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“Venezuela volverá a ser un país digno de Sofía Ímber”

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Maria Alesia Sosa C.

@MariaAlesiaSosa

Después de tres años, cientos de encuentros y 200 horas de conversaciones guardadas en un grabador, Diego Arroyo Gil, el biógrafo de Sofía Ímber, llegó a la casa de ella con el manuscrito prácticamente listo.

“Eran 170 páginas, y ella me pidió que se las leyera. Al terminar de leer, me dijo: ‘Yo estoy horrorizada’. Solté unas risas, porque ya la conocía demasiado, y le pregunté por qué. ‘Porque esa soy yo”.

Así lo relató el autor en la presentación en Miami de aquel resultado final de las 170 páginas que se convirtieron en La Señora Ímber: Genio y Figura, publicado por Editorial Planeta.

El Centro Koubek del Miami Dade College en La Pequeña Habana, sirvió de espacio para un acto íntimo y emotivo, en donde homenajearon a promotora de arte más importante de la historia de Venezuela, a propósito de la presentación de su biografía. La obra es la bitácora de una vida dedicada a dos pasiones: el periodismo y el mundo de las artes.

El periodista y escritor Carlos Alberto Montaner dirigió un panel en el que participaron Arroyo Gil, Rina Carvajal, quien trabajó en el Museo de Arte Contemporáneo (MACSI) y el periodista Alejandro Marcano.

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Montaner consideró que el autor acertó en escribir el libro en primera persona, y que la obra refleja a la perfección la personalidad e impacto de Sofía Ímber en su país, así como para otras latitudes. Reveló que siempre la había admirado, pero se sorprendió luego de leer su biografía: “Yo creía que la conocía bien y la admiraba mucho, pero ahora la conozco mejor y la admiro más todavía”.

El periodista cubano apuntó que la historia de Ímber demuestra que Venezuela era un país con una movilidad social admirable. “Era una tierra donde podía llegar una rusita a los 6 años, sin un centavo y que ni siquiera hablaba el español, y podía convertirse en una de las figuras clave de la intelectualidad venezolana, y una persona central en el debate de ideas políticas”.

El panel destacó también la enorme influencia que tuvieron los dos esposos de Sofía Ímber: Guillermo Meneses, quien la introdujo en los círculos diplomáticos, y Carlos Rangel, con quien compartió la pasión por la política y el periodismo.

Precisamente una de las grandes revelaciones del libro es la publicación de la carta que le dejó Rangel a su esposa, antes de suicidarse.

Boris Izaguirre escribió el prólogo de la obra, y por su cercanía con Ímber confesó que él siempre pensó que sería él, el encargado de hacer la biografía de la icónica venezolana. “Pero yo escribo ficción, la vida de esta mujer es mucho más interesante y maravillosa que la de los personajes de mis novelas”, dijo al público.

El escritor venezolano dijo que la agasajada “siempre ha apostado con amor y desapego por un país que no le ha respondido igual”. Sin embargo, dio un mensaje alentador: “Sofía representa una Venezuela que va a existir. Algún día seremos ese país digno de Sofía Imber”.

Montaner calificó el prólogo de “muy inteligente y muy bien pensado”. Además, Arroyo Gil contó que recibir el prólogo y las observaciones de Izaguirre fue muy útil y determinante. “Se fijó en detalles e hizo precisiones que pueden hacer que un libro sea excelente o sea un desastre”, declaró el autor.

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Premio a una ciudadana mundial

Además, en la ceremonia, el Instituto Interamericano de la Democracia aprovechó la ocasión para otorgarle a Ímber, el Premio a la Ciudadanía Mundial, distinción que recibió de manos de Carlos Alberto Montaner, presidente del instituto y Beatrice Rangel, su directora.

“Es una mujer excepcional, no solo en Venezuela sino en toda América Latina. Merece este reconocimiento, y merece cien reconocimientos más”, dijo Montaner, quien además, le manifestó su amor y admiración.

Por su parte, Rangel dijo que este homenaje pretende resaltar la generosidad que tuvo Ímber con las mujeres de una generación al apoyarlas en el sueño de ser profesionales excelentes. “Otra virtud que este premio quiere destacar es su tolerancia: La casa de Sofía siempre estuvo abierta para personas de distintos pensamientos e ideas, y eso la acercaba más a la realidad venezolana. Ojalá que, algún día, Venezuela recupere la sindéresis de Sofía, para que pueda restituir su democracia”.

Al momento de cerrar su ponencia, Diego Arroyo Gil, dijo que mantener el legado de Ímber es un guía para la reconstrucción de Venezuela: “En medio del oscurantismo que vive nuestro país , Sofía y su historia, son una luz, si somos capaces como venezolanos de mantener esa llama ardiendo, habremos hecho el trabajo, y podremos estar satisfechos”.

El cierre del evento fue un espectacular recital de la cantautora venezolana, Soledad Bravo, también amiga de Ímber, desde hace más de 50 años. Bravo le dedicó a su amiga todas las canciones que interpretó: Palabras de Amor, Ojos Malignos, Pajarillo Verde y Alfonsina y El Mar.

Fotos: María Alesia Sosa