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Andrés Manuel López Obrador

Los Runrunes de Bocaranda de hoy 08.11.2018: BAJO: México

 

BAJO

ROJOPINTAS: 

El rechazo por algunos partidos políticos mexicanos a la invitación que le hizo el equipo presidencial de López Obrador al presidente Maduro a su toma de posesión fue motivo de discusión y enfrentamientos en el congreso de ese país. Pusieron en el banquillo acusatorio al gobierno venezolano y le dieron hasta con el tobo señalando “la escasez de democracia y el exceso de dictadura” que se observa a diario en Venezuela. Pusieron como ejemplo a la cantidad de venezolanos que han pedido asilo o residencia en todos los rincones de ese país.

El último de los “notorios”, del que hay hasta videos legalizando su documentación, es el exgobernador del estado Bolívar, general de división Francisco Rangel Gómez, incluido en la lista de sancionados por el Departamento del Tesoro de los EE. UU. el 5 de enero de 2018 por corrupción y represión. Bien acomodado tras su desempeño en la gobernación, se traslada feliz y contento, con cara de “yo no fui” a los Estados Unidos Mexicanos. Según refirió El Pitazo: “Gómez se desempeñó en varios cargos públicos. Sin embargo, el que ocupó por más tiempo fue el de la Gobernación de estado Bolívar, entre 2004 y 2017, etapa en que se fue vinculado a diversos casos de corrupción y, al concluir su mandato, acabó dentro del grupo de funcionarios del Gobierno de Nicolás Maduro que fueron sancionados por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, por “corrupción y opresión” en el país. Provinieron de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del referido gabinete estadounidense. Además, en la declaración de esta delegación norteamericana se explica que el exfuncionario, a quien ordenaron congelarle todos sus activos en EE. UU.: “Ha estado vinculado a actividades de corrupción, como el fortalecimiento de las bandas armadas que operan en Bolívar y la presión sobre los tribunales para liberar a los criminales que son detenidos, durante su tiempo como gobernador. Rangel Gómez también ha sido vinculado a redes de oficiales militares supuestamente corruptos”. Rangel Gómez gestiona su visa junto a su esposa, Nidia Escobar de Rangel, en una nación donde ya se encontraba residiendo la familia de su hija, María Eugenia Rangel. Fue además presidente de la Corporación Venezolana de Guayana del 2001 al 2004. Recordemos que antes reemplazó al periodista Alfredo Peña como ministro del Despacho de la Presidencia de Chávez entre 1999 y 2000.

MUY GRAVE: La FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, acaba de señalar que el 11 % de la población venezolana está pasando hambre y que Venezuela retrocedió 18 años en materia alimentaria con 3,7 millones de desnutridos en 2017. La cifra de personas desnutridas en Venezuela creció en 600.000 personas entre 2014 y 2017. Son estadísticas reales, serias y asombrosas que el régimen de Maduro no quiere aceptar ni reconocer. Añádale que nuestro país es el peor país latinoamericano en donde envejecer según Convite.

México no va a intervenir en conflictos de Venezuela y Nicaragua, dice próximo canciller

México seguirá una política de “no intervención” en asuntos exteriores y buscará no entrometerse en conflictos como el venezolano o el nicaragüense, dijo este lunes el próximo canciller de México, Marcelo Ebrard.

“México va a seguir una política exterior respetuosa de la no intervención” porque es la “orientación que tenemos”, apuntó hoy Ebrard en una entrevista con Radio Fórmula.

El jefe de Gobierno de la Ciudad de México entre 2006 y 2012 explicó que México va a respetar los “principios” de su propia Constitución, que apelan a la no intervención en asuntos internacionales.

“La postura general es que debemos de evitar intervenir (…). Pensamos que hay que tener una posición muy cauta ahí porque lo que normalmente hay en buena medida es una agenda promovida por Estados Unidos”, agregó.

Puso como ejemplo de no intervención la postura que adoptará el país en problemáticas como Venezuela, Nicaragua o Brasil a partir del 1 de diciembre, cuando el izquierdista Andrés Manuel López Obrador asuma la Presidencia de México tras ganar los comicios del 1 de julio.

De esta manera, Ebrard consideró que acudir a la Organización de Estados Americanos (OEA) a denunciar asuntos de otras naciones es intervención.

“¿La intervención a qué ha llevado?”, se preguntó Ebrard, que indicó que durante el mandato de Vicente Fox (2000-2006) se tomaron “posturas muy difíciles de entender” que no beneficiaron a México.

Pese a este aparente reducción de su papel en el plano internacional, el próximo canciller aseguró que México tendrá una intensa agenda en materia de derechos humanos, en los planos nacional e internacional. Por ejemplo, en las Naciones Unidas.

Cuestionado de nuevo sobre Venezuela, aseguró: “Vamos a ser respetuosos de la no intervención; esto no quiere decir que no nos preocupa la situación en otros países. Vamos a ver cómo diseñamos o cómo podemos contribuir de la mejor manera”.

En otros temas, afirmó que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) también enfrentará el plan de austeridad impulsado por el virtual presidente electo.

Finalmente, confirmó que López Obrador asistirá y se reunirá con varios mandatarios en la XIII Cumbre de la Alianza del Pacífico, que se celebrará el 23 y 24 de julio en Puerto Vallarta (oeste de México).

“Será un momento importante para iniciar el nuevo diseño que tendremos hacia América Latina”, apuntó

Joropo no… ¡jarabe tapatío!, por Carolina Jaimes Branger

Este artículo es para los mexicanos. De manera que si usted, amable lector, conoce a algún mexicano, por favor compártalo. Seguí con interés las elecciones en el hermano país, principalmente porque tengo mucha gente querida viviendo allá. Pero también porque lo que sucede en México repercutirá en toda América. Cada vez más nuestros países se ven influenciados, tanto para bien como para mal, por las acciones políticas y los sesgos ideológicos de la región.

Cuando en 1998 Hugo Chávez comenzó a subir en las encuestas y dejó atrás a Irene Sáez (a quien un gurú-gana-elecciones español le había dicho en noviembre del año anterior que podía acostarse a dormir durante un año, que se despertaría convertida en presidente de la república, ya que una diferencia tan abismal como la que ella le llevaba a su contrincante más cercano era imposible de remontar) voces sabias advirtieron del peligro que representaba Chávez por su cercanía con Fidel Castro. Sin embargo, cuando Chávez ganó, muchos desecharon las advertencias diciendo que “Venezuela no era Cuba”, que estábamos en tierra firme, que Cuba era una isla y que aquí jamás sucedería lo que pasó allá. El resto es historia: pasó y estamos peor que Cuba, nuestro pueblo pasa más hambre y más penurias que el cubano, porque aquí además tenemos que enfrentar el monstruo de la inseguridad, algo que en la “isla de la felicidad” desconocen. En México dirán que, a diferencia de Venezuela, ellos tienen 3169 kilómetros de frontera con los Estados Unidos… Nosotros creíamos que teníamos agarrados por la chiva a los gringos porque éramos uno de sus principales proveedores de petróleo. Ahora pueden dejar de comprarlo y se quedan tan tranquilos…

Me preocupan las ideas de Andrés López Obrador. Viene con un discurso muy parecido al de Chávez. Tal vez su resentimiento también sea parecido al de Chávez. ¡Y claro que en México hay injusticias, como las que hubo y cada vez hay más en Venezuela! Pero una injusticia no se corrige cometiendo otras injusticias. Se corrige sólo con justicia.

López Obrador durante la campaña se mostró más explícito que Hugo Chávez, quien en 1998 fue un maestro del disimulo: toreó preguntas, evadió repreguntas y dio respuestas estereotipadas. Su careta cayó después de que fue elegido presidente, paulatinamente.

Como Chávez, López Obrador cree saber de todo y que como dice la ranchera, su palabra será la ley. ¿Les parezco exagerada, hermanos mexicanos? Sólo esperen un poquito. Esa película ya la vimos los venezolanos y es una película de terror. El guion es simple: cómo se destroza un país.

Vi uno de los videos donde López se refiere a Pemex, la estatal petrolera mexicana, donde pontifica que no se necesitan los profesionales, porque todo el trabajo lo hacen los obreros. Así mismo llevó Chávez a PDVSA por el camino de la bancarrota y la destrucción. Se burló de la meritocracia, despidió no sólo a la plana mayor, sino a 20.000 empleados profesionales y técnicos que en su haber contaban con miles de años de estudios y preparación y que no en balde convirtieron a PDVSA en una de las cinco empresas petroleras más importantes del mundo. Si Pemex también se viene abajo será una tragedia para toda América. ¡Claro que los obreros son necesarios! Pero también son necesarios los técnicos, los ingenieros, los administradores y la junta directiva.

Amigos mexicanos, no se confíen. No bajen la guardia en ningún momento. Cuiden sus instituciones, porque son las únicas que en un momento dado los pueden salvar. Y desde ya pónganse buenos zapatos, porque lo que les viene es joropo… perdón, jarabe tapatío.

@cjaimesb

AMLO no necesariamente es otro Chávez, pero...

 

Tal como ocurriera hace un mes debido a los comicios presidenciales al otro lado de la frontera, los venezolanos más interesados en la política dirigieron su atención a principios de esta semana hacia México y las elecciones que determinaron al jefe de Estado de esa nación para los próximos seis años. Lo que en otras circunstancias habría sido un fugaz intercambio de opiniones a propósito de la suerte de otras tierras se prolongó por varios días y hoy sigue produciendo debates, tanto fértiles como yermos. Esa es la consecuencia, en parte, del lamentable estancamiento en que ha caído la política venezolana desde el punto de vista de la disidencia al régimen de Nicolás Maduro, al punto de que los eventos foráneos resultan más interesantes. Pero también es producto de las inquietudes que pueda generar en el tablero geopolítico continental el cambio de rumbo en México, uno de los jugadores de mayor peso. Sobre todo considerando de qué manera se verá afectada la presión internacional sobre los gobernantes de Venezuela que poco a poco se ha ido acumulando.

 

En tal sentido, el triunfo de Andrés Manuel López Obrador no produjo sorpresas, pero sí decepciones. La izquierda populista latinoamericana, en la que se circunscriben bastantes aliados del chavismo, ha ido de derrota en derrota en los últimos años, dejando a los rojos criollos con pocos amigos en la cuadra. México se ha desviado de la tendencia y la mayoría de sus casi 100 millones de electores ha decidido entregar las llaves de la oficina frente al Zócalo a un perseverante dirigente (esta fue su tercera candidatura presidencial), cuyo partido es parte del deplorable Foro de Sao Paulo.

 

López Obrador no solamente ganó. Arrazó. Sus contrincantes, incluyendo a los abanderados del statu quo mexicano, no le llegaron ni a los talones. No conforme con eso, sus partidarios se han quedado con la mayoría o la pluralidad de los escaños en ambas cámaras del Congreso. La futura oposición tendrá opciones limitadas. Son noticias importantes para México, Latinoamérica y el mundo. Por ello vale la pena observar los hechos con detenimiento para tener idea de cuáles serán sus consecuencias.

 

En primer lugar conviene hacer una aclaratoria: el de López Obrador no será el primer gobierno izquierdista en su país. Varios medios de comunicación no mexicanos erraron con sus titulares en este aspecto. También supuestos eruditos en el aparato de propaganda de la elite oficialista venezolana, quienes demostraron así su desconocimiento de una historia con la que deberían estar familiarizados por afinidad ideológica.

 

La Revolución Mexicana, cuyas banderas a favor de beneficios económicos  y sociales para las masas empobrecidas y en contra de la intervención extranjera (sobre todo estadounidense) siempre han fascinado al marxismo-leninismo, desembocó en la casi centenaria “dictadura perfecta” del Partido Revolucionario Institucional. Como otros partidos hegemónicos con poca cohesión ideológica, dentro del PRI han convivido diversas formas de pensamiento político. Si bien presidentes como Carlos Salinas emprendieron algunas reformas liberales, el estatismo izquierdista ha sido casi una constante. Desde luego, ha habido gobiernos más “ñángaras” que otros. Sin duda el caso más emblemático fue Lázaro Cárdenas, impulsor de una reforma agraria (de resultados discutibles, ciertamente) y de la estatización del petróleo. También fue el mejor amigo de los republicanos españoles, a quienes abrió el puerto de Veracruz para su llegada, y el país entero para su instalación temporal o definitiva. Pero Cárdenas no fue el único. El gobierno de Luis Echeverría en los 70 también se caracterizó por su talante zurdo. En la década siguiente la banca nacional fue estatizada, una medida que está en las antípodas ideológicas con respecto al “neoliberalismo” que tanto irrita a las lumbreras de Telesur.

 

De vuelta a López Obrador, seguramente la pregunta que muchos venezolanos se hacen es si este es o no una versión mexicana de Chávez. En realidad, esta interrogante está mal formulada. La falta de interés por estudiar la política y la historia de otras latitudes puede llevar al error de extrapolar nuestros moldes y pretender que en todas partes hay un calco de los personajes de nuestro drama y un equivalente a cada acto. Eso tampoco quiere decir que no haya similitudes entre Chávez y López Obrador. Las hay, no son pocas y resultan preocupantes. La más obvia es el discurso demagógico de redención de los pobres, que siempre resulta seductor en sociedades con grandes desigualdades (algunas de ellas injustas), pero que suele materializarse en acciones nocivas para la riqueza sin beneficiar a los humildes. Otros puntos en común son la admiración expresa hacia el régimen cubano, el rechazo al liberalismo económico y la alergia a los cuestionamientos formulados por periodistas y medios de comunicación.

 

Sería absurdo suponer que López Obrador de la noche a la mañana contará con todos los factores que a su favor tienen los sucesores de Chávez hoy para hacer lo que les da la gana con el país. Si se va hacer comparaciones, solo tendría sentido usando como referencia los inicios de la era chavista. El próximo Presidente de México es un político veterano, civil, de 65 años, que ya ha gobernando una ciudad (el DF) que tiene más o menos dos tercios de la población de toda Venezuela. Un perfil bastante diferente al de un militar golpista con edad menor al cincuentenario, sin experiencia política previa. Sin embargo, no hace falta venir del mundo armado para despreciar la democracia aun a pesar de llegar al poder por el voto, como han demostrado Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia.

 

De momento, López Obrador no ha contemplado la redacción de una nueva Carta Magna para México, proceso que Chávez usó como bandera electoral. Quizá ello tenga que ver con que allá en el sur de Norteamérica, la Constitución ha estado vigente desde hace 101 años y se habría arraigado con mayor fuerza entre los ciudadanos que la malhadada Ley Fundamental venezolana de 1961. Pero reformar varias veces una Carta Magna puede, como dice el chiste, parecerse igualito a hacer una nueva. El artículo 135 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos estipula el procedimiento para cualquier modificación: debe ser aprobada por dos tercios del voto de los integrantes del Congreso presentes en la respectiva sesión, y luego recibir el visto bueno de la mayoría de las legislaturas estadales (o sea, de 17 estados). Tal federalismo pareciera hacer muy difícil que haya cambios, pero en realidad la Constitución ha sido modificada cientos de veces. De hecho, los últimos tres períodos presidenciales han sido los más ricos en reformas, según algunas mediciones. Con sus partidarios dominando el Congreso, para López Obrador la cosa tal vez sea muy sencilla.

 

Ahora bien, asumamos que en algún momento de su sexenio al presidente electo se le ocurriera, en vez de remendar el flux, mandar a hacerse uno nuevo. Si encima se mira en el espejo venezolano, ya no sería una cuestión de leyes, puesto que aquí la Constitución del 61 fue derogada de una forma que ella misma no estipuló. Y las instituciones lo permitieron. De manera que en ese hipotético caso, sería la institucionalidad republicana mexicana la que estaría a prueba ante el populismo. Aunque en ningún lugar del mundo esa institucionalidad debe depender de los vaivenes de la opinión pública, en Venezuela eso mismo terminó pasando. No solamente las masas se dejaron seducir por el discurso de Chávez. Las cúpulas intelectuales y culturales del país facilitaron la tarea. López Obrador en este momento tiene a su favor a una parte importante de las elites mexicanas, aunque también hay en ellas adversarios tenaces.

 

Por último, cabe mencionar que ya en el statu quo que López Obrador aspira a alterar, los mandatarios mexicanos cuentan con un poder enorme. Son casi emperadores aztecas electos para un período demasiado largo. Es por eso que la prohibición estricta a la reelección ha sido establecida como contrapeso a las ambiciones caudillescas. También preocupa que el Estado mexicano cuente, como el venezolano, con el control de los recursos petroleros mediante la empresa pública Pemex. Y López Obrador ha criticado duramente las reformas puestas en marcha por el gobierno saliente para permitir una mayor participación de privados.

 

Resulte lo que resulte de las acciones de López Obrador dentro de México, lo que sí parece casi seguro es que la oposición venezolana perderá a un aliado internacional. El Grupo de Lima podría quedarse sin uno de sus miembros más influyentes. Lo más probable es que López Obrador mantenga su distancia con respecto a Maduro, por una cuestión de reputación, y que a la vez se abstenga de señalarlo. El Gobierno venezolano no necesita muchos amigos explícitos, más allá de Rusia y China. Con el silencio del mundo le basta. Por eso aparecieron rápidamente tuits de celebración en cuentas de dirigentes oficialistas en la noche del domingo. Y por eso hubo al día siguiente tantos chistes de venezolanos sobre el karma y la salida de México del Mundial de Fútbol. Y nosotros, mientras, aún pagando un karma injusto.

@AAAD25

México perdió, por Edward Rodríguez

En menos de 48 horas México perdió “sin querer queriendo”. El lunes ante Brasil en el Mundial de fútbol Rusia 2018; y el domingo con la llegada del izquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la presidencia.

El proceso electoral mexicano arrojó los resultados que venían reflejando los diversos estudios de opinión durante los 90 días que duró la campaña: una amplia e inalcanzable ventaja de López Obrador sobre sus tres contrincantes. Con un 53% de votos logró la victoria este 1 de julio en unas elecciones consideradas “históricas” en el país azteca; ni que se hubieran unido y sumado los votos de los otros aspirantes, Meade; Anaya y Rodríguez podían frenar al candidato del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA).

¿Qué ocurrió?, lo mismo que sucedió en Venezuela en 1998. Sin duda, un agotamiento de los partidos tradicionales en el poder, hastío del bipartidismo, hartazgo y decepción del pueblo; corrupción; una pésima gestión de Enrique Peña Nieto, un Partido Revolucionario Institucional (PRI) anclado en la dinastía, y la violencia reinante llevaron al elector a votar en contra de un sistema con muchas fallas, pero paradójicamente ampliamente conocido en el marco democrático.

Por primera vez la izquierda gobierna en México, AMLO quien aspiraba a la presidencia por tercera vez, aprendió de sus errores, manejó la cautela en el discurso, desde el primer spot de campaña se apartó de las palabras dictadura, Chávez, Venezuela y expropiación. Mientras que los otros candidatos se asfixiaron en descalificaciones, vagas propuestas de cambio, lo que hizo que el tabasqueño se les colara sin inconveniente.

¿Quién ganó? Evidentemente el sentimiento que despertó “AMlove” y un partido recién creado para ganarse la confianza y el voto de millones de mexicanos, tal como ocurrió con Hugo Chávez en 1998; quien, recordemos, apoyaron empresarios y dueños de medios de comunicación como Miguel Enrique Otero (dueño del diario El Nacional), cuyo respaldo fue abierto, público y notorio, y después la misma revolución se lo comió con el pasar del tiempo y hoy vive en el destierro. Con AMLO sucede lo mismo, empresarios y dueños de medios sucumben a su discurso “hipnotizante”.

Sin ser nosotros, los venezolanos, del futuro, podemos decir que México perdió; sólo los hechos y el tiempo nos darán la razón. En algún momento los hermanos mexicanos escucharán sobre la reelección indefinida, cambio de leyes, poder para el pueblo, fuera los yanqui, viva la revolución, etc, etc.

Nosotros que ya lo vivimos y lo seguimos viviendo, sentimos que no hay peor remedio que la enfermedad, la izquierda nos ha enseñado que no sirve para gobernar, que destruye y acaba con todo lo que está en el camino, que para lo único que funciona es para las campañas electorales. A quién no le va gustar que le digan: “vas a tener poder” sin tenerlo (en el caso del pueblo, sobre todo los más desposeídos), a quién no le gusta que le digan que le van solucionar todos los problemas, a quién no le gusta que le digan vamos a cambiar. Pues definitivamente a todos.

El otro detalle del porqué considero que México perdió se debe al equipo que rodea al Presidente electo, no sé si son resentidos del poder, pero lo que sí está claro es que se muestran identificados con los mismos íconos de la “revolución bolivariana”: idolatría por Fidel, Chávez, discurso de inclusión, promesas de producción interna, etc, etc.

Mientras esa historia apenas comienza, le digo a los amigos mexicanos que tengan en cuenta siempre que sí se puede estar peor; por el momento no hay a la vista un ambiente militarista, pero espérense tantito que eso también les viene, “sin querer queriendo”.

México perdió.

Edward Rodríguez

@edwardr74

Los Runrunes de Bocaranda de hoy 03.04.2018: BAJO: Ni Judas
BAJO
¡ZAPE GATO!

Primero fue el candidato de la izquierda colombiana Gustavo Petro quien dijo que él no se copiaría el modelo izquierdista-chavista-madurista de Venezuela que “ha significado un retroceso espantoso para el vecino país”. Ahora es otro candidato de la izquierda, esta vez de México, Andrés Manuel López Obrador quien ha reiterado que no convertirá a su nación en otra Venezuela:

“Los que no quieren el cambio porque no quieren dejar de robar pretenden asustar diciendo que si ganamos México va a ser como Venezuela, nosotros nos inspiramos en lo mejor de nuestra historia nacional, ni Chavismo, ni Trumpismo, sí juarismo, maderismo, cardenismo, mexicanismo”. Ni Judas ha negado tanto a Maduro como estos otrora simpatizantes de Chávez y de él mismo…

 ¿SE DIERON DE BAJA?:

Tras las vacaciones navideñas fueron cientos los guardias nacionales que no regresaron a sus cuarteles. Muchos salieron por la frontera con Colombia desde el Táchira y Apure y otros por los límites con Brasil desde el estado Bolívar. De allí que a los ahora piden la baja les retengan sus pasaportes y pongan sus nombres en las listas de los puestos fronterizos para evitar su salida. Tratan de ocultar las colas de madrugada en el IPSFA. Ahora se van sin avisar ni cobrar sus prestaciones …