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#MonitorDeVíctimas | La historia de la red de alerta en El Nazareno

@miconvive 

Las comunidades de Caracas tienen la capacidad de organizarse. Aunque a veces, desde afuera, se siente que todo está perdido o que no hay solución para un problema tan amplio como lo es la violencia, los residentes de El Nazareno de Catia nos muestran que sí hay un objetivo en común. Solo hace falta comunicarse y comprometerse para lograr un cambio.

Vínculos de confianza

A inicios de 2019 nos encontrábamos organizando las intervenciones previstas en las comunidades de Libertador para los próximos 3 meses. Las intervenciones que realizamos en Caracas Mi Convive parten de la base de generar espacios de escucha y contención con personas que se encuentran constantemente expuestas a la violencia. De esta manera desarrollamos vínculos de confianza entre ellos y proponemos acciones conjuntas. La idea es lograr cambios factibles dentro de sus comunidades que disminuyan los actos violentos.

Andrew Quintero, líder comunitario de Caracas Mi Convive, identificó la comunidad de El Nazareno de Casalta, en Catia, para poder llevar a cabo la siguiente intervención.

Los vecinos del sector vivían constantemente con miedo, pues las escaleras principales eran un espacio peligroso y difícil de transitar. Allí ocurrían actos violentos, en su mayoría robos a mano armada, cometidos por jóvenes identificados como ajenos a la comunidad. También existía un alto control social por parte de grupos informales armados, quienes repetidas veces abrieron fuego para enfrentarse entre ellos o contra otro grupo armado, sin importar que en medio se encontraran sus vecinos con sus niños.

Luz en la escalera

En el mes de marzo tuvimos el primer encuentro con un grupo de vecinos de El Nazareno. Llegamos hasta la casa de Magaly, una de las mujeres que más se preocupaba por su comunidad y que apoyaba a Andrew en cualquier actividad que resultase en organizar y recrear a sus vecinos. Magaly fue víctima de los robos que ocurrían diariamente en el sector, al igual que todas las personas que se sumaron a la iniciativa.

Este primer encuentro tenía la función de que todos pudieran expresar cómo se sentían con la difícil situación que estaban viviendo. Así como la oportunidad de empatizar con el grupo y entender que la violencia les afectaba a todos. Para muchos, esta fue la primera vez donde pudieron contar su «historia de robo en las escaleras«. La conversación se llenaba de palabras, anécdotas y emociones difíciles de procesar.

«Yo salgo temprano en las mañanas a trabajar y tengo que estar pendiente de que no vengan a robarme otra vez (…) Una de las veces me apuntaron con una pistola y me golpearon para que no gritara. Me dejaron sin dinero y sin teléfono.»

A pesar de que estábamos ahí para hablar sobre los robos en la escalera, el espacio de confianza que tuvieron los llevó a expresar también otros eventos violentos en el sector. En la conversa destacó el abuso de poder por parte de cuerpos policiales del Estado y la muerte injustificada del esposo de una de las mujeres que estaba en aquel encuentro.

«El FAES entra a disparar a los muchachos sin saber quiénes son (…) disparan hasta cuando los niños están ahí volando papagayos y no les importa.»

Al terminar la tarde dimos fin a la discusión. En el ambiente se sentía que estas personas, a través de la palabra, pudieron encontrar una pequeña calma a la angustia que vivían. Identificaron que una de las cosas que hacía que las escaleras fuesen un punto fácil para los robos era que estaban completamente a oscuras, por lo que, como idea final del encuentro, entre todos dieron la propuesta de organizarse para restablecer el alumbrado de la calle. Recolectaron el  dinero y los materiales a través de una verbena con un gran bingo comunitario.

“Inteligencia” comunitaria

Un mes después, a pesar de tener la luz, los robos no cesaban. Sin embargo, en El Nazareno había un escenario diferente, pues ya sus habitantes se conocían y sabían que estaban viviendo juntos la misma situación. Ya no solo era Magaly quien llevaba la batuta en la organización y en las actividades. También estaba Marilú, la mujer que perdió a su marido a causa de la violencia, acompañada de madres y abuelas, como Jenny y La Cheta, quienes velaban por la seguridad de los más pequeños del sector.

Todas ellas empezaron a notar que los robos tenían ciertas características a resaltar. Primero se daban, en su mayoría, durante las primeras horas del día, cuando salía el sol y las personas salían a trabajar; y segundo, que los identificados como ladrones no entraban a la comunidad si se percataban de que había un número importante de personas observando, pues ya se sabía quiénes eran y a qué sector pertenecían. Esto llevó a los vecinos a idearse un plan de vigilancia en las mañanas para poder garantizar la seguridad de las escaleras.

Ejerciendo la democracia

Nos invitaron a un segundo encuentro para darle forma a esta novedosa estrategia de prevención de violencia. Esta vez nos reunimos en casa de Marilú. Allí nos esperaban todas las personas que participaron en la primera intervención, pero también los miembros del Consejo Comunal del sector.

Marilú aprovechó la oportunidad para recordarles que, para que funcionara el plan, todos debían participar sin distinguir ideales o el color de una camisa. Para nuestra sorpresa, en el grupo se encontraba también un hombre que resultó ser el jefe de los grupos armados de la zona y que, además, alegaba también ser oficial de las FAES.

La reunión estuvo liderada por las personas que nos acompañaron durante el primer encuentro. Magaly y Marilú cumplían su rol de llevar la información a los nuevos participantes y explicar en qué consistía el plan de vigilancia del Nazareno.

Los pitos silencian la muerte

La base de esto era recolectar fondos para comprar pitos al mayor, para que pudieran distribuirse en todos los hogares que rodeaban la escalera. Y, a su vez, organizar unos horarios de vigilancia para denunciar alguna conducta sospechosa a través del sonido del pito, el cual se debía ir repitiendo según fuese escuchado hasta lograr hacer mucho ruido y «espantar» a los delincuentes.

Ante esta idea, tanto la jefa del Consejo Comunal como el jefe de los grupos armados no estuvieron de acuerdo. Alegaron que era una estrategia pasiva, que implicaba poner dinero de sus bolsillos y que, además, iba a tomar tiempo ver los resultados. Como contrapartida, el señor que se identificaba como jefe de los grupos armados del sector ofreció sus servicios para «arrancar el problema de raíz.»

«Ya todos sabemos quiénes son, solo necesito que ustedes me firmen la carta donde nos autoricen para encargarnos de esto (…) Pero eso sí, no quiero que después cuando los vean muertos ahí en el piso estén llorando y diciendo que era el hijo de no sé quién.»

Su propuesta venía acompañada de un tono de voz alto y fuerte. Cada vez que nuestro equipo de psicólogas intervenía, el señor subía más el tono, llegando algunas veces a hacer gestos bruscos contra algún objeto que tuviese cerca. Al principio parecía que su discurso y sus gestos mantenían al grupo bajo la línea de la censura, pues nadie hablaba. Pero luego de unos minutos de escuchar lo que implicaba para él «cortar el problema de raíz», Marilú, con mucho valor, le dijo que no estaba de acuerdo y le recordó que la reunión era para combatir la violencia, no para avivarla.

Con la voz quebrada de la impotencia -o la tristeza- que Marilú sentía en ese momento, puso sobre la mesa la importancia de no seguir con el ciclo de violencia. Expresó que a ella sí le importaba la familia de estos jóvenes o lo que pudiese venir luego de dar una muerte violenta a ellos: una posible venganza en el sector que nadie tendría por qué vivir.

«Yo te voy a decir algo, eso qué tú estás diciendo está mal. La solución no es matarlos. Yo sí siento, a mí sí me importa y a todos aquí también. Allá tú que no sientes. Tú puedes matar a alguien y no te pasa nada, pero si nosotros hacemos eso sí vamos presos (…). Vamos a prevenir la violencia organizados. Tienes que respetar el trabajo que estamos haciendo aquí entre todos. Ustedes deciden si se unen por la comunidad.»

La comunidad habla, la red de alerta se fortalece

La emocionalidad de Marilú conmovió a la sala entera. Todos empezaron a secundar sus palabras y a dar gestos empáticos a sus lágrimas y a su historia. Este señor no tenía nada más que decir, nada más que proponer. Debía aceptar su derrota. Decidió quedarse a escuchar la propuesta de las personas que decidieron unirse por un objetivo en común, que no implicara la violencia.

Ese día se tenían ya planificadas las reuniones con más vecinos para explicarles «El Plan de Vigilancia de El Nazareno». El fin de semana se reunieron todos nuevamente en una verbena para recaudar fondos que les permitiera comprar algunos pitos para llevar a cabo la alarma si se llegaba a presentar un acto delictivo.

Semanas después, Andrew nos comentó cómo estaban organizados por grupos y por calles, estableciendo horarios de vigilancia diarios para no desgastarse todos al mismo tiempo. Parecía que el plan de vigilancia había llegado a oídos de los delincuentes, pues los robos disminuyeron significativamente durante ese mes. Este tiempo de calma sirvió entonces para que la comunidad se organizara más y mejor. Se escuchara más y se fortaleciera con una idea sana que parecía haber puesto fin a los robos que azotaban al sector.

El barrio arrincona la violencia

A mediados de mayo, durante una reunión de seguimiento con todos los líderes de Caracas Mi Convive, Andrew contó, con lágrimas en sus ojos, cómo en la mañana de ese día El Sistema de Vigilancia de El Nazareno había funcionado.

«Esta mañana me llegó un mensaje de Magaly, me dijo que intentaron robar a un señor en las escaleras, pero que se hizo tanta bulla con los pitos que se fueron corriendo (…). Estoy muy conmovido. De verdad esto es un ejemplo de que entendiendo a nuestros vecinos y organizándonos podemos hacer grandes cosas. Los buenos somos más.»

Hoy, el Plan de Vigilancia del Nazareno sigue funcionando y los robos han disminuido significativamente en el sector. También ha servido de ejemplo en otras comunidades vecinas que han buscado la asesoría de Magaly y Marilú para replicar esta gran hazaña.

Actualmente, se están buscando aliados para que apoyen la iniciativa, para que crezca y se construya un sistema de seguridad con componentes más estructurales en todas las calles del sector.

La comunidad de El Nazareno resulta ser un ejemplo del trabajo de Caracas Mi Convive, donde escuchamos los problemas de las personas y juntos empezamos a darle forma a la solución.

Vivencias como esta nos muestran la importancia de poner en palabras el dolor que causa la violencia, para así fortalecer la empatía y la búsqueda de un bienestar común.

También nos muestra la importancia que tienen los líderes locales en sus sectores. Personas como Magaly y Marilú que, a través de sus historias, son capaces de conectar con sus vecinos, apoyarlos y guiarlos para crear espacios de convivencia.

* Coordinadora de la Red de Atención a la Víctima en Caracas Mi Convive

#MonitorDeVíctimas | Mujer murió en Catia al impactar su cabeza contra el pavimento durante pelea
El hecho ocurrió en Los Magallanes de Catia donde la víctima discutía con su expareja y una fémina la empujó

Daisy Galaviz @Daigalaviz / Fotografías: Carlos Ramírez

Francis Mayelis Alvarado Corona, de 37 años de edad, murió la tarde del sábado 6 de junio, tras impactar su cabeza con el pavimento en medio de una pelea. El hecho se registró  en el sector La Laguna de Los Magallanes de Catia, municipio Libertador de Caracas.

De acuerdo con familiares, Alvarado Corona se encontraba reunida con unos amigos, pese al decreto de cuarentena para evitar la propagación del Covid-19. Entre los asistentes estaba un hombre con el que tiempo atrás había tenido una relación. En un momento determinado, comenzaron a discutir, aparentemente por celos de parte de ambos. 

En medio de la pelea, una mujer desconocida intervino y empujó a Alvarado quien perdió el equilibrio y estrelló su cabeza contra el pavimento, donde quedó inconsciente. Uno de los presentes la alzó y la llevó a su casa. 

La madre de la víctima al ver que no reaccionaba la trasladó hasta el hospital de Los Magallanes de Catia, donde falleció a las 6:00 pm.  El cuerpo de Francis fue llevado a la morgue de Bello Monte, donde se le practicó la autopsia. El informe forense arrojó hemorragia intraparenquimatosa debido a rotura de un aneurisma cerebral medio.

el futuro de la juventud en sectores populares

#MonitorDeVíctimas | Mi trabajo es generar lazos de confianza

@miconvive 

En el 2014 conocí a Roberto Patiño en la sede del partido político del cual soy parte. Ese día le pregunté “¿Roberto, por qué no hacemos un sancocho comunitario en mi sector?”. Él me respondió: “claro, este mismo sábado lo hacemos”. Ese sancocho fue la actividad con la cual comencé a involucrarme en el desarrollo social de mi comunidad, y a partir del cual empecé a construir la Caracas de la convivencia con la que sueño.

Durante los últimos 4 años he sido líder comunitario y activista político, no solo en la comunidad donde nací -El Nazareno, ubicado en Catia-, sino también en otros sectores populares del municipio Libertador.

Escuchar y hacer

Mi trabajo es escuchar las necesidades de los habitantes de estas comunidades, y buscar la forma de coordinarlos para generar una respuesta concreta y viable. En particular, me he enfocado en generar formas de hacer los sectores populares más seguros y de afrontar la crisis alimentaria que hemos vivido.

En mi día a día muchas veces he escuchado cómo la gente repite “esto se lo llevó quien lo trajo” o “la violencia no tiene solución”. Afortunadamente, puedo refutar estas afirmaciones de unos pocos. Porque también escucho frases como: «nos atrevemos a triunfar» y «esto es nuestro», cada vez que las comunidades donde trabajo se transforman a partir del esfuerzo y el compromiso.

Un ejemplo claro es el “Dispositivo de seguridad en el barrio El Nazareno”. Mi comunidad estaba comenzando a presentar robos que tenían a la gente atemorizada. Sin embargo, logré coordinar con Magali y Mariluz -dos madres de la zona- y un equipo de psicólogos de nuestra organización la iniciativa “Caracas mi Convive”, una solución al problema.

Generamos una red de alarma entre los habitantes, la cual simplemente consistía en que los vecinos hicieran bulla con pitos y cacerolas cada vez que vieran o sospecharan de la presencia de personas extrañas al sector. Esto permitía que la gente se resguardara y ahuyentara a los intrusos. La solución, a pesar de simple, fue efectiva. Después de solo un incidente, los delincuentes entendieron que no era viable seguir en la zona y ahora no roban a nadie.

Entonces me pregunto: ¿la Caracas de la convivencia es posible? Yo digo que sí. Siempre que los mismos caraqueños estemos dispuestos a escucharnos y a organizarnos para enfrentar los problemas.

La convivencia ante todo

Muchos me preguntan cómo desde tan joven me preocupo por trabajar de la mano con estos grupos que muchas veces están abandonados o sometidos por el Estado. Mi respuesta siempre es la misma: «Quiero que cada persona de Caracas pueda ser feliz y vivir bien por sus propios medios, que consigan los alimentos que quieran, que caminen seguros por sus calles, y que nunca más nadie los intente controlar.»

He de admitir que el trabajo no es fácil. A comienzos de marzo de este año me cuestionaba muchas cosas. Es difícil vivir en incertidumbre y estar aislados por una cuarentena que parece interminable, en una sociedad tan cariñosa y tan apegada al otro. Además, he observado en el último mes, cómo la crisis de alimentos y la violencia han aumentado en frente de mí, sin poder dar siquiera un abrazo de solidaridad a mi vecino que lo necesita.

¿Cómo vamos a hacer, si nuestro trabajo es en las calles de las comunidades? Curiosamente, la respuesta vino por sí sola. He visto una vez más cómo la Caracas de la convivencia se alza para hacerle frente a todo problema. 

Mi trabajo no solo consiste en caminar y tocarle la puerta al vecino. Mi trabajo es generar lazos de confianza y credibilidad con las personas de Caracas. Estos lazos son los que permiten mantener el «motor» encendido para seguir trabajando por la Caracas de la convivencia. Simples actos como levantar el teléfono para saber cómo está nuestra gente y tomarnos el café con ella, así sea de manera virtual, nos hace cada día más fuertes en una ciudad que aparentemente se cae a pedazos por la inseguridad, la crisis social y política.

A su vez, nos permite conocer sus necesidades y generar respuestas. Yo creo que esto es la clave, no solo del cambio social, sino del cambio político que necesita Venezuela. Es necesario construir desde las bases estos lazos de confianza, y promover que las personas puedan hacer frente a sus problemas del día a día. Al hacer esto, no se promete lo que no se tiene y se generan redes de apoyo sólidas que permiten generar cambios reales.

“Qué bonita vecindad...

“Qué bonita vecindad..."

Durante estas 10 semanas de confinamiento he conversado al menos con 150 madres de nuestro comedores de Alimenta la Solidaridad en Catia, 45 líderes locales dedicados a la organización política comunitaria y aun me faltan aproximadamente 130 personas que asistieron al 3er Encuentro Nacional de nuestras organizaciones Caracas Mi Convive, Alimenta la Solidaridad y Sustento. Me sorprende cómo tantas personas se ponen a la orden de un proyecto que busca una ciudad distinta. Creo que esto es reflejo de que muchos queremos un cambio y estamos dispuestos a trabajar por él.

Como yo, hay muchos líderes trabajando en Caracas Mi Convive y me siento orgulloso de formar parte de su equipo. Nuestro modelo de ciudad se trata de entender las necesidades y características de cada comunidad o sector y eso es lo que hace a nuestra organización distinta. Mi compañera Saray, que es líder del Cementerio, se enfoca en atender a los jóvenes de la comunidad para evitar que se unan a bandas criminales. Yo, por otro lado, fortalezco el tejido social, buscando que cada vecino se sienta útil y pueda aportar a los cambios de la comunidad. Esta articulación evita el control social que otras personas usan para mantener a mi comunidad encerrada en su casa y a la merced de una crisis humanitaria.

Siempre lo repito, la Caracas de la convivencia sí es posible. Si bien hoy no podemos caminar por nuestras comunidades como acostumbramos, estoy seguro de que la huella que hemos dejado ha permitido mantener lazos de forma remota.

Ahora el reto es más grande, pero lo estamos logrando. Ser referente de un modelo transparente y creíble desmonta la falsa teoría que dice que esto no tiene solución. Tener a nuestra gente preparada para una ciudad distinta es la meta, y hoy lo estamos haciendo.

*Líder comunitario de Caracas Mi Convive.

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

#MonitorDeVíctimas | Mataron a un buhonero de 72 años de edad en la plaza Sucre de Catia
Los asesinos le robaron la mercancía y el dinero en efectivo producto de las ventas

Lysaura Fuentes @lysaurafuentes / Fotografías: Carlos Ramírez

Un abuelo de 72 años de edad fue asesinado este domingo a las 02:00 pm, en la plaza Sucre de Catia, parroquia Sucre del municipio Libertador de Caracas. La víctima fue identificada como Luis Pérez, quien se desempeñaba como buhonero en el lugar donde fue asesinado. Vendía jabón líquido.

Familiares contaron, en la morgue de Bello Monte, que fue atacado por delincuentes para robarle su mercancía y dinero en efectivo.

Funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) lo trasladaron hasta el hospital Dr. Miguel Pérez Carreño, pero llegó sin signos vitales. A la víctima le diagnosticaron una herida por arma blanca en el pecho.

Los policías avisaron a sus parientes, gracias a un número telefónico que tenía la víctima en la parte posterior de su cédula para casos de emergencia. Pérez dejó cuatro hijos.

Unos sobrinos lo mataron

Otro crimen ocurrió el pasado 11 de febrero cuando fue asesinado un sexagenario identificado como Freddy Antonio Chacón López. La víctima fue encontrada en su residencia de la avenida Urdaneta de Caracas.

A Chacón López lo mataron dos de sus sobrinos, de 15 y 18 años de edad, para robarle unas cadenas y pulseras de plata y oro, además de relojes de diferentes marcas y otras pertenencias de valor, que mantenían escondidas en otro lugar con la intención de venderlas posteriormente.

Un adolescente de 16 años de edad y dos mujeres identificadas como Arianni Gabriela Sierra García, de 18 años de edad, y Omaira del Valle García Hernández, de 40 años de edad, pareja y suegra del joven de 18, respectivamente, también estuvieron implicados.

el futuro de la juventud en sectores populares

A la cuarentena voluntaria le gana el hambre cotidiana
Venezolanos se ven obligados a salir de sus casas e irrespetar el confinamiento por necesidad 
El estado de alarma fue prorrogado este martes 12 de mayo por 30 días 
Segun analistas, de haber un repunte de coronavirus entre junio y septiembre como lo expone la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, las consecuencias podrían ser devastadoras 

@franzambranor

Marcos es mecánico. Vive en Montalbán al oeste de Caracas y trabaja en un taller en El Llanito al otro lado de la ciudad. Al principio de la cuarentena logró ir un par de veces a su sitio de labores, pero la escasez de gasolina y el confinamiento le impidieron seguir la rutina. Después de dos meses de decretado el estado alarma y el encierro voluntario en el hogar, Marcos dice que no puede seguir sin producir dinero. Planea ahora trabajar a domicilio e ir al taller cuando consiga la manera de llegar allá. 

A Alfredo también le sucedió algo similar. Junto a Israel hace mantenimiento y reparaciones a aires acondicionados. Hasta mediados de abril se limitó a ayudar a su hijo de 7 años a hacer las tareas en casa y a colaborar con su esposa en las labores de limpieza, pero le escribió por WhatsApp a sus clientes para decirles que estaba activo nuevamente. “La situación no está para quedarse en casa, a mi nadie me regala nada, si no salgo a trabajar no como”, dijo tajantemente el técnico en refrigeración.

Cuarentena con hambre no dura

Pese a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de permanecer en casa por la pandemia del coronavirus, la extensión este martes 12 de mayo del estado de alarma por 30 días y la escasez de gasolina en todo el país, algunos venezolanos han optado por salir de sus hogares a tratar de recuperar la cotidianidad. Y no es por aburrimiento, es por subsistencia.

Cada vez son más los establecimientos comerciales que han decidido laborar al menos medio día, recibir a algunos empleados y ampliar la estrategia de entregar mercancía a domicilio. Es suficiente con salir a la calle para comprobar que el número de venezolanos que transita es mayor y las medidas de distanciamiento social se han ido relajando.

Leonardo* decidió abrir su establecimiento de venta de aceites para vehículos en La Urbina a comienzos del mes de mayo. “He vendido poco, pero ya no podía estar más tiempo en la casa viendo hacia el techo, la comida está muy cara”, dijo. 

Cuarentena en Venezuela disparó los saqueos

Si la tendencia aumenta, cada vez habrá más venezolanos en la calle y la llegada de un brote masivo podría ocasionar una hecatombe sanitaria en el país. 

“Se le hace muy difícil a la mayoría de los venezolanos quedarse en casa y cumplir con la cuarentena y obviamente sabemos los riesgos que eso implica en plena pandemia”, dijo el economista Luis Oliveros.

Para Oliveros el hecho de que el país tenga supuestamente la menor cifra de contagiados en la región hace que el venezolano sienta algo de confianza y tranquilidad a la hora de salir de su hogar.

Pronósticos indeseables 

La Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman) señaló en un estudio que el pico de la Covid-19 podría darse entre junio y septiembre, con 4 mil contagios diarios en este primer mes y un promedio de mil en el segundo. 

La institución considera que las pruebas que se han realizado en Venezuela son insuficientes para determinar el impacto real de la pandemia.

Para la Academia, el confinamiento ha retrasado la marcha del coronavirus, pero eso no significa que la enfermedad vaya a detener su curso.

El informe también alerta que podría existir una considerable cifra de casos asintomáticos. 

Marianella Herrera, directora del Observatorio Venezolano de la Salud, dijo que resulta cuesta arriba para el venezolano lidiar con el virus, cuando ya venía padeciendo una crisis humanitaria compleja, un colapso del sistema hospitalario y una hiperinflación que no cesa.

“Es una profundización del desastre y el venezolano se debate entre las recomendaciones de los epidemiólogos y los economistas”, sentenció.

Herrera dijo que la Covid-19 en Venezuela no es solo un tema sanitario, se ha convertido en un problema estructural. 

“Si los nuevos contagios se van a evitar impidiendo que la gente trabaje para acceder a lo mínimo que requiere que es la alimentación, entonces el desenlace fatal vendrá por no comer”, enfatizó Herrera.

La directora del OVS indicó que en salud no hay nada escrito en piedra y que se trata de un virus nuevo por lo que hay más interrogantes que respuestas.

“Si esto se prolonga las consecuencias económicas van a ser devastadoras. Lamentablemente el panorama que viene no es bueno, pero el que ya teníamos tampoco lo era antes de la llegada del coronavirus”, sostuvo Herrera.

De acuerdo al economista Luis Oliveros, los venezolanos van a seguir saliendo a las calles porque necesitan un oxígeno financiero. 

“La crisis posiblemente se va a exacerbar y muchas empresas tendrán que cerrar. Se pronostica una caída del Producto Interno Bruto muy importante en este 2020”, dijo Oliveros.  

Para el economista, Venezuela pudo haber escogido una ruta similar a Suecia, donde respetaron las normas de distanciamiento social sin asfixiar a la economía. “Pero se escogió el camino radical, entre otras cosas por la escasez de la gasolina. No parece que en el gobierno haya la intención de flexibilizar la cuarentena”.

#MonitordeVíctimas | Acusan al Cicpc de haber matado a un menor de edad en Coche
En otro suceso, un hombre fue apuñalado y arrojado de un edificio en Propatria

 

@franzambranor | Fotografías: Carlos Ramírez

 

De acuerdo a sus familiares, Isaac Mata, de 14 años de edad, estaba volando un papagayo en el barrio Metropolitano de Coche el pasado viernes 17 de abril cuando una comisión del Cicpc llegó disparando al lugar. Al escuchar las detonaciones el menor de edad empezó a correr, pero fue alcanzado por un proyectil. 

Los funcionarios se lo llevaron malherido y, posteriormente, su cadáver fue localizado en la morgue de Bello Monte.

Los parientes acusan al Cicpc no solo de haber asesinado a Mata sino de acusarlo de delincuente. “Dijeron que era un criminal. El cadáver tiene marcas de que estuvo esposado”, señaló una tía de la víctima en la morgue de Bello Monte.

Mata estudiaba primer año de bachillerato en el liceo Pedro Emilio Coll, de Coche. Vivía en el Barrio Metropolitano con sus padres y un hermano menor.

Lo mataron en una fiesta

En medio de la cuarentena social, Enyer Flores, de 20 años de edad, asistió a una fiesta en el Bloque 8 de Propatria en la madrugada de este domingo 19 de abril. Al finalizar la reunión terminó muerto.

Flores estaba compartiendo con allegados cuando de pronto se formó una discusión en medio de la cual fue apuñalado y arrojado al vacío. 

Familiares dicen que desconocen la razón que pudo haber detonado tal reacción del victimario de Flores quien, según ellos, ya está detenido.

Flores era bachiller y trabajaba como obrero. 

Funcionario del Ministerio de Asuntos Penitenciarios fue asesinado

Jetsander Alexis Pulido Gordillo, de 21 años de edad, iba a llevar un medicamento a un familiar que estaba recluido en el hospital Periférico de Catia, cuando de un carro, un hombre accionó un arma de fuego que lo mató.

Versiones de la familia indican que Pulido iba de parrillero en una moto con su padre cuando se toparon con un vehículo blanco cuyo conductor les cedió el paso en las primeras de cambio, y después les disparó en varias oportunidades. Uno de esos proyectiles impactó en el rostro de Pulido. 

“No sabemos por qué le hicieron eso, a Jetsander lo llevaron al Periférico, pero ya no había nada que hacer”, dijo un familiar.

Pulido era funcionario del ministerio de Asuntos Penitenciarios. Deja a una pareja con tres meses de embarazo. 

El pase de movilidad que necesitan habitantes de Catia
Este pase se entregará solo a aquellos que estén censados por los consejos comunales, quienes piden carnet de la patria

A través de las redes sociales denunciaron la entrega de un «pase de movilidad» a los habitantes de Catia, que funcionará como salvoconducto para movilizarse en la cuarentena.

De acuerdo con denuncias en Twitter, se entregará un «pase de movilidad» por familia, lo que reduce a una persona el tránsito por las calles de la zona populosa del Municipio Libertador.

Presuntamente, este salvoconducto, que se tramitado a quienes tienen el carnet de la patria, sería aprobado por las autoridades de esa jurisdicción.

La diputada Fátima Soares denunció que este nuevo «salvoconducto» es evidencia del control social que pretende hacer la administración de Nicolás Maduro.

Según las denuncias de los usuarios, supuestamente estos pases son entregados por los Consejos Comunales. Vecinos denuncian que quienes no lo tengan serán detenidos.

 

Desde el portal Caraota Digital indican que aquellas personas que deseen obtener el salvoconducto para poder transitar deben estar censado en el Consejo Comunal.

Sin embargo, los integrantes de este organismo promovido por la administración de Maduro les exigen el carnet de la patria para poder hacerlo.

Vale recordar que en Catia se ha reportado en varias oportunidades que los ciudadanos abarrotan las calles e incumplen la cuarentena decretada por Maduro y su gobierno.

«Ya en algunos sectores populares de Caracas como en Catia, están entregando estos “pases de movilidad” que limita la salida a la calle solo a 3 días por semana y están siendo entregados por el Consejo Comunal a quienes tengan carnet de la Patria», denuncia un tuitero.

Fuerzas de seguridad del Estado militarizaron Catia y Petare
Funcionarios de las FAES aparecieron en varios de los sectores impidiendo los accesos

Como parte de la «radicalización» de la cuarentena, los sectores populares de Catia y Petare amanecieron militarizados este martes 24 de marzo.

El anuncio de radicalización fue hecho el lunes por Delcy Rodríguez, vicepresidenta Ejecutiva, con el objetivo de impedir que las personas se concentren en la calle, a menos que deban comprar alimentos o medicinas.

Además de efectivos militares, los accesos a a estos sectores estaban custodiados por funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES).

A través de las redes sociales compartieron imágenes de los funcionarios en los referidos sectores y denunciaron que impedían el paso ya fuese a pie o en vehículo particular.

Cuarentena más efectiva

El lunes Jorge Rodríguez, vicepresidente sectorial de Comunicación e Información, señaló a la ciudadanía que la cuarentena debe ser cumplida en mayor medida.

En una transmisión de VTV, Rodríguez expresó: “Si el presidente no hubiera decretado la cuarentena pues hubiera crecido de manera exponencial hasta los 2000 o 3000 casos hasta el día de hoy”.

“Está funcionando la cuarentena, pero tiene que funcionar con mayor fuerza, tiene que quedarse en su casa”, agregó.