus consecuencias. Casi al final tiene una expresión que ilustra el por qué le sucedió lo que le sucedió al país: dice algo así como «en cierto momento, el pueblo venezolano desesperó de su democracia».

Esa frase, dicha por alguien que, por encima (o por debajo) de sus haberes académicos, habla con el sentido común que dan la distancia y la experiencia de escuchar los latidos históricos de los pueblos latinoamericanos, es aplicable a la actitud del venezolano hacia sus líderes democráticos. El verbo desesperar puede ser perfectamente equivalente, en este caso, al reflexivo exasperarse.

He allí un problema: el pueblo venezolano se exaspera fácilmente en asuntos de los que no debería exasperarse tan precipitadamente, mientras que en otros es como muy laxo y comprensivo. Por ejemplo, en el caso de Chávez debió haberse exasperado mucho antes y no lo hizo. Le tuvo una infinita paciencia y votó por él y por sus secuaces una y otra vez.

De Guaidó, quien gracias al respaldo de la AN y de operadores políticos en el exterior, ha conseguido un respaldo creciente de la comunidad internacional a la causa venezolana (al menos en el hemisferio occidental), de ese sí ha desesperado. Porque no ha logrado el cese de la usurpación como prometió o porque se asoció a una incursión chimba penetrada de madurismo (o algo parecido), razones que pueden ser válidas pero que no deberían ser determinantes.

En las RRSS, la gente vuelve a desesperar de Henrique Capriles Radowsky (ya lo ha hecho varias veces antes, es un ritornello) porque, luego de mantenerse en la penumbra quizá demasiado tiempo, reaparece con una iniciativa que contradice a su propio partido, Primero Justicia, y cuestiona la inercia en que ha caído Guaidó. Le están diciendo «traidor», a HCR.

De María Corina Machado la gente desespera porque es María Corina Machado; o sea, lo que ella quiere es una invasión de marines aun cuando la disfrace de «operación de paz». Seguramente es una radical que actuó de forma poco ética respecto a su encuentro con Guaidó. Pero tiene su itinerario, ha llevado sus golpes, insultos por VTV, vejaciones y amenazas. Lo que no puede hacerse es desechar su fuerza y desestimar sus argumentos. Lo que habría que hacer es sumarla a una hoja de ruta, insistir con ella una y otra vez.

Por las redes le están diciendo, algunos intelectuales desde dentro o desde fuera del país, a Capriles, cursi e hipócrita. A lo mejor es que desean a un tipo que hable con refinamiento académico, usando un lenguaje recio y de altura, pues. Los intelectuales venezolanos, los académicos y escritores y filósofos, han amado a Teodoro Petkoff. Teodoro es, ciertamente, una de las personas más brillantes que yo haya conocido, la más inteligente con quien haya trabajado. Y sin embargo, durante demasiado tiempo podía decir, y lo dijo, «Pancho es un gran tipo». ¿Y quién era Pancho? ¡Arias Cárdenas, carajo!

Los que se meten en política no están exentos de lanzar burradas al aire y equivocarse. Pero el norte lo tiene que tener claro, sobre todo, el pueblo, o los segmentos de pueblo o de país que cada dirigente representa.

La nación no puede ser una manga de veletas criticonas. La gente debería desesperar menos.

Que se desespere por la falta de luz y de democracia, o porque no hay unidad estratégica en la oposición, no que desespere hoy de este y mañana de aquel otro. Los primeros que deben imponerse unidad son los gatillos alegres de la clase media en las RRSS. En Venezuela es más fácil que en España. En el Congreso de los Diputados español hay un montón de escogidos (o sea, están allí por haber sido votados) que lo que desean es abrirle un boquete a España, partir el país en tres pedazos (al menos). Trabajan en eso, todo el tiempo. Con los votos de la gente.

En Venezuela eso es impensable, ¿cierto? A un líder maracucho no se le ocurriría proponer la independencia del Zulia como objetivo tras el cese de la usurpación. Y si lo hiciese es probable que no consiguiera sino los votos de su familia.

Hay unos fundamentos en el liderazgo venezolano, por mucho que unos quieran ir (o no) a las elecciones del 6D y otros sueñen con un improbable apoyo militar internacional para entrar a fuego y sangre en Miraflores. Todos quieren salir de la pesadilla madurista, todos están de acuerdo en que la unidad de la oposición es el camino y en que el único régimen posible es la democracia de libre mercado con garantías de alternabilidad, ¿no?

Como le dijo el recién excarcelado Roberto Marrero a César Miguel Rondón, «este país se liberó con grandes divisiones internas entre Simón Bolívar y los otros próceres. La danza de la lluvia funciona porque los indios danzan hasta que llueva».

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Elias Pino Iturrieta Ago 26, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
De las crisis a las reconstrucciones

@eliaspino

Se ha tratado en la anterior serie de artículos de llamar la atención sobre las crisis que ha experimentado la sociedad venezolana. Como sentimos que solo existe la conmoción de la actualidad, que es la que de veras nos pesa y a la cual consideramos como fundamental por razones obvias, porque es la que nos ha tocado, se quiso llamar la atención sobre los fenómenos de destrucción y dolor que han retado a la colectividad desde su nacimiento como república.

Así apreciaríamos de manera distinta las penas que nos agobian, pensamos, debido a que seríamos capaces de relacionarlas con vivencias anteriores que nos permitirían juicios más equilibrados. De allí los escritos consecutivos sobre la Independencia, la Guerra Federal, el Gomecismo y el Chavismo, que circularon hasta la semana pasada. Pero tal serie puede llevar a un juicio unilateral.

Puede provocar la sensación de que todo ha sido terrible en el pasado y en nuestros días. Que hemos ido de mal en peor desde los primeros pasos que dimos en el sendero de la república en el cual todavía nos movemos, y que no parece dispuesto a ofrecernos una tregua.

Nadie puede dudar de la existencia de las crisis anteriores, porque se concretaron y llevaron a nuestros antepasados, como nos ha llevado la actual a nosotros, a un teatro de calamidades. Pero salimos de ellas, en muchos casos con notable éxito.

La lección de las crisis consiste en que deben llamar la atención sobre el hecho de que no fueron permanentes, sino etapas que tuvieron fin para permitir la entrada de situaciones diversas y auspiciosas.

Pero, ¿por qué terminaron esas crisis que se pintan con los colores más oscuros, con tonos fúnebres? No fue por obra del milagro, o por el auxilio de factores procedentes del exterior, ni por los caprichos del azar, sino por la voluntad de sobrevivencia y superación de los venezolanos de tres épocas fundamentales.

De la cuarta, la del Chavismo, no se puede decir lo mismo porque no ha tenido conclusión, aunque la deseemos con vehemencia, pero las otras ofrecen lecciones de optimismo y sabiduría que no se pueden echar en saco roto.

Del baño de sangre de la Independencia se pasó a la arquitectura de una república liberal que fue modelo de equidad y circunspección durante casi tres décadas. La depredación de la Guerra Federal condujo a un lapso de concertación que redujo los erizamientos y condujo a situaciones de progreso material y de armonía afectiva en las cuales nadie creía cuando se suscribieron los tratados de paz. La sociedad se fue alejando paulatinamente del horror del Gomecismo, mediante una transición que condujo a las primeras manifestaciones realmente democráticas de nuestra historia, y a una cohabitación respetuosa o civilizada.

Ninguna de tales crisis detuvo el movimiento de la historia, ninguna condujo a la decisión de apagar la luz y cerrar para siempre la casa, ninguna impidió que los venezolanos de cada tiempo levantaran cabeza, sino todo lo contrario.

De allí la necesidad de llamar la atención sobre los esfuerzos de fábrica que siguieron a los capítulos de devastación, que trataremos de realizar en próximos textos.

Cada época produce su salvación en fecha oportuna. En cada conjunto de protagonistas circunscritos a una época determinada, en este caso a la crisis de esa época, tienen asiento la idea de la reforma y el anhelo de tiempos mejores. Los que se han dedicado a la matanza deben dejar que la gente viva, los responsables de las tinieblas se rinden ante la luz y los ocupados en la destrucción deben parar para que se levanten flamantes edificios. Quizá no porque quedaran satisfechos con sus actos, sino debido a que sus semejantes, los que también están en ese allí y en ese ahora, les aconsejan un cambio de conducta, o los obligan a llevarlo a cabo. O simplemente por debilidad, por agotamiento, porque les llegó la hora.

Los hombres no esperan a la descendencia para que les remiende la vida, sino que buscan la aguja y el dedal para que sus hijos la encuentren mejorada, más hospitalaria o habitable cuando ellos abandonen el centro de la escena. Veremos lo que parece esencial de esas reconstrucciones en los textos de las semanas venideras. Ojalá nos aleccionen sobre cómo salir de la penuria actual.

Brian Fincheltub Ago 18, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
Los muertos que sí duelen

Monumento funerario del Cementerio Bella Vista, Barquisimeto-Lara. Foto cortesía de @edicksonduran, publicada inicialmente en el diario El Impulso, 2016.

@BrianFincheltub

La muerte de cualquier ser humano es siempre un hecho lamentable. Algunos, sin embargo, no estarán de acuerdo conmigo y dirán más bien “casi siempre“. Personalmente considero que incluso aquellos seres humanos cuya existencia no estuvo dedicada a hacer el bien sobre la tierra merecen vivir, pues que se vayan de manera repentina sin pagar por todo lo que hicieron en vida es demasiada impunidad.

Yo hubiese querido, por ejemplo, otro final para el fallecido presidente Hugo Chávez Frías. Habría preferido verlo presenciar, en primera instancia, el derrumbe de su proyecto político y económico, obra de la cual fue el principal artífice. Pero sobre todo, quería verlo pagar sus enormes cuentas con la justicia terrenal.

En unas de sus últimas transmisiones, el difunto Hugo Chávez, el mismo que le destruyó la existencia a millones de venezolanos, rogó ante Dios por más vida. Sus plegarias no fueron escuchadas, tampoco las de muchos venezolanos que pedían verlo sin su poder y rindiéndole cuentas a la justicia nacional e internacional.

Tras aquella partida el chavismo no se conformó con decretar duelo. Quisieron también imponer el dolor a quienes, sin necesidad de celebrar la muerte, no tenían por qué sentir tristeza o rendir homenajes a quien destruyó sus vidas. Fueron semanas de actos fúnebres y programación continúa en todos los canales bajo el control del régimen con un solo objetivo: decirle al mundo que Venezuela lloraba a Hugo Chávez. Y cual funeral norcoreano, las imágenes de multitudes en llanto le daban la vuelta al mundo.

Al parecer, al chavismo le gustó la fórmula, pues desde aquella fecha a cada muerte de un funcionario rojo le sigue la misma perorata necrofílica en los medios del Estado.

Cada quien tiene derecho a llorar a sus difuntos, a lo que no tienen derecho es a imponernos su duelo a todos. A lo que no tienen derecho es a valorar unas vidas más que otras.

Son miles de miles los venezolanos que han sido asesinados en manos de la dictadura durante estos más de veinte años. Y frente a eso, no solo es que no ha existido duelo alguno, lo que sí ha existido y de manera sistemática es celebración.

Solo hay que recordar cómo cada vez que un manifestante era asesinado por las bandas armadas del régimen, el dictador montaba un templete y bailaba con la mal llamada “primera combatiente” sobre la memoria de las víctimas y el dolor de sus familiares.

No contentos con eso, al asesinato físico le seguía el asesinato moral. La propaganda oficial presentaba a cada caído como un delincuente, olvidándose de que ni para los delincuentes hay pena de muerte en Venezuela.

Frente a la difícil coyuntura que vive el mundo en la actualidad, y en especial Venezuela, hay vidas que siguen valiendo más que otras. Sino solo veamos el caso de Darío Vivas, por quien la élite chavista ha decretado duelo y consternación, mientras que por los 71 médicos venezolanos que han entregado sus vidas hasta la fecha, cumpliendo con su deber de salvar las de sus pacientes, no hay ni siquiera unas palabras de pésame.

Esta doble moral no es más que el reflejo de la Venezuela que vivimos desde hace mucho tiempo; una Venezuela donde no podemos hablar ni siquiera de ciudadanos de primera y de segunda, sino que hay una élite que trata como súbditos al resto del país. Súbditos cuyas vidas parecieran pertenecerles y de las cuales están dispuestos a disponer cuando sea con el solo objetivo de conservar el poder.

No nos queda más que decir desde aquí “justicia para nuestros muertos, paz para las víctimas de los suyos”.

 

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Guaidó: No vamos a permitir que el chavismo usurpe el Parlamento
«Pueden tratar de imponer el fraude, pero no va a ser distinto el resultado a lo que ya sucedió en 2017 y 2018, que fue desconocido, que no tuvo participación por parte de la ciudadanía», expresó el presidente interino

Juan Guaidó, reconocido como presidente de Venezuela por casi 60 países, aseguró en una entrevista con Efe que la oposición del país no va a permitir que el chavismo «usurpe el Parlamento» en las elecciones de diciembre y que, para ello, es necesario reinventarse.

Pregunta (P). ¿Habrá elecciones legislativas el próximo 6 de diciembre?

Respuesta (R). Bueno, lo que está planteado es una trampa. No reúne condiciones mínimas e incluso así lo destacó la Unión Europea en pleno y también el Grupo de Lima el pasado viernes. Hoy lo que plantea la dictadura nuevamente es usurpar, en este caso, el Parlamento Nacional, que es nuestra lucha, en definitiva. Reunir condiciones que, a través de una elección, convierta una posibilidad de cambio y de progreso en Venezuela. Atender la emergencia, que es una catástrofe para los venezolanos en este momento, que ha trascendido a un desastre ecológico, a una crisis humanitaria compleja en medio de una pandemia. Es muy compleja la situación que estamos atravesando en este momento y, precisamente, nuestra bandera de lucha son las condiciones mínimas para que un proceso electoral sea una oportunidad de transición y cambio en Venezuela. Lo que está planteado por parte de la dictadura es simplemente usurpar, un fraude, es, nuevamente, como hicieron en 2018, querer burlarse de los venezolanos y también de la comunidad internacional. Pero, no tienen capacidad en este momento de atender la pandemia. Pongo en duda su capacidad operativa, incluso, para cometer un fraude. Es la intención de la dictadura (hacer elecciones), que pretende eternizarse en el poder en detrimento de todos los venezolanos. Ahí está el informe de la alta comisionada para los Derechos Humanos (de la ONU), Michelle Bachellet. La persecución, el hambre en Venezuela solo es comparable con países como Sudán, el Congo o Afganistán. Venezuela tiene millones de posibilidades para la agroindustria, por ejemplo, pero aquí hay que hacer una salvedad: hoy está en duda la capacidad operativa de la dictadura. Pueden tratar de imponer el fraude, pero no va a ser distinto el resultado a lo que ya sucedió en 2017 y 2018 (con las elecciones presidenciales), que fue desconocido, que no tuvo participación por parte de la ciudadanía. Y hoy, 28 partidos de la alternativa democrática de Venezuela lo rechazaron.

P. ¿Qué repercusión va a tener el acuerdo de los 28 partidos opositores para no participar en las elecciones legislativas?

R. El primer elemento y el más importante es la unión de todos los factores en Venezuela, más allá de todos los factores que ha intentando extorsionar o sobornar la dictadura, que son los denominados «alacranes», haciendo referencia a que traicionaron a los que inicialmente habían sido sus electores. Estos, además, están sancionados por la Unión Europea y están vinculados a casos de corrupción. Entonces, la primera repercusión es que los 28 partidos están unidos rechazando el fraude y buscando alternativas para, en pandemia y en dictadura, poder ejercer la mayoría de cara a elecciones presidenciales y parlamentarias con cinco condiciones fundamentales: la primera, el derecho a elegir y ser elegido, que es algo elemental. Es decir, a través de la inhabilitación, cárcel política, exiliados, no puede ser la dictadura la que determine quiénes son los candidatos a una elección. Hay casi un millón y medio de refugiados venezolanos (exiliados) en el exterior que deberían poder ejercer su derecho al voto.

Lo segundo es (que) los partidos (deberían estar) en manos de sus dirigente legítimos. Es decir, supongamos que en España el PP, PSOE, Podemos, VOX o cualquier otro partido, venga el Tribunal (Superior) y designe a dedo quiénes son sus dirigentes. Eso es lo que está pasando hoy en Venezuela.

El tercer elemento es el cronograma electoral presidencial y parlamentario. El cuarto elemento es el árbitro, que el Consejo Nacional Electoral en Venezuela sea designado, como dice la Constitución, por el Parlamento y el quinto elemento es la observación electoral. Son elementos básicos, elementales. Si hay elección, en Venezuela en cinco días, yo no podría ser candidato a nada porque tengo inhabilitación, persecución, al igual que los principales líderes de cada partido. Eso es fundamental para nosotros.

P. ¿Qué supone para el Gobierno de Nicolás Maduro el apoyo internacional a la no participación en las elecciones legislativas por parte de la oposición?

R. La derrota de esa trampa. Eso es lo que representa para Maduro, porque el régimen de Maduro está aislado por decisión de la dictadura de Maduro, que se aíslan de la comunidad internacional al desconocer este Parlamento (Asamblea Nacional liderada por Guaidó). Han intentado no menos de 96 recursos en el Tribunal Supremo de Justicia hasta llegar a alegar que el Parlamento está en desacato. De nuevo, imaginemos en España o en Italia o en Francia que un poder autónomo no puede ejercer sus deberes completamente y preventivamente, según la dictadura. Entonces, lo primero que representa ese anuncio internacional es la derrota política del fraude que pretende perpetrar Maduro, que, de continuar con la soberbia, seguirá aislado y arrastrando al país a una crisis peor. Si hoy tenemos más de 5,2 millones de refugiados, podríamos superar a Siria. Eso es lo que representa la soberbia de un dictador sin respaldo popular y que pretende, nuevamente, secuestrar unas elecciones. Por nuestra parte representa el apoyo a la causa democrática venezolana y el aumento de presión internacional e interno para favorecer las cinco condiciones para lograr convertir un proceso electoral en una ventana de oportunidad de cambio y poder resolver la crisis humanitaria en Venezuela y recuperar confianza. Hay un elemento fundamental en este momento: estamos produciendo alrededor de 300.000 barriles de petróleo al día. Venezuela producía 3 millones y medio, ha decaído y no somos, en este momento, un país petrolero. Somos un país con petróleo, que, por cierto, ese petróleo está vertido y perdido en el mar Caribe, destruyendo una de las zonas más ricas a nivel de ecosistemas y biodiversidad en el mundo entero. Esa es la gestión del régimen de Maduro. Entonces, hay una cuestión fundamental que es el acceso a financiamiento y recursos para atender la emergencia. No hay manera de que el régimen pueda acceder a préstamos porque no tiene confianza. No es solamente un tema geopolítico, sino de indicadores financieros. Nadie le prestaría a un vecino endeudado y señalado por narcotráfico, por terrorismo y por acabar con un país entero. Incluso el entorno del dictador tendrá que entender que no hay forma de que, mientras ellos estén de esa manera, podamos salvar, atender al emergencia y recuperar a Venezuela.

P. ¿No cree que si se presentasen a las elecciones podría pasar lo que ha ocurrido en Bielorrusia y recuperar de nuevo la calle?

R. Hay un elemento clave, que es el ejercicio de la mayoría. Estamos haciendo un paralelismo con lo que está pasando en Bielorrusia. En Venezuela, hemos tomado la calle muchas veces. Hay 400 asesinados en la calle ejerciendo nuestro derecho a la protesta. Yo mismo tengo todavía proyectiles alojados en mi cuerpo de haber ejercido la protesta en 2017, en 2018 y mucho antes. Ese escenario, lo que tenemos que hacer es retomarlo, hemos estado ahí una y otra vez, hemos utilizado el escenario de movilización a través de elecciones, como hicimos en 2015 cuando ganamos el Parlamento, pero fuimos un paso más allá. No solamente expresamos la mayoría, sino que logramos arrebatarle a la dictadura el Parlamento. Por años de experiencia, en defensa del voto, en construcción de mayoría, en visibilizar el fraude lo logramos ese 2015. ¿Qué hizo la dictadura? Destruyó el Parlamento, 96 sentencias en contra de la Asamblea, 46 parlamentarios presos y exiliados, inmunidades allanadas o violadas, así que el reto es ejercer la mayoría, como lo están haciendo en este momento en Bielorrusia. Tenemos que reinventarnos, pero el esquema es el mismo, es la manifestación, las protestas, la huelga, la consulta.

P. Su mandato al frente de la Asamblea Nacional termina el 5 de enero. ¿Quién tomará el control?

R. Nuestra Constitución dice que el período parlamentario es de 5 años, que llega a término el 5 de enero de 2021. Nuestra lucha es para renovar poderes públicos en Venezuela. El Ejecutivo, que desde 2018 está vacante y yo soy presidente encargado, como dice la Constitución, hasta lograr una elección presidencial libre, justa y verificable, que solamente en dictadura se les ponen apellido a las elecciones. Hay también una disposición de continuidad, que es una de las opciones que tenemos, pero también tenemos la posibilidad de la consulta, de redefinir una transición, que fue la que aprobamos en 2019, que da sustento jurídico y legal al mandato interino. Lo que puedo decir es que no va haber vacío de poder. La dictadura va a tratar de usurpar el poder del Estado. Ya lo hicieron con el Ejecutivo, con el Judicial, con el Electoral, porque nos tiene en esta crisis con indicadores solamente comparables con países en guerra. No vamos a permitir que se usurpe el Parlamento, y va a ser una lucha institucional, constitucional, pero principalmente en el ejercicio de la mayoría. La estrategia de la dictadura es propagandística. Hace falta salirnos de la trampa que pretenden comunicar. Hace años, en Venezuela, quizás había una lucha (ciudadana) por el poder. Hoy ya no, hoy la gente lucha por poder comer, por tener agua. Es una tragedia sin precedentes en un país con inmensos recursos naturales que están siendo extraídos de manera ilegal.

P. ¿Cómo cree que terminará el caso de Alex Saab?

R. Aspiramos a que llegue a término ese juicio por extradición y que haya justicia. No sería pertinente generar debate o polémica sobre ese caso. Solo esperamos que haya justicia y que llegue a término el proceso.

P. ¿Qué estrategia política plantea de aquí a final de año?

R. Primero, fijar posición política y no participar en un fraude. El siguiente paso va a ser la convocatoria a un gran pacto unitario de cara a presentar la ruta de acción del país. Nuestras opciones no son sencillas, en un país colapsado, con la tasa de mortalidad más alta del mundo (por COVID-19) en el sector salud, con un 26 %. Un cuarto de los muertos en Venezuela son del sector salud porque no tienen ni siquiera guantes, no hay agua en los hospitales, nuestras opciones son complejas, pero hay que construir mayorías. Por eso, estamos convocando a ese pacto nacional, también con sectores de la sociedad, para evaluar todas las alternativas. También habrá designaciones que tienen que ver con esto, que deriva de las conversaciones de Noruega (mesa de diálogo). Se plantea el sistema de levantamiento de sanciones (al Gobierno de Nicolás Maduro) de cara a una transición, con un Gobierno de emergencia nacional.

P. ¿Qué tan factible a medio plazo es ese Gobierno de emergencia nacional?

R. En la medida que presionemos, va a ser factible. No esperamos la buena fe o que tenga una epifanía la dictadura mañana, porque se dieron cuenta que se destruyó la economía nacional, que hay un bote de petróleo en este momento en el mar Caribe, que nuestras etnias del Amazonas están siendo desplazadas. Estamos dependiendo de las variables que podemos controlar, la unión de los factores, la posibilidad de movilización, incluso estando en pandemia, una propuesta de cara al futuro en el país, garantías para la transición.

P. ¿Qué beneficio directo reporta que un tribunal británico haya prohibido al Gobierno de Maduro manejar el oro depositado en el Banco de Londres? Ustedes tampoco pueden retirar el depósito.

R. La idea es proteger los fondos de Venezuela. Además, que esos fondos no sean utilizados para la corrupción ni para financiar terrorismo ni control social, como ocurre con el reparto de alimentos subsidiados.

P. ¿Cómo se ha gestionado y cómo se ha recuperado la señal de Directv en Venezuela después de casi tres meses de suspensión?

R. Ese es otro ejemplo de soberbia de la dictadura. Querían (la empresa de telecomunicaciones) sacar dos canales de la plataforma, por lo que la dictadura dijo que si se sacaban, ellos sacaban Directv de Venezuela. Secuestraron a tres directivos de Directv (el Gobierno) y la empresa dijo que para devolver la señal debían liberar a los secuestrados. Devolvieron la señal, pero sin los dos canales cancelados por la soberbia de la dictadura. Lo que sí exigieron EE.UU y Directv que para devolver la señal no debía participar en la gestión ninguna persona de la dictadura. Ellos (el Gobierno) argumentaron que era por las sanciones de Estados Unidos. Se demostró que era un argumento falaz, es una mentira de la dictadura. La matriz de Directv encontró un comprador que no tiene nada que ver con la dictadura.

P. ¿Cómo se prevé que va a evolucionar la crisis por COVID-19 en Venezuela?

R. Hay apenas dos laboratorios a nivel nacional que hacen la prueba (PCR), así que es difícil hacer seguimiento del número de casos, porque el régimen no permite que ningún laboratorio privado haga la prueba. Si hay una dictadura que trata como bioterroristas a los ciudadanos que vuelven a su país, ¿qué podemos decir? Hemos conseguido que el régimen no bloqueara la ayuda de Cruz Roja y de la Organización Panamericana de la Salud, pero no es suficiente. Además, se entregará un bono de 300 dólares al personal de la salud repartido en 100 dólares mensuales, pero tampoco es suficiente. No hay agua, no hay recursos.

P. Ustedes han tenido acceso a algunas cuentas en el exterior bloqueadas para el Gobierno de Maduro, ¿cómo se va publicar y justificar?

R. Es un dinero que está protegido del régimen de Maduro y logramos a través del Parlamento la liberación de un fondo, y hay una comisión de finanzas ad hoc y una contraloría ad hoc y se ha hecho una gestión a nivel administrativo para que no pasara por las manos de la dictadura ni de ningún banco nacional. Se hará llegar a los beneficiarios a través de un sistema electrónico protegido y el Gobierno encargado tampoco va a tocar ese dinero, sino que irá directamente al personal de salud.

Sebastián de la Nuez Ago 08, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
Un premio se prostituye
Ahora hay una gran polémica por el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos 2020, que el régimen de Nicolás Maduro desea perpetuar poniendo como cebo una jugosa fortuna en dólares. ¿Los inventores de la neolengua para el escarnecimiento, los desarrolladores del eufemismo para ocultar sus crímenes, dan el premio que se han ganado antes Vargas Llosa y García Márquez, en tiempos de democracia? Oh, qué maravilla.

 

 @sdelanuez

Una vez asistí a una ceremonia de premiación del «Rómulo Gallegos» en la casa que lo honra en Altamira. Había, en el hall del primer piso, un bello mosaico, una serie de figuras en la estética de los petroglifos de Guri, obra del querido Víctor Hugo Irazábal. Uno pasaba jornadas fabulosas en ese edificio, con cualquier excusa: una exposición, una obra de teatro, la presentación de un libro, una película de Buñuel o una conferencia del peruano Bryce Echenique, borracho y lúcido como él solo podía estarlo. En el auditorio de aquel primer piso se bautizó el partido Factor Democrático, fracasado proyecto de 1997. Apoyaban a Irene Sáez y solo Dios podía saberlo en ese momento, porque ni sus mismos promotores, intelectuales venidos de otro fracaso, estaban en capacidad de suponer cuánta razón llevaban, cuán vital era que aquella Barbie sifrina le ganara la partida al golpista de Sabaneta. Pero Factor Democrático, caramba, como parte del país, llevaba marcado el suicidio colectivo en su frente.

Supongo que todavía existe ese sitio en Altamira, que aún está en pie la sede del Celarg. Sobrevivirá llena de ratas. Alguien se habrá robado el cuadro de Víctor Hugo para venderlo por trozos o cambiarlo por un cartón de huevos.

Lo que le haya sucedido al edificio de Altamira, igual ha debido sucederle al premio que lleva el nombre de Gallegos. El símil perfecto.

Todo lo que toca el chavismo se llena de ratas y de cucarachas, quizás es que no conocen el uso del DDT. Si lo que tocan los chavistas huele a civilización, a cultura, a escritura, peor todavía. La cultura va con el enaltecimiento humano, remite a la reflexión, sube una empinada cuesta o baja a las oquedades buscando el alma o los dioses imaginados.

La intensidad del arte, que es policromía y enloquecida pluralidad, asusta y pone en fuga a la especie chavista.

El chavismo, mixtura de arrogancia brutal, kitsch del más burdo, decrepitud cerebral e histérico dogmatismo, es también una cultura… una cultura al revés, necrosada, panza arriba. Los artistas que se pliegan al chavismo, si abrazaron alguna forma de arte alguna vez, se quedan paralíticos, les da una apoplejía: ahí tienen al poeta Luis Alberto Crespo, al novelista Luis Britto García, al cuentista Earle Herrera. Despojos de sí mismos. Deberían ser los jueces del Premio, es lo que les toca.

El chavismo sabe crear destrucción, en eso sí hay destreza (al menos). Si sigue por el camino que va, el madurismo llegará a parecerse a una obra de arte, o al menos a una escena de una gran obra de arte, lo cual no deja de comportar cierto mérito: la escena de los mazazos entre orangutanes que describe Stanley Kubrick en la película 2001, una odisea del espacio.

¿Qué premio que enaltezca el lenguaje pueden dar los maduristas, o sus jueces, inevitablemente amaestrados?

Quizás puedan darlo, pero entonces deberán cambiarle el nombre. Pónganle «Hugo Chávez Frías». Al fin y al cabo, no se puede negar que el golpista era tremendo fabulador, un echador de historias nato.

***

Supe que el chavismo se había adueñado con todas las de la ley de la casa de don Rómulo Gallegos el día en que estaba viendo una película y me cayó lluvia encima. No les importaba que el techo goteara. Lo confirmé cuando el aire acondicionado dejó de funcionar. Eso sí, te lo advertían con un papel colgado en la taquilla, incluyendo errores de acentuación y puntuación.

El símil entre edificio y galardón literario es, de nuevo, perfecto.

El diario Granma, que al parecer todavía sigue saliendo en papel, perpetra una nota firmada por el cagatintas Pedro de la Hoz. Conclusión de la nota: hay una maniobra «orquestada desde medios de comunicación de orientación pronorteamericana» que se cierne, aviesa, malévola, contra el «Rómulo Gallegos» 2020.

El régimen del insigne literato Nicolás Maduro insiste en otorgarlo para gloria de las letras en idioma español, pero el imperialismo, ¡ay, ese imperialismo de las sanciones y sus secuaces…!

Dice el señor De la Hoz que un grupo de escritores, algunos con fama y otros simplemente ávidos de protagonismo, han puesto el grito en el cielo y tratan de desacreditar la convocatoria porque, malditos ellos, les duele que hayan respondido doscientos autores de 17 países de Iberoamérica. Los que están en contra de la premiación, alega, son enemigos de la democracia y se han dedicado a «demonizar éticamente el certamen», enviando misivas a novelistas concursantes y a las casas editoriales para que retiren las obras.

No solo misivas, señor De la Hoz. Incluso artículos en portales de información y opinión como este también son utilizados, fíjese usted, para dirigirse a quienes aún no se han retirado. Esos articulistas les piden encarecidamente a los autores, sobre todo a ellos, que echen marcha atrás. Que todavía están a tiempo. Que lo piensen. Que busquen la película Mephisto. No podrán decir después que nadie les advirtió. Los artistas que han cohonestado regímenes criminales luego han pagado su falta de responsabilidad o de ética. Su  nombre y el de sus hijos han quedado manchados por la vergüenza. Retírense. Están a tiempo. No les sigan el juego a las editoriales. El reino de las editoriales es sucio y tiene como héroes a dos bellacos: la autoayuda y Paulo Coelho, imagínense ustedes.

Por cierto, señor De la Hoz, ¿sabe que el mismo Fidel Castro, el mismísimo Caballo de sus sueños húmedos, decía que Granma es una porquería que nadie en su sano juicio puede leer? Lo dejo, voy a seguir leyendo a Eduardo Sánchez Rugeles, que me tiene atrapado con El síndrome de Lisboa. Supongo que a él no lo han nominado al Rómulo Gallegos de este año. Escribe de maravilla y tiene más futuro que usted, que no puede imaginar una muletilla porque se le echa encima con avidez. Debería colaborar con las letras de Ricardo Arjona.

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Carolina Jaimes Branger Jul 27, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
¿Es chavista el coronavirus?

@cjaimesb 

Parece un chiste, pero no lo es. El coronavirus llegó justo a tiempo antes de que se acabara la gasolina, de manera que la cuarentena fue una excusa, no una razón para detenerlo. Me imagino que entre la alta cúpula chavista hasta celebraron la declaración de pandemia.

El régimen de Maduro no está preparado, de ninguna manera, para enfrentar el coronavirus.

A Venezuela llegó tarde por la situación de terrible aislamiento en la que nos encontramos. Pero ahora el coronavirus llegó para quedarse. Aunque nunca sabremos las cifras –por el secretismo y las ganas de dominarnos como sea y a costa de lo que sea- ya no pueden ocultar lo inocultable.

Hace dos meses, en las clínicas privadas, donde sí podemos acceder a las cifras, no había casos. Hoy, no se dan abasto por la cantidad de infectados. La Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales no se equivocó en sus pronósticos. Y el régimen, en vez de establecer alianzas con ellos, con la Academia de la Medicina, los Colegios de Médicos y de Bionanalistas y con todas las instituciones afines que pudieran ayudar, cada día se aísla más. Si es verdad que los altos funcionarios que dicen estar contagiados lo están, la medicina cubana y sus supuestos controles no han servido para nada.

Encima, leímos en El Universal del 23 de julio que “el régimen de Nicolás Maduro restringió las pruebas de covid- 19 a los laboratorios privados y facultades de medicina de las universidades nacionales, en momentos en los que los casos positivos se dispararon de manera acelerada en las últimas semanas”.

Ya a principios del mes de marzo, funcionarios de MinSalud confiscaron cerca de un par de centenares de pruebas a un laboratorio de una clínica privada de Caracas.

El médico infectólogo y exministro de salud José Félix Oletta en declaraciones a Bloomberg dijo que “están controlando la información epidemiológica como si fuera un secreto de Estado. Implementar el control social a través de un monopolio de información es más importante para ellos que acortar el período de diagnóstico”. Increíble, pero cierto.

Los focos de contagio cada vez se extienden más sobre todo el territorio nacional. Las cifras “optimistas” de la Organización Mundial de la Salud arrojan que se contagia el 10 % de la población de cualquier país y de ese 10 %, el 20 % requiere cuidados médicos. De esa cantidad, fallece el 5 %. Llevando esas cifras a nuestro país, tomando como base 30 millones de habitantes, 3.000.000 contraerán el virus. De esos tres millones, 600.000 requerirán cuidados médicos. Y morirán 30.000 personas. Estas no son cifras para causar zozobra, sino para que la gente tome conciencia de que esto no es broma, ni para tomárselo a la ligera. Todas las precauciones son pocas.

En Venezuela, como si todo esto fuera poco, cada vez se producen menos alimentos. Y los precios siguen su escalada inflacionaria. El cóctel de hambruna más coronavirus será letal.

Quizás entonces, cuando explote la olla de presión en la que estamos metidos, aquellos que se alegraron de que llegara la covid-19 “justo a tiempo”, descubrirán que el coronavirus no era chavista y se encuentren frente a su fin como conductores de los destinos de Venezuela.

Solo el tiempo nos dirá…

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Jose A. Guerra Jul 19, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
Ochenta y seis por ciento

@JoseAGuerra 

Ochenta y seis por ciento (86 %) es la caída acumulada de la actividad económica de Venezuela entre el primer trimestre de 2013 y el primer trimestre de 2020, según el Indicador de Actividad Económica Mensual que calcula la Asamblea Nacional, como sucedáneo de las cifras que el BCV oculta.

Durante el tiempo que Nicolás Maduro ha permanecido en el poder Venezuela ha sufrido un retroceso en absolutamente todos los indicadores, cualquiera sea la dimensión que se utilice o el concepto del cual se trate.

Que la economía se haya contraído en esa magnitud significa que hoy su producto interno bruto sea equivalente al de Paraguay cuando hace treinta años se parecía al de Argentina. En términos de habitantes, el ingreso nacional de Venezuela en 2020 solamente supera al del empobrecido y sufrido Haití.

No es fácil para alguien que no esté familiarizado con los temas económicos o para un ciudadano inocente que de buena fe crea que en Venezuela está teniendo lugar un cambio socio político, asimilar el impacto de la hecatombe venezolana.

En cualquier ámbito de comparación que dé cuenta de la calidad de vida, como el ya señalado ingreso nacional por habitante, la esperanza de vida al nacer, el nivel y calidad de la educación, la atención sanitaria o el más elaborado, Índice de Desarrollo Humano, el régimen madurista representa una calamidad. ¿Cómo ha podido suceder semejante tragedia?

Los procesos sociales no suceden por azar. Este cuenta en muchos aspectos de la vida, pero las ciencias sociales están dotadas de instrumentos para analizar dinámicas como la venezolana. La causa de fondo reside en el modelo confeccionado por Hugo Chávez desde 2005.

Entonces comienza en firme el camino de la estatización de la economía para supuestamente implantar un modelo socialista, al estilo de los que fracasaron en la Unión Soviética y Cuba.

Chávez, un hombre de ideas elementales, pero con una tenacidad ilimitada, se lanza por el camino sin retorno de usar al petróleo para financiar esa aventura.

Creyó que el petróleo podía emplearse para apuntalar un modelo de estatización de los medios de producción, que en la versión dogmática del socialismo deberían pasar a manos del Estado. Ello se tradujo en succionar la renta petrolera hasta el extremo de secar la industria petrolera y embarcar a Pdvsa en proyectos y actividades sin ninguna viabilidad financiera o social como lo fueron Pdvsa industrial, las petrocasas, Pdval y tantos otros sueños, uno tras otro fallido.

Esta senda implicó distraer recursos que se hubiesen dedicado a la inversión en petróleo. Y cuando ya la caja registradora de Pdvsa dejó de sonar señalando que sus finanzas estaban exhaustas, recurrió Chávez al endeudamiento.

Maduro siguió ese mismo camino y además ensayó con presidentes de Pvdsa y ministros de Petróleo, uno peor que el anterior hasta llegar al general Manual Quevedo, hombre de peinilla, rolo y bombas lacrimógenas, pero no de la ciencia de los hidrocarburos.

Así fue la destrucción de Venezuela, poco a poco pero a paso firme hasta que en junio de 2020 la producción de petróleo alcanzó a cerca de 400.000 barriles por día, similar a la que obtuvimos en 1947, pero con más de veinte millones de habitantes respecto a ese año. Un retroceso de setenta y tres años. 

19 de julio de 2020

 

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Runrunes de Bocaranda: BAJO – ¿TENDENCIA PREOCUPANTE?

 ¿TENDENCIA PREOCUPANTE?

Otro dato que pude precisar indica que “las cuatro (?) tendencias” tradicionales dentro del régimen: el “chavismo”, el “Diosdadismo”, el “sector militar” y hasta el “madurismo”, a pesar del control omnímodo que ejercen, mantienen una permanente preocupación por la creciente “no aceptación” de Maduro a nivel nacional. Hasta en un 85 %.

La falta de gerencia y de eficiencia aparece señalada en las propias encuestas de quienes todavía se declaran seguidores del chavismo.

La angustia más grande para ellos es la enorme interrogante que se plantea para el futuro del fallido proyecto original. Un detalle a considerar es que el único líder rojo al que consideran como su sucesor -con apoyo y crecimiento- es Diosdado Cabello…

 SAAB Y CABO VERDE

Gracias a buenos amigos y colegas que ejercen en ese archipiélago he podido informar con anticipación algunas de las acciones que se han desarrollado en torno al valioso preso colombiano, cuya detención tiene muy angustiado al gobierno venezolano por su casi segura extradición a los Estados Unidos. 

La confesión pública del presidente del país, Jorge Carlos Fonseca, de que el caso es delicado y que se ha sorprendido por la cantidad de presidentes (al menos de 5 países donde tiene negocios Saab) que lo han llamado. Eso hizo que lo cambiaran de la prisión de Ribeirinha, en la ciudad de Mindelo. Y fuera trasladado 268 kilómetros por vía aérea a una cárcel en la Isla de Sal, buscando más protección y seguridad. 

Esto ocurrió, sobre todo, después de que los abogados del colombiano solicitaran se le hiciera un examen a su defendido para certificar que “no tenía motivaciones suicidas de ningún tipo” (¿por si acaso lo matan para que no hable?).

El proceso para que la extradición ocurra puede tomar varias semanas más, incluso hasta 3 meses.

Las condiciones de la cárcel no son las mejores, pero la protección del lugar es mucho más eficiente. No por casualidad, hace tan solo cuatro días, en un mensaje sobre el 45º aniversario de la independencia de Cabo Verde, el 5 de julio, el secretario de Estado de los Estados Unidos Mike Pompeo dijo que su país “estaba orgulloso” de su estrecha asociación con Cabo Verde: “Nuestra relación tiene sus raíces en más de 200 años de historia y un compromiso común con la democracia, la seguridad regional y la prosperidad económica”.

También escribió: “Al marcar esta importante ocasión, Estados Unidos reafirma nuestro compromiso de apoyar los esfuerzos de desarrollo del sector privado y la seguridad marítima en Cabo Verde. Juntos, podemos promover nuestros objetivos comunes para una África segura, estable y próspera”.

Veremos pues.