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Tasas de los registros alejan el sueño de la vivienda propia
Roxana Castillo, asesora inmobiliaria, asegura que todos los registros del país funcionan de la misma manera. “Todos cobran su porcentaje”
El abogado explicó que todas las negociaciones en los registros son “off the record” y en efectivo, por lo que hacer una denuncia formal ante las autoridades resulta muy difícil

 

@yeannalyfemin

 

El sueño de tener un apartamento o una vivienda propia cada vez se torna más difícil e inalcanzable en Venezuela. A los altos precios de los inmuebles se le suman los trámites burocráticos y altas sumas de dinero para poder hacer el registro. 

Jaime Rodríguez* lo vivió. Creía que lo más difícil de tener un apartamento era reunir el dinero; pero no contaba y ni siquiera estaba al tanto del viacrucis que tenía que enfrentar para cumplir su meta. 

Llegó el primer obstáculo. Cómo hacer para pagarle a los propietarios del apartamento que se encontraban en Chile desde hace más de 5 años. En Venezuela es complicado, por no decir casi que imposible, hacer un pago en divisas a través de canales electrónicos, lo que obligó a Jaime a recurrir a un operador cambiario que aceptaba el dinero en efectivo y hacía transferencias vía Zelle, pero con una tasa de interés del 3%.  Al monto del apartamento se le sumaron 600 dólares que no tenía previsto.

Luego de haber realizado el pago, Jaime pensó que poner el apartamento a su nombre sería lo más fácil, pero nuevamente se equivocó. 

La mayor sorpresa que se llevó fue cuando tuvo que pagar el trámite para registrar la compra venta. De acuerdo con lo establecido en la Ley de registros y Notarías, los usuarios solo deben pagar como máximo el 2% del precio de compra del inmueble, pero a él le cobraron el 4%. 

El problema está en los registros 

Los requisitos para registrar un inmueble son sencillos y fáciles de tramitar. A la hora de hacer el registro se necesita el documento de compra y venta firmado y sellado por un abogado, así como copia de la cédula de identidad y del Registro de Información Fiscal, además de la copia del cheque que demuestre que se hizo el pago correspondiente. 

La situación varia dependiendo si los propietarios son menores de edad, en caso de matrimonio, divorcio o sucesión. 

El abogado Rafael Cárdenas* explicó que realmente el problema de los altos precios en los registros de inmuebles no son las notarías. El problema real está en las oficinas subalternas de registro y con los registros mercantiles. 

Cárdenas cuenta que cuando una persona va al registro a hacer la venta de un inmueble, el registrador tiene la potestad por ley de determinar cuál es el valor de la propiedad a los fines de los derechos del registro, que son los que se pagan con la planilla bancaria. 

“Como ellos tienen la potestad, y es lo que ha estado pasando los últimos dos o tres años, es que le ponen un valor al apartamento con unos precios desproporcionados y cuando se le aplica el porcentaje para determinar el valor de la planilla, arroja un monto totalmente exagerado”, explicó. 

El abogado indicó que en la mayoría de estos casos los abogados y las inmobiliarias entran en una suerte de negociación. “Si el documento sale en 3.000 dólares se negocia y se termina pagando un monto menor, le ponen un valor bajo a la planilla, que son los derechos propiamente legales, los que se pagan en el banco Tesorería Nacional, y el otro monto es el que pagas bajo cuerda”. 

Cárdenas indicó que ese monto que se paga “extraoficialmente” es en dólares en efectivo y llega directamente a las manos del  funcionario del registro. 

“Justo ahora estoy en proceso de una venta de un apartamento de un primo que se fue del país. En el registro empezaron pidiendo 6.000 dólares y logramos bajarlo a 3.000. A un vecino que compró un local en la Rómulo Gallegos le pidieron 25 mil dólares y al final terminó pagando 11.200”, comentó el abogado. 

“Bajo cuerda”

Todas estas negociaciones “off the record” son en efectivo. Nada se hace por transferencias, por lo que hacer una denuncia formal ante las autoridades resulta muy difícil, además de que la persona tiene que hacer el registro en la jurisdicción que le corresponde por la ubicación del inmueble, no lo puede hacer en otro lugar.

“La gente lo que hace es negociar hasta que se llegue a un monto más razonable, a pagar”, dijo. 

La situación se puede denunciar ante el Saren o la Fiscalía, pero cree que es muy difícil que alguien lo haga. “Nunca he visto que hayan investigado a un registrador y para que una persona lo haga tiene que tener una palanca”, dice el abogado.  

El abogado afirmó que la trampa en los registros “está bien hecha”. Indicó que si una persona va a fiscalía con la planilla y denuncia la situación, la fiscalía va a decir que la ley es clara y que el registro tiene la potestad de determinar cuál es el valor de la planilla. 

Mafia con estatus social 

Roxana Castillo es asesora inmobiliaria en una reconocida empresa de bienes raíces. Asegura que todos los registros del país funcionan de la misma manera. “Todos cobran su porcentaje”.  

Los estatus sociales juegan un papel determinante a la hora de adquirir un inmueble. Puede ser que el precio del registro de un apartamento con las mismas características (dos habitaciones, un baño, sala-cocina-comedor),  sea totalmente distinto dependiendo de la ubicación. 

“No es un monto fijo para todos, el registro de un inmueble en El Cafetal puede costar mucho más que uno que esté ubicado en La Urbina”, dijo la asesora. 

Roxana Castillo y Rafael Cárdenas coincidieron en que hay registros donde abusan más que en otros. El registro de El Hatillo es uno de ellos

“Hubo un tiempo en el que todos las ventas en El Hatillo se caían por los altos precios en los registros. He escuchado de montos por encima de los 20 mil dólares”, dijo Castillo. 

Denuncias de la Cámara Inmobiliaria 

A propósito de la situación, el pasado 14 de marzo, distintos gremios empresariales del país, en rueda de prensa, advirtieron los retrasos en la tramitación de los documentos en los distintos registros y notarías del país. 

Solicitaron la revisión de la política de cálculo y el estricto cumplimiento de lo establecido en la Ley de Registros y Notarías, a los efectos de que los usuarios paguen como máximo, 2% del precio de compra del inmueble. 

La presidenta de Consecomercio, Tiziana Polesel, junto con los presidentes de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela, Roberto Orta; de la Cámara Venezolana de la Construcción, Enrique Madureri; y de la Cámara de Comercio y Servicios de Caracas, Leonardo Palacios denunciaron que la situación en los registros y notarías se traduce en una “puerta abierta a la informalidad y la corrupción”.

Los dirigentes gremiales del sector privado indicaron además que la actuación del servicio de registros y notarías viola los derechos humanos de las personas naturales y jurídicas, amparados por los derechos internacionales. 

Una encuesta realizada por la Cámara Inmobiliaria en el año 2022, a más de 700 profesionales, determinó que el porcentaje usado por el registrador para el cálculo del arancel no fue el establecido por la ley.

Según la encuesta, 25,9 % de los consultados había pagado 10 % de aranceles, 19,1 % canceló 5 %. A otro 10,9 % le habían cobrado un 40 % sobre el costo del bien inmueble, y tan solo al 9,5 % se le instó a pagar el 2 %.

La CIV en su encuesta también reveló que, en la realidad, el cálculo de los aranceles oscila entre 5% y 40% del precio de venta, lo cual constituye un obstáculo que incita a la aparición de los gestores.

 

*La identidad de los entrevistados fue cambiada a petición de ellos mismos por temor a represalias

El último deseo de los donantes de cuerpos es no ser una carga económica para sus familias
En los últimos dos años, el número de personas interesadas en convertirse en donadores de la Asociación de Donantes Voluntarios de Cuerpos del Instituto Anatómico “José Izquierdo” de la Universidad Central de Venezuela ha aumentado
Más de 100 donantes inscritos y en promedio unas 50 personas al mes solicitando información. La razón no es necesariamente el deseo de apoyar la investigación científica sino una opción para sortear la crisis después de la muerte
En febrero de este año dejaron de recibir cuerpos por falta de insumos imprescindibles para su funcionamiento

 

Katherine Pennacchio | @kathypennacchio

ALEJANDRO BATIJA ENVIABA PRUEBAS DE VIDA por correo electrónico. Era un hombre solitario que no quería ser una carga para su familia después de muerto y, sobre todo, deseaba donar su cuerpo Instituto Anatómico “José Izquierdo” de la Universidad Central de Venezuela (UCV). “Él no vivía con su familia. Así que una vez le pregunté, ‘¿y cómo hago para enterarme si usted fallece?’; su respuesta fue pedirme mi email y mandarme un mensaje todos los días. A veces ni los abría pero así sabía que seguía vivo”, recuerda Francis Manzano, una mujer de mirada nostálgica que durante los 19 años que lleva trabajando en el anatómico ha conocido cientos de historias.

En el año 2010, Batija -un hombre nacido en la década del 40, imponente, echador de cuentos y simpático, según lo recuerdan en “el Anatómico”- vio más cerca el cumplimiento de su deseo cuando obtuvo el carnet que finalmente lo avalaba como donador de la Asociación de Donantes Voluntarios de Cuerpos del Instituto Anatómico “José Izquierdo” de la Universidad Central de Venezuela (UCV). A partir de su inscripción como donador, visitaba con regularidad el Instituto y, en sus últimos dos años de vida, podía ir hasta cada quince días.

Desde muy joven Batija expresaba que quería que su cuerpo fuera donado a la ciencia; además, estaba agradecido con los médicos del Hospital Clínico Universitario, en Caracas, por haberlo salvado de un cáncer de próstata y veía la donación como una opción para liberar a sus familiares de los costos del velatorio.

Francis Manzano se encarga de recibir y dar información a futuros donantes 

Entierro millonario

En los últimos años, el instituto ha visto un incremento considerable en el número de donantes y solicitudes de información pero el interés no surge precisamente por el deseo de apoyar a la investigación científica, como fue el caso de Batija. La crisis y los altos precios en gastos funerarios han contribuido al auge.

Un servicio funerario promedio puede rondar los 35 millones de bolívares, según información proporcionada por Tomás Rodríguez, miembro del comité asesor de la Cámara Nacional de Empresas Funerarias. Esto sin contar los gastos del entierro o la cremación que, dependiendo del lugar donde se realice, puede llegar a superar el precio del funeral.   

“Hace unos seis años podía recibir unas cinco personas al mes, ahora vienen como 50 mensualmente preguntando los requisitos para ser donantes”, explica Manzano. En los últimos dos años se inscribieron más de 100 donantes y sólo en enero de 2018 llevaron los recaudos 8 personas.

La Organización Nacional de Trasplante de Venezuela (0NTV) también ha sentido ese incremento en el número de personas que llegan a su oficina solicitando información sobre la donación de cuerpos. “Sí hemos visto un incremento considerable. Es más, a la última persona que vino le pregunté directamente por qué quería donar el cuerpo y me dijo ‘porque quiero evitarme los gastos de entierro’. Esos casos los remitimos al anatómico universitario”, cuenta Carmen Luisa Milanés, asesor médico de la ONTV.  

No cualquiera puede ser donante de cuerpo. El donador debe autorizar en vida a través de un documento notariado y cumplir con una serie de requisitos, ser mayor de edad, no haber fallecido por enfermedades como Sida o Hepatitis, tampoco como resultado de un accidente de tránsito o tener una muerte violenta. Los donantes llenan una planilla, entregan copia de su cédula y dos fotos. A cambio recibían un carnet y la tranquilidad de saber qué iba a pasar con ellos después de su muerte.

Requisitos para convertirse en donante 

Actualmente, tanto las inscripciones como el recibimiento de donantes en la UCV está detenida por la falta del material necesario para mantener los cuerpos.  “Hace un par de días se me partió el corazón al decirle al familiar de una de nuestras donantes que no podíamos recibirla. Su única respuesta fue: ¿y ahora cómo hago? ¿Con qué dinero la entierro?”, contó Manzano.

Sin arrepentimiento

En las dos últimas visitas que realizó Batija al anatómico su deterioro era notable, recuerdan en en Instituto de la UCV. La enfermedad que una vez le fue curada había regresado. Un domingo, a finales de abril de 2017, en pleno auge de las protestas contra el gobierno venezolano y la ciudad envuelta en caos, Manzano recibió la llamada del hijo de Batija informando que su papá había muerto.

Como el donante falleció en su casa, sin haber tenido asistencia médica, los familiares debieron solicitar la presencia de un médico forense antes del levantamiento del cuerpo, y así expedir el Certificado de Defunción verificando las causas del fallecimiento.

Los familiares debieron encargarse también del traslado a la morgue del Hospital Universitario y los gastos que ello conlleva. La ambulancia que usaba el anatómico no funcionaba por falta de repuestos y tampoco las neveras donde se deberían guardar los cuerpos. El motor que permitía su funcionamiento fue robado, así como las tuberías de la mitad del edificio donde hace vida el instituto.

El hijo de Batija recuerda que tuvo que esperar más de seis horas en el clínico hasta que por fin recibieron el cuerpo de su padre. Cuenta que el médico de turno no quería procesar el caso a pesar de conocer que era una donación al anatómico. Sin embargo, no se arrepiente de haber cumplido el deseo de su progenitor. “Por una parte es una ayuda a los muchachos de la escuela de medicina. Por otra, es un alivio económico. Hay que estar claros que los costos de un entierro son impagables, un dineral que no se puede parir de un día para otro”, explica Alejandro Batija hijo.  

Una opción clausurada

La Asociación de Donantes Voluntarios de Cuerpos del Instituto Anatómico José Izquierdo fue fundada por el Dr. Jesús Yerena en 1969. Su objetivo es incentivar y promover en la sociedad la cultura de la donación de cuerpo de manera voluntaria, con la finalidad de aportar al desarrollo científico en el área de las Ciencias Anatómicas y Morfológicas; según se refleja en la página web oficial de la UCV.

Por problemas en el mantenimiento de la sala de preparación de cuerpos, durante cinco años la donación se detuvo, entre los años 2010 y 2015. El área pudo rescatarse gracias a un aporte realizado por el Banco Central de Venezuela, pero la activación sólo duró tres años.  En febrero de 2018, la sala debió ser clausurada por la falta de la sustancia necesaria para la preparación de los cuerpos y el llenado de las piscinas donde se mantienen.

 

Notas de prensa de cuando estuvo clausurada la sala de preparación de cuerpos durante 2010-2015

“Necesitamos formol, fenol y glicerina para mantener los cuerpos. La última vez que preguntamos por un pipote de una de esas sustancias el precio superaba los 80 millones de bolívares. Además, la empresa que se encargó del mantenimiento anterior nos está presupuestando una rehabilitación del área en 30 mil dólares. Sin ayuda externa a la universidad es imposible costearlo”, explica Marco Álvarez, director del instituto anatómico.

En pro de la investigación universitaria mientras mayor cantidad de cuerpos puedan recibir mejor. Sin embargo, de nada sirve si no se tienen los suministros necesarios para mantenerlos. En la crisis actual venezolana también significa otra puerta que se cierra como solución paralela a los altos precios de los entierros o cremaciones.

Marcos Álvarez, director del Instituto Anatómico «José Izquierdo» en la UCV 

En lo que va de año, el instituto ha tenido que rechazar a dos donantes y lamentan a que todo apunta a que la situación no va a cambiar pronto. Mientras tanto, los cuadernos con los nombres y apellidos de los donantes inscritos antes del cierre de la sala siguen allí a la espera de su destino, ahora incierto.

Desde su escritorio, Manzano pasa las hojas del cuaderno y suspira diciendo “cada donante es una historia”. Entre todos esos papeles, también estaba su computadora con la bandeja de entrada de su correo electrónico abierto donde los mensajes de Batija hace mucho tiempo que dejaron de llegar.

Crisis obliga a familias a fabricar féretros artesanales para sepultar a sus hijos difuntos

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Ante los elevados precios muchos optan por urnas de fabricación casera                       

Fotos y texto Carlos D´Hoy

carlos_dhoy@gmail.com

 

Isaí Javier Hidalgo Palacios nació muerto en una clínica de San Bernardino, Caracas.  Su mamá se controló todo el embarazo y durante los nueve meses no tuvo ningún problema. Sin nada que temer al momento del parto fue a la clínica pero, después del trabajo de parto, la única información que recibió fue que se trató de un “mortinato”, es decir, el niño había nacido muerto.

El deceso del bebé cambió la dinámica que tenía planificada la familia, que debió comenzar a buscar empresas de servicios fúnebres y a enfrentarse a los altos precios de un sepelio en la Venezuela de la hiperinflación: la urna más económica para un bebé cuesta 3 millones de bolívares, casi cuatro salarios mínimos.

“Estas urnas son tan chiquitas que parecen cajas de muñecas”, dijo Daniel Hernández, encargado de una funeraria en Caracas. Hernández aseguró que, en la gama económica, no hay urnas de madera sino de tablones de fibra de densidad media (MDF). “A medida que el niño va creciendo, el precio de las urnas va subiendo porque obviamente los féretros son más grandes”.

Ante el panorama de los precios y la calidad del producto, Javier Pereira, tío de Isaí, decidió construir el féretro. “Tengo conocimientos de carpintería y puse manos a la obra. La primera urna que hice quedó bien bonita”, indica mientras muestra unas fotos que le tomó con su celular.

Sin embargo, la familia tenía dudas sobre la causa del deceso del niño y denunciaron el caso ante el Ministerio Público que ordenó una autopsia para determinar la causa de la muerte. Entonces Pereira llevó el féretro a una funeraria donde pidió que la guardaran mientras esperaba por los resultados de los exámenes.

Cuando entregaron el informe médico forense, Pereira fue a buscar la urna, “pero cuál sería mi sorpresa cuando vi que el dueño de la funeraria la había vendido, ¡me la robó!. Tuve que ponerme a hacer otra urna a la carrera.  Esta última no me quedó tan bien, no tenía ni el tiempo ni los materiales”.

Según la autopsia la causa de la muerte del niño fue “asfixia mecánica provocada por broncoaspiración al aspirar líquido amniótico meconial espeso”, la familia insiste en que fue ocasionada por el retraso en la atención del parto por lo que insistirán en la denuncia del caso ante la Fiscalía.

Asegura que como consecuencia de esta tragedia que vivió su familia descubrió un mercado: “Puedo hacer urnas a buen precio. Mucha gente no tiene para cubrir los gastos funerarios, sobrepasan su presupuesto. Quizá me ponga a hacer urnas como un trabajo serio, sería una alternativa para muchas familias de escasos recursos”.

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Javier Pereira fabricó un pequeño féretro para su sobrino

Una caja para un bebé muerto

Bléizer, un niño de 2 años  falleció a inicios de enero en el hospital Miguel Pérez Carreño de Caracas. Murió de un paro respiratorio, provocado por una neumonía basal izquierda según indica el informe del médico forense.

El niño había pasado todo  diciembre engripado y en enero se complicó debido al humo que producía la quema de basura cerca de su casa en La Vega, ya que los camiones no la estaba recogiendo con regularidad. “A Bleizer le dio neumonía. Murió cuando lo llevaban al hospital porque en un CDI cercano a su casa no lo atendieron”, dijo la madre del niño.

Su mamá cuenta que estaba en el hospital con su niño muerto y sin dinero para pagar la urna ni el entierro cuando conoció allí a un carpintero: “Èl hizo el ataúd de Bléizer con una caja de madera que tenía en casa. La pintó de blanco, le puso un acolchado en el interior y la forró con telas blancas”.

Una tapa de madera cerró el pequeño féretro que ella llevó en una bolsa negra hasta la Morgue de Bello Monte donde contrató un transporte fúnebre para llevar al niño hasta el cementerio. Allí lo sepultó a las pocas horas. Eso fue todo lo que pudo pagar.

 

A Cúcuta para comprar la urna

El 7 de febrero pasado, José Antonio Morales Hernández cruzó el Puente Internacional Simón Bolívar que une la frontera entre Venezuela y Colombia con un objetivo: comprar una urna para su sobrina.

“Mi sobrina iba a nacer, teníamos todo preparado, y por la falta de un equipo de cesárea murió”, contó Morales Hernández, quien agregó que la niña falleció en el Hospital Central de San Cristóbal.

“En San Cristóbal no hay urnas, tuve que traerme cuatro morrales llenos de bolívares a Cúcuta para cambiarlos por pesos para comprar el ataúd”, dijo el tío al noticiero del canal NTN24.

Abandonan cadáveres en hospitales y morgues

A medida que las personas crecen, el problema se hace más complicado. Los féretros deben ser más grandes y son más costosos. Esta es una de las causas por las que algunos familiares abandonan a sus muertos en hospitales y morgues.

En una consulta realizada a varias funerarias por Runrun.es se pudo constatar que los servicios funerarios más básicos cuestan desde 9 millones de bolívares, algo más de 11 salarios mínimos, en las funerarias modestas. Este precio no incluye velatorio, sepelio, ni la fosa en el cementerio. Es sólo por la urna, tramitación de documentos, retiro del cuerpo del hospital o morgue y su traslado hasta el cementerio. Otras funerarias ofrecen servicios a partir de 12 millones de bolívares, 15 salarios mínimos, por dos día de velatorio.

Uno de los problemas que enfrentan las funerarias es que no todas tienen urnas para recién nacidos y niños. De cuatro casas fúnebres consultadas, sólo una tenía ese tipo de ataúdes y ofrecía el servicio completo por 20 millones de bolívares, 25 salarios mínimos, o poco más de dos años de trabajo. Los precios continuarán escalando en la medida en que suben de categoría las empresas.

A pesar de que alcaldías y entes del gobierno tienen partidas especiales de ayuda social para las familias que no puedan costear los servicios funerarios, muchas no otorgan esta ayuda o las personas no las solicitan. “Simplemente abandonan el cadáver”, dijo un funcionario del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf) quien pidió no ser identificado.

“En muchos casos las familias no tienen dinero para pagar el sepelio, cumplen con el papeleo, obtienen los documentos, el acta de defunción, la certificación de muerte, pero cuando tienen que retirar los restos, deciden dejar el cuerpo en la morgue para que nosotros nos hagamos cargo”, agrega.

“Acá hay muchos cadáveres que fueron abandonados porque no tienen familias o porque sus familias no pueden costear los sepelios. A ellos los denominamos ‘pobres de solemnidad’. En los últimos tiempos se incrementó el abandono de cadáveres en la morgue de Bello Monte como consecuencia de la situación económica”, aseguró el funcionario.

En estos casos, la morgue decide qué hacer con el cadáver dependiendo de la causa de la muerte: “Cuando se trata de una muerte violenta se hace el sepelio en fosas comunes. Si se trata de muertes naturales, los cuerpos se pueden enterrar o cremar en los hornos del Cementerio General del Sur o de El Junquito”.

Finalmente, recordó que en el Cementerio General del Sur se han realizado algunas cremaciones gratuitas de cuerpos a familias que así lo han solicitado, a quienes se les devuelve una caja con las cenizas de sus familiares.

INFOGRAFÍA: A la noche caraqueña la obligaron a firmar su acta de defunción

@franzambranor

Infografía: Juan Carlos Hernández | @jhernandezgraph

EN LAS CALLES, CENTROS COMERCIALES, plazas y discotecas de Caracas, después de las 7 de la noche ya no se aprecia tanta gente como en años anteriores, los altos precios de los productos y la inseguridad juegan un papel fundamental a la hora de tomar la peligrosa decisión de salir a distraerse un rato.

Jóvenes y adultos han cambiado drásticamente sus costumbres y estilos de vida. En la actualidad es muy común escuchar que las personas prefieren rumbear en una casa que ir a cualquier lugar nocturno donde su seguridad y su bolsillo estarán en riesgo.

Las cifras de violencia en Venezuela están aumentando considerablemente cada año que pasa. Según datos del Observatorio Venezolano de Violencia, en el 2016 se registraron 28.479 homicidios, cifra que superó las 27.875 muertes violentas que se reportaron en el 2015.

Edgardo Rangel, estudiante universitario de 24 años comentó que ya no puede salir a divertirse con sus amigos debido a la inseguridad que azota a Caracas. “Ya no me gusta salir de noche, he presenciado varios robos saliendo de las discotecas, es preferible ir a la casa de cualquier amigo y quedarnos, además ahorramos mucho dinero”, dijo Rangel.

La población venezolana tiene temor a ser víctima del hampa común por esto es que han adoptado varias medidas para protegerse. Johanna Rincones, estudiante universitaria de 25 años de edad relató que trata de salir antes de las 5 pm y acompañada por sus amigos del recinto universitario ubicado en Los Dos Caminos; también que evita sacar el celular en la calle.

Los robos y secuestros aumentaron considerablemente en el año 2016, aunque disminuyeron las denuncias con respecto al año 2015. Cifras de la Policía Judicial conocidas extraoficialmente, revelaron que durante el primer semestre del 2016 fueron denunciados 7212 robos. Esto según un trabajo publicado por el periodista Javier Mayorca.

Recientemente el diputado a la Asamblea Nacional, Juan Miguel Matheus, presentó un informe en donde señala las causas que ubican al país como el más violento. Entre ellas destacan: la perversión del Poder Judicial, una impunidad galopante (98 %); presencia de narcotráfico en el Estado, y por último la corrupción del sistema penitenciario.

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Quedarse en casa porque no hay para salir

Javier solía salir a “rumbear”  todos los fines de semana, mientras estudiaba en la universidad el dinero le alcanzaba para irse de farra con sus amigos, ingerir aguardiente en cualquier local y amanecer en la calle era algo sumamente natural y no afectaba su presupuesto. Pero ahora casado y con dos hijos la vida es distinta, aunque frecuentaba los sitios de su soltería “una vez a la cuaresma”, hoy en día se despidió definitivamente de la vida nocturna. La inseguridad y su miserable salario no le alcanzan ni para comprarse una caja de cerveza y tomársela en casa. “Si hago eso, entonces no pago colegio, condominio ni el cable”, se queja el ingeniero devenido a docente universitario.

No solo la de Javier, la vida de miles de jóvenes y no tan jóvenes ha dado un giro acelerado en los últimos años, los momentos de esparcimiento con amigos y familiares cada vez son más austeros, el sueldo del venezolano no alcanza para salir viernes y sábado como otrora. “Lo máximo que hago ahora es comprarme un six pack y comprar una película para verla en la casa, después de las seis de la tarde ni de broma salgo”.

«Ya ni al cine uno puede ir, las entradas están caras y de regreso a casa te pueden atracar», prosigue. Las salas de cine caraqueñas optaron hace años por eliminar las míticas funciones de medianoche, la exhibición mas tardía en una jornada común y corriente es a las 9 y 30 de la noche, dependiendo del sector.

La inflación no perdona y por supuesto los precios en los establecimientos nocturnos de Caracas se han disparado. “No se cuando fue la ultima vez que me tomé una cerveza en la calle, es una locura todo esto, era la única distracción que teníamos”, se queja Julio, TSU en Mercadoctenia que aspira emigrar antes de culminar el año.

A los locales también les ha caído la hoz del ángel exterminador de la inflación. María Díaz, empleada de la Fuente de Soda “El León” es testigo de la merma de clientes en los meses anteriores. “Por supuesto que ya no sigue viniendo la misma gente, antes vendíamos cajas de cervezas enteras, ahora la mayoría de la gente que viene se toma dos o tres y se va, como todo, hay días buenos y otros malos, se hace lo que se puede, todos estamos remando en este barco”.

Díaz igualmente alega que la poca afluencia de personas y la inseguridad han obligado a bajar la santamaría más temprano. “Anteriormente estábamos abiertos hasta las tres de mañana, ahora hay días que cerramos temprano, especialmente los días de semana”.

“Es un problema el hecho de no conseguir los insumos para vender, cuando no es una cosa es otra, la cerveza está al mismo precio que en todas partes”.

Mientras mesoneros entran y salen de la parte interior del local, María cobra, factura y saca cuentas. “Hay que seguir trabajando, no queda de otra, con la esperanza de que la cosa mejore algún día”.

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Índice y decálogo de los países desdichados por Carlos Alberto Montaner

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Bloomberg Business reveló recientemente que Venezuela es el país más “miserable” del mundo. La traducción es demasiado literal. En español sería más apropiado decir que es el más “desdichado”.

La aseveración de Bloomberg surge de la aplicación de una simple fórmula acuñada hace más de medio siglo por el economista norteamericano Arthur Okun: se suman el nivel de desempleo y el índice de precios. Con esos elementos se compila el “Misery Index”.

Venezuela, en efecto, tiene la inflación más alta del planeta, lo que se refleja en el índice de precios, pero su nivel de desempleo es bajo: menos de un 7%, aunque la mayor parte de los puestos de trabajo han surgido en el sector público, dado que miles de empresas han debido cerrar sus puertas por las desquiciadas medidas antieconómicas del gobierno chavista.

El segundo país en ese “Índice de Desdicha” es Argentina. A una escala menor, el gran país sudamericano también es víctima de una altísima inflación. Nada nuevo bajo el sol. Lleva décadas de intermitentes malos gobiernos. Como el bandoneón que tanto gusta en aquellos parajes, se expande o contrae frecuentemente. Ahora está en una fase aguda de contracción.

La inflación y el desempleo son dos flagelos que explican la desgracia de una sociedad, pero no son suficientes. Yo agregaría otros ocho factores para construir el decálogo de las desdichas capitales.

El desabastecimiento sería el tercero. Pasarse la vida en una fila esperando para poder comprar algo es una maldición que suele materializarse en los países socialistas de economía centralizada y controles de precios. Los venezolanos ya han descubierto el horror de pelearse a puñetazos por comprar unos pollos o tres rollos de papel higiénico.

El cuarto sería el porcentaje de delitos. Es espantoso vivir con la guardia en alto, encerrado en la propia casa, sometido a un virtual toque de queda porque tan pronto se pone el sol los ladrones, asesinos y violadores salen a cometer sus fechorías. Según el International Crime Index, que computa una docena de graves violaciones de la ley, Venezuela es el segundo país del planeta en número de delitos (84.07). El peor es Sudán del Sur (85.32), un país recién estrenado en medio de una guerra civil. Más de 50 se considera una sociedad peligrosa. Singapur, la menos peligrosa: 17.59.

El quinto es el nivel de corrupción de la administración pública. Como se trata de delitos ocultos, hay que confiar en la opinión general de la gente. La institución dedicada a medir estas percepciones es Transparencia Internacional. De acuerdo con ella, Venezuela es una pocilga. Es el 160 de 175 países escrutados. El peor, con mucho, de Hispanoamérica.

El sexto es la protección y la calidad de la justicia. Si cuando usted tiembla, llama a la policía para que lo proteja, es una buena señal. Si cuando la policía se acerca, usted tiembla, la situación es muy grave. A la labor de los agentes del orden se agrega la existencia de leyes razonables, jueces justos, procesos rápidos y cero impunidad.

El séptimo es la movilidad social. La posibilidad real de mejorar la calidad de vida por medio del esfuerzo propio. No hay situación más triste que saber que, hagas lo que hagas, tu vida seguirá siendo pobre, y lo más probable es que mañana será peor que hoy.

El octavo es el PIB per cápita. Es decir, la suma del valor de los bienes y servicios producidos por una sociedad durante un año. Se podrá alegar que la repartición es desigual, pero hay una evidente correlación entre el PIB per cápita y la calidad de vida. Como regla general, los 20 países con mayor PIB per cápita del mundo son los que encabezan el Índice de Desarrollo Humano que publica la ONU.

El noveno elemento es la libertad. Aunque no se menciona, los países menos libres, aquellos en los que la camarilla del poder toma todas las decisiones, aporta todas las ideas e impone sus dogmas por la fuerza, son los más pobres y los menos dichosos.

El décimo, por último, es la cantidad de emigrantes. No hay síntoma más elocuente del fracaso de una sociedad que el porcentaje de gente que tiene que escapar de ella para sobrevivir. Mientras más educada es la emigración –como sucede con la venezolana—más evidente es el desastre. Cuando emigran los emprendedores, los ingenieros, los médicos, las personas que teóricamente pudieran labrarse un buen porvenir en la patria en que nacieron, es la señal de que estamos ante sociedades fallidas.

Hay que compilar ese índice. Cruzar esas variables sería muy útil.

 

@CarlosAMontaner

Infobae

 

Entre la transición y la ingobernabilidad por Ángel Oropeza

Maduro

Ningún observador serio de la realidad nacional pone en duda que el próximo año será de agravamiento de las ya críticas condiciones que caracterizan el día a día de la mayoría de los venezolanos.

El gobierno perdió en 2014 una oportunidad dorada para “medio ordenar” los severos desequilibrios macroeconómicos y atacar algunas de las causas estructurales de nuestros problemas más urgentes, como la inseguridad y la pobreza, a pesar de tratarse del último año no electoral que le quedaba de aquí en adelante, disfrutar de altos precios del petróleo durante gran parte del año y haber contado con una oposición limitada en su acción por sus contradicciones internas. Ahora enfrentan una situación radicalmente distinta: año electoral, crudo en baja y una oposición en vías de reorganización.

Para colmo de males, el gobierno no posee un plan alternativo al de creer que el “legado” que heredaron es correcto. Según su visión, lo que estamos sufriendo no son consecuencias de la inviabilidad estructural del “legado”, sino simples accidentes temporales, producto de la caída del petróleo y de la supuesta inmadurez de los venezolanos para adaptarse al modelo comunistoide que se les quiere imponer. En consecuencia, la crisis debe ser tratada solo con movimientos tácticos, esto es, tratando de apagar los incendios a medida que vayan surgiendo y buscando fundamentalmente la preservación de la clase política gobernante, ya que es solo cuestión de tiempo para que el precio del crudo vuelva a subir, y se pueda volver al camino trazado por el hegemón anterior.

Por supuesto, la reiteración en este error solo conduce a aumentar las probabilidades de que Venezuela entre de lleno en una indeseable situación de ingobernabilidad. Recordemos que la definición más básica de “ingobernabilidad” hace referencia a cuando el gobierno pierde el control de los procesos políticos, económicos y sociales de un país.

En este escenario de peligro de ingobernabilidad creciente, de deslave de la popularidad del gobierno y de movimientos fuertes en la dinámica de lealtades en la base del oficialismo, tendrán lugar unas cruciales elecciones para la Asamblea Nacional. En las actuales circunstancias, y si la oposición hace las cosas bien, la probabilidad de que el oficialismo pueda ganar no solo esa, sino cualquier tipo de contienda electoral, luce muy difícil.

Su única esperanza –de nuevo, dadas las variables actualmente en juego– es esperar que la oposición caiga en el error de ir desunida a las elecciones, o que vuelvan a cobrar fuerza los ingenuos llamados a la abstención “hasta que la dictadura no ofrezca condiciones democráticas”. No hay nada mejor para quien va a perder que esperar que el que pueda ganar no vote.

Por supuesto, también intentará las clásicas jugadas de corrupción electoral, que van desde adelantar la fecha de los comicios para afectar el cronograma de escogencia de candidatos de la oposición, hasta el “inflado” poblacional de circuitos que considera ganadores, pasando por la modificación arbitraria de algunas circunscripciones, todo esto “aderezado” por un aumento de la persecución política contra dirigentes opositores. La intención última es tratar por todos los medios de enredar la elección parlamentaria, ante el convencimiento de que no tiene hoy fuerza para desafiar a una voluntad popular en demanda y necesidad de cambio.

De fracasar en su intento, al oficialismo no le quedará otra opción que enfrentar las derrotas electorales que se le vienen encima, e ir preparando un escenario de transición política, todavía tan incierto como el país que vivimos. Solo errores garrafales de los múltiples sectores que se oponen al gobierno, o el intento desesperado de los privilegiados por mantener el statu quo, aun a costa de la gobernabilidad, pueden atravesarse en este escenario.

Lo cierto es que en 2015 parece abrirse un incierto camino que nos puede conducir a una transición inminente o, en su defecto, a una situación de peligrosa ingobernabilidad.

 

@AngelOropeza182

El Nacional