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El toque de diana sonó “bajito” en Petare

 

Uno, dos, tres cohetes fue lo único que se escuchó la madrugada de este domingo en José Félix Ribas, una de las zonas más populosas de Petare, en Caracas. A las 3 a.m. se oyeron las detonaciones y luego el silencio volvió a apoderarse de las calles del barrio.

“Estas elecciones esa diana sonó bajito o no sonó”, comentó Berta Zambrano, una mujer que hacía cola en la Unidad Educativa Napoleón, de la zona 1 de este barrio, desde las 4 y media de la mañana y que asegura que lo único que se escuchó por la zona fue el himno nacional, pasadas las 6 a.m.

La música, el escándalo y el tumulto que se acostumbra en la zona popular durante cualquiera de los comicios esta vez no se hizo presente. Calles desoladas, silencio y muy pocos puntos rojos en espacios donde, en ocasiones anteriores, se podía ver uno cada dos cuadras fue el común la mañana de este domingo 20 de mayo en el casco colonial de Petare, en José Félix Ribas, en Mesuca, en el Barrio Unión, en Carpintero, en Los Símbolos Patrios y en La Bombilla.

“Uno vota rapidito porque no hay gente, aquí no se ve nada de gente como en otras elecciones que uno se tenía que esperar para hacer su cola y pasar al rato”, dijo Vitelvo Alonzo, votante del liceo Leonardo Infante en Campo Rico.

Los electores en cola reportaban que no pasaban más de 10 minutos en el centro luego de que se abrían las mesas, pues la poca afluencia de personas facilitaba el proceso. “No hay ambiente electoral. En diciembre, que hicieron las municipales, yo no pude dormir desde las 2 a.m. porque el escandalo no era normal y prácticamente me pusieron una corneta con las canciones de Chávez en la puerta de la casa”, contó Maleba Duarte, vecina de La Bombilla, otro barrio del este de la ciudad capital.

Entre las zonas 1 y 10 de José Félix Ribas solo se pudieron contabilizar dos puntos rojos entre los seis centros de votación establecidos en toda la comunidad. En esta ocasión, ni siquiera contaban con cornetas y música. “Lo que pasa es que nos estamos activando, espera un rato para que veas”, fue la respuesta de Dolores Peralta, una activista del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) que escaneaba carnés en las cercanías de la Casa de La Cultura del lugar.

“Aquí sí sonó la diana, como es reglamentario, a las 3 de la mañana, pero luego ya no se oyó más nada”, dijo Adriana Báez, residente del Barrio Unión, específicamente del sector La Planada.

En el Casco Colonial de Petare también reinaba el silencio, los pocos electores apostados en las cercanías de la Pl

aza Bolívar de Petare recordaron que “en años anteriores esto estaba lleno de gente, había música y salían carros para transportar a la gente, pero de verdad la apatía no es normal”, dijo Luis Cermeño.

En pleno centro de Petare, hacía la Plaza del Cristo el movimiento era un poco mayor, pero las colas eran más bien en el centro de este emblemático sitio para escanear los carnés de la patria de quienes ya habían ejercido su derecho al voto y querían certificarlo ante el Gobierno.

En las adyacencias de esta zona funciona el centro de la U.E.N “Dr. José de Jesús Arocha, uno de los más concurridos de la localidad, con 12 mesas  y 8.886 votantes registrados, que en horas de la mañana no tenía electores en cola.

En La Bombilla y Símbolos Patrios también extrañaron la algarabía de procesos electorales anteriores, y aunque la presencia de votantes era más visible, muchos aseguraron que “aquí hay más gente escaneando el carné que votando”, tal como lo afirmó Yuraima Paz, vecina del barrio 5 de Julio.

“Mira yo no vi ni siquiera el camión que siempre pasea por todo Petare con la diana y el llamado a votar. Capaz la apatía de la oposición se nos contagió a todos, porque hasta los que salimos siempre estamos como que nos da igual”, dijo Rominia Alvarado, de Mesuca.

Azote asesinó a adolescente y prohibió que ingresara la policía al barrio

Carlos Enrique García Hernández, de 15 años, fue asesinado a las 6:30 p. m. del pasado martes 6 de marzo, en la parte alta del barrio La Acequia en Artigas, cuando salía a casa de su hermana, que estaba muy cerca.

Luego de comer con su mamá, escucharon las amenazas de un presunto azote del barrio, apodado “el preso”, a quien le temen todos en el barrio. Al parecer, el hombre, de aproximadamente 23 años, se encontraba bajo efecto de las drogas y al ver que el menor de edad salía de su vivienda, le disparó.

Él le dispara a quien le da la gana, a todo el mundo, es así. Por eso los vecinos le tienen miedo y después de que escucharon los tiros se encerraron en sus casas, contó un pariente, quien por temor no reveló su nombre.

La madre de la víctima salió apenas escuchó los tiros y vio al quinto de sus seis hijos con un tiro en la cabeza y otro en el abdomen. Nadie salió a ayudarla para trasladarlo a un hospital y murió en el sitio.

A las 9:00 p. m. tres vecinos cargaron el cadáver metros más abajo para que funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) pudieran hacer el levantamiento, ya que el presunto homicida amenazó a la familia de muerte si ingresaba la policía al barrio.

Siempre dice que le va a quemar la casa a quien lo denuncie y ya lo ha hecho. Por eso es que todo el mundo le teme, nadie dice nada a la policía por miedo, señalaron.

Pese a la amenaza, una comisión de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) ingresó al sector en horas de la noche del martes, pero no dieron con el presunto homicida, quien vive a dos casas de la víctima. Hasta la familia de él le tiene miedo.

El adolescente abandonó los estudios cuando cursaba sexto grado en la Escuela Básica Nacional 71 de El Observatorio, en el 23 de Enero, por problemas económicos de la familia. Trabajaba con el plan Chamba Juvenil. Compraba canillas a la comuna de La Acequia, ubicada más abajo de su vivienda, y después las vendía en Catia con su mamá.

Después de que mató a Carlos Enrique, [el delincuente] se consiguió a una prima de él y le dijo: allá está tu primo tirado, que lo maté, detallaron parientes.

Se conoció que el presunto delincuente se llama Argenis. Vecinos comentaron que ha estado preso alrededor de cuatro veces pero logra salir “gracias a sus contactos y al pago”.

 

Cómo disimular lo sifrino, Reuben Morales

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La fuerte crisis económica nos tiene buscando mejores precios en sectores populares que antes eran impensables en nuestro GPS mental. Este fenómeno ha provocado una práctica actoral muy peculiar: el ocultamiento de ese sifrino que todos llevamos por dentro (indispensable para cuando toca agarrar buseta o ir a un mercado popular). ¿Pero cómo se logra?

Paso 1: entre en sintonía con el populacho. Antes de salir a esta fauna, practique la siguiente meditación. Cierre los ojos, respire profundamente y deje aflorar esa parte suya que salta de emoción cuando escucha un vallenato, una bachata o el programa de Full Chola. ¡Vamos! No se niegue. Todos contamos con un área marginal. Años y años ocultándola en nuestro círculo social la dejó como volcán apagado, pero ese niche interno está ahí, esperando el estímulo desencadenante para hacer erupción. ¡Despiértelo! Ahora, cuando se monte en una buseta y arranque esa bachata a todo volumen, menéese para un lado, cierre los ojos de inspiración mordiéndose los labios y empiece a cantarla.

Paso 2: Modifique su habla. Si usted acostumbra a decir “Buenos días”, no adentre estos mundos del ciudadano de a pie hablando así. Apenas cruce el portal de lo popular, diga “¿Qué es lo que es?”. Importante: métale algo de groserías a su léxico. ¡Ah!, y si puede piropearle a alguien en la calle, mejor. ¡Ojo!, tampoco se vaya de palos embarrando su lenguaje. Inmediatamente podría resaltar como el sifrino camuflado de pobre. Ésa es una zona en donde no querrá caer usted. Quien entra a ese gueto, jamás sale de nuevo, dice la leyenda. Si no, pregúntele a María Corina.

Paso 3: Piense rápido. Lamentablemente, el sifrino de cuna padece una mutación genética mediante la cual no puede pensar ni hablar rápido. Acostumbrado a hacer compras en supermercados, siempre cuenta con tiempo para digerir mentalmente el precio de los anaqueles. En los mercados populares, en cambio, el comercio es fugaz. Por eso le recomendamos lo siguiente. Cuando le griten un precio, usted ni lo analice. Solo diga: “¡Muy caro!… ¿en cuánto me lo dejas, papá?”. En ese momento comenzará el toma y dame del regateo. Allí es cuando usted partirá su cerebro en dos. Con una mitad se mantendrá conversando con el vendedor. Con la otra, calculará si ese precio está bien al dólar del día o está caro comparándolo con Amazon o con el Walmart donde compró en sus últimas vacaciones.

Paso 4: Busque la parte marginal de su árbol genealógico. Tenga presente algo. En los espacios populacheros, el resentimiento está a flor de piel. No se extrañe si alguien le dice “blanquito” o “catirito”. En ese caso, apele a sus raíces. Así como todos nos matamos buscando esa tajada de ADN que nos hace merecedores de un pasaporte de la Comunidad Europea, mátese usted también encontrando ese cable genético que lo une al monte. ¿Un ancestro negro? ¿Un antepasado indígena? ¿Un bisabuelo de la otrora Colombia? ¿Una abuela llanera? ¡Chapéelo con orgullo! Diga: “¡Yo no soy catire! ¡Yo soy bachaco! ¡Mi bisabuela era negra! Yo salí así no sé por qué, pero la otra parte de mi familia es negra. Es más tú nos ves juntos y ni parecemos familia”. Lo dejarán quieto.

Resultado general: Un mejor desenvolvimiento en clases D, E y F. Si aplica estas técnicas al pie de la letra, ya se verá gritando “¡En la parada!” con una seguridad envidiable. Logrará hacer toda la compra del mes en un mercado popular con tan solo diez dólares. Ahora, si usted se toma a pecho estos principios y los hace su ley de vida, terminará siendo tan, pero tan marginal, que quizás le ofrezcan un alto cargo en el gobierno, tenga acceso a sumas astronómicas de dinero y termine siendo más sifrino de lo que era cuando arrancó a leer este artículo.

 

@reubenmorales

Son lo mismo, por Gonzalo Himiob Santomé

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Trump es al partido republicano lo que Chávez y Maduro son a la izquierda mundial. La comparación parece extraña ¿Qué pueden tener en común dos furibundos anticapitalistas, que al menos lo son o lo fueron de la boca para afuera, con uno de los más notorios y famosos representantes del capitalismo más salvaje? ¿Cómo se enlazan dos adalides del supuesto “antiimperialismo” con el candidato del partido más decididamente conservador del “imperio mesmo”? Vamos a tratar de responder estas inquietudes.

En primer lugar, los tres son absolutamente populistas. Tanto Trump como Chávez y Maduro no andan más que pendientes de ver que es lo que “cala” en la masa, por grotesco o incivilizado que sea, para usarlo como herramienta para aumentar los niveles de interés general sobre sí mismos. No tienen sustancia, así que se focalizan en la polémica, en la atención que les gana el ánimo pendenciero y de matoncito de barrio. Tanto Chávez en vida, como ahora Maduro y también Trump, han manejado su imagen de manera tal que se les asocie, o al menos así lo creen ellos, con el pueblo llano, o con las expectativas más arraigadas de los más numerosos. Chávez invirtió miles de horas y millones de dólares en la promoción de su imagen como populachera y hasta soez. Era el “pata en el suelo” que de arañero pasó a presidente de la república, lo cual de alguna manera lo “igualó” a una gran masa poblacional que se vio inmediatamente retratada en las formas y maneras de “el comandante” y que de inmediato quiso ser como él. Maduro también se afana en eso, aunque sin el mismo éxito. No ha llegado a decirle a Cilia que “le va a dar lo suyo” pero si se le ve cada vez que se puede “echando un pie” con su señora, y mostrando, o mejor dicho, tratando de mostrar, dotes de músico en instrumentos que no domina. También se le ve soltando de cuando en vez, deliberadamente, algún gazapo verbal, solo para que de inmediato pongamos nuestra atención sobre él. Trump, por su parte, encarna la quimera del “sueño americano”. Está podrido en dinero, goza de inmensos lujos que nosotros, los simples mortales, no alcanzamos ni a imaginar y hasta se gasta una esposa, y varios amores previos que, por bellas, son la envidia de cualquiera ¿A quién no le gustaría vivir así? Se hace ver como más patriota que todos los demás norteamericanos juntos y muestra un estilo de vida farandulero y de derroches que no hacen más que restregarle, continuamente, su inmensa riqueza y su desparpajo al pueblo norteamericano en la cara, pero eso, en esta “Civilización del Espectáculo” (como la califica, acertadamente Vargas Llosa) no es problema. Parafraseando a Wilde, que hablen mal o bien, pero que hablen de ti. Esa es su consigna.

En segundo lugar, todos son unos grandes maestros del terror. En serio, Stephen King o Lovecraft no son más que unos niños de pecho al lado de estos señores. Trump ha estructurado toda su campaña sobre el manejo de los temores más arraigados del grueso de la población norteamericana. Ha atacado a la inmigración, llegando a afirmar que podría deportar a 11 millones de inmigrantes y hasta ha propuesto levantar un muro entre EEUU y México. Se metió también con los musulmanes, a los que les prohibiría, según él, la entrada a EEUU; ha dicho que la tortura es “poca cosa”, y que métodos como el “ahogamiento simulado” son válidos y hasta llegó a afirmar que es tan popular, que podría ponerse a dispararle a gente en Nueva York y que eso no le costaría ni un voto. Chávez era muy parecido. A los adecos y copeyanos les freiría las cabezas en aceite, a la oposición, y esto lo dijo varias veces, la “pulverizaría”, y a los manifestantes había que darles, según sus palabras de “revolucionario pacífico, pero armado”, “gas del bueno”. Maduro no se queda atrás, amenaza, insulta, confronta. A los opositores que acudirán a la “Toma de Caracas” esta semana les advierte que les tiene lista “una sorpresita” (esperemos que no sea como la emboscada de abril de 2002) y un poco más “a la callada”, arrastra más de 5000 arrestados, varios asesinados y decenas de torturados durante las protestas contra su gobierno desde 2014. Chávez y Maduro, además, se la pasan mencionando al “coco” de la supuesta “guerra económica”, de las “conspiraciones de la derecha” y de la inminente (aunque llevan años en eso) “invasión extranjera”, y son especialistas en inventar supuestos intentos de magnicidio que al final no se demuestran jamás.

Por último, todos ellos le han hecho un daño inmenso a los movimientos políticos o ideológicos a los cuales, supuestamente, se adscriben. Primero Chávez, y ahora Maduro, han destruido cualquier posibilidad real de que el socialismo, y mucho más el comunismo, sean opciones políticas viables en Venezuela, al menos a corto y a mediano plazo. Es la consecuencia de usar y abusar de las ideas como si fuesen panfletos. Por su parte, Trump, ha dejado muy mal parados a los republicanos ¿Cómo estos señores, conservadores, almidonados y en general más serios que un revólver, educados en las más prestigiosas universidades, pudieron permitir que un peligrosísimo bufón como Trump llegase a las elecciones como su abanderado? Si pierde, los convertirá en el hazmerreír de su país, y si gana, Dios no lo permita, estoy seguro de que no pasará un día de su mandato sin que les dé motivos para arrepentirse de haberlo apoyado. Tras este desliz encopetado, escríbanlo, les va a costar mucho levantar cabeza.

@HimiobSantome

Chuo Torrealba: 7 de cada 10 víctimas del hampa impune caen en los barrios

ChuoTorrealba

 

El secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, Jesús “Chúo” Torrealba, expresó este miércoles que los barrios venezolanos se han convertido en la base de operaciones del hampa en Venezuela y que las cárceles del país se han trasformado en las universidades del crimen.

Así lo dijo en su programa radial La fuerza es la unión transmitido por RCR750.

“Todas las encuestas revelan que 7 de cada 10 víctimas del hampa impune caen en los barrios. La base de operaciones de los delincuentes están en estas zonas, independientemente que su campo de acción sea otro”.

Asimismo, indicó que “los barrios de Venezuela tienen aproximadamente 170 mil hectáreas donde no entra la policía, donde el poder, la soberanía no la ejerce el estado venezolano sino los pranes y el hampa”.

Torrealba detalló cuales serían los pasos a seguir para disminuir los niveles de inseguridad en el país en los barrios venezolanos. “Como primer paso es necesario dotarlos de vialidad de acceso a los centros de servicios y trabajo, luego de una vialidad perimetral, que permita acceder a todo el barrio; y en tercer lugar que haya una vialidad interna con buen alumbrado público, permitiendo que la vigilancia policial llegue a todos los rincones”.

Por último señaló que “hay que sanear la red penitenciaria porque hoy no es parte de la solución, con este gobierno en cualquier cárcel venezolana los delincuentes tienen armamento de guerra. Las cárceles venezolanas no pueden seguir siendo la universidad del crimen”.

 

*Con información de nota de prensa