BAJO
¿DOS PAÍSES?:
Transcribo solo el comienzo de una amplio artículo que en el último número de la revista Foreign Affairs (noviembre-diciembre 2018) escribieron Moises Naim y Francisco Toro. Comienza así: “Consideremos dos países latinoamericanos. La primera es una de las democracias más antiguas y más fuertes de la región. Muestra una red de seguridad social más fuerte que cualquiera de sus vecinos y está progresando en su promesa de brindar atención médica gratuita y educación superior a todos sus ciudadanos. Es un modelo de movilidad social y un imán para inmigrantes de toda América Latina y Europa. La prensa es libre, y el sistema político está abierto; los partidos opuestos compiten ferozmente en las elecciones y regularmente alternan el poder pacíficamente. Rechazó la ola de juntas militares que sumieron a algunos países latinoamericanos en dictaduras. Gracias a su relación confiable con los Estados Unidos, sirve como el centro latinoamericano para una gran cantidad de corporaciones multinacionales. Cuenta con la mejor infraestructura de Sudamérica. Todavía es inequívocamente un país en desarrollo, con su cuota de corrupción, injusticia y disfunción.
El segundo país es una de las naciones más empobrecidas de América Latina y su dictadura más reciente. Sus escuelas se encuentran medio desiertas. El sistema de salud ha sido destruido por décadas de subinversión, corrupción y abandono; las enfermedades de larga desaparición, como la malaria y el sarampión, han regresado. Sólo una pequeña élite puede permitirse el lujo de comer. Una epidemia de violencia la ha convertido en uno de los países más asesinos del mundo. Es la fuente de la mayor migración de refugiados de América Latina. Casi nadie (aparte de los otros gobiernos autocráticos) reconoce sus elecciones falsas, y la pequeña porción de los medios de comunicación que no están bajo control del gobierno tienen que seguir la línea oficial ante el temor de represalias. Para fines de 2018, su economía se habrá reducido a la mitad en los últimos cinco años. Es un importante centro de tráfico de cocaína y sus agentes políticos claves han sido acusados en los Estados Unidos por cargos de narcotráfico. Los precios se duplican cada 25 días. El principal aeropuerto está en gran parte desierto, cada vez con menos pasajeros que llegan del mundo exterior. Estos dos países están en el mismo país, Venezuela, en dos momentos diferentes: a principios de los años 70 y en la actualidad. La transformación que ha sufrido Venezuela es tan radical, tan completa, y tuvo lugar sin una guerra. ¿Qué pasó con Venezuela? ¿Cómo fueron las cosas tan mal? La respuesta corta es chavismo. Nicolás Maduro, bajo el liderazgo de Hugo Chávez y su sucesor, el país ha experimentado una mezcla tóxica de políticas destructivas, autoritarismo creciente y cleptocracia, todo bajo un nivel de influencia cubana que a menudo se asemeja a una ocupación. Grandes problemas por sí mismos. Una catástrofe. Hoy, Venezuela es un país que ha sido dirigido por un autócrata. Las opciones restantes para revertir esta situación son escasas; el riesgo ahora es que la desesperanza empujará a los venezolanos a considerar el apoyo a medidas peligrosas, como una invasión militar liderada por los Estados Unidos, que podría empeorar una mala situación”. El análisis es harto completo y crudo. Dificil rebatirlo…!Chapeau!
