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Alimenta La Solidaridad

Roberto Patiño Sep 28, 2023 | Actualizado hace 2 meses
John Álvarez y los luchadores sociales
Lo ocurrido en agosto con John Álvarez y los líderes sindicales fue más que una decisión judicial y una acción represiva. Es una “declaración de principios” emitida por los poderosos que gobiernan

 

@RobertoPatino

A primeras horas de la tarde del 1 de agosto, los venezolanos conocimos que un Tribunal del Área Metropolitana de Caracas condenó a dieciséis años de prisión al líder sindical Gabriel Blanco y a los activistas Alcides Bracho, Emilio Negrín, Alonso Meléndez, Néstor Astudillo y Reynaldo Cortés, conocidos en redes y medios como Los luchadores sociales, un grupo de venezolanos que salieron a la calle para exigir un salario digno y el fin de la aplicación del llamado Instructivo ONAPRE.

Detenidos en julio del año pasado por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) en procedimientos irregulares, se les acusó de conspiración y asociación para delinquir. Presentaron, como evidencia, capturas de conversaciones, mensajes en redes sociales, una supuesta declaración de un “patriota cooperante” que no acudió al juicio y un alambicado relato, del que ya nos tienen acostumbrados, según el cual estaban involucrados en planes conspirativos e intentos de golpe de Estado.

Este procedimiento, viciado desde el origen, constituye otro capítulo del extenso expediente de abusos desplegados por el poder en contra de las libertades sindicales y nos confirma que el sistema judicial es un apéndice de una estructura pensada para controlar y reprimir a los venezolanos, tal y como han advertido, con suficientes evidencias, los altos comisionados de la Organización de las Naciones Unidas, el fiscal de la Corte Penal Internacional y activistas de derechos humanos, periodistas, líderes y ONG en Venezuela.

Apenas pasaron 29 días de la sentencia en contra de los luchadores sociales, cuando los venezolanos nos enteramos de la detención del joven John Kelvin Álvarez Peña, 24 años, estudiante de la Escuela de Antropología de la Universidad Central de Venezuela. Su caso ha arrancado titulares dentro y fuera del país: la juventud de la víctima, los detalles de las torturas a las que ha sido sometido, la arbitrariedad con la que obra el poder a través de su sistema judicial, nos recuerda la violencia y los riesgos a los que estamos expuestos todos los que luchamos por el regreso de la democracia.

Su caso está vinculado al ataque contra el sindicalismo venezolano. Y la crueldad a la que ha sido sometido, busca lograr de él una declaración que incrimine a otros líderes, como bien lo ha señalado el abogado Joel García: “estamos frente a una escalada de persecución a todos los gremios organizados, sindicalistas, estudiantes”.

Lo ocurrido el pasado mes de agosto fue mucho más que una decisión judicial y una acción represiva. Es una “declaración de principios” emitida por los poderosos que nos gobiernan. La incapacidad para hacer frente a la emergencia humanitaria, la profundización de la crisis económica y migratoria, las persistentes luchas sindicales y las inéditas movilizaciones políticas en torno a las primarias, requerían un golpe sobre la mesa para intentar obligar a los venezolanos a que abandonemos la calle y dejemos de luchar por la Venezuela del cambio que todos queremos.

El 1 y el 30 de agosto de agosto fueron días tristes para todos los que están comprometidos por el retorno de la democracia. Unas fechas que debemos recordar para renovar nuestros esfuerzos por documentar y denunciar ante los organismos multilaterales la violación de los derechos humanos, unos días que deben apuntalar nuestro compromiso en la lucha por las libertades sindicales, la organización social, el apoyo a los liderazgos populares y todas las iniciativas que contribuyan a un cambio pacífico en Venezuela.

Los que seguimos comprometidos por el regreso de la democracia, tenemos que exigir la liberación de John Álvarez, Gabriel Blanco, Alcides Bracho, Emilio Negrín, Alonso Meléndez, Néstor Astudillo y Reynaldo Cortés. Quienes creemos en la libertad y luchamos por ella, vamos a repetir sus nombres hasta que sean liberados, asumir su compromiso y ser la nueva ola de luchadores sociales que necesita nuestro país.

Este ha sido y seguirá siendo nuestro compromiso.

*Fundador de Alimenta la Solidaridad y Mi Convive | rpatino.com

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad.Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Roberto Patiño Sep 06, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Nuevo año escolar
A pesar de la confrontación política que sacude a Venezuela, se puede construir un consenso de alcance nacional que movilice los mejores talentos y recursos en rescate de la educación pública

 

@RobertoPatino

A un mes de iniciarse un nuevo año escolar, muchos padres se enfrentan al reto que representa preparar a sus hijos para volver al colegio. Una fecha en que en el pasado celebrábamos como un reencuentro de amigos, un momento para renovar el compromiso por el futuro de los chamos y un día para el descanso de los padres, después de dos meses de vacaciones, se ha convertido en una encrucijada llena de preguntas para las familias que tienen que recurrir a la educación pública: ¿vale la pena el esfuerzo de mantener escolarizados a nuestros muchachos?, ¿están recibiendo una educación adecuada?, ¿hay algo que podamos hacer, desde nuestras casas, para mejorar la formación que le dan en el liceo?

A pesar del silencio en las estadísticas oficiales de quienes nos gobiernan, los venezolanos sabemos que en la mayoría de los planteles educativos no se imparten clases todos los días, imponiéndose el llamado “horario mosaico”, una regla no escrita que permite a los docentes faltar al trabajo algunos días de la semana para dedicarse a otros oficios que les permita compensar su salario.

Conocemos de primera mano la ausencia de docentes en los liceos públicos, un gremio que ha tenido que abandonar sus puestos de trabajo y a veces su país para sobrevivir; estamos al tanto de las debilidades de la infraestructura educativa que no cuenta con los más elementales servicios como el agua y la luz, mucho menos con sistemas de internet o dotaciones en equipos científicos, materiales deportivos o recursos para la formación cultural y artística, por no hablar de la baja calidad o ausencia total del Programa de Alimentación Escolar.

Año tras año, tenemos que hacer frente a las consecuencias de un pénsum de estudio desactualizado, a veces intervenido con dogmatismos ideológicos y que es incapaz de cubrir unos estándares mínimos de formación que nuestros jóvenes necesitan para seguir con sus estudios o ingresar al mercado laboral. Todo esto enmarcado en una política educativa empeñada en aprobar a nuestros chamos sin certificar sus competencias académicas, lo que nos deja un panorama donde el sistema público de educación ha dejado de ser una herramienta para mejorar las condiciones de vida de las nuevas generaciones de venezolanos para convertirse en una fábrica de títulos de jóvenes sin habilidades académicas.

El colapso del sistema educativo ha forzado a los padres a hacer malabarismos para llevar a sus hijos a colegios privados, una apuesta que en medio de la crisis humanitaria que atraviesa el país no puede costearse la mayoría de las familias.

Los resultados ya son visibles: las diferencias educativas están marcando líneas claras entre quienes pudieron costearse una educación privada y aquellos que debieron recurrir al sistema público de enseñanza, construyendo una sociedad desigual que ha perdido uno de los más importantes logros de nuestro período democrático, a saber, disponer de un sistema educativo que diera igualdad de oportunidades para todos.

El panorama es desalentador y debe convocarnos a un proyecto nacional a favor de la recuperación de la educación, una idea en que la que vienen trabajando desde hace años importantes instituciones, universidades, investigadores, fundaciones y ONG comprometidas con el rescate de estos viveros de esperanza que deber ser nuestros liceos y la comunidad educativa venezolana.

Esta iniciativa pasa necesariamente por la publicación de los verdaderos datos sobre la situación de la educación pública en el país; requiere un compromiso para mejorar los salarios de los docentes y sus condiciones de trabajo; necesita que se suspenda el llamado Instructivo ONAPRE y exige que los poderosos dejen de perseguir, detener y condenar a los líderes sindicales. En definitiva, necesita el retorno de un sistema de gobierno democrático que convoque a todos en este proyecto.

En medio de la crisis y a pesar de la confrontación política que sacude a Venezuela, se puede construir un consenso de alcance nacional que movilice los mejores talentos y recursos en rescate de la educación pública, un objetivo común que trascienden nuestras diferencias políticas y que lograría convocarnos a todos.

Nosotros seguiremos en la calle junto a los maestros en sus luchas gremiales, insistiremos en los programas de apoyo educativo, acompañaremos a los padres comprometidos con la educación de sus hijos y estaremos con los liderazgos naturales que han entendido la importancia que tiene el colegio y el liceo como centros de la vida pública. Un trabajo que no aspira a sustituir las responsabilidades del Estado, pero que ayuda a mantener vivo un tejido social desde donde se pueda apoyar el complejo proceso de recuperación de la educación, gran reservorio de los valores democráticos y motor de cambio que necesita Venezuela.

Este ha sido y seguirá siendo nuestro compromiso.

*Fundador de Alimenta la Solidaridad y Mi Convive | rpatino.com

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Roberto Patiño Ago 10, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Las primarias
Las primarias han adquirido una contundencia política que marca la agenda informativa, poniendo a los poderosos en una posición reactiva a la estela que genera la Comisión Nacional de Primaria

 

@RobertoPatino

Desde hace unos meses una iniciativa recorre las calles de Venezuela dando cuerpo y voz a las aspiraciones democráticas que tienen la mayoría de los venezolanos. Hablamos de las primarias de la oposición.

Las primarias son una expresión concreta de la herramienta central para lograr el cambio al que aspiramos y promovemos: la participación pacífica y determinada de todos los venezolanos. Es un proyecto que plantea el protagonismo de la gente para lograr ese cambio y desmonta las ideas mesiánicas o caudillistas que infantilizan a la gente.

Las primarias es un proyecto que alcanza la madurez y la importancia que tiene gracias al esfuerzo de un grupo de venezolanos comprometidos con el cambio pacífico y democrático. Hay que destacar el compromiso irrevocable que han demostrado los actores políticos que buscan la democracia con este proceso.

En medio de una dictadura que censura, persigue, tortura y expulsa a la disidencia, que un puñado de líderes con legítimas aspiraciones presidenciales salgan a las calles a hablar de un país posible en democracia, que se atrevan a cuestionar la gestión de los recursos públicos, que se conecten con la realidad de la gente y sus problemas, que se acerquen a conocer los liderazgos que nacen en las comunidades, es todo un logro que confirma la sed de cambio que existe en los venezolanos.

Hoy, la primaria de la oposición es un proyecto que nos pertenece a todos los que creemos en el cambio y quienes militamos en la convicción de la necesidad de garantizar la unidad de los demócratas. 

Las primarias han adquirido una contundencia política que marca la agenda informativa en nuestro país, poniendo a los poderosos en una posición reactiva a la estela que genera la Comisión Nacional de Primaria. Este papel de segundones en la vida pública no es del agrado de Miraflores y su reacción, aunque lamentable, ha trascurrido según lo esperado en un sistema de vocación autoritaria: violencia callejera, censura informativa, persecución de los cuerpos de seguridad, intervención del Consejo Nacional Electoral, amenazas de bloquear judicialmente el proceso y, como era de esperar, el repetido uso de la Contraloría General de la República como instrumento para seguir arrojando inhabilitaciones inconstitucionales sobre los candidatos.

Estas agresiones nos recuerdan que las primarias son un proceso que va más allá de los nombres de los movilizados en campaña. Es un esfuerzo que ha devuelto a los venezolanos la posibilidad de pensar y definir el método de escogencia a sus líderes. Una iniciativa autónoma que entrega a los ciudadanos la posibilidad de legitimar a sus representantes.

En más de un sentido, este complejo y arriesgado proceso de las primarias se han convertido en una escuela de formación ciudadana que explica a los venezolanos, de manera pedagógica, la superioridad política y moral de la democracia como método para la resolución de conflictos y como sistema que devuelve a la gente las libertades ciudadanas. Es por eso que cuando los poderosos acosan una iniciativa sobre la que no tienen ningún ámbito de competencia legal, en el fondo están atacando una idea mayor: la libertad.

Las primarias, la plataforma desde donde se puede construir la unidad de la oposición, se está convirtiendo en un método de peso en la opinión pública venezolana para elegir a nuestros líderes y orientar de manera más eficiente la estrategia política y electoral, una idea que propusimos en el 2021 cuando planteamos este método para elegir a los candidatos a las elecciones municipales y regionales.

Hoy, más que nunca, debemos insistir en el trabajo solidario y coordinado que involucre a los ciudadanos, las organizaciones de la sociedad civil, ONG, medios de comunicación, defensores de derechos humanos y los líderes en las comunidades, en apoyo a las primarias.

Desde hace meses un proyecto recorre las calles de Venezuela dando cuerpo y voz a las aspiraciones democráticas y de unidad que tiene la mayoría de los venezolanos y conectando con las ganas de libertad que hay en el país. El proyecto de la participación que tiene en las primarias su primera expresión. Defender este espacio nos compromete a todos.

*Fundador de Alimenta la Solidaridad y Mi Convive | rpatino.com

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Roberto Patiño Feb 02, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Educando en la calle
Los maestros, con su presencia en la calle, nos enseñan que es falso que el venezolano esté condenado a dos opciones: o salir del país o aceptar las imposiciones del régimen

 

@RobertoPatino

Leales a su compromiso de vida, los educadores venezolanos están haciendo otro ejercicio de pedagogía social al obligar a recordar al régimen, con su presencia en la calle, que al lado de unos pocos privilegiados existe una mayoría de ciudadanos que sobreviven a la estela de dos megadevaluaciones que sacudieron al país durante el 2022, un gremio que concentra en su voz y en su protesta, el reclamo de millones de venezolanos amarrados a un sueldo que no da garantías de subsistencia.

Los maestros han vuelto a la calle a sabiendas de que el 2023 será un año duro, marcado por un salario miserable de solo 6 dólares mensuales, mayor desempleo, la migración y la crisis humanitaria, si el régimen prosigue en su empeño de colgar sobre las espaldas de los empleados públicos el costo de su incapacidad para controlar el gasto del Estado y la presión alcista del dólar, imponiendo recortes y desconociendo los logros alcanzados en sus luchas sindicales a través de mecanismos como el lamentablemente Instructivo ONAPRE.

“No me quiero ir, yo quiero un sueldo digno pa’ quedarme en mi país” ha sido una de las consignas que más se han repetido durante las jornadas de protestas que han cruzado el país en los últimos días, sumando un estimado de cuatrocientas en casi todos los estados de Venezuela, según el registro hecho por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social hasta el jueves 19 de enero.

Existe un compromiso firme de los docentes, que no se diluye con la entrega de cajas CLAP o esporádicos bonos desembolsados por Miraflores (apenas 29 dólares) y que no cede el terreno ante las amenazas de colectivos pues, como bien lo indica la líder Elsa Castillo, “hace rato que el miedo se cambió de acera, el miedo ya no se encuentra en esta acera de lucha, se encuentra en la acera de los opresores, en la acera de los que violan la ley”.

Nuestros maestros, y junto con ellos otros sectores de la administración pública como el personal sanitario y los trabajadores de las empresas básicas de Guayana, han regresado al cemento y al asfalto para señalar que la crisis en la administración pública es sistémica, amarrada a una política económica errática, donde parecen privilegiarse unos pocos. Un sistema donde se desconocen las cifras reales de la economía, donde se maneja de manera discrecional el presupuesto del Estado y donde se busca sustituir el salario con bonos, discursos ideológicos, reconocimientos vacíos al sacrificio y promesas etéreas que nada tienen que ver con la realidad de millones de ciudadanos.

A estas alturas todos tenemos claro que el mito revolucionario que afirmaba que “Venezuela se arregló”, murió a finales del año pasado como queda claramente demostrado en las manifestaciones de los trabajadores venezolanos, que exigen condiciones de vida dignas a un régimen que les miente.

Frente a un 2023 tan complejo como el que tenemos por delante, todos debemos unirnos, incluyendo los partidos políticos, dejando de lado las divisiones y mezquindades y dirigir los esfuerzos para apoyar las reivindicaciones de los servidores públicos.

Los educadores han dado la cara nuevamente, representándonos a todos nosotros y en su lucha nos han educado como sociedad, demostrado que es falso que el venezolano esté condenado a dos opciones: o salir del país o aceptar las imposiciones del régimen. Hay otro camino posible, la organización social y la resistencia frente al régimen. La lucha pacífica para lograr la Venezuela del cambio que todos queremos.

Este ha sido y seguirá siendo nuestro compromiso.

*Fundador de Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive | rpatino.com

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El venezolano y su orgullo por ser independiente
El venezolano tiene una subjetividad independiente, el impulso a la autonomía no se ha inhibido a pesar de las intenciones del Estado, según informe del CIP

 

@RobertoPatino

Hace unos días el Centro de Investigaciones Populares Alejandro Moreno difundió su informe sobre las Dinámicas Comunitarias: “Vivir en Venezuela”. En el documento se plasman seis meses de investigación rigurosa, con un alto nivel profesional, que describe las estrategias de vida y supervivencia de muchos venezolanos.

El Centro de Investigaciones Populares, CIP, realiza estudios sistemáticos desde la socio-antropología del venezolano popular, para describir y entender su vida cotidiana, afectiva, su familia y las estructuras de convivencia colectiva. Una escuela de investigación y formación con más de treinta años de servicio público, un referente necesario para todas las personas y organizaciones que trabajan en Venezuela.

En sus páginas nos encontramos con información valiosa sobre los principales problemas de la gente, el modo en que se organiza para tratar de hacer frente a la crisis, las experiencias con las bandas delictivas, el tráfico de personas y los abusos de los cuerpos de seguridad. Un compendio de experiencias vitales expresadas desde la voz de sus propios protagonistas; una investigación que nos muestra, entre otras muchas facetas de la vida del venezolano, cómo se vive en una familia desgarrada por la migración o la capacidad que tienen las comunidades organizadas para resistir ante los intentos del régimen de imponer una forma de “organización comunal” ajena a las propias comunidades que se anclan en el verdadero poder de lo popular.

Resulta revelador encontrar en el informe algo que veníamos percibiendo en nuestro trabajo, a saber, el rechazo que existe en el pueblo a depender de los del régimen (cajas CLAP o cilindros de gas). Aunque muchos reciben estas cajas, movidos por la necesidad, la mayoría (el 89 % de los entrevistados) preferiría tener sus propias opciones basadas en una verdadera autonomía económica. La gente sabe que estas “políticas sociales” tienen un claro objetivo de control sobre las comunidades, una estrategia ajena a la vocación que anida en nuestro pueblo por ser autónomos e independientes del poder, en las propias palabras del estudio: “aunque el régimen ha diseñado políticas para contribuir una subjetividad dependiente, el impulso a la autonomía no se ha inhibido a pesar de las intenciones del Estado”.

Lo hemos visto  en nuestra experiencia de trabajo en los comedores de Alimenta la Solidaridad, en los esfuerzos por la recuperación de los espacios deportivos, en el apoyo a las formas de organización popular e impulso de los liderazgos que existen en las comunidades: los venezolanos somos gente sanamente orgullosa, que quiere  ser independiente y controlar su propio destino, deseamos mejores condiciones de vida logradas con nuestro propio esfuerzo, no queremos nada regalado y desconfiamos de quienes así lo ofrecen.

Los intentos del régimen por adocenar a una sociedad e imponer un liderazgo a cambio de los beneficios de las llamadas “Misiones” no encuentran el eco necesario en las personas, no suman voluntades, no convoca a la gente. Los líderes designados por estructuras verticales están condenados a marchitarse. Esto es una realidad que hemos visto con nuestros propios ojos y que queda refrendado en el trabajo del Centro de Investigaciones Populares.

En un tiempo tan complejo como el que vive Venezuela, estos estudios son necesarios para quienes trabajamos con la gente, quienes hemos decidido apoyar a los verdaderos liderazgos populares que nacen y crecen arraigados en las propias comunidades, de abajo hacia arriba, luchando por resistir a los chantajes del poder y trabajando por la Venezuela del cambio que todos queremos.

Agradecemos los esfuerzos del Centro de Investigaciones Populares por darle forma, y profundidad conceptual a lo que hemos constatado en nuestra propia experiencia, su investigación nos ayuda en nuestro trabajo y reafirma el compromiso de lucha y servicio por el país que todos queremos.

Para más información sobre, haz clic en este enlace: CIP.

Aliados para el cambio

Aliados para el cambio

*Cofundador de Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive | rpatino.com

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Roberto Patiño Oct 26, 2022 | Actualizado hace 2 meses
Solidaridad en Las Tejerías
Cuando pasen los días de la urgencia y a la estela del dolor que nos dejará la muerte y desaparición de muchos compatriotas, habrá que seguir trabajando por los amigos de Las Tejerías

 

@RobertoPatino

Han pasado un puñado de días desde que los venezolanos contuvimos la respiración y pasamos la noche en vela mientras leíamos los mensajes de los vecinos de Las Tejerías. Fue una noche larga y un amanecer triste, como el que no habíamos vivido desde hace mucho tiempo. Y desde entonces nuestras oraciones y esfuerzos se han dirigido a esa comunidad del estado Aragua, que había alertado días previos a las autoridades sobre el riesgo.

En medio del dolor que causa una tragedia que alcanza a tantos venezolanos, resulta esperanzador conocer de primera mano el compromiso de los miles de voluntarios que se están movilizando para ayudar a las víctimas, como es el caso de Ángel, quien recientemente estuvo en el sector El Beisbol, Las Tejerías, haciendo la primera entrega de alimentos para cien familias de la comunidad. Un aporte levantado con el esfuerzo de los amigos de Aragua que están vinculados con los 35 comedores de Alimenta la Solidaridad que hay en la entidad. Y gracias al apoyo de todos los que trabajan en todo el país con los comedores de Alimenta.

Ángel conoce bien la importancia que tiene la solidaridad en medio de emergencias humanitarias complejas como estas.

Lo vivió de primera mano en el 2018 con los eventos de El Limón. Entonces participó en la cadena de voluntarios que trabajó para ayudar a los vecinos de esa población aragüeña; un aprendizaje duro, que ha tenido que recordar en estos días ante un suceso de proporciones mucho mayores, nos advierte.

El envío de productos de primera necesidad, cinco días después de la tragedia, es solo un primer paso coordinado, planificado y desplegado con el esfuerzo de distintos sectores y sobre todo gracias al compromiso de los propios vecinos de Las Tejerías que, a pesar de desgracia de agua y lodo, han logrado permanecer organizados para hacer frente al desastre.

Ángel nos explica la importancia que tiene el poder popular en estas contingencias. Los propios vecinos, con un fuerte compromiso de servicio público, son los que conocen de primera mano las necesidades de los damnificados; son los que pueden organizar sobre el terreno los centros de acopio y atención a las familias; son quienes manejan de primera mano la información de lo que se necesita y tienen la capacidad de desplegarse para atender rápidamente las urgencias de las víctimas. En definitiva, nos recuerda Ángel, la “organización comunitaria es la mejor garantía para que la ayuda llegue a la gente”.

La solidaridad es un valor que aparece con fuerza y se reafirma en sucesos como el de Las Tejerías. Pero esta vocación por la solidaridad, que tanto nos caracteriza como pueblo, alcanza su verdadera fuerza cuando se pone en práctica con criterios técnicos apropiados, dirigiendo de manera coordinada el esfuerzo y aprovechando la experiencia y aprendizajes que se han consolidado en las comunidades. El venezolano es gente buena y somos muchos mejores cuando trabajamos juntos.

Pero de ninguna manera esto esconde la terrible realidad de un país donde la gestión de riesgos no se asume en forma preventiva, donde las autoridades no escuchan a las comunidades. Donde no existen protocolos de acción que permitan salvaguardar vidas.

Cuando pasen los primeros días de la urgencia y a la estela del dolor que nos dejará la muerte y desaparición de muchos compatriotas, habrá que seguir trabajando por los amigos de Las Tejerías. El esfuerzo deberá ser constante para vencer el olvido que impone el paso del tiempo. La reconstrucción de la comunidad nos compromete a todos, y nuestro esfuerzo será el mejor tributo para todas las víctimas y sus familiares.

Este es nuestro compromiso.

*Cofundador de Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive | rpatino.com

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Vale la pena el riesgo por una mejor calidad de vida
Metro 8330 es una iniciativa de incidencia pública que no se atrinchera en la denuncia, sino que pone sobre la mesa propuestas para la recuperación del Metro de Caracas

 

@RobertoPatino

Ha pasado el tiempo necesario para hacer un balance de los resultados obtenidos, al acompañar a un movimiento ciudadano en la iniciativa por la recuperación de las instalaciones del Metro de Caracas, una idea que se instaló con fuerza en la calle con el nombre Metro 8330.

La propuesta, formulada por una nueva generación de líderes, ciudadanos, activistas y voluntarios, busca facilitar la participación del ciudadano, del usuario, para exigir mejoras y respaldar una visión sobre uno de los más importantes servicios públicos de la ciudad capital.

Se trata de una iniciativa de incidencia pública que no se atrinchera en la denuncia, sino que busca ir mucho más allá al poner sobre la mesa un conjunto de propuestas para la recuperación del metro, tales como la inversión en más y mejores trenes, la transparencia en la gestión de los recursos, la mejora en la calidad de vida de los trabajadores, la incorporación en la gestión de la empresa de las autoridades municipales de la Gran Caracas y el estado Vargas y la construcción de una cultura inclusiva que nos permita recuperar el orgullo que tuvimos los caraqueños por este servicio.

Nuestra visión es que el Metro de Caracas sea de calidad, inclusivo, y democrático, y que esto lo podemos lograr con la participación de los usuarios y dolientes de la actual situación.

Por el esfuerzo de muchas personas involucradas en la difusión de esta propuesta podemos decir que la campaña ha obtenido algunos resultados. Las autoridades, en medio de reproches y amenazas, acudieron a las instalaciones del metro para descubrir aquello que los caraqueños sabían desde hace muchos años: la mala calidad en el servicio de una empresa que hace un puñado de años nos llenaba de orgullo y era un ejemplo para nuestro continente.

Las promesas se desplegaron por las pantallas de televisión y hasta ahora se observa un primer esfuerzo en las autoridades por ordenar el servicio, aumentar la seguridad de los usuarios y realizar unas reparaciones mínimas, pero necesarias, en las instalaciones.

Aún queda mucho por hacer y los trabajos en el Metro de Caracas deben ir más allá de la necesaria escoba y el jabón para incluir un programa de inversión de recursos que aumente el número de trenes y unidades de transporte superficiales, recuperen años de desinversión en las instalaciones y se comprometa en la construcción de una gerencia, con una cultura administrativa con la suficiente solidez institucional que permita desplegar planes de inversión y crecimiento para las próximas décadas.

Tenemos que insistir: la incorporación de los usuarios y de las autoridades locales puede ser el anclaje necesario para que el metro recupere su importancia en nuestra ciudad capital y vuelva a ser un modelo de excelencia para el venezolano. Recuperar estas instalaciones no puede ser una promesa electoral, tiene que ser un compromiso permanente por la calidad de vida de los venezolanos.

Tratar de incidir en la gestión pública en sociedades como la venezolana, donde no existen garantías para el ejercicio de la libertad de expresión, el debate de ideas y la exigencia de transparencia en la gestión de los recursos del Estado, puede tener un alto costo personal para los involucrados, un riesgo que es necesario afrontar para ejercitar el músculo democrático y poner a prueba el compromiso por el cambio que persiste en Venezuela, a pesar de las amenazas. Un esfuerzo concreto que nos llevó a un primer logro. Una victoria necesaria que nos confirma que esta es la vía en el que debemos insistir para apropiarnos de nuestro futuro.

Junto con nuestros líderes, en las comunidades donde venimos trabajando desde hace años con Mi Convive, hemos aprendido que vale la pena asumir iniciativas como esta. El esfuerzo por una mejor calidad de vida y el cambio democrático que quiere Venezuela es un camino difícil, lleno de obstáculos, pero en el que seguiremos insistiendo.

Este es nuestro compromiso.

*Cofundador de Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive | rpatino.com

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Roberto Patiño Ago 25, 2022 | Actualizado hace 2 meses
El rescate del Metro de Caracas
Un grupo de ciudadanos conscientes de las implicaciones que tiene en la calidad de vida un servicio como el Metro de Caracas, salimos a la calle con la propuesta #Metro8330

 

@RobertoPatino

Hace 40 años, Caracas fue el lugar elegido para un sueño que aspiraba a cruzar la ciudad de oeste a este; una idea que convocó a los mejores talentos y que se concretó en una obra de cabilla y cemento armado, paredes de cerámica y líneas amarillas, logos multicolores, pisos de goma, escaleras automáticas, voces programadas en autoparlantes, limpieza y orden. Un proyecto urbanístico que Caracas asumió como propio y que por muchos años fue el símbolo de una ciudad y de todo un país que quería ser moderno, cosmopolita, responsable con su entorno y sobre todo dueños de una ciudadanía consciente de su deber de cuidar un servicio público que pertenece a todos.

Hoy, aquel sueño se ha convertido en una pesadilla. Pese a las promesas de inversión y recuperación del servicio que regularmente hacen los voceros del régimen, hemos podido constatar que el 70 % de las escaleras mecánicas no funcionan; apenas disponemos de 28 trenes de los 108 que deben trabajar en todo el sistema; en el 87 % de los viajes que realizamos, los vagones no contaban con aire acondicionado; existe un promedio de 180 fallas diarias en las 4 líneas; el retraso y los desalojos del sistema son parte de la “normalidad” del trayecto; para acceder a algunas estaciones es necesario cuidar nuestras pertenencias, mientras que la iluminación y limpieza son aspiraciones imposibles para usuarios que usan el servicio como una condena impuesta por las circunstancias y la necesidad.

Aquella obra que tanto nos llenó de orgullo, hoy está desmantelada. Expresión de un país que ha sido testigo de años de desinversión en sus más elementales servicios públicos, haciendo de nuestro entorno un espacio hostil donde la convivencia es siempre un reto.

Es por eso que un grupo de ciudadanos conscientes de las amplias implicaciones que tiene en la calidad de vida un servicio como el Metro de Caracas, salimos a la calle con la propuesta Metro 8330, que pone en el centro la participación del ciudadano para lograr los cambios. Esto se refleja en unas exigencias urgentes complementada con una visión de largo plazo para las cuales estamos recogiendo apoyo y nos estamos organizando alrededor de ellas.

Nuestra visión incluye un planteamiento político que acerque al ciudadano a la toma de decisiones de la gerencia del servicio, a través del nombramiento de una autoridad única para la movilidad en Caracas; esta respondería a una junta directiva compuesta por las autoridades locales de Caracas, Miranda y La Guaira que, con criterios técnicos, profesionales y sobre todo abierta a la participación de la ciudadanía y sus autoridades, esté dispuesta a recuperar sus instalaciones y seguir avanzando en su expansión.

La descentralización del servicio, la transparencia en la administración de los recursos, la mejora en las condiciones laborales y del trato a los usuarios son las primeras estaciones de un largo recorrido que debemos hacer para recuperar un espacio vital para la calidad de vida de los ciudadanos. Estamos seguros de que, con la activa participación de los ciudadanos, con el compromiso de una sociedad que lucha por el cambio democrático y pacífico en el país, podremos lograrlo. 

Hace cuarenta años, en medio de una Venezuela cruzada de problemas políticos y económicos, como cualquier otro país democrático de su entorno, los venezolanos tuvimos razones para saber que podemos hacer frente a nuestros problemas: a unos metros bajo tierra había un ejemplo de que podíamos dejar de ser simples transeúntes de nuestra ciudad, un lugar donde los caraqueños y sus visitantes se manifiestan como verdaderos ciudadanos conscientes de la importancia de cuidar un servicio público, un ejemplo de que tenemos derecho a una vida de calidad, una evidencia de que podemos ser buenos gerentes y mejores personas.

Hace cuarenta años, el Metro de Caracas fue el espacio donde los ciudadanos coincidimos en un proyecto común, en el que pudimos mostrar nuestras mejores virtudes como venezolanos; donde nos reafirmamos en lo que mejor que teníamos como personas, unas potencialidades que siempre estuvieron allí, esperando manifestarse.

Ayúdanos a recuperar el Metro de Caracas. Los venezolanos nos merecemos una buena noticia y, con el esfuerzo de todos, podemos lograrlo.

Puedes apoyar la iniciativa en línea y también te esperamos a las puertas de las estaciones para que nos apoyes, con tu firma, en el proyecto Metro 8330.  

*Cofundador de Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive | rpatino.com

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