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Astucia, falta de escrúpulos y una red de países aliados: así sortean las dictaduras las sanciones económicas
Regímenes como el de Nicolás Maduro en Venezuela, Kim Yong-un en Corea del Norte, Bashar al-Assad en Siria y el de Hassan Rouhani en Irán, confirman que la teoría según la cual sólo sobreviven los más aptos también es aplicable a los dictadores. Bajo la cobertura de un entramado de empresas fachada y con la ayuda de países aliados, estos regímenes han evadido sanciones económicas durante años y han logrado mantener el poder mientras que gran parte de sus ciudadanos sufre incontables penurias. Habituada a hacer negocios en la opacidad, la camarilla que gobierna en Venezuela desde 1999 no sólo está perfectamente adaptada para sortear las sanciones sino que además se beneficia de una característica distintiva: la ausencia de valores éticos

 

Por Gitanjali Wolfermann @GitiW

 

Existe consenso en torno a la poca efectividad de las sanciones económicas impuestas a regímenes autoritarios como método para forzar un cambio político. De hecho, la evidencia sugiere que algunas dictaduras se fortalecen políticamente tras las sanciones pues a la par que proveen una narrativa de ataque enemigo, les abre un abanico de oportunidades para operar en la sombra. 

Tras 57 años de sanciones por parte del gobierno norteamericano, Cuba es un ejemplo emblemático y cercano de supervivencia política pese a las sanciones pero no es el único caso. Corría 1950 cuando los Estados Unidos impuso a Corea del Norte las primeras sanciones económicas debido a graves violaciones a los derechos humanos, a las que luego se sumarían sanciones por el desarrollo de su programa nuclear. El régimen iraní lleva 40 años lidiando con restricciones que si bien han mermado drásticamente su economía no han logrado ni el cambio político ni han puesto freno al desarrollo de su sector nuclear. Las sanciones contra Siria desde 1986 debido a violaciones a los derechos humanos y a sus vínculos con organizaciones terroristas no impidieron ni la guerra civil ni el posterior éxodo masivo.    

Más de 100 personeros del régimen que lidera Nicolás Maduro han sido individualmente sancionados desde 2008 no sólo por los Estados Unidos sino por una amplia coalición de países.  La principal empresa estatal -Petróleos de Venezuela- se unió en 2019 a las más de 50 empresas sancionadas por su participación en delitos como el lavado de dinero producto de la corrupción. Las sanciones tanto a particulares como a empresas obedecen a delitos como corrupción, lavado de dinero, graves violaciones a los derechos humanos y narcotráfico. 

“Los regímenes militares y de partido único tienen menos probabilidades de ceder ante la presión extranjera en comparación con las democracias. Esto se debe a que efectivamente utilizan varias tácticas represivas e incentivos positivos para soportar los costos de la coerción”, argumenta el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Memphis Dursun Peksen

Diego Moya Ocampo, analista senior para América Latina de IHS Global Insight, coincide con Peksen y va un paso más allá: “Venezuela no sólo puede adaptarse a sobrevivir bajo un régimen de sanciones como ha sido el caso de Irán, Cuba, Siria o Zimbabue, sino que el gobierno de Maduro está en una posición privilegiada y mucho más cómoda. Me explico, desde antes de que se impusieran sanciones a Venezuela lo que ha caracterizado al régimen chavista ha sido la creación de mercados negros. Es un entorno que le es cómodo. Este ha sido un gobierno en el cual la visión de todos sus burócratas ha sido siempre abrir un mercado negro. Pensemos por ejemplo en el sector salud: en vez de recurrir a formas tradicionales de corrupción como pedir sobornos a las empresas farmacéuticas para otorgar contratos, los ministros chavistas cerraron el mercado y crearon un mercado negro para que la única manera de comercializar sus productos fuera a través de un sistema que ellos controlaban. Operar en mercados negros es su posición natural”. 

«Me explico, desde antes de que se impusieran sanciones a Venezuela lo que ha caracterizado al régimen chavista ha sido la creación de mercados negros. Es un entorno que le es cómodo».

 

Astucia: los mil y un nombres  

A principios de noviembre de 2019, la agencia Bloomberg reportó que los tanqueros venezolanos responsables de transportar petróleo a Cuba han recurrido a la estrategia de cambiar sus nombres para sortear las sanciones. “El buque Ocean Elegance, un petrolero que ha estado entregando crudo venezolano a Cuba durante los últimos tres años, pasó a llamarse Océano después de ser sancionado en mayo. El barco S-Trotter, otro que está en la lista de sanciones, ahora se conoce como Tropic Sea”, informó la agencia de noticias

La misma nota reportó que el carguero llamado Nedas y ahora conocido como Esperanza, tras ser sancionado en abril de 2019 ha seguido realizando envíos a Cuba de modo “fantasma” apagando su sistema de rastreo satelital. Se calcula que solamente ese tanquero ha entregado 2 millones de barriles de crudo a Cuba este año. 

El régimen venezolano es comparable a una organización criminal más que a una dictadura populista y nacionalista convencional y esa es una de las razones por la cual se puede decir que el régimen de sanciones en sí mismo no va a forzar un cambio de comportamiento en el gobierno, al contrario, esto les genera una nueva serie de oportunidades para que los burócratas que están acostumbrados a manejar mercados negros hagan más negocios”, asegura Moya Ocampo. 

«El régimen venezolano es comparable a una organización criminal más que a una dictadura populista y nacionalista convencional y esa es una de las razones por la cual se puede decir que el régimen de sanciones en sí mismo no va a forzar un cambio de comportamiento».

 

La comparación con una organización criminal también la hace el consultor en estrategias para la gestión de riesgos Alberto Ray, quien acuñó el término economía criminal revolucionaria (ECR) para explicar la forma en la que opera el gobierno de Maduro. “La ECR pasó de ser un sistema complementario de sustentación del régimen a ocupar durante el 2018 y aún más en 2019 la fuente primaria de ingresos en el modelo económico que hoy le da oxígeno a lo que queda de revolución chavista”, dijo Ray en su cuenta de Twitter.

Ray afirma que en su evolución, este sistema ha desarrollado su propia economía sobre la cual se teje una complejísima red de operadores que costará mucho desarticular. “La ECR se ha convertido en el hilo de sustentación del régimen venezolano”, agregó.  

En una entrevista a Runrun.es, Ray explicó que la economía criminal es revolucionaria en tanto se internacionaliza. “La economía revolucionaria fue diseñada adrede y la han ido perfeccionando con los años. Pensemos en cómo han organizado la venta ilegal de combustible por la frontera hacia Colombia. Esa es toda una logística a ambos lados de la frontera. Eso no ocurrió de un día para otro, fue un proceso. Hoy, en vista de que se han cerrado las vías formales y legales de hacer dinero han buscado vías alternas, incluso criminales como la extracción y comercialización ilegal del oro, para hacerse de recursos económicos”, dijo.  

Ray no duda en afirmar que el propósito número uno detrás de un sistema como el de la ECR es mantenerse en el poder a cualquier costo.  “El régimen ha calculado que para lograr ese objetivo no necesita más de 500 millones de dólares al mes. Es decir, cualquier actividad que les produzca esa cantidad de dinero es suficiente. Con ese monto se pagan gastos como la nómina de sus leales en las Fuerzas Armadas, los principales caudillos de las operaciones ilegales y la compra del CLAP. Al final, la fórmula de sostenimiento en el poder pasa por dos factores: la estructura de dominación social a través de los alimentos y la estructura de represión a través de la fuerza”, agregó. 

El rol de los aliados: más allá de los sospechosos habituales

Ninguna dictadura puede mantenerse en el poder durante décadas sin el apoyo internacional. Pese a la extensión de las sanciones impuestas a Siria, Irán, Corea del Norte y Venezuela, la camarilla gobernante en esos países se ha valido no sólo de sus aliados ideológicos sino incluso de algunos países democráticos y en teoría críticos de las violaciones a los derechos humanos para hacerse del dinero que necesitan para seguir en el poder. 

El reducido grupo que gobierna Corea del Norte ha logrado sortear las sanciones y conservar el poder en gran medida gracias a que China le compra el 86% de sus exportaciones y a su vez le provee más de 90% de las importaciones, según información de la Agencia Central de Inteligencia ​ de los Estados Unidos. 

China no es el único país dispuesto a hacer negocios con el hermético Kim Yong-un. Un reporte del Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional reveló que hay otros 49 países que han violado las sanciones del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas impuestas a Corea del Norte entre marzo de 2014 y septiembre de 2017. A partir de datos de la ONU, el estudio encontró que países que van desde naciones pobres y aisladas como Angola hasta potencias globales más ricas como Alemania han ignorado una amplia variedad de medidas que prohíben la actividad económica y los lazos militares con Corea del Norte.

Mientras que Kim Yong-un logra sortear las sanciones para seguir gobernando, más de 11 millones de norcoreanos -casi la mitad de la población- sufre de desnutrición, según reportes del Programa Mundial de Alimentos

En el caso de Irán, China vuelve a relucir pues es su principal comprador de petróleo. No obstante, el rol que juega Alemania es quizás más interesante pues Irán ha logrado evadir las sanciones echando mano de la astucia y de un complejísimo entramado de empresas fantasmas que operan en el país europeo.

“Una buena ilustración de cómo Irán pasa por alto las sanciones son las actividades del régimen en la ciudad alemana de Düsseldorf. Algunas de las mejores tecnologías de Alemania se producen aquí. Concentrados en una región relativamente pequeña, miles de empresas familiares medianas y pequeñas inventan, ensamblan, producen y venden algunas de las mejores máquinas y productos industriales del mundo. Es un lugar ideal para comprar componentes de «doble uso»: materiales que son necesarios para la fabricación de armas nucleares, pero que también pueden usarse con fines civiles, lo que le da al comprador una negación plausible”, describe en un artículo Emanuele Ottolenghi, miembro principal de la Fundación para la Defensa de las Democracias.

Ottolenghi señaló que “Irán ha establecido una vertiginosa variedad de empresas de primera línea desde Düsseldorf hasta Frankfurt. Debido a que la mayoría de estas compañías abren y cierran en cuestión de meses, dejando poco o ningún rastro de papel, es difícil decir exactamente qué hacen. Incluso cuando duran un período de tiempo razonable tienden a operar bajo el radar, a menudo en los hogares de sus gerentes, con poca información disponible para el público. No obstante, muchos de ellos parecen estar involucrados en adquisiciones industriales, incluso, supuestamente para los programas de misiles balísticos y nucleares de Irán”. 

«Irán ha establecido una vertiginosa variedad de empresas de primera línea desde Düsseldorf hasta Frankfurt. Debido a que la mayoría de estas compañías abren y cierran en cuestión de meses, dejando poco o ningún rastro de papel».

 

Mientras que el régimen de Hassan Rouhani se las ha ingeniado para evadir las sanciones y seguir avanzando en su programa nuclear, el reporte 2019 de Human Rights Watch da cuenta de cómo las autoridades iraníes llevaron a cabo arrestos masivos arbitrarios y graves violaciones del debido proceso durante 2018 en respuesta a las protestas en todo el país por el deterioro de las condiciones económicas, la percepción de corrupción y la falta de libertades políticas y sociales. 

Rusia es otro sospechoso habitual de apoyar las frágiles economías de las dictaduras sancionadas. Ha sido un apoyo clave para Bashar al-Assad en Siria y en consecuencia la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos designó en septiembre de 2019 a una empresa, tres individuos y cinco embarcaciones que participan en un esquema de evasión de sanciones para facilitar la entrega de combustible para aviones a las fuerzas rusas que operan en Siria. 

“El Tesoro está apuntando a un esquema de evasión de sanciones que incluye compañías de fachada, embarcaciones y conspiradores que han estado facilitando la transferencia ilícita de combustible para aviones al ejército ruso en Siria. El régimen despótico de Assad está bajo la atención internacional por usar armas químicas y cometer atrocidades contra civiles sirios inocentes, y confían en este tipo de redes ilícitas para mantenerse en el poder», dijo Sigal Mandelker, subsecretario de Terrorismo e Inteligencia Financiera. 

Mientras Bashar al-Assad urde estrategias para seguir en el poder, el Centro Sirio para la Investigación de Políticas estimó que la cifra de muertos tras el inicio de la guerra civil en 2011 era de 470,000 y además ha dejado casi 2 millones de heridos. Además, la cifra de refugiados llegó en torno a los cinco millones en 2016 lo que corresponde a casi el 25 % de la población de Siria.

Tanto China como Rusia han sido aliados clave para la supervivencia de la revolución chavista. A lo largo de la última década, China le ha prestado a Venezuela unos 62.000 millones de dólares, según la Base de Datos de Financiación China-América Latina del Diálogo Interamericano. En octubre de 2019, Venezuela y Rusia renovaron contratos de «apoyo y asesoría» en materia militar y energética que incluyen la participación de empresas rusas en el sector petrolero, gasífero y agrícola, anunció Nicolás Maduro. De acuerdo con el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, la deuda venezolana asciende a 3.000 millones de dólares.

“Estos aliados están ahí en la medida en que represente un negocio para ellos. Por ejemplo, en el caso de China la producción petrolera era lo suficientemente robusta para atraer la inversión en infraestructura pero desde el 2016 dejó de ser un buen negocio y hoy su único interés es que les paguen la deuda. En el caso de Rusia, hoy es un gran negocio para ellos manejar la comercialización, logística de transporte y venta de hidrocarburos, tal y como hasta 2013 lo fue la venta de armas a Venezuela. Ambos serán aliados hasta que Venezuela deje de ser un negocio. Esas alianzas funcionan en tanto sean negocios para esos países. Claro, el problema es que mientras tanto le dan oxígeno al régimen”, argumenta Moya Ocampo.

Turquía y el Líbano se suman a los países con alianzas comerciales con el régimen de Maduro. Una investigación de runrunes reveló que el Banco Central de Venezuela ha vendido oro venezolano a empresas en Turquía que a cambio suministra alimentos para el programa estatal conocido como CLAP. Otra investigación descubrió seis empresas en el Líbano -que no es un proveedor tradicional de alimentos a Venezuela-, con vínculos con dicho programa de alimentos subsidiados. El CLAP ha sido asociado con una trama de corrupción generalizada y es conocido por suministrar alimentos de baja calidad. 

Mientras Maduro y sus grupos de poder se reparten las riquezas de los venezolanos, la emergencia humanitaria declarada por organizaciones como Human Rights Watch sigue su avance. El representante especial conjunto de la Agencia de la ONU para Refugiados (ACNUR), Eduardo Stein declaró en octubre de 2019 que para el próximo año los refugiados venezolanos pueden superar los 6,5 millones. 

Las Naciones Unidas y sus socios humanitarios estiman que hay unas 7 millones de personas que necesitan asistencia humanitaria en Venezuela pues el país tienen un sistema de salud totalmente colapsado. Aún sin cifras oficiales se sabe que ha aumentado la mortalidad materna e infantil; que se propagaron enfermedades que podrían prevenirse con vacunación, como el sarampión y la difteria; que incrementaron enfermedades infecciosas como la malaria y la tuberculosis; y que la desnutrición infantil aguda se elevó a un 100% en 14 estados del país según Cáritas de Venezuela. Además, el Fondo Monetario Internacional estima que 2019 cerrará con 200.000% de inflación y proyecta 500.000% para 2020. 

Sin escrúpulos: lo que hay detrás de la percepción de estabilidad

Incluso a los dictadores les es indispensable construir estabilidad para mantenerse en el poder, asegura Ray. “Entre 2018 y principios de 2019 el equilibrio del régimen fue muy inestable. Lo que les ha permitido la economía criminal revolucionaria es ir más allá del mero sostenimiento en el poder para generar además una percepción de estabilidad. ¿Cómo lo han logrado? Abasteciendo al país a través de una red que si bien no es criminal, sí ha crecido bajo la sombra de la economía criminal”. 

«Lo que les ha permitido la economía criminal revolucionaria es ir más allá del mero sostenimiento en el poder para generar además una percepción de estabilidad».

 

Ray se refiere al auge de bodegones con comida importada y a la red de pequeños servicios ofertados en dólares que ha proliferado en las principales ciudades de Venezuela. “Son negocios totalmente oportunistas. Eso no es para mejorar la economía del país sino para construir la percepción de estabilidad. La economía criminal no da para arreglar nada estructural sino para mejoras superficiales. De ahí que el foco esté en el comercio. Bajo este modelo no habrá crecimiento económico para nada”. 

Para construir esta percepción de estabilidad han recurrido nuevamente al apoyo de Rusia. Un trabajo de investigación de la agencia Bloomberg reveló que desde ese país se han enviado cientos de millones de dólares en efectivo a Venezuela lo que proporciona un salvavidas al régimen de Maduro ya que las sanciones de los Estados Unidos limitan su acceso al sistema financiero global. “Se envió un total de 315 millones en billetes de dólares americanos y en euros en seis envíos separados desde Moscú a Caracas desde mayo de 2018 hasta abril de 2019”, asegura Bloomberg. 

Para Omar Zambrano, economista jefe de la consultora Anova, esta “burbuja” responde a la presión que viene de la élite y no de la sociedad en su conjunto. “Creo que se dieron cuenta de que la dolarización espontánea está funcionando como motor de una pequeña economía comercial y de servicios en las principales urbes que satisface a la casta empoderada. No va de la mano de las instituciones y por tanto es una dolarización sin estructura ni regulación”.

Zambrano argumenta que aunque en apariencia la situación económica luce mucho mejor de lo que estaba hace 18 meses, el problema reside en que se trata de una economía superficial y de una burbuja que no genera empleos ni producción. “Gran parte de la población no participa de esta economía, de hecho, está generando una fractura profunda entre aquellos que pueden tener acceso a dólares y quienes solo generan bolívares. Me preocupa que se perciba que esta burbuja representa una economía que ya arrancó y que va encontrando caminos pues yo no creo que sea así”.  

La proyección de Zambrano no es alentadora. “Esta economía no nos salva de la crisis pues no genera ni producción ni empleo para las grandes mayorías, por eso por un lado hay un sector de la población con acceso a bienes importados y por el otro hay uno que sufre el rigor de una crisis humanitaria. Esta es una economía que cada día se me parece más a la haitiana o a la de Guinea Ecuatorial. Es una burbuja orientada a la satisfacción del consumo de una élite empoderada y adinerada y, del otro lado, la nada, el walking dead, el país que no tiene forma de comprar comida ni medicinas”.

El analista senior para América Latina de IHS Global Insight advierte que a medida que se cierre la economía formal venezolana y sea menos rentable comercializar con los países aliados por la vigilancia internacional, el gobierno se verá más forzado a recurrir a otro tipo de mercados negros como el tráfico de drogas y el lavado de dinero a gran escala. 

“Hasta ahora, el gobierno de Maduro ha podido adaptarse y evadir las sanciones porque los rusos ejercen el transporte y comercialización de hidrocarburos, pero ante la caída de la producción -se estima que la misma siga cayendo a menos de 500.000 barriles diarios en 2020- ellos no seguirán financiando el aparato de seguridad. No podrán mantener la lealtad del aparato militar que es lo único que mantiene a Maduro en el poder. ¿Qué va a pasar? Que para complementar la pérdida de los recursos lícitos no le quedará otra que volcarse totalmente hacia actividades criminales como el narcotráfico hacia los Estados Unidos y Europa”, dice Moya Ocampo. 

Mientras que la producción petrolera venezolana continúa su declive, India se presenta como un salvavidas del régimen de Maduro tal y como durante años lo ha sido del régimen de Rouhani en Irán. Nueva Delhi ha sido el segundo comprador de petróleo iraní a pesar de las sanciones y, de acuerdo con la agencia Reuters, en diciembre de 2019 contribuyó de manera significativa a que PDVSA evadiera las sanciones y lograra exportar 1.037 millones de barriles de crudo. 

Frente a este panorama, el analista de IHS Global Insight lanza una alerta: “Creo que eventualmente en Venezuela va a haber falsificación de billetes. No porque en Venezuela hoy tengan el conocimiento para hacerlo sino porque le dirán a las mafias que se encargan de ese negocio en Perú que se vayan a Venezuela porque ahí nadie los va a perseguir. Venezuela se convertirá en un estado criminal -cosa distinta a un narco estado-, en el cual toda actividad criminal que sea susceptible de generarle recursos es algo que el gobierno de Maduro apoyará y buscará atraer”. 

Muro de contención

El jurista y expresidente del Comité Ejecutivo de Amnistía Internacional Venezuela, Fernando Fernández, considera que lo que atraviesa Venezuela responde a las características del Estado dual. “Tenemos dos Estados, el que está en la Constitución y el que está en los Decretos ley y ambos son antagónicos. Además tenemos dos gobiernos, dos Fiscales, dos Asambleas, en conclusión, tenemos un caos. Esta economía llegó al fango producto de la gran corrupción o cleptocracia”.  

Fernández coincide con la apreciación de que es un error creer que las sanciones están destinadas a derrocar gobiernos. “Esas sanciones están limitadas a personas naturales y empresas. Venezuela como país no está sancionado. Su función es limitar que el dinero producto de actividades criminales ingrese al sistema financiero internacional pues cuando lo hacen terminan integrándose en toda la economía”. 

El jurista y defensor de derechos humanos esgrime que el país no ha terminado de colapsar porque los venezolanos no se han rendido. “La gente acá adentro sigue peleando. En este país hay muchas reservas morales y hay muchas ONG trabajando, sobre todo en el interior del país. Cada día se une más gente para hacerle frente a esta tragedia”. 

Por su parte, Ray también ve en los valores de los venezolanos un muro de contención ante el avance de la economía criminal revolucionaria. “Veo que estamos en una encrucijada pues el modelo de economía criminal no lo han podido consolidar del todo porque todavía hay mucha lucha por los espacios y por el poder. Esa es una oportunidad para las fuerzas democráticas. Las sanciones personales sobre la casta de testaferros que sirve al régimen ha dificultado que este sistema se consolide totalmente”. 

“Lo que nos puede salvar de este modelo son los valores, apelar a los principios. Los venezolanos no son criminales. Si dejamos pasar esta encrucijada y permitimos que este modelo criminal se afiance del todo será prácticamente imposible desarticularlo. Al final, esta gente es una gran banda. Está en nuestras manos decidir si queremos vivir bajo el amparo de una economía criminal o si vamos a pelear por recuperar el país. Esta gente es tremendamente hábil y su principal ventaja es que no tienen escrúpulos ni siguen ninguna regla. Hacen lo que les da la gana”, concluye Ray. 

Miedo y hambre: instrumentos de control social, por Alberto Ray

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Se entiende como control social al conjunto de regulaciones o normas, tanto formales como informales que rigen en una sociedad, y que tienen como objetivo mantener el orden establecido. El control social per se, no es negativo, pues bien entendido y practicado, favorece el desarrollo y minimiza los conflictos.

Existe, sin embargo, una línea fina en este ejercicio de control porque la frontera entre la acción reguladora del Estado y la práctica coercitiva o autoritaria de los gobiernos es tenue y borrosa, más aún, en regímenes que se alejan de los valores democráticos. Un caso emblemático de control social ocurrió en Venezuela en el año 2004 cuando la población opositora al gobierno de Chávez, recolectó más de 3 millones de firmas para activar un referéndum revocatorio del mandato presidencial. Tales rúbricas, luego se filtrarían convirtiéndose en la tristemente célebre lista de Tascón, utilizada como mecanismo sistemático de exclusión e intimidación en las relaciones de los ciudadanos con el Estado.

La situación se agrava cuando el control social se lleva más allá de los derechos políticos, poniendo en riesgo al individuo en sus necesidades primarias como la alimentación o la seguridad.

Para nadie es un secreto que Venezuela vive en estas horas un tipo de control social similar a los propuestos en doctrinas comunistas del siglo XIX, y luego vividos en China, La Unión Soviética o Cuba.  Está concebido para “aplanar” al ciudadano, colocándolo en el nivel más básico de subsistencia, restringiendo por acción u omisión el acceso a los alimentos y oprimiéndolo a través de la acción violenta del delito.

Este tipo de control, además de intimidatorio, alcanza al individuo en su línea de sustentación, como ya lo demostró Abraham Maslow, en su Teoría sobre la Motivación Humana de 1943 y su famosa pirámide de las necesidades.

Si bien el control social se manifiesta de múltiples formas, este se hace crítico cuando pulsa al ciudadano en sus zonas de superviviencia. Las amenazas continuadas desde el poder que, además de odio, dejan ver intenciones violentas sobre la población civil, traducidas en discursos virulentos, colectivos armados, agresiones callejeras, milicias y unidades de batalla son instrumentos de una política sistemática de sometimiento a través del miedo.

El miedo es un arma clásica del autoritarismo porque limita la voluntad coartándola desde dentro. Su poder nace precisamente de la conexión irracional con el instinto de mantenernos con vida frente a las adversidades. De allí, la efectividad en el control social.

Algunas teorías psicológicas señalan que el miedo es una puerta que abre las vulnerabilidades del individuo, haciéndolo manipulable. De la misma forma, el hambre y la escasez doblegan la voluntad ablandando la integridad y dignidad del hombre.

Pareciera, sin embargo, que todo control social basado en el hambre y el miedo lleva en su seno la semilla de su propia destrucción. El ser humano, en su búsqueda incesante por espacios de libertad transforma el sometimiento en energías indetenibles de cambio. Son procesos complejos y en ocasiones, más prolongados de lo que podemos soportar, pero a la larga se materializan dejando grandes lecciones de madurez a las sociedades.

El 22 de octubre de 1978, Juan Pablo II inauguraba su pontificado. Desde la plaza de San Pedro, pronunció su recordada exhortación: “no tengáis miedo” y que dio la vuelta al mundo. En su país natal Polonia, dominado por aquél entonces por el comunismo soviético, retumbaron aquellas palabras en el movimiento obrero católico liderado por Lech Walesa, que 10 años más tarde se convertiría en el enterrador de las doctrinas marxistas e inspirador de los más grandes cambios políticos del Siglo XX.

@seguritips

Cuando las amenazas se disfrazan de salvación, por Alberto Ray

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Las nuevas amenazas ya no se limitan a los grupos islamistas o a la delincuencia organizada trasnacional, las crisis políticas de la democracia representativa, tal como la conocemos hoy, vienen incubando una especie de riesgo cada vez más presente en occidente; se trata del acceso al poder de líderes y movimientos populistas o ultranacionalistas a través de procesos electorales.

En las recientes elecciones de Alemania el pasado 24 de septiembre, el partido Alianza por Alemania (AfD sus siglas en alemán) obtuvo el 13% de los votos, por primera vez desde el ascenso del partido Nazi hace más de ochenta años, dándole tribuna a un grupo que defiende las ideas nacionalistas, se define como euroescéptico y tiene como proyecto desvincular al país del Euro. De la misma manera, esta semana el movimiento separatista catalán, pretende llevar adelante un referéndum ilegal para demostrar que su territorio no forma parte del reino español. A estas manifestaciones se le agregan el triunfo de Trump a finales del 2016 en Estados Unidos, la victoria del Brexit en Inglaterra y otras tendencias radicales que parecieran marcar un paso distinto en la geopolítica del orbe.

Si bien, cada nación tiene su derecho a la autodeterminación y estos procesos se han venido dando dentro del orden democrático electoral, lo que estamos comenzando a ver debe alertarnos en la valoración de potenciales nuevas amenazas que comienzan a prefigurarse. Es una estrategia de segregación que empodera a ciertas élites, mientras aíslan a grandes porciones de la población, ya sea por raza, origen, religión o estatus migratorio, pretendiendo imponer un modelo de pensamiento único personificado por algunos privilegiados en una especie de rescate o reivindicación histórica.

Es una fórmula que funciona distinto en cada país pero que tiene el mismo objetivo, la supuesta salvación de la sociedad de los riesgos de la globalización y la integración del mundo. Resulta muy paradójico que estos movimientos surjan de las mismas fuentes del primer mundo que impulsaron hace tres décadas, luego de la caída del muro de Berlín, una dinámica univrsal de integración, libre comercio y democratización, que ahora decide que los males de la humanidad fueron producto de una sobrefusión y que ahora debe darse marcha atrás para sacudirse los problemas.

Las expresiones de estas amenazas van desde construir un muro de miles de kilómetros para dejar por fuera a quiénes nos invaden, hasta separarse porque ya no se pertenece a un continente o país, o estigmatizar a un sector de la población porque no comparte la misma visión de la realidad. Una tipo de White Supremasists globales que se autoerigen como los nuevos dictadores del orden mundial.

En estos probables escenarios aparecen espacios que esta hace poco parecían imposibles; líderes de naciones amenazándose abiertamente con el uso de armas atómicas, seres humanos que por millones deben salir de sus países porque sus padres no nacieron en la misma tierra, cierre de fronteras que tenían decenas de años abiertas y persecución o encarcelamiento perpetuo por delitos vinculados a la forma de pensar.

En este sentido, a la seguridad se le presenta un dilema de grandes proporciones: por un lado, debe respetar y hacer respetar las leyes y normas de sus naciones, pero por el otro se topa con la afectación directa del individuo que se convierte en sujeto de medidas injustas o reñidas con los Derechos Humanos. Es difícil tomar posiciones en estos casos sin asumir consecuencias severas, sin embargo, lo que he podido aprender en todos estos años de conflicto dentro de una sociedad lacerada por el drama del pensamiento único y el aislacionismo, es que los países no desaparecen, sólo se ponen ante encrucijadas extraordinariamente complejas de entender y superar, y sólo desde sus reservas morales pueden salir adelante. Aquellos que pretendemos aún saber la diferencia de los fácil y lo correcto tenemos por delante un reto mayor y es descubrir a tiempo cuando las amenazas se disfrazan de salvación.

@seguritips

180 días de violencia homicida en Venezuela, por Alberto Ray

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El cierre del primer semestre de 2017 representa para aquellos que nos dedicamos a analizar la inseguridad y la violencia en el país, un buen punto para revisar algunas cifras y llegar a conclusiones sobre el perfil de criminalidad en Venezuela.

En esta oportunidad abordaremos el homicidio en el período enero – julio 2017.

Los datos en los que se basa esta caracterización provienen de diversas fuentes, siendo las principales el Centro de Análisis TotalRisk en Caracas, algunas referencias del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, la información disponible en medios digitales de comunicación y redes sociales con fuentes previamente confirmadas.

El número total de homicidios registrados por nuestro Centro de Análisis en el período fue de 10.551. De este total, se clasifican 2542 como resistencia a la autoridad, que básicamente corresponden a enfrentamientos entre cuerpos de seguridad y la delincuencia. La tasa de homicidios según estas cifras se sitúa en 34 muertes por cada 100 mil habitantes. Si bien, no son datos oficiales, ni corresponden a estudios rigurosos realizados por organizaciones con amplia trayectoria en la materia, se observa una reducción significativa respecto al año 2016, dada probablemente por las limitaciones que han tenido los ciudadanos en las vías públicas durante los 90 días de protestas y la reducción sensible de la actividad económica del país.

Del total de homicidios ocurridos en los primeros seis meses de 2017, figuran como estadísticas relevantes que en el 86% de los casos, los decesos fueron producto de la activación de un arma de fuego. Asimismo, 2 de cada 3 homicidios acontecieron en la vía pública, ubicándose las horas de mayor incidencia entre las 6 AM y las 6 PM con 3 de cada 4 muertes.

Durante los fines de semana, incluyendo los viernes ocurrieron el 49% de los homicidios, siendo el domingo el de mayor violencia con el 17% de los casos.

No podemos obviar el hecho que las protestas nacionales han modificado el patrón normal de la violencia en Venezuela. Cien de los primeros ciento ochenta días del año los caracterizan una dinámica callejera que sumó noventa y seis víctimas mortales, la mayoría de ellas por armas de fuego disparadas por individuos o grupos que hasta el momento no han podido ser identificados.

Otro aspecto por destacar en este semestre es la reorientación que han tenido los cuerpos de seguridad del estado, que han debido pasar de las actividades regulares de prevención y protección a funciones de orden público, esto ha generado una nueva dinámica de la violencia en Venezuela, que una vez más demuestra que no se detiene, sólo muta y se transforma en función de las condiciones del entorno.

@seguritips

Los 300 mil homicidios de la era chavista, por Alberto Ray

homicidios

Si bien, abril del 2017 será recordado en la historia contemporánea de Venezuela como el mes de inicio de un gran movimiento de desobediencia ciudadana, destinado a cambiar el curso político del país, es muy probable que pase por debajo del radar de los tiempos el hecho que durante esos treinta días se alcanzó la cifra de 300 mil muertes violentas de la era chavista.

En estos años de revolución resulta complicado compilar y mantener registros estadísticos de la realidad venezolana, básicamente porque los órganos oficiales han dejado de publicar cifras de manera deliberada y planificada. En el caso de la violencia, sin embargo, el país ha tenido la fortuna de contar con organizaciones no gubernamentales, tanto nacionales como internacionales que han asumido el reto de no permitir la invisibilización del problema más complejo y difícil de resolver que tenemos como sociedad.

Gracias a ello, y a la colaboración de mucha gente, que de manera anónima suministra información confiable y verificada, se ha podido levantar una estadística que nos muestra el aterrador panorama de la violencia homicida en Venezuela.

1999, primer año de gobierno del presidente Chávez, cerró con una cifra roja de 5968 homicidios, equivalente a una tasa de 25 muertes por cada 100 mil habitantes. Para la época, correspondía a 16 muertes diarias en todo el territorio nacional, número que ya despertaba preocupación, pues era la consecuencia de políticas públicas de seguridad ciudadana mal diseñadas y aplicadas, de un déficit importante funcionarios y equipamiento policial y un retardo procesal en el sistema de enjuiciamiento criminal traducido en creciente impunidad. En el año 2000 se practicaban alrededor de 87 detenciones por cada 100 homicidios cometidos, según cifras del entonces Cuerpo de Policía Judicial.

Así, llegamos a abril de 2017 con un total acumulado durante 18 años y 4 meses de 300.080 homicidios, con una tasa de 96 por cada 100 mil habitantes, materializada en unas 79 muertes violentas al día.

Como promedio, la violencia homicida en Venezuela ha exterminado a 45 personas diarias durante 6690 días consecutivos.

Para seguir con los números, la violencia venezolana ha producido alrededor de 3 heridos por cada homicidio y ha dejado aproximadamente 200 mil niños huérfanos en todos estos años. Adicionalmente, la edad del 70% de las víctimas está entre 14 y 21 años, así como la de los victimarios, que oscila en ese mismo rango.

En relación a las características de la violencia en el país, El Observatorio Venezolano de Violencia destaca en su informe de 2016 varios elementos, entre ellos; el delincuente y las policías se han hecho más violentas, se utiliza armamento de mayor poder, el incremento de homicidios múltiples, el crecimiento del sicariato, amateurismo en la comisión del delito, la aparición del delito por hambre y el linchamiento, entre otros, perfilan un deterioro generalizado en el tejido social e institucional, convertido en impunidad y corrupción.

Historico Homicidios Venezuela

Como muestra, en el año 2016, solo se realizaron en promedio 11 detenciones por cada 100 homicidios y se estima que, de ellas, 2 personas terminaron condenadas. Estamos ante cifras de impunidad que sobrepasan el 95%, esto sin incluir otros delitos de menor violencia.

Abordar la complejidad que se teje detrás del problema de la violencia en Venezuela requiere izar el nivel de consciencia de todos los ciudadanos, porque el esfuerzo para resolverlo es escalarmente más grande que aquel necesario para componer la economía, esto solo por mencionar uno de nuestros males. Lamentablemente, hemos normalizado como sociedad el tema de la seguridad ciudadana y hemos terminado adaptándonos a reducir nuestros niveles de calidad de vida y cediendo espacios al hampa. Está llegando el momento como nación de confrontarnos con nuestros demonios y ponernos a la altura de las exigencias, si de verdad queremos dejar un país de bien para nuestros hijos y nietos. No hacerlo ahora es terminar de entregarnos a la delincuencia que nos gobierna.

@seguritips

 

Jun 21, 2017 | Actualizado hace 7 años
Los escenarios del verano venezolano, por Alberto Ray

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Nos adentramos en el tercer mes ininterrumpido de protestas en Venezuela bajo un clima de indefinición sobre avances concretos de los bandos en conflicto. Se percibe a primera vista, un agotamiento callejero de las fuerzas opositoras y un debilitamiento en la cohesión del régimen. Sin embargo, si se observa con detalle encontraremos, por un lado, que las manifestaciones de calle se han extendido en tiempo y territorio abarcando zonas hasta hace poco dominadas por el discurso oficial, además se viene consolidando un grupo cada vez más diverso de jóvenes de la resistencia altamente motivados a conducir la lucha a una salida definitiva del régimen. Mientras tanto, el gobierno avanza sus posiciones con la propuesta constituyente e incrementa los niveles de represión a las movilizaciones callejeras.

En este marco, las opciones se van reduciendo a escenarios de mayor definición que pudieran simplificarse en cuatro espacios de acción:

Desesperación y hambre: El nivel de ingobernabilidad del país provoca una nueva y más activa escalada de protestas impulsada por el desabastecimiento y la inflación, que, aunada a la conflictividad actual, expande el radio de acción y la virulencia de la gente en la calle, provocando en un principio más represión y muertes, pero que terminará conduciendo a los mandos militares a presionar al régimen a una salida negociada de urgencia e intermediada por factores moderados del país. Se establece una Junta cívico militar para una transición breve que conduce a unas elecciones durante el 2017.

Ciudadanos y políticos: la oposición, en una acción coordinada y acompañada por la Asamblea Nacional, plantea una agenda definida para detener el llamado constituyente que inspira masivamente a los ciudadanos a mantenerse activos en la protesta, generando ingobernabilidad y profundizando las fisuras en el poder, obteniendo así una mejor posición estratégica que fuerce la negociación con el visto bueno de sectores militares para la posterior salida de Maduro. Se constituiría un gobierno de transición desde la unidad nacional, incluyendo factores del chavismo, orientado a una reinstitucionalización en sectores claves del país, a fin de prepararlo para elecciones libres durante el 2018.

Nuevo eje de poder: creciente descontento en la Fuerza Armada motorizado por la ingobernabilidad y el llamado a la constituyente termina cohesionando a cuadros altos y medios que prefieren pronunciarse contra el régimen antes que seguir acompañando acciones abiertamente autoritarias y en franca violación a los derechos humanos, quitándole al gobierno el único soporte real que aun mantenían. Es un escenario tentador para algunos militares activos o retirados que se sienten capaces de dirigir el país durante un período indeterminado pero que conduciría a elecciones a mediano plazo.  Existe la posibilidad que surja un candidato civil de consenso entre los sectores militares y se conviertan en el líder de la transición.

Países y amigos: Varias naciones con diversos intereses en Venezuela plantean un calendario de diálogo y estabilización nacional de mediano plazo con la intermediación de algún organismo internacional que brinde ciertas garantías a los extremos en conflicto. El objetivo principal sería detener el llamado a constituyente, retomar la constitución del 99 y construir una salida electoral que le de oxígeno al régimen hasta diciembre del 2018. El proceso implicaría un pacto de gobernabilidad y la inclusión de sectores democráticos del chavismo en una agenda pública de mediano plazo.

Radicalización final: el régimen logra imponerse a través de la agenda constituyente con maniobras hábiles de negociación y represión. Una vez instalada tal asamblea se profundizan los cambios, garantizándose una plataforma política de continuidad indefinida en el poder y la virtual desaparición de las fuerzas opositoras, al menos durante un período de reacomodo.

La asignación de valores probabilísticos a cada escenario resulta complejo, pues las variables son volátiles. Sin embargo, independientemente del escenario, la realidad del futuro inmediato es una sola y siempre estará vinculada al mantenimiento o conquista del poder. A pesar de la velocidad de los acontecimientos, estos no son tiempos para actuar de manera improvisada. El éxito de los líderes y sus organizaciones dependerá de sus capacidades para escuchar, analizar, planificar y actuar, todo en ciclos cortos y dinámicos. El alto grado de inestabilidad del país hace insostenible la situación actual, de allí la irreversibilidad del proceso de cambio hacia terrenos más asentados y predecibles.

@seguritips

May 24, 2017 | Actualizado hace 7 años
Triunfar depende de entender el caos, por Alberto Ray

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Viendo el estado de conmoción que vive el país en estas horas, no me queda la menor duda que estamos ante un proceso indetenible e irreversible.

El escalamiento de la violencia que se incrementa en tiempo y territorio, transformó un movimiento de protesta ciudadana, en un conflicto fuera de control signado por facciones que se enfrentan abiertamente en ciudades y pueblos. Ya no se trata solamente de manifestantes que cierran vías para exigir libertad y democracia con pancartas y franelas, estamos frente a grupos organizados de resistencia que en muy pocas semanas demuestran actitudes decididas a seguir en las calles hasta que se materialice algún cambio político.

No me cabe la menor duda que la estrategia del régimen de huir hacia adelante reprimiendo a la gente, aunado a la sorda intransigencia gubernamental que ve frente a sus ojos una Venezuela que despertó de un letargo populista, son los catalizadores de la explosión social que estamos protagonizando. El llamado Plan Zamora, que en apariencia luce como una torpe acción de la FAN para contener el desbordamiento y controlar el orden público, es evidentemente un sistema para la generación del caos, en el medio del cual todo es posible para quién detenta el poder. Por ello, vemos violaciones masivas de derechos humanos, civiles juzgados sumariamente en tribunales militares y asesinatos selectivos de manifestantes, la mayoría hombres jóvenes. Es la dinámica perversa de lo que una vez Nassim Taleb, profesor de ingeniería del riesgo del a Universidad de New York, llamó la antifragilidad. Se trata de sistemas que obtienen sus ganancias del desorden y que se las ingenian para sobrevivir de la volatilidad y la incertidumbre.

Resulta evidente que hasta los momentos el escenario antifrágil venezolano viene favoreciendo al poder (es decir al régimen), sin embargo, estos modelos basados en la energía del caos son en extremo inestables y, en el marco de sus incoherencias, pueden voltearse con facilidad, alimentando a las fuerzas opositoras y despejando el camino al cambio.

Obviamente, todos queremos la receta para capitalizar la antifragilidad a nuestro favor, más aún en momentos en los que no vemos salidas fáciles a la crisis en la que estamos inmersos. Si bien, tal receta no existe, puedo dar algunas pistas que indiquen que transitamos por el camino correcto.

Orden antónimo del caos: lo primero es entender que hasta en las realidades más caóticas existen pequeñas islas de orden y a partir de ellas se puede construir una estrategia ganadora. La primera clave es la organización en todos los niveles.  Para organizarse se requiere unidad de propósito, si bien es cierto que no todos luchan por las mismas razones, todos quieren lo mismo, el fin inmediato del régimen actual y dar paso a una transición ordenada y ordenadora.

Obtener logros: las fuerzas operando en todas las direcciones y sentidos son sinónimo de caos, por lo que es necesario establecer objetivos, lograrlos y comunicarlos para que todos los que actúan se identifiquen y sigan empujando en la misma dirección. Los logros, pequeños o grandes son los peldaños de la escalera. No podemos llegar hasta la cima si no subimos paso a paso. La percepción de avance es indispensable en la estrategia contra la antfragilidad.

Identificar las fuerzas de mayor atracción: en el medio del desorden es difícil distinguir quién capitaliza los éxitos tempranos. Detectar con prontitud hacia dónde se mueven las fuerzas que tienen poder de organizar nos va a ahorrar tiempo y esfuerzo. Aprendamos a reconocer cuáles son los líderes que articulan el mensaje que mejor dibuja el futuro que deseamos. Quienes promueven el cambio a pesar de los obstáculos y ven las dificultades con resiliencia para aprender de ellas, son los que efectivamente avanzan y salen adelante en entornos complejos. Una muestra de liderazgo ordenador es aquél que en medio de la incertidumbre habla con la verdad sin perder el optimismo. El líder que toma decisiones hace el futuro más tangible y por tanto menos caótico.

En la dinámica del caos todo depende de la acumulación de poder. Alrededor del poder pueden desatarse huracanes u ordenarse grandes fuerzas transformadoras. En Venezuela estamos bajo el dintel de una nueva e irreversible realidad, mientras que al régimen solo le queda la trágica estrategia de arrasar, los que apostamos por el cambio y queremos triunfar debemos entender que seguir adelante implica asumir los altos costos de ordenar un nuevo país, a pesar que por ahora todo se destruye.

@seguritips

 

May 10, 2017 | Actualizado hace 7 años
El discurso del miedo, por Alberto Ray

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Ya los venezolanos sabemos quién es Donald Trump. Sus palabras, sus gestos y hasta sus silencios nos son inequívocamente familiares. Diría que, en su impredecibilidad, casi podemos predecirlo. No en vano hemos padecido 18 años de autoritarismo arrogante.

En estos cortos días el nuevo presidente del Norte ha atacado, descalificado y aplanado desde su posición de poder a propios y extraños en un desconcertante monólogo de improperios, descolocando hasta sus más cercanos colaboradores, quienes alegan como último recurso que no debe juzgársele por sus palabras, sino por sus acciones. Frase que resuena por estas fronteras como si nos perteneciera.

Pero mi objetivo en esta oportunidad no es cuestionar sus formas irreverentes y antipolíticas, voy a lo profundo; a su discurso.

Para mí, que he pasado veinticinco años rebuscando en los orígenes de la inseguridad, el sentido de las palabras del presidente Trump tienen un propósito extraordinariamente claro, destruir el tejido de confianza que entrama las relaciones del Estado con sus ciudadanos para sustituirlo por una dinámica del miedo, basada en la muy elaborada idea que todo lo que los rodea es una amenaza, y sólo él es capaz de entenderlas, retarlas y destruirlas, cambiándole el sentido a todo, pues de ahora en adelante, toda confianza necesita a Donald, erigido protector y salvador de los desposeídos. No por casualidad se da la paradoja del multimillonario elegido por los más pobres y marginados.

Stephen Bannon, el principal estratega de la administración Trump es un fiel creyente de la teoría negra de la historia, en la que todo se da en ciclos, y todo ciclo contiene el inevitable apocalipsis de la guerra. Por ello, Los Estados Unidos deben prepararse atrincherándose tras grandes muros, incrementando sensiblemente el gasto militar, poniendo más policías en las calles para deportar indocumentados, apartando a medios de comunicación que le son incómodos, pero sobretodo, generando pánico en la población, haciéndola dependiente de su liderazgo, único ungido para una lucha definitiva y final.

El discurso del miedo de Donald Trump opera como de cierta manera como el Síndrome de Estocolmo, donde aquel que te amenaza y manipula desde las debilidades debe ser protegido pues resulta indispensable para salvarse. En su reciente participación en el Congreso, su alocución estuvo cargada de palabras como amenaza, terror, violencia, ataque y diabólico. Todas bien hiladas en una oratoria de lucha, división, derrota y victoria.

Por primera vez los ciudadanos de América y sus instituciones se han quedado, al menos temporalmente, sin defensas frente a este nuevo tipo control político. Una nación que se basa en el valor y peso de la palabra, encuentra en ella su principal instrumento de sometimiento. Es una forma sofisticada de destruir desde el eje mismo de la irracionalidad. Nada muy distinto a los métodos de la revolución bolivariana que hoy nos subyuga con el hambre y la inseguridad.

@seguritips