alimentación archivos - Página 3 de 14 - Runrun

alimentación

Expropiaciones y controles: Las causas y consecuencias de la debacle venezolana

A mediados de la década de 1980, Venezuela, con su gran riqueza en petróleo y minerales, tenía un PBI per cápita similar al de Noruega y era el país más rico de América Latina . 40 años más tarde en 2017, más del 80% de su población vive en la pobreza . En 2018 se espera que su tasa de inflación anual supere el 1.000.000 por ciento.

Anthea Jeffery, jefa de investigaciones del Institute of Race del Reino Unido, realizó un trabajo en el que estudia las causas y las consecuencias de la debacle económica por la que atraviesa Venezuela, el informe fue publicado por el portal Biznews y traducido por el portal venezolano lapatilla.com

Según Jeffrey el presidente Nicolás Maduro culpa a la implosión del país de una “guerra económica” que libran contra ella los partidos de oposición y los EEUU, sin embargo las verdaderas razones de la crisis se encuentran en las expropiaciones y controles de precios intrínsecas al “Socialismo del Siglo 21” introducido por el fallecido presidente Hugo Chávez.

En 1999, Chávez enmendó la Constitución para declarar que “el predominio de grandes latifundios era contrario a los intereses de la sociedad”. En 2001 introdujo una Ley de Tierras que permitía la expropiación de tales latifundios .

La ley se fundamentaba en que los pobres poseían solo el 6% de la tierra, mientras que el 5% de la población, quienes tenían más dinero, poseía el 75% de la tierra. Según Chávez, estas estadísticas hicieron imperativo “dividir grandes propiedades de tierras ociosas y permitir que los campesinos se apropien de la tierra que cultivan”.

En Venezuela, los latifundios dirigidos se definieron inicialmente como “tierras agrícolas ociosas de alta calidad de más de 100 hectáreas” o “tierras agrícolas ociosas de menor calidad de más de 5.000 hectáreas”. En 2005, sin embargo, la cantidad máxima permitida de tierra de alta calidad “inactiva” se redujo de 100 hectáreas a 50. La tierra “inactiva” de menor calidad fue establecida en 3.000 hectáreas.

En la práctica, sin embargo, no fue solo la tierra “ociosa” que se tomó. Además, el gobierno fomentó implícitamente las invasiones de tierras, que a menudo redujeron la productividad hasta el punto en que las granjas estaban lo suficientemente “ociosas” como para calificar para la expropiación.

También introdujo una regla de “una vaca por hectárea”, según la cual las explotaciones con menos de una vaca por hectárea se consideraban improductivas y se las expropiaba. Los ganaderos aumentaron el número de su ganado, para no caer en la regla, pero consideraron que estaban sobrecargando la tierra lo que erosionaría en el futuro su productividad, estos agricultores también fueron expropiados. El resultado fue una incertidumbre debilitante que virtualmente hizo vulnerable a todos los agricultores.

A los nuevos poseedores de la tierra no se les dio el título de los terrenos que ocupaban, a pesar de las promesas del gobierno de que esto se haría, al final el Estado era el gran propietario de todas las tierras expropiadas. A los nuevos agricultores y ganaderos beneficiados por los programas del gobierno se les otorgó un título con carácter provisional, o sea que sus concesiones de tierras podrían revocarse si no cumplían los “objetivos” de producción del estado.

La tierra también se asignó de acuerdo con criterios políticos, y los que apoyaban al gobierno tenían más probabilidades de recibirla que aquellos que eran apolíticos o apoyaban a la oposición.

Escribe Michael Albertus en Foreign Policy : “Esto ayudó a generar un grupo de clientes políticamente confiables, que fueron favorecidos a través de concesiones de tierras, y que luego ayudaron al régimen a perpetuarse en el poder votando por él en las elecciones”.

Ejemplo de esta redistribución de las tierras afectó al productor agrario Franklin José Brito Rodríguez (5 de septiembre de 1960–Caracas, Venezuela, 30 de agosto de 2010) quien sostuvo una disputa de propiedad de terrenos con el gobierno bolivariano. Realizó una serie de disputas legales y protestas públicas desde 2004, coincidiendo generalmente con otras protestas como las de Venezuela de 2007. Brito fue virtualmente secuestrado por las autoridades venezolanas y hospitalizado contra su voluntad. Sus protestas culminaron en su muerte a causa de una huelga de hambre.

 Cronología del desastre

Para 2010, el gobierno distribuyó entre 5,5 y 7,5 millones de hectáreas de las 27 millones de hectáreas utilizadas para el cultivo, tierras que representaban el 20% de las tierras agrícolas productivas totales de Venezuela.

Sin embargo, la redistribución de la tierra a los pequeños agricultores no resultó en un aumento en la producción de alimentos. Por el contrario, según la Confederación Nacional de Asociaciones Agrícolas y Ganaderas (Cofagan), la producción agrícola cayó drásticamente entre 2007 y 2011: maíz en 40%, arroz en 39%, sorgo en 83%, caña de azúcar en 37%, café en 47%, papas en 64%, tomates en 4% y cebollas en 25%.

La proucción de grandes cantidades de tierras fértiles cayó, y en contraposición las importaciones de alimentos aumentaron.

Sin embargo, a partir de 2014, cuando el precio del petróleo cayó drásticamente, las importaciones de todos los productos esenciales, incluidos los alimentos, se volvieron cada vez más difíciles para el gobierno.

En ese momento el gobierno atribuyó la escasez al “acaparamiento” y se introdujo el racionamiento de alimentos.

Ese mismo año, el gobierno endureció los controles de precios que había introducido en 2003. Tanto los agricultores como los productores de alimentos se vieron obligados a vender a precios inferiores a los costos de producción, lo que redujo aún más la oferta.

Para 2015, miles de personas hacían cola de cinco a seis horas por día con la esperanza de comprar alimentos y otros artículos muy necesarios.

En 2016 Maduro comenzó a instar a las personas a cultivar alimentos y criar pollos en sus hogares, a pesar de que la población está urbanizada en un 80%. A menudo, se esperaba que la gente lograra esto en balcones y tejados, retomando la idea de su predecesor de los “Gallineros verticales” y los cultuvos orgánopónicos en azoteas de edificios.

En 2016 comenzaron los disturbios callejeros, junto con el robo de camiones de comida y el saqueo violento de tiendas. Maduro temó una “medida económica” entregó la administración de los alimentos básicos bajo el control del ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López, mientras que el Ministerio de Trabajo anunciaba que todos los empleadores privados y públicos deben permitir que sus trabajadores ser reasignados a cultivos en crecimiento.

Aunque las expropiaciones se enfocaron primero en la tierra, pronto se extendieron a otros sectores. En 2007, por ejemplo, el gobierno exigió el control mayoritario de los proyectos administrados por compañías petroleras internacionales.

También expropió los activos de las dos compañías (Exxon Mobil y ConocoPhillips) que se negaron a consentir en esto. Chávez justificó estas tomas sobre la base de que estaba “devolviendo” la riqueza de Venezuela a la propiedad de “la gente como un todo”.

En 2008, el gobierno nacionalizó el sector del cemento, centrándose en la suiza Holcim Ltd, la francesa La Farge y la mexicana Cemex SAB de CV.

En 2009, Chávez cerró una serie de pequeños bancos por lo que dijo eran irregularidades operacionales, pero reabrió algunas como firmas estatales. También prometió nacionalizar cualquier banco que no cumpliera con las pautas de préstamos del gobierno o que estaba en problemas financieros.

En 2009, el Ministerio de Minería se apoderó del proyecto Brisas de Gold Reserve Inc., mientras que en 2011 Chávez anunció que estaba nacionalizando la industria del oro.

Consecuencias económicas catastróficas

En palabras de Greg Mills y Lyal White, de The Brenthurst Foundation, en un documento de discusión de mayo de 2018 sobre el Populismo Armageddon en Venezuela : “entre 2013 y 2017, la economía de Venezuela se contrajo en un 39%. Se espera que se desplome aún más, con una contracción del 50% para 2019 a las tasas actuales de colapso.

“Los profesores universitarios ahora ganan US $ 6 al mes, al igual que un jefe de policía con 17 años de experiencia. Requieren un estimado de 98 veces el salario mensual mínimo oficial de 700 000 bolívares simplemente para sobrevivir”.

Aunque el gobierno dejó de proporcionar cifras oficiales en 2016, la inflación mensual alcanzó el 100% en febrero de 2018. Esto se traducirá en tasas anuales de inflación de más de 1.000.000 por ciento. Mientras que el gobierno mantiene un tipo de cambio oficial de 120.000 bolívares por dólar estadounidense (Dicom), la tasa del mercado negro, que los tenderos usan abiertamente es ampliamente mayor.

Para 2018, la deuda total del gobierno se estimó en US $ 150 mil millones, más del 100% del PIB. En 2017, el incumplimiento de los bonos del gobierno fue de 2.500 millones de dólares. Para 2018 se proyecta que será de US $ 10 mil millones. La infraestructura básica de agua y electricidad está cerca del colapso, y el desempleo es desenfrenado.

La industria local ha sido destruida y prácticamente todo tiene que importarse, incluida la comida, pero el gobierno ya no tiene los fondos para hacerlo… El porcentaje de la población que vive en la pobreza supera el 80%. La pobreza extrema ha pasado del 24% de la población en 2014 a más del 61% tres años después.

Acerca de la autora La doctora Anthea Jeffery, Jefe de Investigación de Políticas del Institute of Race Relations del Reino Unido, organización nacida en el año 1958 para promover el desarrollo de los pueblos, conocer y compartir información sobre las distintas razas y generar políticas antiracistas, además el “think tank” o laboratorio de ideas promueve la libertad política y económica.
Los Runrunes de Bocaranda de hoy 26.06.2018: BAJO: Acecha y golpea
BAJO
HAMBRE PAREJA:

Cambios y recambios de ministros. Todos bajo la misma fracasada política. El hambre acecha y golpea. En los hogares la gente se acuesta, se levanta y sale a trabajar con hambre. Tres expertos ex-chavistas del sector productivo, del mundo agrícola y del procesamiento industrial nacional, me ilustran: “la culpa es nuestra, absolutamente nuestra. A manera de ejemplo en el 2014 producíamos 120.000 toneladas de pollo mensual. Hoy apenas llegamos a las 14 mil toneladas. Lo de las gallinas es peor: en el 2014 el venezolano promedio mostraba un consumo  de cerca de 180 huevos anualmente. Hoy estirando l llegamos a 60 huevos al año por cabeza. Le recuerdo que un solo huevo le cuesta hoy a un trabajador cerca de 120.000 bolívares. ¿Proteínas por la vía de  embutidos? Sin engaño alguno, en este rubro el gobierno tiene los históricos de producción archivados. Maduro las conoce pero no las reconoce públicamente: en 2014 llegamos a producir 330 mil toneladas de embutidos, mientras que este año apenas llegaremos a 140 mil. En bovinos la realidad es dramática, pues las estadísticas oficiales nos muestran que en el 2014 el venezolano promedio consumió cerca de 24 kilos de carne roja y para 2018 la máxima será de 9 kilos para todo el año. En este rubro la hiperinflación generada por las decisiones gubernamentales es una de las más alarmantes, pues hace solo 6 meses el kilo de carne costaba promedio 27.000 bolívares y hoy, en un automercado, sobrepasa los 4 millones 400 mil bolívares. Productores e industriales piden diálogo a los fines de revertir estas caídas. Desde el nivel ministerial, por dos razones, una ideológica y otra de corrupción, se hace imposible voltear esta catástrofe. Al presidente Maduro le sobran los informes, pero parece que disfruta estimulándola.”…

EL HAMBRÓMETRO:

La vida del venezolano –de cualquier estrato social– cambió a raíz de la vulneración de un derecho fundamental: el de la alimentación. La expropiación de tierras y empresas, la destrucción del aparato productivo y la dependencia de las importaciones, configuraron un escenario que trajo como consecuencia la escasez, un rampante índice inflacionario, la consolidación de un mercado informal para conseguir los bienes ausentes y la distribución de comida vencida o en mal estado, los cuales han dejado en evidencia a un Estado que incumple de manera sistemática las garantías esenciales que debe tener la población con respecto a los alimentos, los cuales deben ser suficientes, accesibles, estables, duraderos y salubres para todos. Desde hace cuatro años, cuando el desabastecimiento de productos alimenticios comenzó a intensificarse, los medios de comunicación del país empezaron a cubrir el tema y a denunciar cómo el hambre hacía estragos en la población. Sin embargo, en esa cobertura ha hecho falta que los señalamientos se hagan con base en las cifras no difundidas por entes oficiales que están relacionadas directamente con la responsabilidad que el Estado tiene sobre ese derecho. Con este fin, www.Runrun.es ha creado el proyecto Hambrómetro con el apoyo de Open Society Foundations y su Programa de Periodismo Independiente, que consiste en la elaboración de undashboard de actualización mensual que muestre juntos todos estos números –obtenidos a través de organizaciones y fundaciones encargadas de seguir cada tema– en un instrumento de diseño web adaptativo que podrá ser incrustado en otros sitios, ya sea como complemento o en nuevas entradas de los mismos. Mediante la búsqueda, organización y visualización de estas cifras, el Hambrómetro ayudará a organizaciones, investigadores, estudiantes e incluso otros medios de comunicación que así lo necesiten, a establecer comparaciones entre los indicadores económicos y determinar cómo estos inciden en el hambre del venezolano. Además, contará con un mini-site en el que se publicarán noticias, crónicas y reportajes que tendrán como centro la vulneración del derecho a la alimentación y la situación de la seguridad alimentaria en Venezuela.Lo presentaremos éste jueves 28.

12 personas muertas en protestas sociales en lo que va de año

El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró 850 protestas durante el mes de mayo de 2018, equivalente a un promedio de 28 diarias, con un total de 12 personas fallecidas en lo que va de año en las jornadas de protesta.

Esta cifra representa una disminución de 19% con respecto a mayo de 2017, cuando se documentaron 1.048 manifestaciones, con un promedio diario de 35. El informe destaca que el año pasado, entre abril y julio, se registró una ola de manifestaciones ciudadanas que constituyeron un record en la historia de Venezuela, en esos 4 meses fueron documentadas 6.729 acciones de calle.

68% de las protestas en mayo 2018 fueron para exigir derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA).

De las 850 protestas documentadas en mayo, en 277 se exigieron múltiples derechos simultáneamente. En términos porcentuales esta modalidad de protesta representó el 33% del total registrado.

Sistema de represión como respuesta a las protestas sociales

En los primeros cinco meses de 2018 fueron asesinadas 12 personas en el contexto de manifestaciones. El 100% de los hechos ocurrió en protestas para exigir Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (Desca).

El 75% de las muertes fue en protestas por alimentos. 11 personas fueron asesinadas por heridas de bala y 1 con un objeto contundente.

Familiares y testigos denuncian a funcionarios del Estado como responsables de cinco de las muertes y a civiles armados como responsables de siete.

Derechos más demandados en mayo de 2018

En mayo, haciendo honor al mes tradicional de conmemoración de las luchas laborales, los trabajadores de distintos sectores del país fueron los protagonistas de las protestas.

La principal exigencia estuvo ligada a mejoras de condiciones para ejercer sus funciones, entre ellas, infraestructura e insumos. En algunos casos, hay empresas que no tienen materia prima para mantener la producción.

En segundo lugar, destacó la demanda de reivindicaciones salariales adecuadas para cubrir las necesidades básicas. Pese al incremento del salario mínimo y bono alimentación a Bs 2.550.500, así como otras mejoras que han ido asumiendo la empresa privada (transporte, alimentación, bonificaciones), la realidad es que la capacidad adquisitiva del salario está destruida con los altos índices de inflación existentes en Venezuela.

Siguen las protestas por alimentos y medicinas

La inseguridad alimentaria es un problema que persiste, pese a que se ha registrado un número inferior de protestas con respecto al inicio del año.

En total, el OVCS documentó 70 protestas vinculadas a dificultades para acceder a

alimentos, siendo Caracas, Miranda, Falcón, Lara y Anzoátegui los principales focos del conflicto. Un promedio aproximado de dos protestas diarias por alimentos.

En la semana previa de la jornada de votación, se evidenciaron largas colas de personas frente a los Abastos Bicentenarios, administrados por el Gobierno, para acceder a alimentos a precios regulados o con descuentos. Esto se constituyó en un hecho discriminatorio y condenable, por cuanto se utilizó la venta de comida con fines políticos partidistas y como mecanismo de control social.

Llama la atención que, ante la falta de políticas coherentes, han surgido grupos que se aprovechan de la necesidad de los ciudadanos, para establecer diferencias de precios según el tipo de pago, bien sea dinero en efectivo o por medio de tarjeta de débito, crédito o transferencias electrónicas.

Pacientes y sus familiares toman las calles

Cada vez más los pacientes crónicos junto a sus familiares han asumido el protagonismo de las protestas, a pesar de sus padecimientos y cuidados clínicos se han visto en la necesidad de tomar las calles de manera pacífica. Nos preocupa la sistemática negación del Estado sobre la visible crisis del sector salud y la criminalización de quiénes la denuncian.

La falta de respuesta por parte del Estado, el avance de las enfermedades y el deterioro de la salud, los ha obligado de manera desesperada a realizar cierres de calle, marchas y concentraciones, para visibilizar su preocupación ante la difícil situación y exigir acceso a medicinas y tratamientos.

Los altos costos, la escasez, el deterioro de la infraestructura hospitalaria y la falta de insumos dificultan la detección de patologías, su tratamiento para frenar o detener la enfermedad y, por ende, pone en riesgo la vida de los pacientes.

Es necesario que el Gobierno acepte cooperación humanitaria internacional, que han ofrecido algunos países con el apoyo de organismos multilaterales y la iglesia católica, para garantizar las condiciones mínimas de supervivencia de los venezolanos.

Los estados con más protestas en mayo 2018

Caracas lideró el número de protestas el mes pasado, seguida del estado Miranda.

Las protestas se caracterizaron por el sector laboral reclama infraestructura, insumos y reivindicaciones salariales adecuadas.

Crisis universitaria: profesores mal pagados, insuficiencias en providencias estudiantiles y deserción.

Continuaron las protestas por alimentos y medicinas. Agudización del colapso en los servicios básicos y transporte público. Aumento de movilizaciones por parte de actores políticos en rechazo a resultados de la jornada de votación del 20 de mayo. Cierres de calle y concentraciones como las principales modalidades de protesta.

 Jubilados y pensionados exigen sus derechos

Los jubilados y pensionados realizaron 23 protestas en mayo.

Los adultos mayores ven desmejorados sus derechos producto de la emergencia

humanitaria que crece en Venezuela, incluyendo el derecho a la seguridad social. Los jubilados y pensionados tienen solo un día al mes para el cobro de la pensión, y en mayo el retiro del dinero fue fraccionado debido a la falta de efectivo en las instituciones bancarias. debe destacarse que la mayoría de los adultos mayores dependen de esos recursos para cubrir sus necesidades básicas y medicinas.

Rechazo a la jornada de votación del 20 de mayo y a sus resultados

En medio del desconocimiento por parte de la comunidad internacional y de amplios sectores nacionales, el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció el triunfo de Nicolás Maduro para el período presidencial 2019-2025, durante la jornada de votación convocada para el 20 de mayo.

La situación llevó a la dirigencia opositora venezolana a movilizarse, ocupando el segundo lugar de las manifestaciones registradas en mayo. De las 850 protestas documentadas, aproximadamente 145 fueron escenificadas por opositores al gobierno. A estas se les suman 32 movilizaciones con exigencias políticas, para un total de 182 en todo el mes.

Tan solo entre la noche del domingo 20 y el transcurso del lunes 21 de mayo se registraron al menos 86 actividades de calle en 19 estados.

A semanas de esa jornada, insistimos en que se trató de un proceso inconstitucional desde su origen, al ser convocado por un ente al margen de la constitución. La convocatoria no cumplió los principios de transparencia, credibilidad, confiabilidad y seguridad.

Los venezolanos siguen demandando respeto a la democracia, la comunidad internacional ha venido reaccionando en bloque desconociendo el proceso y exigiendo la realización de una nueva elección ajustada a los principios y estándares internacionales. El Gobierno sigue sin dar señales de rectificar en sus políticas autoritarias, lo cual conduce a mayores escenarios de inestabilidad y de represión.

Los dirigentes sociales y de partidos políticos de oposición tienen el desafío de reconectarse con la inmensa mayoría de la población, que se siente vulnerable ante el avance del autoritarismo y la aguda emergencia humanitaria que cubre a Venezuela.

Colapso de los servicios básicos

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales señala en su artículo 11 que toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado para sí misma y para su familia, incluyendo alimentación, vestido y vivienda adecuadas y una mejora continuada de las condiciones de existencia”.

En mayo, se documentaron 141 protestas por servicios básicos, eso equivale a un promedio de cinco protestas diarias..

Una “ideota” bien “ideota”, por Carolina Jaimes Branger

 

Hay que prestarles atención a los refranes: no sólo reflejan la idiosincrasia de los pueblos, sino también las realidades de la vida cotidiana. Hay muchos que hablan de chivos y cabras donde no salen muy bien parados.

Freddy Bernal pasó de los conejos a los chivos y a las cabras. Una nueva burla al pueblo, el video donde muestra su corral de chivos. Un corral obviamente recién construido, impecablemente limpio, alejado de toda realidad. La primera realidad de la que se aleja es la de tener un espacio tan grande en una casa como el que Bernal dispone en la suya. La mayoría de los venezolanos –en particular los que Bernal quiere que hagan lo que él- vive en casitas muy precarias y pequeñas… ¿dónde van a colocar el corral de chivos?…

Pensé en todos los chivos que he visto en mi vida. Recordé la casa de un tío abuelo mío en Valera, donde en el terreno vecino pululaban chivos silvestres, porque el dueño decidió que le limpiarían el terreno gratis. Lo que para él resultó, se convirtió en un dolor de cabeza para mi tío. Hasta tuvo que contratar a alguien para que se ocupara exclusivamente de los chivos, no sólo porque brincaban las cercas de cualquier tamaño -la cerca divisoria la subió dos veces- sino que se comían todo lo que encontraban a su paso. Unas sillas de paleta que mi tío tenía en el corredor de su casa las destrozaron en una sola noche.

A las cabras hay que ordeñarlas todos los días. Encima, los chivos balan durísimo. En ocasiones, parecen gritos humanos. Si no me creen miren este video https://www.youtube.com/watch?v=nlYlNF30bVg No quiero pensar la tortura que significaría en una pequeña casa, donde conviven cinco o más personas en un espacio reducido, tener dos o tres chivos balando a cualquier hora del día o la noche. Y ni hablar del hedor… ¡los chivos huelen mal! ¿De dónde saca Bernal que no huelen? ¡Todos los seres vivos olemos mal si no nos aseamos! Y si ya no hay dinero para que los seres humanos compren jabón y champú… ¿va a haber para bañar a los chivos?

 

Bernal sugiere que el excremento se use para el compost del conuco… No hay espacio para el corral de los chivos ¿dónde va a estar el huerto?

Éste es el tipo de idea “genial” como aquellas que se le ocurrían a Chávez. Ideas que no se analizan, que no se maduran, que no se piensan. Se lanzan al vuelo y ya. Me gustaría ver ese corral de Bernal dos días después… Pero la gente no se tragó el cuento. En Twitter tengo decenas de comentarios inteligentes y sarcásticos, aquí algunos:

@linditown: “Creen que a punta de granjas caseras de chivos, gallineros verticales, huertos urbanos, siembras de acetaminofén y alpargatas, se saca adelante un país, retrocedido por ellos mismos al siglo XIX”.

@intercone1, mi amiga Cira Romero Barboza dice: “saben horrible (en esto no concuerdo, a mí me encanta la carne de chivo), mantenerlos es muy costoso, el corral de madera costosísimo, y matarlos y desechar los despojos de cuero, cascos, etc. debe ameritar permisos sanitarios específicos. Las casas no son mataderos”.

@guatire59: “Son chivos endógenos. Ni cagan, ni mean, ni hieden. Son último modelo y como los cubanos, que les quitan la lengua a los cochinos para criarlos en el apartamento, harán lo mismo con los chivos para que no balen”.

Lo que más da dolor es pensar que los chivos que viven en la casa eventualmente serán sacrificados para alimentar a sus dueños, algo que va en contra de los nexos que se forman entre humanos y animales cuando hay cercanía. Como dijo Leonardo Padrón, Bernal tuvo otra “ideota”. Sí, una “ideota” bien “ideota”…

@cjaimesb

Prometieron entrar en el siglo XXI pero mandaron a Venezuela al siglo XIX
En apariencia, suponen avances. Pero la promoción de la moneda virtual, el auge de los medios digitales, la comida orgánica, el parto humanizado, racionamiento ecológico, fabricación local de aparatos electrónicos y medicina naturalista son más bien cambios que implican retrocesos. Los venezolanos han sido obligados a sumarse a las tendencias globales para en realidad quedar al margen de la historia, cada vez más lejos del futuro

La prensa no cuenta el futuro

Una veintena de medios digitales se ha ido consolidando en Venezuela en los últimos 4 años, insertándose en la tendencia mundial mucho antes que varios países de la región. Periódicos tradicionales  y canales de televisión han reforzado sus versiones digitales hasta el punto de reducir a su mínima expresión sus soportes impresos, cuando no desplazarlos por completo por las plataformas en la red.

A primera vista, podría considerarse que si, que Venezuela está a la vanguardia del sector de medios de comunicación. Que lleva ya un trecho recorrido en las nuevas maneras de informar sobre la autopista de la información y que nos adelantamos a la preconizada desaparición de diarios impresos como uno de los cambios que signarán los tiempos modernos. Pero no.

Aunque el auge de los medios digitales en Venezuela se inserta dentro de la adaptación a las nuevas tecnologías, en realidad responde al avance de la censura y hegemonía comunicacional como política del gobierno. 35 medios impresos han cerrado en Venezuela entre 2013 y 2018,  según Ipys. Y han dejado de circular no porque decidieron adelantar el futuro sino por la crisis del papel periódico generada por el monopolio del Estado en la distribución de esta materia prima importada.

También existen más webs informativas porque simplemente hay menos medios tradicionales haciendo periodismo: el cierre de radios y televisoras, compra de diarios y canales por grupos afines al gobierno y autocensura por presiones y amenazas oficiales han producido cambios de líneas editoriales con la consecuente pérdida de pluralidad y deterioro de las libertades democráticas.

Billetes versus moneda virtual

A principios de 2018, el primer minimercado del futuro, sin cajeros y sin efectivo, abrió sus puertas en Seattle, Estados Unidos.

Se llama Amazon Go y cuenta con un refinado sistema de videocámaras, sensores e inteligencia artificial que «ve» lo que ponen los clientes en el carrito y también lo que sacan. Para entrar, el cliente acerca un código QR desde su celular al lector inteligente de unos torniquetes colocados a la entrada del minimercado. El requisito previo es tener una cuenta en Amazon. La compañía debita la compra como si se hubiera realizado compras en línea.

Mientras tanto en Venezuela, la tecnología del código QR se utiliza para entregar al pueblo una caja de comida con bajos índices de calidad y que se ha convertido en uno de los tantos negocios nada transparentes de la era chavista. A través del código en el Carnet de la Patria, un nuevo documento de identificación nacional ideado por el Gobierno Bolivariano, se regula el acceso a productos de primera necesidad y es un instrumento para llevar un control detallado sobre las misiones entregadas por el presidente Nicolás Maduro.

“El carnet será una billetera móvil, ya tenemos el sistema aprobado por los técnicos y nos vamos por todo el país para hacer las evoluciones para que no se pague más con dinero en efectivo”  decía el coordinador nacional de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), Freddy Bernal, el 26 de enero de 2018.

Sin embargo, es poco lo que se utiliza la billetera móvil como método alternativo de pago. En Venezuela la escasez de efectivo ha llevado a la población a utilizar transferencias, pago móvil y hasta trueque para obtener sus productos. No hizo falta la llegada de Amazon Go al país.

Parto humanizado

Cuando en países como Australia, España, Francia, Holanda y Reino Unido se habla de tener un parto en casa, se refiere a la preferencia que tienen los padres de que el proceso del nacimiento sea lo más natural, seguro, cómodo y armonioso posible. Para eso, se cuenta con un equipo de profesionales altamente capacitados para resolver cualquier emergencia que ocurra con la madre o el bebé.

En el año 2017, Nicolás Maduro anunció la creación de un plan para atender a mujeres embarazadas de bajos recursos: “Voy a lanzar el plan nacional del parto humanizado, parto sin dolor, para todas las barrigonas, para apoyarlas y ayudarlas. Que tengan un parto feliz, una gestación sana, feliz y humana”.

Volver al uso de matronas -mujeres que asistían los partos hace siglos- no supone ningún riesgo en países donde no existe el ruleteo de parturientas por distintos hospitales, donde no hay escasez de medicinas, de fórmulas lácteas y pañales. En Venezuela, solo en el año 2016, murieron un total de 11.466 neonatos por causas como sepsis neonatal (infección), neumonía, dificultad respiratoria y prematuridad. La cifra confirmada por el Ministerio del Poder Popular para la Salud. Para el primer trimestre de 2018, se conoció que en el Hospital Luis Razetti de Barcelona la tasa de recién nacidos muertos aumentó en 211% en comparación con el mismo periodo en – 2015, las causas son una constante: bajo peso (malnutrición), falta de insumos y prematuridad.

Parir en la casa tampoco genera problemas en países donde hay conciencia de una planificación familiar. En Venezuela -segunda nación con la tasa de embarazos más alta de Latinoamérica- no existen planes gubernamentales que ayuden a atacar el problema. Por el contrario, el gobierno entrega bonos según la cantidad de hijos que tenga una mujer a través del Carnet de la Patria.

La decisión de cómo y dónde dar a luz, es libre en cada mujer, pero en Venezuela no hay muchas opciones. La hiperinflación y el constante aumento de los presupuestos en clínicas privadas obligan a que más mujeres emigren hasta Colombia o Ecuador para tener un parto en mejores condiciones. Así lo confirman las cifras del Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem) de Cúcuta, en donde solo entre enero y febrero de 2018, se atendieron 258 partos de mujeres provenientes de Venezuela que además llegaron con desnutrición y sin ningún control prenatal.

Los “ecochef “de la “gastroescasez”

Torticas de quinchoncho, empanadas de plátano, arepas de batata, ceviche de sardinas, croquetas de cachama, sopa de frijol bayo, pasticho de berenjena, jugo de calabacín y parchita. El menú que el Instituto Nacional de Nutrición (INN) propuso a los venezolanos en septiembre de 2016, a través de la campaña “Agarra dato, come sano”, rebosaba en novedades. Incluía alimentos que ya estaban en la clásica dieta venezolana –que, según el investigador gastronómico José Rafael Lovera, siempre fue tan rica en frituras y panes como la arepa de maíz– pero presentados de una manera distinta: las verduras pasaban a convertirse en sustitutos de la harina, los pescados más económicos se hacían parte de las recetas y los granos –que todavía eran accesibles– eran relleno y masa a la vez.

¿De qué se trataba esta iniciativa? ¿Era Venezuela acercándose a un consumo nutritivo promovido por el Estado? ¿Era el arribo de la gastronomìa ecológica? ¿Estaba Venezuela enfilándose en la tendencia del rescate de los alimentos autóctonos? La respuesta se encontró en uno de los párrafos de la nota de prensa que promovía la idea.

“La joven y dinámica campaña va orientada a mostrar a la población la importancia de mantener el hábito de incorporar los alimentos en la dieta diaria, tanto por razones nutricionales como económicas. Y es que se pretende disminuir, entre otras cosas, la ansiedad de comprar rubros críticos o regulados, fijando la atención en rubros alternativos soberanos, no escasos, no tan costosos y que brinden beneficios nutricionales”, decía la nota que informaba lo que venía.

Debajo de ese discurso estaban las cifras del desabastecimiento que se quería mantener oculto, ese que desde finales de 2013 había comenzado a dejar anaqueles vacíos, pasillos enteros sin víveres, neveras y congeladores sin carnes ni pollos, ausencia total de productos clave para la comida criolla como harina de maíz y de trigo, pasta, arroz, azúcar, leche y margarina y, por tanto, reventa de comida a precios imposibles de cubrir por el salario mínimo. Para el momento de aquella campaña, de acuerdo con Econométrica, había 94,5% de escasez en el rubro de aceites y grasas, 92% en azúcar, chocolates y derivados; 81% en leche, queso y huevos; y 80% en carnes rojas.

Hoy, los porcentajes de desabastecimiento son similares. No han valido ni la siembra casera promovida por el Ministerio de Agricultura urbana, ni la cría de conejos ni los gallineros verticales que alguna vez aupó Hugo Chávez.

El resultado de esa carestía se ve hoy en una población que, solo en el último año, ha perdido 11 kilogramos de peso. Ese número pertenece a la Encuesta Condiciones de Vida, Encovi (estudio elaborado por UCAB, UCV y USM), que también determinó que, durante 2017, nueve de cada diez venezolanos (90%) no tenía ingresos suficientes para comer y que 61% se fue a la cama sin probar bocado, ni siquiera una arepita de batata.

 

Medicina Ancestral o la ciencia de las abuelas para enfrentar la carestía

En países del primer mundo se multiplican las opciones para la atención médica, con importantes avances tecnológicos para el tratamiento de diversas enfermedades y el desarrollo de medicamentos de última generación, que conviven con terapias alternativas para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Mientras que enVenezuela , la carestía de medicinas, falta de personal en hospitales y clínicas, el robo y deterioro de equipos especializados marcan un destino gris para quienes se enferman.

Para enfrentar esta situación, Nicolás Maduro anunció el pasado 19 de enero el lanzamiento del plan “Salud Ancestral” con el objetivo de “convertir a Venezuela en una potencia mundial en salud usando el conocimiento de las abuelas”. En el fondo se trata de  un intento de enfrentar la crisis médica a través del uso de hierbas y raíces.

Venezuela es un país con una arraigada tradición en el tratamiento de enfermedades y males “por la fé”, cultura que se evidencia en una de sus manifestaciones religiosas más importantes, El Nazareno de San Pablo. Según la leyenda, la población de Caracas fue salvada de una epidemia de peste negra cuando al enredarse la imagen del cristo martirizado en un limonero durante una procesión, los fieles tomaron los limones que cayeron y se los dieron a los enfermos, quienes se recuperaron prontamente. Esta creencia  se evidencia además en la cura del herpes Zoster, o culebrilla, con rezos y ramazos y llega al extremo de que un hilo mojado en la frente sirve para sanar el hipo en niños.

Pero si de plantas se trata, están las  infusiones de lechuga y cayena para quitar el insomnio, masticar una cucharilla de granos crudos de arroz para combatir la acidez estomacal, curar el orzuelo con una lenteja colocada en la zona inflamada, hasta llegar a la iniciativa lanzada por la candidata Rona del Valle Gómez, quien en 2015 propuso la siembra de acetaminofen para hacerle frente a la llamada guerra económica que “afecta la salud del pueblo”. El recetario mágico religioso es amplio para curar una crisis muy real.

Una Canaima perdida en el espacio

El cosmonauta soviético Sergei Krikalev despegó a una misión espacial desde la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y, al regresar después de 313 varado en el cielo, aterrizó en Rusia. Era el año 1991 y la URSS se desmoronaba junto con sus íconos hechos en comunismo.

Una nota publicada por El Confidencial de España narra la debacle que mantuvo a Krikalev en un purgatorio sin gravedad, igual de incierto que lo ocurría en el país gobernado por Mijaíl Gorbachov: “Cuando finalmente cayó la URSS —recordemos, el 25 de diciembre de 1991— nadie tenía muy claro quién dirigía el antiguo programa espacial soviético y a quién había que exigirle responsabilidades. La nave estaba en condiciones penosas, sin apenas mantenimiento ni suministros, con filtraciones, apagones y abolladuras. Krikalev había pasado más de doscientos días viendo cómo la noche y el día se sucedían cada 45 minutos, aproximadamente, teniendo en cuenta que la estación espacial daba 17 vueltas diarias al planeta”.

Cuando finalmente lograron acopiar fondos para traer a Krikalev de vuelta, todo había cambiado como si el comunismo hubiera terminado siendo una escenografía teatral: su ciudad natal ya no se llamaba Leningrado sino San Petersburgo y el Partido Comunista al que pertenecía estaba proscrito. Además, su sueldo de cosmonauta ya no alcanzaba ni para comprar un kilo de carne.

En su libro Koba el temible, La risa y los veinte millones, el escritor inglés Martin Amis recuerda los cementerios de inventos soviéticos dejó el desmembramiento de la URSS. En su aspiración de elaborar un catálogo de productos “antiimperialistas” y de factura propia, la maquinaria comunista en el poder se encargó de hacer versiones de carros, lavadoras, equipos de sonido, teléfonos y demás artículos que terminaron convertidos en chatarra.

El socialismo bolivariano del expresidente Hugo Chávez Frías también propició una especie de delirio de innovación tecnológica que, con el creciente deterioro de la cotidianidad venezolana, fueron quedando como piezas de museo de un proyecto que nunca se consolidó.

Bicicletas iraníes fabricadas con una máquina holandesa usada, que ya no se fabrican; satélites cuyo uso exacto se desconoce y teléfonos inteligentes hechos en Falcón mientras la mitad de la población no tiene acceso a Internet; carros iraníes varados bajo el sol de la planta en la Autopista Regional del Centro; computadoras Canaima para la educación de los niños que terminaron siendo usadas en ventas de loterías y casinos clandestinos. Son innovaciones olvidadas en el espacio, como Krikalev.

Criptomonedas que no lo son

¿Quién podría haber imaginado que Venezuela, un país señalado por vivir uno de los mayores atrasos económicos de la última mitad de siglo, sería el primer país en adoptar una criptomoneda, las moneda virtuales que han revolucionado el mundo financiero?

Pero, como en la mayoría de los casos, la idea no se originó en el cerebro del presidente Maduro. Ya otros países (China, Estonia, Suecia y Canadá) habían barajado las posibilidades que ofrece el blockchain. La propuesta terminó descartada por todos al ver el alto riesgo de las cripto frente a delitos cibernéticos. Pero esto no pareció ser ningún problema para el gobierno venezolano.

El “petro” no se puede considerar como una criptomoneda per se, sino que es un “criptoactivo” más similar a una emisión de deuda, tan similar que el Departamento de Tesoro de Estados Unidos lo incluyó en su paquete de sanciones a Venezuela. Pero el hecho de que nadie en “El Imperio” pueda comprarlo no lo ha afectado, y según Maduro, la venta del petro le ha conseguido ya más de mil millones de dólares, que es más de lo que la decaída producción de petróleo está dejando.

Era cuestión de tiempo para que la «innovadora Revolución del Siglo XXI» se fijara en las criptomonedas, esas que han hecho a miles de personas alrededor del mundo ricos de la noche a la mañana sin mucho esfuerzo. Y Venezuela, con sus bajos costos de electricidad, es el paraíso para minarlas, sin importar que se viole la banda verde de consumo porque igual no hay luz en medio país, o que bajo la excusa del petro (que no es minable) se estén minando otras criptomonedas que dejan ganancias en dólares.

Que como ciudadano tengas que tener mil euros para invertir en el petro, que no puedas comprarlos con bolivares, o que ni siquiera se sepa aún cómo realmente comprar y vender uno, son cosas insignificantes para el gobierno. El petro, como todos los inventos de la Revolución, para ellos es un éxito.

Michael Phelps y el racionamiento de agua

Los responsables de las diferentes empresas hídricas en Venezuela pareciera que están a tono con la campaña emprendida por el nadador norteamericano Michael Phelps de la mano de Colgate y el instituto The Nature Conservancy. El deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos con 28 medallas, es la imagen de la iniciativa #CadaGotaCuenta con la que buscan acabar con el desperdicio de agua potable en el globo terráqueo.

“Sabían que gastamos hasta 15 litros de agua cada vez que nos cepillamos, si dejamos el grifo abierto…15 litros”, enfatiza el “Tiburón de Baltimore” minutos después de enjuagarse la boca en una cuña del dentífrico.

Mientras el tritón persigue que sus coterráneos en Estados Unidos tomen conciencia de la importancia de preservar el vital líquido, en Venezuela el gobierno hace lo propio en barriadas y urbanizaciones, pero a patadas, y no precisamente las patadas que se dan en una pileta de natación.

Phelps en Venezuela tendría que pararse temprano para recoger agua y dosificar adecuadamente la medida en procura de no quedarse con la boca llena de espuma. Bañarse con totuma y echarle tobos a las pocetas para bajarlas. Además correría el riesgo de cambiar de disciplina por aquello de toparse con una piscina vacía -como la que mostró al país el gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, para reclamar por las fallas del servicio en Valencia.

En Venezuela ya el racionamiento del vital líquido es costumbre. Cada comunidad es castigada con horas, días y hasta semanas sin agua. Quienes tienen tanques en sus residencias aguardan que arribe el servicio para dotarse y aquellos que carecen andan deambulando con tobos y botellas a la caza de pozos, manantiales o la hospitalidad de un noble samaritano que les de prestado el baño para acicalarse. Hasta esta cuarta semana de abril una cisterna en Caracas podía llegar a costar hasta 20 millones de bolívares.

Tan incongruente es el servicio que ciudades como Maracaibo y Valencia al lado de lagos o Puerto Ordaz rodeada de ríos, no cuentan con la regularidad del líquido.

“El problema en Venezuela no es de escasez de agua, sino de severas fallas de gestión, es la poca inversión y mantenimiento de las plantas hidroeléctricas y acueductos y su consiguiente efecto negativo en los servicios básicos”, dijo el vicepresidente de la Asociación Internacional de Investigación Hidroambiental, Arturo Marcano, en un foro de la Universidad Católica Andrés Bello. “Si no hay inversión de los sistemas, podríamos llegar a la escasez total”, agregó.

Aunque ya está retirado, si a Phelps le provocase entrenar en Venezuela tendría que lanzarse al Guaire y por qué no, tal vez la suerte le acompañe y salga con una pieza de oro.

 

Textos:

Francisco Zambrano

Paola Martínez

Yeannaly Fermín

Katherine Penacchio

Carlos D’Hoy

Lorena Melendez

Laura Helena Castillo

Lisseth Boon

 

Gobierno compró leche de escasos valores nutricionales a través de paraísos fiscales

 

El gobierno de Venezuela ha usado a sociedades de papel constituidas en paraísos fiscales como en Panamá, Hong Kong e Islas Barbados para comprar alimentos básicos a empresas mexicanas, entre las que están Soriana, El Sardinero y Corporativo Kosmos (Serel y La Cosmopolitana), de acuerdo con diversas facturas en poder de Excélsior.

Los registros de ImportGenius permiten comprobar que Wellsford Trading Corp., registrada en Panamá, compró a la empresa mexicana Serel alimentos que luego facturó al gobierno venezolano, entre los que se incluía una de las ocho marcas de leche patito exportada desde Veracruz hacia el Puerto de la Guaira.

Bajos valores nutricionales

Kosland, precisamente, fue la leche despachada por Productos Serel, S.A. de C.V., al mercado venezolano y una de las ocho marcas mexicanas que peores valores nutricionales arrojaron, según el análisis del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Central de Venezuela, a pedido de Armando.info, y sobre lo cual el gobierno venezolano aún no se ha pronunciado.

Un niño de uno a tres años necesita al día 700 miligramos de calcio. Con 2.5 vasos de leche debería cubrirse ese requerimiento, sin embargo, si un niño se alimentara con la marca Kosland, elaborada por Serel, tendría que beberse 24.8 vasos, por su bajo contenido en proteínas y calcio.

“Si pretendes que un niño salga de la desnutrición, con esta leche no lo vas a lograr, porque aunque los empaques aseguren que lo es, el cuerpo no se deja engañar y sabe que no es leche y que es un alimento mucho más parecido a la harina de arroz”, afirmó Pablo Hernández, miembro de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición e integrante del Observatorio Venezolano de la Salud (OVS).

 

¿Hasta cuándo?, por Gonzalo Himiob Santomé

 

El señor que me antecede en el automercado, apoyado en un bastón, delgado y de evidente origen humilde, le muestra su número al charcutero, que de inmediato y con desgana le pregunta qué desea.

El señor quiere primero ochenta gramos de jamón, pero no de cualquier jamón. Le pregunta al joven cuáles tiene y el muchacho le muestra los dos o tres que, de distintas marcas, tiene a su disposición, pero la pregunta no tiene que ver con las opciones, sino con el precio. El charcutero le dice cuánto vale el kilo de cada uno, y el señor le responde que antes de decidir le gustaría probarlos. La solicitud no le hace gracia al muchacho, pero no le queda más opción que complacer al caballero, corta unas lonjas de cada uno y se las ofrece al caballero, que las prueba. Al final daba igual, tras probarlos todos elige el más barato, no sin antes pedirle al joven que lo rebane para él lo más delgado que pueda.

El método se repitió con un dudoso “queso tipo paisa”, y también con la mortadela, ya que el precio del salchichón, en cualquiera de las versiones disponibles, era demasiado alto para el señor. De todos modos, también las probó. El automercado estaba casi vacío, de personas y de alimentos, pero al lado del señor, una joven que también esperaba su turno y yo mirábamos la escena. La joven, más suspicaz que yo, quizás movida a ello por la impaciencia, suelta un comentario en voz baja sobre la “viveza” del anciano. “Hecho el loco –dice para sí misma y para todos los presentes- se ha comido media charcutería”. El señor la escucha, pero no dice nada en ese momento.

El caballero recibe por fin las breves bandejas de lo que ha pedido y se dispone a marcharse a pagar. Da dos pasos en dirección a las cajas del automercado, pero de pronto se detiene. Ya han comenzado a atenderme a mí y por un instante pienso que es que se le olvido algo, pero no es así.

“Señorita, –le dice a la joven que venía después de mí, con los ojos aguados, pero con toda la dignidad que le dan sus años- además de un café esta mañana, esto es lo único que he comido hoy. Lo que me llevo es para mis nietos, pues en su casa la están pasando muy mal. Discúlpeme si la ofendí”.

La joven se queda entonces en silencio y yo siento como si me hubiesen dado un golpe en el estómago. No hay mucho más que decir. El señor nos da las buenas tardes y se marcha. El charcutero me atiende y me ocupo de mis asuntos, pero noto que la muchacha no puede levantar a mirada del piso. Está evidentemente avergonzada. Quizás piensa en sus padres, o en sus abuelos, y los identifica con el señor que se acaba de ir, o en los hijos de algún conocido suyo que también, como millones de ciudadanos, “la están pasando muy mal” en este país.

Estaba ya por irme cuando un sordo tumulto se escuchó a unos pocos metros. Desde algún lugar los empleados del automercado habían sacado algunas cajas de margarina que se venderá a precio regulado. Las colocan estratégicamente en una de las esquinas más alejadas de la entrada del establecimiento y, de la nada, aparecen dos policías para custodiarlas como si se tratase de lingotes de oro. Razón no les faltaba, no habían transcurrido más de unos cinco minutos cuando una horda de personas llegó al sitio a disputárselas como si en ello se les fuera la vida.

“Solo tres por persona”, se escucha de manera intermitente en las cajas del automercado, y eso no hace más que empeorarlo todo. Llamadas van y vienen y llegan más personas al lugar y la fila que se hace agota rápidamente la existencia. Más tardaron los empleados en sacar que las cajas que la gente en vaciarlas. Los policías igual se quedan allí (cada uno con tres margarinas que les han apartado) custodiando ahora unas cajas vacías que algunos ven con tristeza, porque llegaron tarde, y otros con rabia contenida, por la misma razón. Mientras hago mi cola para pagar el queso que fui a comprar, en la caja de al lado estalla una trifulca. Un sujeto que cargaba al menos doce margarinas saca cuatro cédulas, la suya y tres más, y con ellas se dispone a justificar que lleva más de las tres permitidas. Balbucea algunas excusas poco creíbles sobre “su familia” que lo “está esperando afuera”, pero nadie le cree. Igual él no se mueve de su puesto, y la gente empieza a gritarle improperios que es mejor no repetir acá. No pude ver el desenlace, pero la cosa pintaba muy mal para el sujeto. A la violencia no la afecta la escasez.

Salgo del automercado hacia mi casa. Ando en moto y no tuve que pagar estacionamiento –igual no hubiera podido, pues efectivo no tengo- pero a menos de una cuadra, como si lo vivido no fuese ya suficiente causa de tristeza, me encuentro con el anciano de la charcutería sentado en una acera, cabizbajo, con una mujer policía al lado haciendo no sé cuál llamado por la radio.

“¿Qué le pasó maestro?”, le pregunto, tras detenerme.

Sus ojos ya han perdido la dignidad, a esta la ha sustituido una ira tan intensa que, no obstante sus años y su debilidad física, intimida.

“Me robaron”, responde, lacónico.

No le quitaron la cartera, y celular no tenía. Le quitaron el jamón, el queso, la mortadela. El bastón, me imagino, se lo rompieron cuando trató de defenderse. Yacía roto en dos pedazos a sus pies.

La mujer policía me vio con cara de pocos amigos, como si yo hubiese sido parte del atraco. No me ayudaba el hecho de que tenía colgada en una mis muñecas la bolsa con el queso que había comprado. Le preguntó al señor si me reconocía y él le dijo que sí. La mujer puso su mano en la funda de su pistola. Me asusté. Gracias a Dios el anciano de inmediato se dio cuenta de la confusión y le aclaró que yo no había sido el que lo robó, que me había visto en el automercado, que lo habían atracado dos muchachitos que habían salido corriendo.

“Circule”, me dijo entonces la funcionaria.

Le pregunté al señor si quería que le llamara a alguien, pero me respondió que no se sabía el número de su hijo. Le ofrecí el queso que había comprado, pero no lo aceptó. “Circule”, me repitió la policía, de nuevo con la mano sobre su pistola. No podía hacer más y me marché, pero la ira del anciano se quedó en mí. No reconozco a mi país. No puedo creer lo bajo que hemos caído ni que, mientras todo esto pasa, todavía existan personas a las que no les importe nada más que quedarse, o llegar, “como sea”, al poder.

Solo dos palabras, hechas pregunta, me repetí como una homilía hasta que llegué a mi casa:

“¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo?”.

 

@HimiobSantome

Los Runrunes de Bocaranda de hoy 15.03.2018: BAJO: Datos
BAJO
ROJAS REALIDADES:
Los datos de diversas fuentes, certificadas y serias, son aterradores. En Venezuela 70% de los padres dejan de comer para alimentar a sus hijos. Los venezolanos están reemplazando la carne por granos. Tres sueldos mínimos diarios se necesitan para pagar la Canasta Alimentaria para el 26/Feb. Ya, tras dos semanas transcurridas, el aumento es al menos de medio salario adicional. La Federación de Ganaderos alerta sobre el impacto de la crisis en cuanto se refiere a la producción de nuestra ganaderia nacional. Las retenciones recientes de  61camiones cavas con 100 toneladas de queso por parte de la Guardia Nacional es indicativo de que no respetan ni le hacen caso a las órdenes emanadas del todopoderoso ministro de la Defensa y jefe de la “Gran Misión Abastecimento Soberano y Seguro”. Son varios los alcaldes desde Apure hasta Sucre que han interceptado camiones con carne, queso y verduras antes de llegar a sus destinos. Fedenaga alertó de la retención en Apure de 61 camiones cavas con 100 toneladas de queso. Si vamos a Fedeagro la realidad es mas dura pues solo se está produciendo en el 25% del suelo nacional. Es decir solo una cuarta parte de las tierras, otrora productivas, antes del arrase de los “Atilas”, léase Elías Jaua y Juan Carlos Loyo. ¿Nadie les pedirá cuentas del atentado contra la hoy supuesta “patria potencia” ? Tan solo el lunes anunciaba Maduro otro “inicio” (¿qué número?) de la “Venezuela potencia agrícola”. Al mismo tiempo Fedeagro informó que “venimos arrastrando 10 años de caída en la producción nacional y lo que hemos venido cosechando es la caída sostenida de dicha productividad”. Al mismo tiempo que la abusiva Sundde supervisaba la producción de Bimbo y Harinas La Lucha, los supermercados en Vargas se quedaban sin anaqueles y sin empleados. Las cifras arrojan que “el 95% de los venezolanos, asegura que en estos momentos compra mucho menos de la mitad de lo que necesitan realmente, para atender sus necesidades mínimas”, como lo expresó Luis Maturen, de acuerdo con las cifras de la encuestadora Datos, presentadas en el foro “Perspectivas económicas 2018”. Hasta ahora van más de mil protestas en lo que va del año. Mientras tanto imprimen mas y mas billetes que no aparecen en ninguna parte si no se paga de un 10 a un 50% por encima de su precio. Le echan la culpa a Colombia mientras los guisos son en el BCV y los bancos oficiales. Igual que con los 20 años de contrabando de gasolina al país vecino. Un gobierno militar que pierde la autoinfligida guerra económica. ¿Nunca nos han dicho que la están ganando?.