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Runrunes de Bocaranda: ALTO - LA COVID-19 SÍ ATACA EL CEREBRO
El coronavirus entre las células. Imagen de Laboratorio Rocky Mountain del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infeccionas de EE. UU., originalmente en BBC Mundo.

LA COVID-19 SÍ ATACA EL CEREBRO

El médico venezolano Alberto Paniz-Mondolfi, especialista en Microbiología y Virología, es el integrante de un equipo de médicos en uno de los más respetados hospitales del mundo, el Mount Sinaí de Nueva York, y quienes descubrieron y comprobaron que la COVID-19 ataca al cerebro de los infectados.

Este profesional, Paniz-Mondolfi, y sus colegas demostraron cómo el coronavirus llega a atacar el cerebro de los contagiados. En entrevista que le hice para mi programa en Éxitos 99.9 y para Runrun.es, donde esto escribo, pude dialogar con este gran profesional y de cuya familia soy amigo desde la infancia y la vecindad en la Alta Florida de Caracas.

Alberto está especializado en Microbiología y Virología y es director asistente del laboratorio de microbiología de la “Icahn School of Medicine” del Hospital Mount Sinaí de Nueva York. El equipo pudo observar y demostrar la presencia del virus en el tejido cerebral y cómo este accede “a través de las células endoteliales de la barrera hematoencefálica”.

En el diálogo que sostuvimos nos dijo que es la primera vez que se puede comprobar el virus Sars-CoV-2 (originario de China) en el cerebro.

Para el médico este descubrimiento “fue una mezcla de espionaje médico y un hallazgo afortunado, muy valioso e inesperado”. Leyendo en la Internet sobre el Sars-CoV-2 (Coronavirus 2 del Síndrome Respiratorio Agudo Grave) se dice que sería el causante de la enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19). Este virus al inicio fue llamado 2019-nCoV (del inglés 2019-novel coronavirus). Hago esta acotación pues nuestro entrevistado se refiere varias veces al SARS.Cov-2.

Días antes, Paniz-Mondolfi escribió en la revista médica Journal of Medical Virology un trabajo donde indicaba que este último virus podía causar complicaciones neurológicas. Con frecuencia se pueden ver sus artículos médicos en las revistas especializadas. Aquí el último precisamente sobre nuestro país en pandemia:

“INFORME MUNDIAL DEL IMPACTO DE COVID-19 EN VENEZUELA”

Leímos con interés el “Informe mundial sobre el impacto de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) en los migrantes venezolanos”:

“Estamos totalmente de acuerdo en que la pandemia de COVID-19 tendrá un impacto negativo en los venezolanos que se han refugiado en países vecinos. Se está desarrollando una situación desalentadora dentro de Venezuela, que merece atención internacional inmediata. Hace casi 2 años, después del colapso de los servicios de atención médica y los múltiples brotes simultáneos de enfermedades reemergentes, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. emitieron la recomendación actual de que los viajeros deben evitar todos los viajes no esenciales a Venezuela. La llegada del Coronavirus 2 del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS-CoV-2) es por lo tanto un desafío importante para los sistemas ya frágiles del país.

El colapso económico en Venezuela y la falta de inversión en atención médica ha disminuido drásticamente la cantidad de camas de hospital para atender a su población de casi 30 millones de personas.

El inventario de camas hospitalarias (23.762 camas) publicado por el Gobierno venezolano el 23 de marzo de 2020 sobreestima la disponibilidad porque la mayoría de los centros de salud públicos están funcionando actualmente bajo cierre técnico, debido a la insuficiencia de equipos esenciales, consumibles, inventarios de medicamentos y escasez de calificados profesionales de la salud.

Estimaciones de la Encuesta Nacional de Hospitales Venezolanos y la Red -no gubernamental- de Defensa de la Epidemiología de Venezuela colocan el número de camas de cuidados críticos aproximadamente en 720 en todo el país. Los hospitales en algunos países de altos ingresos no han tenido suficientes ventiladores para apoyar a sus pacientes críticos. En Venezuela, conocemos a trabajadores de la salud en todo el país que están altamente preocupados por las dificultades desproporcionadas en la prestación de asistencia de ventilación para pacientes con COVID-19.

Para el 26 de febrero de 2020, solo había 102 ventiladores en los 23 estados y el Distrito Capital; la mitad de estos se ubicaron en hospitales de la capital, Caracas, y la otra mitad se distribuyeron de manera desigual en el resto del país. Está claro que la demanda de camas y ventiladores en los hospitales de Venezuela superará rápidamente la capacidad de los pacientes con COVID-19.

Trágicamente, el declive de los sectores industrial y de la construcción y el agotamiento de los recursos afectarán la capacidad de Venezuela para emprender la construcción temporal o aumentar las capacidades hospitalarias. La pobre infraestructura energética, que ha causado apagones sostenidos en todo el país, y una escasez generalizada de combustible complicarán aun más la capacidad de Venezuela para enfrentar la pandemia de COVID-19.

Además, la ausencia de agua corriente para el 20 % del país y el suministro irregular para el 70 % afectarán severamente las medidas de higiene necesarias para la contención del SARS-CoV-2. El impacto de la crisis humanitaria en curso en la fuerza laboral de atención médica de Venezuela amplifica la incapacidad del país para hacer frente al COVID-19.

La Federación Médica Venezolana (FMV) ha declarado que al menos 30.000 profesionales médicos han abandonado el país en la última década, lo que contribuye a la escasez de especialistas. Además, el Gobierno venezolano continúa amenazando a los médicos y trabajadores de la salud con represalias si hablan públicamente sobre los casos de COVID-19.

El primer caso de COVID-19 en Venezuela fue reportado el 13 de marzo de 2020. Hasta el 28 de abril de 2020, ha habido 329 casos confirmados, informados a través de fuentes gubernamentales; sin embargo, este número podría subestimarse debido a las pruebas insuficientes y también a reportes insuficientes.

La situación empeorará si el gobierno venezolano continúa suprimiendo los datos epidemiológicos pertinentes, prohibiendo las iniciativas de control de enfermedades y obstaculizando el apoyo humanitario internacional. A medida que la capacidad de atención de salud se reduce, el país continuará enfrentando una crisis epidemiológica en la que la mayoría de los venezolanos soportarán un escenario invencible de epidemias concurrentes”. Fin del informe.

LÁGRIMAS DE CONTAGIO

Otro hallazgo importante es el de los investigadores del Imi Spallanzani de Roma, Italia. Pues aislaron el coronavirus en las lágrimas de una paciente, comprobando así que el virus está presente y es potencialmente infeccioso en las secreciones oculares de los infectados.

La publicación se hizo en la revista Annals of Internal Medicine. Allí se explica cómo utilizaron un hisopo ocular en un paciente que había dado positivo y que también tenía conjuntivitis general luego de pasar 3 días en el hospital. “El virus fue detectado en hisopos oculares días después de que fuera indetectable en los hisopos nasales”.

Del mismo modo los investigadores confirmaron a través de pruebas de laboratorio que la muestra del virus obtenida de los ojos de la paciente estaba replicando, por lo que representaba un foco de infección. Luego de realizar los estudios y hacer oficial el descubrimiento se le comunicó a la Organización Mundial de la Salud.

Los científicos explican en el artículo que “los fluidos oculares de los pacientes contagiados por coronavirus pueden contener virus infecciosos” por lo que pueden ser una fuente potencial de infección. Esto invita a los oftalmólogos a utilizar el equipo de protección adecuado cuando realicen los exámenes.

También refuerzan la importancia de las medidas de control: evitar tocarse la nariz, la boca y los ojos y lavarse las manos con frecuencia, ya que la mucosa de los ojos -además de ser una entrada del virus- puede ser fuente de contagio. “Se necesitarán más estudios para verificar cuánto tiempo continúa activo el virus y si es potencialmente infeccioso en las lágrimas”. Además, solo el aislamiento del patógeno en un cultivo celular puede demostrar su capacidad infecciosa, dijeron los expertos.

Laureano Márquez P. Ene 25, 2017 | Actualizado hace 7 años
El cerebro, por Laureano Márquez

Cerebro

 

No vaya el lector a pensar que vamos a hablar de algún “pran”, en cuyo caso sería, con seguridad, “el celebro”. No, reflexionemos un poco sobre el cerebro humano. Para comenzar, el cerebro es un nombre masculino, así que para hablar con la propiedad terminológica que estos tiempos de revolución gramatical exigen, deberíamos hablar del cerebro y la cerebra. Para que se entienda, el cerebro viene a ser la sala situacional del cuerpo humano. Allí se decide todo. Lo primero que hay que decir es que el cerebro o cerebra es uno de los órganos más feos con los que contamos los seres humanos o humanas: es como una masa gris —nunca tan bien dicho— de tejido convoluto. Aunque el término parece un insulto argentino, realmente lo que quiere decir es que es una masa enmarañada, enrolladísima, tal cual se siente la convoluta alma nacional en este tiempo (pertinente es añadir que la Real Academia no acepta el término, pero ya Rajoy pidió al TSJ de allá un recurso de interpretación). El cerebro sirve para pensar, con muchas más excepciones de las que a simple vista uno imagina y desea.

Pensar es tener representaciones en forma de ideas que se relacionan unas con otras. Por ejemplo, uno no necesita tener una piedra dentro de la cabeza para tener una idea de qué es una piedra; uno lo que tiene es una idea de la piedra, por más que haya ideas que parezcan más bien pedradas y pensadores que solo cuenten con piedras para tratar de meter sus ideas en la cabeza de uno. En definitiva, se piensa con el cerebro, por más que muchas veces uno tenga la sensación de pensar con otros órganos menos nobles.

Aunque pensar es propio de los humanos, no todos pensamos igual —no solo me refiero a que pensemos diferente, sino a que pensemos con la misma elevación y calidad. Elestreñimiento teórico” existe: es la dificultad para pensar y entender. “En España —decía el poeta Antonio Machado— de cada diez cabezas nueve embisten y una piensa”. Recuerden con el cerebro —que también controla la memoria— que nosotros venimos de allá y sin dar muestra de mucha mejoría con el devenir de la historia. Es obvio que el cerebro de Einstein tenía algo que no tiene el nuestro; por algo el suyo lo tienen a buen resguardo en alcohol, no vaya a ser. Aunque el científico que lo estudió, rebanándolo en 240 finas láminas, llegó a la conclusión de que en el tamaño está la diferencia: el córtex prefrontal, que es el de la concentración, estaba inusualmente desarrollado en el físico y poseía una densidad neuronal fuera de lo común. Entonces, tampoco es que los demás seamos brutos, sino sencillamente que lo tenemos más chiquito.

El investigador Ranulfo Romo —mexicano, para mayor indignación de Trump— estudia cómo nos hacemos las representaciones del mundo. Cuando a uno le hablan, por poner un ejemplo de percepción, lo que oye es un ruido que el cerebro decodifica o no (nuestros hijos adolescentes dan cuenta con rigor científico de esta afirmación). Los distintos idiomas son distintos tipos de ruidos (de ahí que uno le diga a su hijo con frecuencia: “¿Es que acaso yo hablo chino?”). Según este neurocientífico, puede que eso que nosotros llamamos toma de decisiones racionales solo sea el producto de la acción de circuitos neuronales que, detrás de nuestro nivel de conciencia, realizan todas las operaciones. Esto ayuda mucho a entender el problema nacional: si todo el pensamiento y la toma de decisiones de nuestro cerebro se reduce al final a un problema de conexiones eléctricas, entonces podemos, ¡por fin!, entender el origen de este estreñimiento teórico que agobia a Venezuela: el verdadero problema es que aquí vivimos de apagón en apagón; nosotros lo que tenemos es el cerebro fundío.

@laureanomar

 

Científicos descubren cómo prevenir el Alzheimer

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Los científicos de Mayo Clinic  descubrieron una nueva manera de prevenir la acumulación de la placa amiloidea, que es una de las características principales de la enfermedad de Alzheimer.

El Dr. Guojun Bu, neurobiólogo molecular explica que mediante la eliminación de un tipo de moléculas llamadas heparán sulfatos que se forman en las células cerebrales se puede prevenir la enfermedad.

El estudio borró el gen Ext1 en ratones de laboratorio mediante tecnología de ingeniería genética, lo que a su vez evitó la formación de los heparán sulfatos sobre la superficie de las células cerebrales. La superficie se mostró más lisa (como un piso con baldosas en lugar de alfombra) y eso permitió al cerebro despejar bien el amiloide, comenta el Dr. Bu, director adjunto del Centro para la Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer de Mayo Clinic

«Nuestro estudio comprueba que los heparán sulfatos son la base de un aluvión de eventos que conducen a la formación de la placa amiloidea, que es la característica patológica inicial y fundamental de la enfermedad de Alzheimer», asevera el Dr. Bu.

El estudio se publicó en la edición del 30 de marzo de 2016 de la revista Science Translational Medicine.

Los científicos también estudiaron tejidos cerebrales donados de personas que sufrieron la enfermedad de Alzheimer en algún momento de sus vidas. Descubrieron mayores cantidades de los heparán sulfatos en los cerebros de las personas con la enfermedad de Alzheimer que entre quienes no la padecían, hecho que sustentó todavía más el hallazgo de que la abundancia de heparán sulfatos es un factor que contribuye a esa enfermedad.

El estudio también conlleva implicaciones para evitar los ovillos de la proteína tau, otro distintivo de la enfermedad de Alzheimer, puesto que estos se desarrollan más adelante en la evolución de la enfermedad, explica el Dr. Bu, quien también ostenta el título de Profesor Mary Lowell Leary de Medicina.

«La placa amiloidea normalmente se acumula en el cerebro por muchos años, antes de que los pacientes desarrollen los síntomas de la enfermedad de Alzheimer. Nuestro laboratorio ahora está desarrollando análisis para identificar a los compuestos capaces de obstaculizar la interacción de los heparán sulfatos con el amiloide a fin de crear la placa. El objetivo es evitar la ocurrencia de la enfermedad de Alzheimer o detenerla», dice el Dr. Bu.

Primero deben realizarse análisis preclínicos de laboratorio, antes de que sea posible probar ningún fármaco en pacientes.

El equipo de Mayo Clinic colaboró en la investigación con el Instituto para Descubrimientos Médicos Sanford Burnham Prebys de California y la Universidad de Washington en St. Louis.

EFE Nov 18, 2015 | Actualizado hace 8 años
Fumar acelera el envejecimiento del cerebro

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Fumar acelera el proceso de envejecimiento del cerebro y puede empeorar la capacidad para tomar decisiones y resolver problemas, según un estudio publicado este martes en la revistaMolecular Psychiatry.

Investigadores de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) han analizado datos de resonancias magnéticas de 504 hombres y mujeres de una edad media de 73 años, la mitad de los cuales eran fumadores o antiguos fumadores.

El examen de esas pruebas muestra cómo la corteza cerebral de los fumadores perdió parte de su grosor a un ritmo mayor que en aquellas personas que evitaron el tabaco durante toda su vida.

La zona dañada es una región del cerebro ligada a funciones básicas de la mente humana como la memoria, la atención, el lenguaje y la conciencia.

El estudio sugiere que dejar de fumar podría permitir a la corteza cerebral recuperar algo de su tamaño original, si bien son necesarios “más estudios para comprobarlo”, advirtió Ian Deary, autor principal de la investigación.

Los participantes en el estudio que habían dejado de fumar antes presentaban una corteza cerebral más gruesa que aquellos que habían abandonado el hábito hace poco tiempo o bien que continuaban fumando, lo que sugiere que el córtex puede regenerarse.

La investigación forma parte de un proyecto británico más amplio para investigar el cerebro denominado “The Disconnected Mind”.

“Todos sabemos que el tabaco es dañino para los pulmones y el corazón, pero es importante que entendamos que también daña al cerebro”, señaló el jefe científico del proyecto, James Goodwin.

“Dejar de fumar es el mejor modo de reducir el riesgo de daño cerebral, demencia y otras enfermedades. Este estudio otorga esperanzas de que abandonar el tabaco, incluso en la mediana edad, aporta grandes beneficios al cerebro”, afirmó Goodwin.

 

Jimmy Carter informa que tiene cáncer en hígado y cerebro

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ATLANTA (AP) — El expresidente estadounidense Jimmy Carter informó el jueves que le fue diagnosticado cáncer primero en el hígado y ahora en el cerebro y que se someterá a tratamiento de radiación este mismo día.

Es la primera vez que habla públicamente sobre el cáncer que padece desde que reveló la semana pasada que estaba enfermo.

Carter, de 90 años, convocó a una conferencia de prensa en el Centro Carter de Atlanta.

El 12 de agosto, tras una operación del hígado, el exmandatario informó que tenía cáncer y se había extendido a otras partes de su cuerpo. El lacónico mensaje no identificó el cáncer ni dónde se había originado.

Médicos que no participan de su tratamiento han dicho que esas características podrían determinar sus opciones para el tratamiento. Su padre, hermano y dos hermanas murieron de cáncer de páncreas. Su madre también padeció el mal.

En mayo, Carter interrumpió un viaje a Guyana donde debía monitorear unas elecciones. Su vocera dijo que estaba indispuesto, y él mismo dijo después que sufría un resfriado.

El centro anunció que le extirparon una pequeña masa tumoral del hígado el 3 de agosto, y nueve días después Carter dijo que la cirugía reveló que era cáncer.

Carter, el 39no presidente de Estados Unidos, era prácticamente desconocido en la escena nacional cuando derrotó al presidente Gerald Ford en las elecciones de 1976. Pero una serie de crisis de política exterior, en particular la de los rehenes de Irán, significaron su derrota y la victoria de Ronald Reagan.

Las pastillas anticonceptivas podrían afectar tu cerebro

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De acuerdo con un estudio realizado a 90 mujeres en la Universidad de Los Ángeles (UCLA) tomar hormonas sintéticas como las de las pastillas anticonceptivas podría alterar el funcionamiento del cerebro, incluso para elegir pareja.

Según publica el Hufffington Post un equipo de neurocientíficos de la UCLA investigó a 90 mujeres y descubrieron que dos regiones cerebrales son menores en las mujeres que toman pastillas anticonceptivas.

Una de ellas, la corteza oribitofrontal, que tiene un rol fundamental en la regulación de las emociones y la respuesta a las recompensas. Mientras que la otra zona afectada, la corteza cingular posterior, está vinculada con las reflexiones y aumenta su actividad cuando recordamos y planeamos el futuro.

Según la investigación, los cambios en la corteza orbifrontal podrían ser los responsables del aumento de ansiedad y depresión que algunas mujeres experimentan cuando comienzan a tomar la pastilla.

Los científicos aún no han determinado si los cambios neurológicos son permanentes o si solo permanecen mientras las mujeres toman la pastilla.

Nicole Petersen, encargada de la investigación, aseguró: “Necesitamos realizar más estudios para descubrir qué comportamientos podrían modificarse, pero este estudio nos da objetivos para comenzar, y pienso que en primer lugar debemos observar los efectos de las pastillas anticonceptivas en la regulación de las emociones”.

Este estudio contradice uno realizado en 2010 que establecía que la pastilla aumentaba las áreas asociadas al aprendizaje, la memoria y las emociones.

Descubren qué parte del cerebro hace fracasar las dietas

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“Si preguntas por la calle cuál es el motivo de que una persona esté obesa, la mayoría de la gente te responderá que es porque come demasiado, y tienen razón. Pero la pregunta importante es: ¿por qué come demasiado?”. La pregunta la planteaba Jeffrey Friedman en una entrevista con Materia. En 1994, este científico estadounidense había identificado la hormona que nos dice cuándo debemos comer y cuándo es momento de parar. Este tipo de trabajos mostraron que el peso era un rasgo regulado por genes, de un modo similar a la estatura, y que pensar en manipularlo de una manera significativa a partir de dietas puede ser algo más complicado que una cuestión de voluntad y buenos hábitos.

Millones de años de evolución nos han legado una herencia genética que busca un equilibrio entre los riesgos de morir de hambre y los inconvenientes de estar demasiado gordo para cazar o huir de los depredadores. El centro de control de este mecanismo se encuentra en el cerebro, encargado de gestionar las señales que envía el organismo y el entorno para mantenernos con vida el mayor tiempo posible. Uno de los mecanismos clave de ese sistema es el hambre, un acicate necesario para enfrentarse a la caza de un mamut, pero un enemigo mortal en un mundo con comida por todas partes.

Esta semana, dos equipos independientes de científicos publican dos trabajos que han tratado de desentrañar las redes de neuronas que gestionan la información y los impulsos relacionados con el alimento.

Uno de los grupos, liderado por Bradford Lowell, investigador de la Escuela de Medicina de Harvard es uno de los descubridores de las neuronas AgRP, unas células nerviosas que detectan la falta de calorías y desencadenan una serie de señales que nos hacen necesitar comida. Esas moléculas tienen niveles más elevados entre las personas obesas y más bajos entre las delgadas.

Ahora, en un artículo que se publica en la revista Nature Neuroscience, explican el descubrimiento de un circuito que inhibe y controla las ganas de comer. Este mecanismo, regulado por una proteína bautizada como MC4R, podría convertirse en una diana para crear un fármaco que ayudase a controlar el apetito y la obesidad, al reducir el sufrimiento del hambre asociado a la dieta.

Una vez que identificaron las neuronas que controlaban la saciedad, situadas en el hipotálamo, la zona del cerebro que regula nuestros mecanismos básicos de supervivencia, los investigadores observaron que las señales de esta región se comunicaban con otra en la parte de atrás del cerebro conocida como núcleo lateral parabraquial. Después, los investigadores diseñaron un experimento para identificar el modo en que se transmitían estas órdenes. Lo hicieron a través de un sistema que, empleando ratones modificados genéticamente, permitía activar neuronas a través de láser azul que actuaba sobre un implante de fibra óptica en su cerebro.

Con ese sistema, introdujeron a ratones hambrientos en un espacio con dos cámaras, una normal y una con una luz azul que activaba el implante de los ratones modificados. Además, utilizaron ratones sin modificar. Estos últimos no mostraron preferencia por ninguna de las dos habitaciones, pero los manipulados prefirieron claramente la azul, donde el láser activaba la región del cerebro relacionada con el hambre y les aliviaba la necesidad de comer.

Ahora, Lowell y su equipo trabajan para aplicar lo aprendido con estos experimentos a la salud humana, aunque reconoce que implantar fibra óptica en humanos puede no ser la mejor solución para la obesidad. “Idealmente, estas neuronas se estimularían con un fármaco. Ahora estamos trabajando para identificar todos los genes que expresan estas neuronas de la saciedad y esperamos que expresen algo que pueda ser empleado como una diana terapéutica”, explica Lowell aMateria.

En un trabajo que buscaba comprobar una parte relacionada de este mecanismo, Scott Sternson, investigador del Instituto Médico Howard Hughes, también analizó la función de las neuronas AgRP. Según el investigador, estos interruptores del hambre se activan cuando la pérdida de peso alcanza entre el 5% y el 10% de la masa corporal, y explicaría en parte por qué al principio una dieta puede funcionar para después acabar en fracaso debido a un apetito permanente que nos quiere devolver a lo que considera nuestro peso normal.

“Estamos estudiando diferentes formas en las que el cerebro controla el apetito”, afirma Sternson, que ha publicado su estudio en Nature. “Durante más de 60 años, todos los estudios neurobiológicos han sido consistentes con la idea de que el hambre hace que la comida sepa mejor, y esto es sin duda cierto. Sin embargo, hemos identificado un grupo de neuronas diferentes que provoca el hambre por un mecanismo distinto: producen una señal que genera un sentimiento desagradable y los animales aprenden a comer, en parte, para acallar esa señal”, añade. “Por lo tanto, estas neuronas contribuyen a los aspectos emocionales negativos de perder peso, ya sea debido a la inanición, que estas neuronas evolucionaron para prevenir, o debido a una dieta para perder peso”, concluye.

Hasta ahora, Sternson y su equipo, que como Lowell han desarrollado sus experimentos con ratones, manipulan las neuronas de la saciedad a través de virus, de una manera similar a como se insertan nuevos genes en la terapia génica. “Esta podría ser una manera en que se podría hacer en las personas, pero también, podríamos comprender lo bastante sobre los receptores y las enzimas expresadas en las neuronas AgRP como para desarrollar fármacos que los modifiquen en el futuro”, apunta.

Los dos enfoques presentados esta semana servirían, si se pueden llevar con seguridad a humanos, para reducir la ingesta excesiva de comida y, al mismo tiempo, evitar los efectos desagradables del hambre que acompañan a la dieta y que, como explicaba Friedman, parece recordarnos que nuestro peso, como nuestra estatura, está escrito en los genes y no hay demasiado que podamos hacer para cambiarlo a largo plazo.

Mar 30, 2015 | Actualizado hace 9 años
10 hábitos cotidianos que dañan el cerebro

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Neurocientíficos de la Universidad de Pompeu Fabra, en España revelaron un estudio a través del cual aseguran que el cerebro permanece activo. Esto se debe a que responde a determinados patrones o redes espaciotemporales: denominadas redes en estado de reposo.

Aquí algunos hábitos que afectan tu cerebro y no lo sabías:
1. Cubrirse la cabeza mientras duermes. Cuando uno duerme con la cabeza cubierta, aumenta la concentración del dióxido de carbono (CO2) en el cerebro. Esto ocasiona efectos dañinos en el órgano principal del ser humano.

2. No desayunar. Las personas que no toman desayuno no poseen un nivel óptimo en azúcar y proteínas. Estos nutrientes son necesarios, sobre todo en las primeras horas del día, ya que evitan la degeneración del cerebro. Así lo señala Organización Mundial de la Salud (OMS).

3. Dormir poco. De acuerdo a un estudio publicado por el Journal of Neuroscience, el sueño aumenta la reproducción de las células que participan en la formación de la mielina, el material aislante en las proyecciones de las células nerviosas en el cerebro y la médula espinal.

4. Falta de actividad física. Una investigación publicada en la revista Neurobiology of Aging, sugiere que el ejercicio puede cambiar la estructura y el funcionamiento del cerebro, lo mantiene saludable.

5. Consumo alto en azúcares. El exceso de azúcar interrumpe la absorción de proteínas. Si el cuerpo no consume de manera correcta diversos nutrientes, el desarrollo del cerebro se ve interferido por la mala alimentación, así lo indica la OMS.

6. Forzar al cerebro durante una enfermedad. Trabajar o estudiar mucho cuando se está enfermo es muy dañino para el ser humano. El realizar frecuentemente este hábito, provocará una disminución en la eficacia de este órgano a largo plazo. Se recomienda descansar cuando uno está mal de salud.

7. Reacciones violentas o estrés. Debes tratar de evitar cualquier reacción sorpresiva o estrés, ya que causan el endurecimiento de las arterias del cerebro. Si éstas se fortifican, la capacidad mental disminuye con el tiempo.

8. Medios ambientes con contaminación. El cerebro es el órgano que más consume oxígeno. Si se está por mucho tiempo en algún lugar contaminado, se disminuirá el suministro de oxígeno al cerebro. Como consecuencia habría una deficiencia cerebral.

9. Ser solitario. La corteza prefrontal, una región del cerebro situada sobre los ojos, es más grande cuanto mayor es el número de amigos con los que contamos, según un estudio británico que publica la revista Proceedings of the Royal Society B.

10. No comer las cantidades adecuadas. Investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) señala que tras estar a dieta se activan genes ligados a la longevidad y al buen funcionamiento del cerebro.