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Espacio Público: los apagones diarios en Venezuela también afectan el acceso a la información

De acuerdo con la ONG Espacio Público, el servicio eléctrico nacional no ha mejorado en los últimos cinco años, privando del derecho a la libertad de expresión en 23 estados de Venezuela que sufren apagones «diariamente»

«Solo en el 2023, registramos al menos 37 fallas o apagones masivos que afectaron el servicios e internet en todo el país. Los principales victimarios fueron la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (Cantv) y la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (Corpoelec). Con menos frecuencia, operadoras privadas como Digitel y Movistar también sufrieron fallas que afectaron el servicio», se lee en un informe de prensa publicado este 7 de marzo.

A cinco años del «apagón nacional» del año 2019, cuando Venezuela estuvo sin servicio eléctrico hasta por 12 días consecutivos, la ONG denunció que los estados más afectados por la deficiencia continuada del servicio público están en el occidente venezolano: Zulia, Mérida, Barinas, Lara, Táchira, Apure, Carabobo y Falcón.

«La situación del sistema eléctrico nacional no ha cambiado sustancialmente durante los últimos años. Actualmente, se registran a diario fallas eléctricas en todos los estados del país, situación que limita el derecho de la ciudadanía a mantenerse informado oportunamente, así como también a comunicarse de manera oportuna», agregó. 

Entre apagones, protestas y datos móviles 

El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social indicó que en el país hubo más de 1456 manifestaciones sociales pacíficas en el país para exigirle al Estado una mejoría en los servicios públicos entre el 2019 y el 2023. De ese grupo, más de 204 casos era específicamente por las fallas eléctricas. 

Espacio Público, en 2019, realizó una encuesta para describir cómo los venezolanos se informaban durante los apagones.

«Según los resultados, los venezolanos se informaron principalmente mediante datos móviles (46 %), luego por conversaciones (presenciales) con vecinos, familiares o amigos (25 %) y por la radio (22 %). Principalmente, se informaron a través de WhatsApp, a partir de mensajes que le enviaban sus conocidos y mediante la información que se difundió por cuentas confiables en la red social Twitter», destacó la ONG.

La tendencia de los canales informativos sigue vigente en la actualidad, sobre todo porque el Estado, a través de Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), ha cerrado más de 20 emisoras de radio a nivel nacional en los últimos 5 años. 

El gobierno de Nicolás Maduro «no ha implementado políticas públicas para el restablecimiento o mejora del sistema nacional eléctrico, por lo que el mal estado de la infraestructura continúa afectando el servicio de manera recurrente. También existe una falta de información sobre la gestión», aseguró Espacio Público. 

El 70 % de los centros de salud tiene intermitencia en el suministro de agua
Advierten también que el 53,5 % de los hospitales venezolanos encuestados presentan fallas de luz que pueden durar hasta tres días o más

De acuerdo con el séptimo boletín del 2023 de la Encuesta Nacional de Hospitales, publicado este 3 de octubre, 70 % de los centros de salud en Venezuela tiene un servicio intermitente de agua y más del 50 % de los hospitales tiene fallas constantes en el servicio eléctrico. 

«El promedio de duración de las fallas de luz en el mes de julio (de 2023) fue de 1,5 horas y 11 % de los hospitales reportaron que la planta eléctrica funcionaba intermitentemente y el 9 % reportan que la planta no funciona», se lee en el documento.

De los centros de salud encuestados, un promedio del 29 % puede paliar la escasez del suministro de agua con cisternas. También se reportó que 32 % de los hospitales analizados dijo que tenían fallas eléctricas más de tres veces por semana. 

«(Los) pacientes conectados a asistencia respiratoria deben ser trasladados a quirófanos por ascensor e incluso pacientes en medio de cirugías. Esto, sin contar que mientras dure la falla de luz, el hospital
no puede realizar ningún tipo de estudio o examen porque los equipos no funcionan», agrega el boletín. 

El área de emergencia es el más afectado por las fallas en el suministro de agua, con el 74 % de las respuestas. 

«La falta de agua no sólo afecta la higiene del hospital sino que el agua también es indispensable para realizar ciertos tratamientos y procedimientos médicos. Por lo que tener un promedio tan alto de intermitencia en el servicio limita en gran medida la capacidad de nuestros centros de salud», explica el informe de la ONG Médicos por la Salud.

Sin agua ni insumos

La institución publicó este 29 de septiembre que 9 de los 20 insumos evaluados para la salas de emergencias no superan la tasa del 40 % de abastecimiento diario. En promedio, los quirófanos tienen un desabastecimiento promedio del 74 % en sus materiales. 

Las camas para los pacientes son las que más escasean en los quirófanos y salas de emergencia. 

«Estos datos reflejan que los hospitales venezolanos tienen muy limitada su capacidad de atención, especialmente en los quirófanos. Es por ello, que es común ver largas listas de espera para cirugías electivas, que son aquellas consideradas como no emergencias, entrando en esta categoría incluso las cirugías relacionadas a casos oncológicos», alertó la organización.

OVSP: el sistema eléctrico nacional no puede cubrir la demanda en horas pico
Afirman que la frecuencia de apagones subió en promedio 17,67 % en 12 ciudades del país

Juan Carlos Rodríguez, ingeniero electromecánico y miembro del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP), denunció en una entrevista a Unión Radio este 14 de septiembre que el sistema eléctrico nacional opera a un tercio de su capacidad. Por ello, los apagones constantes en el país se evidencian en «las horas pico» (06:00 a.m.; 12:00 p.m.; 03:00 p.m. y 05:00 p.m.) en al menos 17 estados del país. 

«La matriz eléctrica venezolana tiene 36.000 megavatios instalados de generación, 52 % es de producción termoeléctrica y el 47 % es hidroeléctrica. ¿Qué ocurre?, se estima que solo está disponible 12.000 megavatios, una tercera parte. Entonces, para una demanda nacional de 15.000 megavatios, el país no puede generar la demanda en horas pico», explicó el también experto en transición energética. 

El ingeniero recalcó que el consumo eléctrico nacional viene de la región Guayana, al sur del país, donde se encuentra casi toda la generación hidroeléctrica. Desde allí se consume el 80 % de la energía en Venezuela. Al ser un sistema interconectado, «el problema se transmite en todo el país». 

El OVSP destacó en su publicación más reciente que los apagones en el centro y occidente de Venezuela son cada vez más frecuentes con respecto a diciembre del 2022. «En las “colas del sistema”, como el Zulia, Barinas y Nueva Esparta, los cortes son de más de 12 horas»

A niveles porcentuales, la frecuencia de apagones subió en promedio 17,67 % en 12 ciudades del país. 

Déficit estructural afecta horas pico

Rodríguez enfatiza que los razonamientos eléctricos que sufre varias ciudades de Venezuela es una expresión del sistema para que no colapse durante la demanda de una hora pico a nivel nacional

«Los racionamientos no son en todo el país al mismo tiempo. Pero ese déficit estructural de generación obliga a que en horas picos se busquen maneras de disminuir el consumo para poder igualar la demanda con la oferta disponible», agregó. «Es decir, tú no tienes suficiente energía para atender al país». 

Hasta los momentos, la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), ente estatal encargado del servicio energético venezolano, no ha brindado información pública sobre los cortes eléctricos y apagones ocurridos el 13 de septiembre, que dejaron inoperativo distintos servicios de transporte en la región capital. 

«Hay una población que está demandando energía en horas picos que el sistema no es capaz de aportar», aseguró. «Cada vez que hay un problema en grandes zonas del país, es normalmente, una falla en el sistema de transmisión», explicó, aunque recalcó que no existe una declaración oficial sobre el origen de los recientes cortes eléctricos. 

El ingeniero explicó que el sistema venezolano no tiene mantenimiento «por un largo tiempo», por lo tanto el fenómeno en los servicios públicos seguirá, e incluso empeorará, a corto plazo si no se toman medidas financieras y gubernamentales.

Asevera que con el déficit de lluvias y las altas temperaturas por el fenómeno climático El Niño, el sistema puede empeorar.

 

Fallas del servicio eléctrico aumentaron casi 50% en marzo respecto al mes previo
En marzo de 2023 se registraron 6.043 interrupciones en el servicio eléctrico en Venezuela, 1.994 más que las documentadas en el mes de febrero
Según el Comité de Afectados por Apagones, los estados Zulia, Miranda, Cojedes, Táchira y Mérida son los que presentan más cortes eléctricos

 

Las fallas del servicio eléctrico en Venezuela aumentaron un 49 % en marzo respecto al mes de febrero, según datos suministrados este jueves a EFE por la ONG Comité de Afectados por Apagones.

De acuerdo con la ONG, el país registró, durante todo el mes pasado, 6.043 interrupciones en el servicio eléctrico, 1.994 más que las documentadas en el mes de febrero.

La mayor incidencia de estas fallas se computó en el estado Zulia, donde se contabilizaron 655 interrupciones, seguido de Miranda, con 345; Cojedes. con 343; Táchira, con 342 y Mérida, con 334 cortes de la energía eléctrica.

Según el conteo del Comité de Afectados por Apagones, la región que sufrió la menor cantidad de interrupciones en el servicio durante marzo fue el fronterizo estado Amazonas, con 121, al que le siguió la Guaira (norte), con 122.

Venezuela sufre apagones intermitentes a diario, llegando a prolongarse por más de 24 horas, especialmente en los estados del interior del país, un problema que el Gobierno achaca a ataques programados y a las sanciones.

El pasado 16 de marzo, el ministro de Energía Eléctrica, Néstor Reverol, se reunió con el embajador de China en el país caribeño, Li Baorong, para evaluar la cooperación en esta materia, así como los proyectos «estructurales» que se están desarrollando en la nación para el «fortalecimiento del sistema eléctrico».

Se necesitan $14.000 millones de dólares para recuperar el sistema eléctrico

En diciembre de 2022, Arnoldo Gabaldón, ingeniero civil, coordinador del Grupo de Energía y Ambiente y primer ministro de ambiente de Venezuela en 1977, calculó que se necesitan al menos 14 millones de dólares para recuperar el sistema eléctrico del país. 

Luego de haber sido anunciado que el Acuerdo Nacional destinará fondos al servicio eléctrico, comentó que puede quedar una cantidad muy pequeña que no será suficiente para atender las necesidades que presenta el sistema eléctrico nacional.

Gabaldón aseguró que $3.000 millones cubrirían el gasto de un periodo de dos a tres años, pero no mejoraría en totalidad al sistema eléctrico nacional.

Justo esta última cantidad se desapareció de Pdvsa por el desfalco recientemente denunciado y por el que han sido detenidas 34 personas, anunció el pasado 5 de abril el fiscal Tarek William Saab.

Gobierno de Maduro acude a China para “fortalecer” el sistema eléctrico nacional

Con información de EFE

Afirman que las fallas eléctricas en Venezuela aumentaron 16 % para el 2023
El Comité de Afectados por Apagones reportó que Zulia, Mérida y Guárico fueron los estados más afectados con 890 interrupciones del servicio eléctrico sólo en el mes de enero del 2023

Con información de EFE

Las fallas del servicio eléctrico en Venezuela aumentaron 16 % entre los meses de enero del 2022 y del 2023. Así lo informó la ONG Comité de Afectados por Apagones este 3 de marzo del 2023.

Según los cálculos internos de la institución, el país registró 3.296 interrupciones del servicio solo en el mes de enero del 2023. En contraste, cuando en el mismo mes del año pasado se documentaron al menos, 2.836 cortes en toda la nación.

La ONG computo al estado Zulia como uno de los más afectados durante inicios del 2023, con 423 fallas. Las regiones de Mérida (con 234 apagones), Guárico (con 233), Miranda (con 204); y Lara (con 187 interrupciones de la energía eléctrica) también encabezaron la lista nacional solo en el primer mes del año.

Por su parte, el estado que sufrió la menor cantidad de fallas en enero fue el costero La Guaira, con 76 cortes en el servicio, según el Comité de Afectados por Apagones.

Venezuela sufre apagones intermitentes a diario, llegando a prolongarse por más de 24 horas, especialmente en los estados del interior del país, un problema que el Gobierno achaca a ataques programados, fundamentalmente, desde Estados Unidos, y a las sanciones internacionales que impiden modernizar el sistema eléctrico y darle el mantenimiento requerido.

La nación petrolera inauguró recientemente su primera planta pública de placas solares, instalada en Mérida, de la que se beneficiarán unos 2.500 habitantes, informó el domingo pasado el gobernador de la región por el partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Jehyson Guzmán.

Mientras tanto, ONG sobre los Derechos Humanos ambientales establecen que el gobierno venezolano ha dejado en estado de abandono la central de energía eólica de Paraguaná, que desde el año 2006 se ha prometido su culminación.  

Apagones persisten por falta de funcionamiento de termoeléctricas
Ninguna de las dos formas de generación de energía eléctrica, termoeléctrica e hidroeléctrica, puede trabajar por sí solas en el Sistema Eléctrico Nacional. Para satisfacer la necesidad de la población deben trabajar ambas
 La mayoría de plantas termoeléctricas están fuera de servicio. Alrededor de 70% de ellas tienen fallas, no tienen suministro de combustible para operar, no cuentan con el suministro de gas adecuado, o simplemente, dejaron de funcionar
Al fallar las plantas térmicas que compensaban la demanda, los estados alejados del sur del país han sido los primeros en afrontar las consecuencias

 

Desde marzo de 2022, en los estados de occidente del país se han registrado cortes eléctricos de hasta nueve horas diarias. Zulia, Táchira, Mérida, Trujillo, Barinas, Portuguesa, Apure y Lara han sido los estados más afectados durante estos meses. 

A finales de marzo de este año, el ministro de Energía Eléctrica de Venezuela, Néstor Reverol, anunció un nuevo plan de racionamiento eléctrico para los estados mencionados anteriormente. 

El Plan de Administración de Carga comprende suspensiones del servicio durante dos tandas al día, con cortes que pueden durar hasta tres y cuatro horas.

Los cortes eléctricos y fallas eléctricas en Venezuela no son materia nueva para sus ciudadanos. Los ingenieros civiles José María de Viana, expresidente de Hidrocapital, y Julio César Gutierrez, vicepresidente del Centro de Ingenieros y Arquitectos del Estado Lara, explicaron que desde 2015 se ha reducido considerablemente el funcionamiento de las plantas termoeléctricas del país

Según De Viana, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) es un sistema mixto por tener un gran potencial hidroeléctrico y un complemento termoeléctrico importante que tenía en todas las regiones alguna capacidad.

El Sistema Eléctrico Nacional depende de ambas plantas para funcionar de manera estable. De acuerdo con Gutiérrez, los demandantes del servicio eléctrico sobrepasan la oferta que tiene la corporación eléctrica nacional.

Gutierrez explicó que Venezuela tiene capacidad instalada para producir 30.980 megavatios. De ellos, 16.080 megavatios ó 51,9% son generados por las termoeléctricas, y 14.900 megavatios (48,1%), por las hidroeléctricas.

“Actualmente, las termoeléctricas venezolanas producen solo 8-10% de su capacidad total. Mientras que las hidroeléctricas están trabajando a 50-55% de su capacidad total”, aseguró Gutierrez. 

Unas funcionan con agua, otras con combustible y gas

Ninguna de las dos formas de generación de energía eléctrica, termoeléctrica e hidroeléctrica, puede trabajar por sí solas en el Sistema Eléctrico Nacional. Para satisfacer la necesidad de la población deben trabajar ambas.

“Al fallar alguna de las dos formas, ocurre lo que se llama inestabilidad en el sistema eléctrico. Desde 2015, existe este fenómeno en el SEN”, indicó Julio César Gutierrez.

La generación de energía eléctrica a través de las hidroeléctricas se produce al agarrar la fuerza del agua de los ríos caudalosos, como el Caroní y el Caruao, ambos están en el sur del país, en el estado Bolívar.

“Esa fuerza pasa por las turbinas y después el agua vuelve al cauce del río aguas abajo. De la turbina va a un generador y en el generador se produce energía eléctrica” explicó Gutierrez. 

“El sistema hidroeléctrico que está en el estado Bolívar es el tercer desarrollo hidroeléctrico más importante del mundo”, indicó De Viana. 

Las termoeléctricas funcionan de una forma distinta. En este caso, la generación de energía eléctrica se produce por altas temperaturas y dependen de fueloil o gas para funcionar. 

Según Gutiérrez, en estas plantas, cuando se crea vapor, ocurre la generación de energía por calentamiento y producción de vapor. Unas turbinas son las encargadas de realizar este fenómeno.

Las plantas del fueloil o de gas son como un motor de carro o una planta eléctrica a la que se le pone combustible, y a través del movimiento de una turbina, se genera electricidad. En este caso, se produce CO2, por ende, este proceso es más contaminante que el de las hidroeléctricas. 

De acuerdo con De Viana, las termoeléctricas tienen presencia en las regiones, mientras que las hidroeléctricas están ubicadas, en su mayoría, en el sur del país y en el litoral.

Los estados más alejados de la producción del Río Caroní tienen sus plantas térmicas que compensaban la demanda.

Ambas están conectadas a través de 20.000 km de líneas de transmisión, aproximadamente, cuatro líneas de diferentes tipos de capacidad. 

Una de 765 kilovoltios que sale del Embalse de Guri, otra de 400 kilovoltios que sale de la Represa de Las Mataguas, conocida como Matagua I y II, de la Represa de Caruachi y de la Central Hidroeléctrica “Manuel Piar”, en Tocoma. Las otras líneas son de 230 kilovoltios y la menor de 115 kilovoltios.

“Van por todo el país desde el sur distribuyendo por el centro, los llanos occidentales, llanos centrales, en subestaciones”, señaló Gutierrez. 

Sin mantenimiento y combustible para funcionar

Al fallar las plantas térmicas que compensaban la demanda, los estados alejados del sur del país han sido los primeros en afrontar las consecuencias.

De Viana señaló que la mayoría de plantas termoeléctricas están fuera de servicio. Alrededor de 70% de ellas tienen fallas, no tienen suministro de combustible para operar, no cuentan con el suministro de gas adecuado, o simplemente, dejaron de funcionar. 

De acuerdo con ambos expertos, las plantas termoeléctricas han sido muy afectadas por la escasez de productos derivados del petróleo, como gasolina, fueloil y gas. 

Los especialistas reiteraron que sin estos productos, las termoeléctricas no pueden funcionar. 

Además de ello, los expertos explicaron que tampoco se ha realizado el mantenimiento necesario a sus maquinarias para prevenir que dejen de funcionar.

Según Gutiérrez, las plantas termoeléctricas tienen capacidad instalada para generar 16.080 megavatios, 51,9% de la energía eléctrica que consume el país.

«Actualmente, las termoeléctricas solo llegan a producir entre 1.500 – 2.000 megavatios. Solo están operando a 8% – 10% de su capacidad total», indicó.

«Toda la generación de energía eléctrica del país está siendo completada a través de las hidroeléctricas, que están funcionando solo a 50%-55% de su capacidad total», enfatizó Gutierrez.

El colapso existe por falta de mantenimiento

De acuerdo con De Viana, para que todo elemento funcione hay que mantenerlo y repararlo. El sistema eléctrico venezolano  ha sufrido un deterioro progresivo de casi todas sus partes: de las máquinas de producción eléctrica, del sistema de transmisión y de las redes locales.

«El sistema es intermitente. Una gran parte de las ciudades de occidente tienen entre cuatro y seis horas de interrupciones eléctricas todos los días. Eso genera el infierno del que la gente habla», señaló De Viana.

El expresidente de Hidrocapital explicó que cuando las cosas no funcionan, se dañan cada vez más. «Siempre hay que reparar y realizar mantenimiento. Al no hacerse, las fallas serán peores, especialmente en Los Andes y en el Zulia«, reiteró De Viana.

Según Gutiérrez, el mantenimiento del Sistema Nacional Eléctrico dejó de hacerse periódicamente cuando se nacionalizó el 8 de enero de 2007. 

«Al nivel que no se debería llegar es al mantenimiento de tipo correctivo, que es justamente el que hace el Estado ahora», dijo Gutierrez.

Estados de occidente son los más afectados por fallas de termoeléctricas

Ojalá no fallen porque esas son las que nos mantienen”, dijo Gutiérrez al referirse a la sala 1 y la sala 2 del Embalse de Guri. Cada sala contiene 20 turbinas, actualmente, solo hay ocho operativas. 

Gutiérrez explicó que Zulia ha sido uno de los estados que más ha pagado las consecuencias de las fallas de las termoeléctricas porque es el que recibe la cola del Sistema Eléctrico Nacional en cuanto a la generación hidroeléctrica. Esto se debe a la distancia entre este estado y Bolívar.

“Zulia es un estado petrolero, su generación de energía eléctrica provenía de gas y fueloil, por eso es que ahí había plantas termoeléctricas y no hidroeléctricas”, señaló Gutierrez. 

De acuerdo con el ingeniero civil, Zulia tenía una demanda de entre 2000-2100 megavatios y tenían capacidad para producir más de 2500 megavatios

“Cuando empezaron a fallar las termoeléctricas por la falta de mantenimiento, comenzó a intensificarse el problema eléctrico en Zulia”, explicó Gutiérrez. 

A FINALES DE ABRIL

No terminaron los racionamientos eléctricos, por el contrario ahora son mas y hasta dos veces en un mismo día, el primero a las 11am a 3pm y ahora a las 11:30pm. Los chamos fueron al colegio con sueño. Es inhumano esto de los apagones.#Venezuela #Zulia

— Lenin Danieri D (@LDanieri) May 3, 2022

En Zulia está el Complejo Termoeléctrico Rafael Urdaneta, que podía generar 2200 megavatios, solo está generando 230 megavatios.

Una situación similar ocurre en varios estados del país, como Lara, Mérida, Táchira y Carabobo.

La demanda del estado Lara era de 725 megavatios. De ellos, 300 megavatios se producían en termoeléctricas del estado. El resto era brindado por la energía de las hidroeléctricas. La Planta Termoeléctrica Argimiro Gabaldón está fuera de servicio. 

“Hasta 2015, Lara dependía 67% del sistema nacional, ahora depende 95%, porque las termoeléctricas salieron de producción por falta de mantenimiento”, dijo Gutiérrez. 

En Carabobo, está Planta Centro, una termoeléctrica en la zona de El Palito. Gutiérrez señaló que esta tenía capacidad instalada de producir 2000 megavatios. Actualmente, está fuera de servicio

En Mérida, está la Planta Termoeléctrica de El Vigía, con una capacidad para producir 800 megavatios. Actualmente, tampoco funciona.  

En Táchira, está la Termoeléctrica de La Fría, que tiene capacidad de producir 150 megavatios. Actualmente, produce cero megavatiosTáchira ha sido el estado más afectado por apagones y fluctuaciones eléctricas entre enero y abril de 2022.

“Estas cifras son un estimado, ya que la información sobre el tema eléctrico está en una caja de Pandora”, dijo Gutierrez. 

La minería ilegal afecta las hidroeléctricas

Gutiérrez explicó que sobre los embalses, donde funcionan las hidroeléctricas, impactan dos cosas: la temporada de sequía y la explotación del Arco Minero. 

Durante los periodos de sequía, los niveles de agua de los ríos pueden bajar. En el Embalse de Guri se manejan los niveles de la siguiente forma: amarillo, naranja y rojo. Gutiérrez explicó que si se llega al nivel rojo se pueden dañar las turbinas.

Más allá de la sequía,  el experto afirmó que hay un problema con el Arco Minero.

En esta zona se está deforestando y talando indiscriminadamente. Cabe destacar que en este lugar están los afluentes principales del Embalse de Guri, el Río Caroní y el Río Caruao, los cuales están siendo afectados por esta actividad.

«No veremos el impacto ahorita, pero puede que nuestros nietos vean la sequía del Guri si eso continúa. Este impacto es consecuencia directa de la explotación del Arco Minero», ratificó.

Murió pediatra en Barquisimeto tras sufrir fuerte caída en medio de un apagón
El Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes confirmó la información y además señaló que los apagones han causado la muerte de cientos de ciudadanos

 

La noche del 2 de mayo, falleció la pediatra neonatóloga Betty Ruíz cuando por un tropiezo cayó por las escaleras del edificio donde vivía, en medio de un apagón en la ciudad de Barquisimeto, estado Lara. 

Según reseña el Diario La Nación, Ruíz sufrió un traumatismo craneal severo, lo que la dejó en un coma irreversible que le causó la muerte.

El Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes confirmó la información y además señaló que los apagones han causado la muerte de cientos de ciudadanos. 

El más reciente reporte Mérida se apaga marzo 2022 de Promedehum, registró un 203% de aumento en los cortes eléctricos en Mérida, que afectan «gravemente» la actividad comercial y el funcionamiento adecuado del sistema de salud.

El Diario La Nación detalló que Betty Ruíz se graduó en la Universidad de Los Andes, primero como médico general y luego hizo pediatría. La subespecialidad de neonatología la cursó en Caracas. Se fue para Barquisimeto, allá decidió instalarse en el hospital Antonio María Pineda para ejercer su carrera y todavía trabajaba. Se mantenía activa en una clínica.

Según narra el medio, Ruíz había había ido a misa y luego a comer pizza con una amiga y, al llegar a donde vivía, los vecinos escucharon un ruido que preocupó a los residentes del edificio y luego vinieron los gritos, que segundos después llevaron a entender que había caído por las escaleras.

«Quienes la conocieron y trabajaron con ella en la clínica de Barquisimeto la describieron como una excelente pediatra, gran amiga, madre ejemplar, llena de cariño, con mucho carisma, profesional a carta cabal y afectiva», se lee en el texto.

*Con información de La Nación

Antonio José Monagas Abr 02, 2022 | Actualizado hace 1 mes
Las sombras de la infamia
Venezuela, o lo que queda de ella, es un tránsito hacia el agravamiento de problemas como el de la crisis energética

 

@ajmonagas

Quien tiene la enfermedad del poder es capaz exceder sus límites de dominio, ascendencia y potestad. Particularmente, en un contexto en que sus hegemonías violentan las estructuras productivas y sociales.

Ese ámbito de reveses, defraudaciones y contradicciones, precisamente es Venezuela. O lo que queda de ella. Su tránsito hacia el agravamiento de problemas como el de la crisis energética que viene castigando al país, entre otras de igual contundencia, pone de manifiesto la gestión de un régimen autoritario. De un régimen político bajo cuya opresión y represión se maneja un poder que se pasea por agresiones, vejámenes y tropelías.

Esto explica la gravedad de un país que, en otrora, demostró ser referencia por el crecimiento alcanzado en capacidad energética. Así, el país vivió oportunidades que la llevaron a exportar electricidad y combustibles. Lo cual hizo que el país sintiera sus fuerzas productivas y ver el incremento de la calidad de vida del venezolano.

El populismo no es nada energético

Entrado el siglo XXI, el país comenzó a dar tumbos que ocasionaron crudos golpes a su economía. Todo sucedía en medio de posturas económicas falsas y compromisos políticos flojos. Así, se lesionó lo que su desarrollo habría procurado. El país estaba viéndose nefastamente intervenida por la acción de un poder político que no razonaba los porrazos que sus actores políticos y económicos le infringían. Era señal de una ignorancia atrevida.

Así el populismo demagógico fue barriendo espacios sociales y parques industriales. Desde la posición que asumió el debutante régimen militarista, iniciando 1999, fue fácil manejar el problema energético. Los regímenes políticos precedentes lograron instalar un sistema eléctrico no solo extensivo, sino también funcional dada la eficacia del suministro y generación del fluido eléctrico el cual provenía de un importante conjunto de plantas termoeléctricas e hidroeléctricas que habían comenzado a construirse en la década de los sesenta del siglo XX.

Mayor demanda, menos energía

Sin embargo, diez años luego de 1999, el país comenzó a demandar mayores niveles de electricidad que rebasaban los existentes. Para ese tiempo, sonaron las primeras alarmas de una crisis energética en ciernes.

La sequía producida por el fenómeno del Niño, acaecida durante ese mismo año, había puesto al descubierto sumas carencias respecto de las necesidades energéticas que comenzaba a padecer el país. Carencias que revelaron la ausencia de un programa de mantenimiento. La corrupción se aceleraba. Dejaron de ejecutarse valiosos planes de inversión requeridos por el desgaste y deterioro que comenzaba a notarse. Especialmente en obras del tamaño que mostraba el sistema hidroeléctrico del Caroní.

Ese sistema eléctrico se había diseñado para aportar 17.000 megawatios. Pero la ineptitud, la falta de gerencia, la desorganización y la inoperancia, actuaron como factores retardatarios y sectarios. El régimen se valió del proselitismo político para desviar la atención en torno al problema que enardecía nacionalmente en todo su alcance.

Un desquiciado enfoque político-partidista

Empresas de electricidad como Cadafe, la Electricidad de Caracas, la Electricidad del Yaracuy, con plantas generadoras y aprestos operacionales, y una vasta red de efectivas suministradoras y generadoras de energía eléctrica, diseminadas por el país, no bastaron para cubrir los problemas que para entonces surgieron.

La crisis energética siguió agravándose. Quiso resolverse con un enfoque político-partidista. Pero solo la exasperó y exacerbó. Tanto así que la desvergüenza e ignorancia de altos funcionarios del régimen hizo reducir la demanda eléctrica de las empresas de Guayana. Así creyeron estar contribuyendo a la recuperación del sistema eléctrico vigente.

La orden presidencial, había sido apagar los hornos eléctricos de SIDOR. Ello derivó en el cierre y retiro de las celdas de ALCASA. Asimismo, en la anulación de las celdas de VENALUM. También se decidió ahogar buena parte de las exigencias de importantes empresas situadas en la planificada ciudad de Puerto Ordaz.

Tan pérfido conjunto de maniobras fue la chispa que encendió la mecha conectada a la bomba radioactiva que destruyó la industria venezolana. A partir de ahí, el rostro del país fue afeándose, lo que motivó que Venezuela vagara por el camino de la decadencia.

Hoy, la situación eléctrica nacional adquirió la forma de un espantoso tornado cuyo vórtice ha engullido cuanto ha podido. Siempre, demostrando la avidez que caracteriza la corrupción administrativa que, desde entonces, ha descalabrado al erario público.

¿En ruta hacia el antidesarrollo?

Actualmente Venezuela ha alcanzado una situación de crisis de inimaginables resultados. Sus efectos arrasaron con un parque industrial que cimentaba importantes programas de desarrollo nacional.

Haber ordenado el apagado de Planta Centro, así como el desmantelamiento de Planta Vieja Tacoa, ha conducido al atraso de Venezuela en todas sus manifestaciones. Lo mismo ha sucedido con otras generadoras de electricidad, aunque de menor grado. Todo, por la desatinada razón de ejecutar un socialismo absurdo convencido de que el “Estado debe ser propietario de cuantos medios de producción sea posible (…)”.

Ahora Venezuela funciona a duras penas. De apagón en apagón, de caída de tensión, en caída de tensión. De problema, en problema.

Tantos desmanes, reclinados sobre la indolencia, ignorancia y resentimiento de quienes actúan mofándose de la institucionalidad.

No conforme con inducir tan serios problemas, el artificioso socialismo “bolivariano” consiguió osadas razones, aunque inconsistentes todas, para justificar el hecho grave de convertir un país petrolero en un mendicante de gasolina, alimentos y medicamentos. Sus furibundos gobierneros y aduladores de oficio, dañaron sistemas industriales. Ahora, no tienen idea alguna de cómo reactivarlos. Aunque consiguieron la excusa: que todo ha sido culpa de las sanciones del imperio norteamericano

La degradación de valores que infundió el régimen desde su arribo al poder consistió en hacer que cualquier desgracia que ocurriera como resultado de la gestión política ejercida, se hiciera costumbre en los venezolanos. Más, al vivir entre múltiples escollos que han permitido advertir, cómo y cuáles son las sombras de la infamia.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es