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Apartheid

¿Qué hacer después del RR?
Nunca antes hubo en la política venezolana la crónica de una muerte anunciada, como le ha sucedido al RR 2022

 

@froilanbarriosf

Nunca antes hubo en la política venezolana la crónica de una muerte anunciada como le ha sucedido al referendo revocatorio 2022, al creer sus promotores, simpatizantes y amigos que les era factible aspirar a la aplicación de un derecho constitucional consagrado en el artículo 71 de la vigente carta magna. Y, de paso, reconocer al usurpador mandatario rechazado en todas las latitudes y en el territorio nacional

En efecto, la convocatoria a recolección de firmas realizada «por el mejor CNE del siglo XXI» para el 26/1, reconfirma la repulsión que la tiranía sostiene contra la CRBV; y en particular contra la revocación del mandato, como lo demostró en 2004, en 2016 y ahora en el novel año 2022.

Solo recomendaría una segunda vista en YouTube al bien logrado video de Ciudadanía Activa sobre la lista Tascón (2006). Entonces, mediante el CNE de la época, aguijoneado por el felón mandatario Chávez, humillaron y obligaron a firmar hasta 3 veces al esperanzado pueblo. La siguiente experiencia fue en 2016, cuando mediante una sentencia de un juzgado de municipio se impidió la convocatoria. 

Video: VIDEO COMPLETO SOBRE LA LISTA TASCON | Canal en Youtube de LUCAR777

En la primera experiencia, de 2004, desataron una especie de apartheid con la lista Tascón. Ahora en 2022 reviven la hoz y el martillo con la lista Cabello, quien amenaza con entregar a las represalias del tirano a quien se atreva a firmar. Demostrando que el miedo es libre para los voceros del régimen autoritario. 

Por otra parte, es un cachetazo a quienes mantienen en el G-4 una sobredosis de electoralismo. Suponen que la dictadura en el fondo reconoce rasgos de institucionalidad a la hora de ceder el poder y promover “elecciones transparentes”.

En el campo opositor, con el solo anuncio del RR 2022, saltaron las propuestas de consultas en primarias para definir candidato a las elecciones presidenciales 2024, cuando eso no es lo esencial. Lo primordial son las condiciones para ir a cualquier proceso electoral.

En realidad, en Venezuela sufrimos los dos extremos. Hay aquellos que plácidamente, bajo la sombra de una mata de cují campaneando un daiquirí o un escocés clásico, esperan que el Comando Sur atropelle al tirano; y por el otro bando hay quienes, impregnados de oportunismo electoral, no aguantan la elección de un club de bolas criollas o junta de condominio para postularse.

Lo cierto del caso es que una y otra posición favorecen al status quo autoritario. El régimen teme el surgimiento de una nueva mayoría que asuma la política de reconquistar la democracia sin capitulaciones. Lograrlo implica enfocarse en conquistar las condiciones democráticas electorales, partiendo de tachar de ilegítimas e ilegales las instituciones fraguadas en el país desde 2017, con la fraudulenta Asamblea Constituyente madurista. 

Este objetivo es posible en un escenario donde no se visualizan elecciones hasta 2024, lo que permitiría a todos los sectores de la vida civil reencontrarse en una gran coalición nacional para la realización de elecciones presidenciales y parlamentarias en el marco constitucional, cuyo resultado derive en la legitimación del conjunto de poderes públicos.

A quienes proponen candidato presidencial opositor para 2024 con el mismo CNE y con las condiciones abusivas del poder ejecutivo, poder judicial y las FAN, están condenados a someterse y humillarse ante el ventajismo gubernamental de las elecciones regionales 2021. Y, por otro lado, a garantizarle a la tiranía su permanencia hasta 2030, rodeándola de la legitimidad y legalidad perdidas por su talante dictatorial. 

En definitiva, esta tragedia transcurrida a lo largo de 23 años obliga a no repetir y continuar con los errores que le han permitido a una camarilla militar y partidaria empobrecer al extremo de la inanición a un país mediante el saqueo de la riqueza nacional labrada durante su vida republicana.

*Movimiento Laborista.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Orlando Viera-Blanco Jul 21, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
Madiba: halando ramas en el cielo

Nelson Mandela, Madiba. Foto en as.com

Mandela, Madiba, lo aprendió, vivió y depuró todo. De utopías a verdades, de surrealismo a pragmatismo utilitario. Así enseñó a su pueblo su miedo más profundo: la oscuridad del resentimiento que eclipsa la luz de la reconciliación.

 

@ovierablanco

El pasado 18 de julio se cumplieron ciento dos años del nacimiento de un hombre memorable e irrepetible: Nelson Mandela. Vale la pena estudiar la personalidad de este héroe de la libertad y la reconciliación, para descubrir la génesis de su nobleza a partir de la cual no solo derrotó el apartheid africano sino los odios y la violencia. Para Mandela el perdón fue un honor…

Rolihlahla: el alborotador

Nelson Mandela nace en un pueblo humilde (Mvezo) en la antigua provincia del Cabo. Fue bautizado con el nombre de Rolihlahla, que significa halar la rama de un árbol. Cariñosamente: el alborotador. Su padre Gladla (polígamo), tuvo cuatro esposas, 9 hijas y cuatro hijos. Mandela nace de la unión con su madre Nosekini Fanny. Su bisabuelo fue jefe de la tribu Tembu y su apellido se lo debe a su abuelo llamado Mandela. Al llegar a la escuela su profesora, la señorita Mdingane, le dio un nombre de origen inglés: Nelson. Madiba -como fue apodado- iniciaba un intenso destino de identidad, luchas, liberación e independencia.

Mandela tuvo una educación cristiana bajo la curaduría de Jongintaba Dalindyebo, quien le adoptó. A temprana edad tenía curiosidad por historias tribales de liberación y asentamiento. Se matriculó en Healdtown Comprehensive School. Recibió educación metodista y cultura inglesa. En sus ratos libres practicaba boxeo, lo cual le valió el calificativo de perfecto.

Jongintaba lo envía a la universidad de Fort Hare donde perfecciona su inglés. Estudia antropología, administración, derecho romano y política. En Johannesburgo se enlista en una firma de abogados dirigida por un simpatizante de ideas liberales, Lazar Sidelsky, quien era cercano a la causa del Congreso Nacional Africano (CNA) y del Partido Comunista Sudafricano (PCSA). Conoce a su primer amigo de raza blanca Nat Bregman, quien lo introduce a ideales comunistas. Mandela quedó impresionado por el trato igualitario entre hindúes, mestizos, africanos bantúes y ateístas. Comienza a empaparse de la política contra el racismo pero no bajo la consigna de la lucha de clases. Se ‘alborotaba’ su espíritu Tembu, donde dedicarse a la política era tabú.

Estoy preparado para morir

Hacia la década de los 40, Mandela se integra al CNA. Consigue apoyo de la URSS. Se interesa por los textos de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Mao Zedong. Cabalga por el materialismo dialéctico. Más tarde se decide por la resistencia no violenta de Mahatma Gandhi. Disfrazado de chofer y bajo el nombre de la pimpinela negra (de la novela La pimpinela escarlata, de Emma Orczy), recorre todo el país. Inspirado en el 26 de julio de Fidel Castro, funda su movimiento La Lanza de la Nación [MK].

Es apresado el 5/8/1962. Enfrenta el juicio de Pretoria por conjura y traición. Seis años de juicio y numerosas protestas como la matanza Sharpeville donde murieron 69 agentes. En el proceso de Robinson ante la Corte Suprema de Pretoria, pronunció su último discurso en libertad: “Siempre he atesorado el ideal de una África libre y democrática en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal para lo que he vivido. Es un ideal por el que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir». El juez Quartus de Wet lo encontró culpable y le condenó a cadena perpetua.

Mandela el redentor

Mandela salió de la prisión de Victor Vester el 11/2/1990, después de 27 años de cárcel. Pacta con el presidente De Klerk, sustituto de Botha. Comenzaba su carrera hacia la presidencia de Sudáfrica, primer presidente negro y demócrata elegido el 9/5/1994.

Primero estuvo preso en la isla de Robben y después en la cárcel de Pollsmoor. Mandela discutía en prisión con sus camarillas desde la democratización de la vivienda, la igualdad de credo, raza, sexo o religión hasta la resistencia, la libertad, la guerra y la paz. De la violencia legítima al pensamiento integrador. Del rol de los partidos, los niños y la educación. Sobre la dialéctica del color de piel como color del amor y la dignidad.

“No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad que la forma en la que trata a sus niños” decía.

“La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación como la hija de un campesino puede convertirse en médico, el hijo de un minero puede convertirse en el jefe de la mina, o el hijo de trabajadores agrícolas puede llegar a ser presidente de una gran nación.» Como le ocurrió a él,  apacentador de ganado y sudoroso minero en su niñez.

Veintisiete años de prisión donde le extirparon un tumor de próstata y venció la tuberculosis; donde quedaron exculpados todos los rencores y afloraron todas sus tendencias, influencias, vivencias e ideologías. Mandela lo aprendió, vivió y depuró todo. De utopías a verdades, de surrealismo idealista a pragmatismo utilitario. Y así enseñó a su pueblo su miedo más profundo: la oscuridad del resentimiento que eclipsa la luz de la reconciliación. “Los valientes no temen al perdón si esto ayuda a fomentar la paz” sentenció. Y el día que ‘el alborotador’ perdonó, fue libre. Fue el día que Madiba se convirtió en Washington, Lincoln y Bolívar. Y liberó Sudáfrica.

Con ese sentimiento de redención, Rolihlahla apagó sus ojos el 5/12/2013 a sus 95 años. Descansó como los justos. Aún sigue halando ramas, en el cielo…   

* Embajador de Venezuela en Canadá.

 

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Carlos Dorado Ene 14, 2018 | Actualizado hace 6 años
¡Sin comentarios! por Carlos Dorado

MandelaN

Durante estos recientes días navideños y de año nuevo, tuve la oportunidad de leer algunos libros. Uno que me gustó fue: “La sonrisa de Mandela”, de John Carlin, corresponsal en Sudáfrica del periódico inglés “Independent” durante los años 1990-1995.

Me hizo recordar la imagen de Nelson Mandela saliendo de la cárcel, el domingo 11 de febrero de 1990, con su puño en alto, tras 26 años en la prisión. Fue una foto que marcó el principio del fin de una de las tiranías más abominables de la historia contemporánea de la humanidad.

El último discurso que había pronunciado había sido en 1964, durante un juicio en el que se enfrentaba a una posible condena a muerte. En ese momento dijo:” He luchado contra la dominación blanca y la dominación negra, he acariciado el ideal de una sociedad democrática y libre donde todos los hombres convivan en armonía e igualdad de oportunidades. Se trata de un ideal por el que espero vivir y que aspiro ver hecho realidad”.

Desde el mismo momento en que salió de la cárcel, entendió que la solución de Sudáfrica tenía que pasar por la paz, por la reconciliación y por la tolerancia política; a sabiendas de que la responsabilidad final de la violencia no era únicamente del gobierno, la policía o el ejército, sino también de los blancos y de los negros.

En ese momento se hizo una pregunta: ¿Por qué nos peleamos? Y su respuesta fue: “Intentemos la reconciliación”. No era un fanático, ni siquiera un romántico, era una persona pragmática y sagaz que
estaba consciente de cuáles eran las alternativas. Sólo por citar la zona de Johannesburgo, más de diez mil personas murieron allí como resultado de la violencia política durante los cuatro años posteriores a su liberación.

Si no se le ponía fin, su pueblo se vería arrastrado a una espiral de guerra y venganza, y todo estaría perdido. Inició así, la cruzada del diálogo y la reconciliación, basado en que ninguno de los
que eran enemigos podía vencer al otro. Evitó una cruenta guerra civil, y construyó una democracia que permanece tan estable como sana en su esencia.

Hoy Sudáfrica es un país en el que se respetan las instituciones, donde hay libertad de expresión y prensa, un poder judicial independiente, unas elecciones libres, y una vida política que  no se define por la raza. ¡La alejó del abismo!

Quizás a él, le hubiese resultado más fácil soltar los perros de la guerra; pero logró a través del diálogo, que los blancos y los negros abandonaran sus impulsos de venganza y sus miedos. Le hizo pensar de forma diferente, se basó en su integridad, y en su coherencia entre los valores que exponía y su comportamiento en la vida.

Avalado por muchos años de cárcel sufrimientos y trabajos forzosos, Mandela poseía unos valores fijos: La justicia, la igualdad, y el respeto por todos. ¡El más pragmático de los idealistas!

Supo ser tan inteligente como virtuoso, tan astuto como audaz. Una victoria ganada a pulso, venciendo a sus demonios personales, a sus vengativos seguidores negros, al gobierno del apartheid instalado durante tres siglos, y a la belicosa y dictatorial extrema derecha.

Una vez que llegó a presidente, y aquí es donde radica su mayor grandeza, llegando a la cima de su vida, cubierto de gloria y grandeza y admirado por todo el mundo, concedió el regalo del perdón y logró la reconciliación, mientras insistía en que nunca se había visto a sí mismo como un Dios, y que su mayor virtud era que estaba consciente de sus muchos defectos.

¡Sin comentarios!

cdoradof@hotmail.com

Ángel Oropeza Oct 30, 2017 | Actualizado hace 6 años
Madiba y la unidad, por Ángel Oropeza

MandelaN

Para los pocos que no le conocen, Nelson Mandela, “Madiba” para los suyos, fue el primer presidente de Suráfrica elegido democráticamente, luego de una lucha personal y colectiva de más de 40 años contra el oprobioso régimen de minoría blanca y su sangrienta política de “apartheid”.

Madiba unificó a la oposición de su país en torno al Congreso Nacional Africano. Estuvo 27 años en la cárcel, la mayoría de ellos en condiciones muy precarias y sometido a trabajos forzados. Solo se le permitía recibir una visita cada 6 meses, y las cartas que le enviaban, revisadas previamente por sus carceleros, le eran entregadas, pero también solo una cada 6 meses.

Mandela se convirtió en un emblema de la dignidad y la perseverancia unitaria. Luego de ser liberado en 1990, lideró a la oposición hasta conseguir que se realizaran las primeras elecciones democráticas en su país. Ganó esas elecciones y fue presidente desde 1994 hasta 1999. En 1993 le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz, “por su trabajo para el fin pacífico del régimen de apartheid, y por sentar las bases de una nueva Suráfrica democrática”.

El régimen que enfrentaron Mandela y sus compañeros de la unidad africana no jugaba nunca limpio. Y, lo que es peor, a pesar de que sus políticas provocaban miseria e injusticia entre la mayoría del pueblo surafricano, no eran pocos los negros que le apoyaban: algunos por conveniencia económica o de trabajo; otros por miedo a perder algunas migajas a las que llamaban “beneficios”; otros porque no veían posible otra salida, y muchos porque se les había convencido de que el régimen era inevitable, que había llegado para quedarse y que lo que procedía era adaptarse. Mandela enfrentó esa realidad tal cual era, y no condicionó su lucha a que existiera otra más fácil. Vio sus esfuerzos frustrados y postergados muchas veces. Y en vez de desanimarse, apelaba a una de sus frases favoritas: “La mayor gloria no es nunca caer, sino levantarse siempre”.

Si Mandela hubiese sido venezolano, y su lucha unitaria se hubiese desarrollado en nuestro país y por estos días, posiblemente algunos de nuestros “cansados de tanto luchar” y de los “muera la MUD”, junto con “los que sí saben cómo enfrentar al enemigo”, estarían gritándole: “Mandela, ¡deja eso así! ¿Por qué mejor no te rindes o abandonas ese fastidio de la lucha política unitaria y esperas que el apartheid se caiga solo, o que algún golpe de suerte los saque del poder?”. Gracias a Dios, esas voces –que también existían entre los que adversaban el régimen surafricano– no frenaron la lucha de Madiba y de la unidad opositora negra. Gracias a Dios, esas voces –por fortuna minoritarias– no frenarán tampoco las luchas de quienes no piensan desmayar en su objetivo de una Venezuela más digna para sus hijos, cueste lo que cueste, y tarde lo que tarde.

La adversidad puede derrotarnos y provocar que tiremos la toalla, o servir de acicate para sacudir los ánimos, levantarnos y decidir enfrentarla, haciendo lo que hay que hacer. Por eso mismo, no podemos darnos el lujo de descansar en la batalla. Nuestra lucha, al igual que la lucha por la felicidad de nuestros hijos, no conoce de descansos, frustraciones o dudas.

La unidad es el activo fundamental en la lucha contra la dictadura, y todo lo que la debilita termina fortaleciendo al régimen. Por eso, el objetivo del gobierno es acabar con ella. Se haría un grave daño a la lucha del país si permitimos que la unidad desaparezca. Eso es complacer al gobierno. Hagamos lo posible por evitarlo. Por eso, este es el momento de reforzar lo que nos une y no lo que nos divide. Porque o enfrentamos todos juntos lo que viene o sufriremos todos juntos las consecuencias de no haberlo hecho.

Decía Richard Nixon: “Un hombre no está acabado cuando es derrotado. Está acabado cuando abandona”. La buena noticia es que aquí hay muchísimos que no pensamos –ni en sueños– abandonar. Estamos demasiado enamorados y comprometidos con Venezuela, y es mucho el combustible de esperanza y coraje que nos moviliza.

@AngelOropeza182

El Nacional

Apartheid político, por Carlos Nieto Palma

rociosanmiguel

 

Gran parte de los venezolanos hemos vivido en carne propia un apartheid o discriminación por razones políticas, por el solo hecho de pensar diferente o decir cosas distintas de las que el régimen quiere escuchar. Ahora esto llega a su máxima expresión con el carnet de la patria, que al parecer será necesario para cualquier actuación que queramos realizar y en la que la dictadura esté involucrada.

Esto no es nuevo. Hace más de 12 años fueron despedidas por José Vicente Rangel del Consejo Nacional de Fronteras, por aplicación de la “lista Tascón”, tres mujeres: Rocío San Miguel, Thais Peña y Magaly Chang. Fue el 12 de marzo de 2004 cuando les informaron que tenían que despedirlas por haber firmado solicitando el referéndum revocatorio del mandato del entonces presidente, Hugo Chávez.

Soy amigo de Rocío San Miguel desde hace muchos años, y me consta el largo camino que ha recorrido en la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación para ella y sus dos compañeras de trabajo, luego de este despido por estar en la “lista Tascón”, que podríamos decir que es el inicio del apartheid por razones políticas en Venezuela, y no solo aplicado a Rocío, Thais y Magaly, sino a infinidad de venezolanos que sufrieron las consecuencias de pensar diferente en aquel momento, y lo seguimos sufriendo hoy en día.

Luego de que agotaron todos los recursos internos, acudieron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y, finalmente, el 8 de marzo de 2015, Día Internacional de la Mujer, Rocío, Thais y Magaly fueron notificadas de que su caso sería analizado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en San José de Costa Rica, en una audiencia que se efectuó el pasado 14 de febrero y se convirtió en el primer caso que, por discriminación política, sería discutido en esa instancia internacional desde su instalación el 3 de septiembre de 1979.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos en un resumen del proceso dice: “El caso se relaciona con el supuesto despido arbitrario de Rocío San Miguel Sosa, Magaly Chang Girón y Thais Coromoto Peña de sus respectivos cargos públicos en el Consejo Nacional de Fronteras, el 12 de marzo de 2004, tras haber firmado la convocatoria a referéndum revocatorio del mandato presidencial del entonces presidente, Hugo Chávez Frías. Se plantea que tal proceso político habría tenido lugar en un contexto de significativa polarización en el que el entonces presidente de la República y otros altos funcionarios estatales efectuaron declaraciones, cuyos contenidos reflejarían que se trató de formas de presión para no firmar, de amenazas de represalias e incluso de la acusación infundada de terroristas a quienes firmaron. Parte del contexto de las firmas y el despido habría tenido que ver con la creación y publicación de la denominada ‘lista Tascón’ que incluía a las personas que firmaron la convocatoria a referéndum revocatorio, que habría sido encargada por el propio presidente de la República a un diputado con la finalidad de ‘que salgan los rostros’ de lo que se denominó como un supuesto ‘megafraude’. Se alega que la terminación de los contratos de las tres presuntas víctimas habría constituido un acto de desviación de poder, en el cual se habría utilizado la existencia de una facultad discrecional en los contratos como un velo de legalidad respecto de la supuesta verdadera motivación, que sería la de sancionar a las víctimas por la expresión de su opinión política mediante la firma de la convocatoria al referéndum revocatorio. Se alega que esta supuesta sanción implícita habría constituido una violación de los derechos políticos, una discriminación por opinión política y una restricción indirecta a la libertad de expresión. Finalmente, se alega que ni el recurso de amparo ni la investigación penal, incluido el recurso de apelación contra el sobreseimiento, habrían constituido recursos eficaces para examinar un supuesto de desviación de poder materializado en una discriminación encubierta”.

En esta audiencia los jueces de la Corte Interamericana escucharon el relato de la discriminación política en Venezuela y como esta se ha convertido en una política de Estado contra quienes son considerados opositores, disidentes y críticos. Fue impactante escuchar el testimonio de Rocío San Miguel narrando todas las persecuciones, arbitrariedades y hasta amenazas de muerte que ha recibido en todos estos años por el solo hecho de pensar distinto y querer un mejor país.

Por ahora, el caso de Rocío San Miguel, Magaly Chang y Thais Peña contra Venezuela, que se sigue ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, entró en un plazo hasta el 15 de marzo de 2017, en el que las partes deben presentar los alegatos de fondo para esperar finalmente la sentencia, la cual debería producirse a finales de 2017.

Según el equipo de juristas y expertos en derechos humanos que acompañan a las víctimas, este caso es de suma importancia porque: 1) Podrá sentar jurisprudencia internacional sobre la discriminación política ejecutada en Venezuela como política de Estado, y ayudará en el futuro a miles de víctimas que sin haber llegado a la justicia internacional se servirán de un estándar comprobado. 2) El caso permitirá condenar al Estado venezolano por la violación de derechos humanos y visibilizar internacionalmente la discriminación política, que lamentablemente continúa profundizándose en Venezuela.

Yo no tengo dudas de que el Estado venezolano será condenado por estos hechos, así como que Rocío San Miguel continuará en su lucha a favor de los derechos humanos que este hecho de discriminación política le puso en el camino, y que hoy la ha convertido en una de las más resaltantes figuras en la defensa de estos derechos en Venezuela.

 

@cnietopalma

El Nacional 

 

Denuncian apartheid universitario en nuevo sistema de ingreso
Jóvenes reclaman que se quedaron sin cupo en la universidad a pesar de que sus promedios son mayores a los de estudiantes que sí salieron en las listas de la OPSU. Han calificado al nuevo sistema como “Dakazo” universitario

 

@MariaAlesiaSosa

ALIZ HAMID CHÁVEZ TIENE 17 AÑOS y desde los 8 sabía que quería ser médico, como su mamá. Sus planes se vieron truncados el 15 de mayo de 2015, cuando recibió los resultados de las admisiones de la Oficina de Planificación del Sector Universitario (Opsu): “Usted no fue asignado (a) en ninguna de sus opciones de carrera. Si desea verificar la posición que ocupó, consulte la Lista de Cola de las carreras”.

Los 20 puntos de promedio que mantuvo durante todos los años de bachillerato, no fueron suficiente para cumplir su sueño de estudiar medicina en la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA), en Barquisimeto.

puroveinte

 

La UCLA era su primera opción, pero también se apuntó en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y en la Universidad de Los Andes (ULA). En las tres quedó en lo que la OPSU llama “Lista de Cola”, pero muy atrás como para tener alguna esperanza: en la Lisandro Alvarado su puesto en la lista de espera es el 764. Mientras, en la UCV, Hamid le asignaron el número 3.778, y si quisiera inscribirse en la ULA de Mérida, 3.627 bachilleres están en la cola antes que ella.

En mayo de 2015 se concretó la decisión que había sido tomada el 16 de diciembre de 2014, por el ministro de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, Manuel Fernández: La OPSU se atribuyó la asignación de al menos 70% de los cupos en las universidades autónomas del país.

Hasta este año, las universidades concedían 30% de sus cupos a los que ingresaban por esa vía. Ese porcentaje —conforme a lo que dice la Ley de Universidades—, lo decide el Consejo Universitario de cada casa de estudios.

La publicación de los nombres seleccionados por la OPSU se hizo en una acto público en el que participó el ministro Fernández, así como el Presidente de la República. “Primera vez que esto se hace en la historia de Venezuela y tenía que hacerlo la revolución bolivariana. Queremos democratizar constitucionalmente el acceso a las universidades”, dijo Nicolás Maduro en el evento. Agregó que si “alguna universidad se opone a la Constitución, allí están las instancias judiciales para que diriman cualquier intento de desconocer este sistema de democratización”.

El ministro Fernández también defendió el nuevo sistema de ingreso, con el argumento de que era parte de una estrategia para “democratizar” la educación superior. El diputado del Psuv por el estado Trujillo, Manuel Briceño, declaró que la asignación de cupos universitarios por la OPSU “no es un asunto de Gobierno, sino políticas del Estado venezolano en esa materia”. 

La Asociación Venezolana de Rectores Universitarios (Averu) pidió, el 9 de junio, la anulación del nuevo sistema de asignación de cupos. La rectora de la UCV, Cecilia García Arocha afirmó que la propuesta de la OPSU viola la Carta Magna y la Ley de Universidades.

El vicerrector académico de la UCV, Nicolás Bianco, declaró que la intención del Estado no es democratizar. “Lo que quieren es masificar la educación, y hacerlo fraudulentamente”.

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 ¿Cuánto valen las notas?

En los últimos 40 años, las notas del alumno representaban 97% del índice para entrar a las universidades. Ahora, con el nuevo sistema nacional de ingreso, el peso de los criterios que conforman el índice se distribuyen de la siguiente forma: 50% las notas de bachillerato, 30% las condiciones socioeconómicas, 15% la territorialidad y 5%, la participación en procesos anteriores y en actividades sociales. 

El rector de la ULA , Mario Bonucci, alertó que no hay estudios que respalden las recientes decisiones, y catalogó los nuevos criterios como subjetivos. “Hace seis meses le pedimos al ministro que nos mostrara el estudio para cambiar el criterio, y no nos ha mostrado nada”, señaló.

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Enrique Planchart, rector de la Universidad Simón Bolívar (USB), coincide. “Quitando la nota de bachillerato, todos los criterios son subjetivos ¿Cómo se miden esas cosas?”, se preguntó. 

Bonucci considera que el cálculo de la condición socioeconómica a través de una encuesta en Internet brinda una variable ilustrativa que no puede ser validada. Destacó además, que el nuevo criterio produce un sesgo “en el cual el buen estudiante de liceo público o privado va a ver obstaculizado , o incluso imposibilitado su ingreso a la universidad”.

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Representante de Asociación Venezolana de Rectores Universitarios

Es el caso de Aliz Hamid. El nuevo sistema de admisión le negó un cupo en las tres universidades a las que aspiró ingresar, a pesar de que 100% de los estudiantes que fueron admitidos, tienen un promedio menor que el de ella. Ninguno tiene 20.

Hamid estudió en Las Colinas, uno de los colegios privados más exigentes de Barquisimeto, estado Lara. “Mi familia hizo un esfuerzo muy grande para que saliera bien preparada. Que yo venga de un colegio privado no significa que tenga mucho dinero, de hecho no lo tengo. No tomaron en cuenta para nada mi empeño”, explicó la alumna de quinto año.

Dice que, aunque no le guste al ministerio, la actitud y el esfuerzo se manifiestan en las notas, y no en el tipo de vivienda del alumno. 

“Tienen que empezar por mejorar la educación de bachillerato, no tengo problemas en que entren personas de colegios públicos, pero no nos pueden rechazar a nosotros con ese criterio”, reclamó. 

Aliz confiesa que ya pasó por una etapa de llanto, molestia y ahora lo que siente es frustración. Además ya es muy tarde, todas las pruebas de admisión cerraron. Ahora tendrá que esperar, al menos un año, para poder presentar una prueba interna en otra universidad. “Yo jamás me imaginé que después de fajarme cinco años para mantener mi promedio de 20 puntos, iba a ser población flotante al salir de bachillerato”, repite incrédula. 

Alfonzo Chávez, tío de Aliz, trabaja en la UCLA, y confiesa que lo que más molestia le causa es que en su  casa, siempre le inculcaron la superación a través de los méritos. “Hace algunos años cuando ella me comentó que quería estudiar Medicina, le dije que, ni porque yo trabajara aquí, ni porque su mamá fuera médico egresada de la UCLA iba a entrar a la universidad. Insistí: ‘Sólo lo harás si te esfuerzas y estudias”. Pero ni siquiera con la máxima nota, fue premiada con el cupo. 

Hay mucha indignación en la familia Hamid-Chávez . La madre de Aliz, Liz Chávez, fue a la OPSU a reclamar por el caso de su hija y lo que consiguió fue una cola de personas afectadas por lo mismo, pero ninguna solución. Sólo en la promoción de Aliz, hay cuatro alumnos con promedios de más de 18 puntos que querían estudiar medicina y no tienen cupo en la universidad.

Aliz nunca había pensado irse del país, pero reconoce que las circunstancias la obligan a contemplar posibilidades con becas en el exterior. “Preferiría quedarme aquí, yo quiero ser médico para ayudar a mi país, aquí veo la necesidad, pero esta situación lo obliga a uno a pensar otras cosas”.

 

ENTREVISTA

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LUIS FUENMAYOR TORO: «Se está premiando la pobreza»

Por: Víctor Amaya

«Como no hay electrodomésticos, repartieron cupos». Luis Fuenmayor Toro cree que el nuevo método del Sistema Nacional de Ingreso Universitario tiene trasfondo político, y electoral. El exrector de la Universidad Central de Venezuela (1988-1992) recuerda que el debate por la equidad en los nuevos ingresos es de vieja data, pero ya se había comenzado a corregir hace más de una década.

Fuenmayor rescata la expresión «aptitud académica», porque ella determina las potencialidades de formación de cualquier persona y está «poco influenciada por condicion social, género, etc».

Citando un estudio que realizó y publicó en 1999 para comprar el ingreso universitario entre 1984 y 1998, sostiene que en aquél primer año «no había discriminación». «El 75% de quienes entraban lo hacían por la Prueba de Aptitud Académica (PAA), que era un examen nacional, en todos los colegios y liceos del país». El asunto cambió -dice- a finales de la década siguiente cuando «solo el 19% de quienes entraban a las universidades lo hacían por la PAA».

Es la consecuencia, asegura Fuenmayor, de que las propias instituciones académicas asumieran en control del ingreso, mediante pruebas internas. «Ya en 1995 se notaban cambios en las tendencias (que favorecían a los estudiantes de las ciudades, de mayor poder adquisitivo y provenientes de planteles privados). Fue la consecuencia de esas pruebas internas que se hacen las sedes de cada universidad. Imagínate que un estudiante de Apure quiera entrar en la UCV: Tendría que viajar, pagar estadía, traslados. No es justo», sostiene el exrector.

«Controlar el ingreso da poder», asegura el profesor, quien puntualiza en la Universidad Simón Bolívar, por ejemplo, define quién estudia en su campus sin participación de la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU). Aclara, no obstante, que no se trata de «unos profesores perversos» que quieren exluir a la gente, como muchas veces se ha señalado. Apunta además que la calidad de los estudiantes hará que se aprovechen mejor los recursos y hasta que la universidad resulte mejor evaluada cuando se distingan sus promedios académicos, de permanencia y de graduaciones.

En 1999, Luis Fuenmayor asumió la presidencia de la OPSU, mientras Hugo Chávez se instalaba en Miraflores. Desde allí, dice ahora, intentó corregir las iniquidades de ingresos fortaleciendo la PAA. «Pudimos hacer cosas porque Chávez no se metía en eso, básicamente». Confiesa que con el mandatario solo pudo reunirse una vez.

La nueva PAA se dividía en dos partes: habilidad numérica y habilidad verbal, «que pasó a ser comprensión lectora y se le comparaba era con su propia cohorte y no en promedio nacional», apunta quien estuvo en la OPSU hasta 2004. Tres años después, la PAA fue «ilegalmente eliminada» y se pasó a un sistema multivariable «donde el 97,5% del peso lo tenía el promedio de notas», priorizando el rendimiento académico. Ello significó que «no se siguió avanzando en el plan que habíamos formulado, cuyo objetivo era eliminar las pruebas internas».

Ahora, con el nuevo sistema de ingreso «dejaron por fuera a la gente de estrato D, los menos pobres, y a todo el que no sea considerado excluido. Los ricos tienen tanto derecho a ingresar como los demás. Se está premiando la pobreza».

El exrector cree que lo peor de la película está por verse, en septiembre, cuando toque iniciar el año académico y pudieran verse algún tipo de enfrentamiento entre quienes ingresaron y los nuevos excluidos.

 

 

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