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Alberto Fujimori

A Pedro Castillo lo trasladaron al mismo penal en el que está preso Fujimori
Todo este procedimiento se dio horas después que Pedro Castillo anunciara la disolución del Congreso y decretara un gobierno de emergencia excepcional

El destituido presidente de Perú, Pedro Castillo, fue trasladado a la cárcel de Barbadillo, en el distrito de Ate, mientras lo procesan por rebelión y conspiración.

En la cárcel a donde trasladaron a Castillo se encuentra preso Alberto Fujimori, expresidente peruano, quien cumple una condena de 25 años de prisión.

Luego de estar detenido durante varias horas en la Prefectura de Lima, trasladaron a Castillo a un cuartel policial en el distrito del Rímac. Después abordó un helicóptero que lo llevó al penal de Barbadillo.

La prisión en la que se encuentra actualmente se ubica en la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía (Diroes). Se conoció que salió de la Prefectura esposado, reseñó EFE.

Mientras lo llevaban al recinto, un equipo del Ministerio Público y la Policía Nacional ingresaron al Palacio de Gobierno, como parte de las diligencias preliminares contra Castillo por los presuntos delitos de rebelión y conspiración.

También, la Fiscalía de Perú llegó a los locales de algunos ministerios para recopilar documentación que contribuya a la investigación abierta contra el exjefe de Estado.

Todo este procedimiento se dio horas después que Castillo anunciara la disolución del Congreso y decretara un gobierno de emergencia excepcional.

En mayor medida, las órdenes de Castillo se interpretaron como un intento de golpe de Estado, incluso por los miembros de su gabinete.

Pese a sus anuncios, la medida de Castillo no tuvo el aval de los que integraban su gobierno, ni de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, el Tribunal Constitucional y el Poder Judicial.

Tras ser detenido en la Prefectura, el Congreso debatió una tercera solicitud de destitución en su contra, que se aprobó por 101 de los 130 legisladores que integran el hemiciclo peruano.

*Con información de EFE

Capítulos finales, por Marianella Salazar

NADIE DEBERÍA DUDAR DE QUE estamos viviendo los últimos capítulos de la dictadura de Nicolás Maduro Moros. Su desalojo es un hecho inédito pero cierto, se asemeja a la caída de otros dictadores que por aferrarse al poder terminaron presos o muertos, como es el caso de Alberto Fujimori  que actualmente cumple una larga condena en el Perú y posiblemente muera muy enfermo en prisión;  del panameño Manuel Noriega, capturado por los norteamericanos y llevado a una cárcel estadounidense acusado y juzgado por narcotráfico; del yugoslavo Slódoban Milósevic, entregado a la Corte Penal Internacional de La Haya; o del megalómeno Muammar Gadafi, muy bien recibido en Venezuela por su par venezolano, el difunto Hugo Chávez Frías, pero finalmente derrocado y arrastrado en la calle por una multitud, en el sur de su país, adonde huyó y encontró la muerte, tiroteado sin misericordia mientras pedía clemencia, poniendo fin así a más de cuatro décadas de cruel tiranía.

Deberían preguntarse quién podrá contener la ira y el odio acumulado durante años de sufrimientos, con tantos muertos debido a la falta de medicinas y de tratamientos médicos, por el hambre, la insalubridad y la miseria que convirtieron al país en solo escombros y ruinas. Quizás sea la razón para la reciente huida hacia Colombia del general Carlos Rotondaro, ex presidente de los Seguros Sociales, quien hace denuncias graves sobre la corrupción y las muertes de enfermos de diálisis, en lo que sin duda tiene sus responsabilidades. Pretende salvar su pellejo con la Ley de amnistía y el reconocimiento  de  Juan Guaidó como presidente interino. La tienen bombita para que negocien su salida y escojan un destino como España, donde algunos ya tienen propiedades, dinero -mal habido-  y hasta parte de sus familias, pero están aferrados en sus guaridas, con el apoyo de narcomilitares leales, los paramilitares de los colectivos, bandas delincuenciales que gozan de impunidad, los centenares de cubanos del G2 (la semana pasada llegó al país un equipo multidisciplinario integrado por unos 500 cubanos, especialistas eléctricos y expertos en disuasión de manifestaciones), de sus aliados de la guerrilla colombiana y de los descarados colaboracionistas, que dicen ser de oposición, pero hacen un admirable servicio de bomberos en comparsa con negociadores extranjeros, como el español Rodríguez Zapatero, que intenta darle los últimos respiros, boca a boca, a la dictadura.

En el espectro político han reaparecido los fantasmas del diálogo y las negociaciones, a pesar de que un abrumador 88,9% del país  quiere que se “vayan ya” del poder y no están dispuestos a apoyar diálogo ni negociación alguna, como lo  señala la encuestadora Meganálisis en su último sondeo. No hay que creer en cuentos de camino de otras encuestadoras, que están saliendo al paso para hacer creer que hay un porcentaje importante de la población que quiere negociar. Aquí la única negociación posible es la salida inmediata de Maduro y de sus secuaces.

 

@AliasMalula

El Nacional

Alejandro Armas Oct 05, 2018 | Actualizado hace 2 semanas
Fujimori y el macartismo caribeño

 

DEBO SER BREVE. PERDONEN LA BRUSCA INTRODUCCIÓN pero es probable que la brevedad sea la regla en las entregas de esta columna en los meses por venir. La mayoría de mi tiempo la debo consagrar a mis estudios, dada la exigencia del recinto académico al que estoy asistiendo. Así que al grano.

Debo manifestar nuevamente mi consternación por cierta tendencia observada entre algunos venezolanos opositores que, al parecer creyendo que así marcan una mayor distancia que otros con respecto al chavismo, han abrazado una especie de pensamiento derechista radical y disparatado. No me refiero a los cultos paisanos liberales, cuyas posiciones consta que he defendido por esta vía. Tampoco a quienes sostienen opiniones socialmente conservadoras, con las que casi nunca concuerdo pero que respeto si se esbozan de manera igualmente respetuosa.  Es más bien un odio visceral y paranoico hacia todo lo que pueda ser asociado aunque sea remotamente con la izquierda. Desde la socialdemocracia hasta el activismo sindical. Desde los movimientos por los derechos de las personas frecuentemente discriminadas hasta el Partido Demócrata norteamericano. Ven todas estas manifestaciones como una gran cábala maligna que busca apoderarse del mundo para imponer la ley, no de Satanás, sino de Marx. Macartismo tropical. Una versión caribeña de la John Birch Society o de la alt-right.

Inversamente, estas personas a menudo aseguran que cualquier causa política que se oponga con dureza al comunismo, o a la izquierda en general, es sacrosanta. No importa qué métodos empleen o que el blanco de sus acciones no sean criminales. Lo que les importa es extirpar el marxismo (real o imaginario) como sea. Si alguien se atreve a cuestionar esta actitud, corre el riesgo de ser tildado de ñángara. Tal visión macartista no se limita a lo que pasa dentro de Venezuela, sino que se extiende a todo el mundo y, sobre todo, por proximidad geográfica y cultural, a América Latina. En mi artículo anterior ya apunté hacia este problema a propósito de los 45 años del golpe de Pinochet, devenido tristemente en peculiar héroe para unos (espero) pocos venezolanos. Otro que quieren colar en el panteón latinoamericano es Alberto Fujimori, quien fue noticia esta semana debido a la anulación del indulto que lo había sacado de la cárcel.

No voy a discutir sobre la pertinencia de que “el chino” (como lo llaman sus compatriotas a pesar de su ascendencia nipona) vuelva tras las rejas, considerando por un lado sus crímenes y por el otro su edad avanzada y estado de salud. Lo que me interesa es lo que implica haber visto en redes sociales a varios venezolanos, algunos de ellos radicados en Perú, expresando su respaldo a Fujimori con argumentos anticomunistas.

Un poco de contexto. Al igual que Pinochet, Fujimori tomó las riendas de su país en un momento de dura crisis económica y social. El catastrófico populismo de izquierda de la primera presidencia de Alan García había sumido a Perú en hiperinflación. El nuevo gobierno estabilizó la economía con medidas que suelen ser tildadas peyorativamente como “neoliberales”. Además golpeó a los sanguinarios guerrilleros maoístas de Sendero Luminoso tan duro, que aún hoy siguen muy disminuidos. Y eso después de que se habían apoderado de buena parte de la sierra, donde sembraron el terror, y empezaron a hacer sentir su presencia en plena Lima con acciones como la infame explosión en la calle Tarata.

Debido a todo lo anterior, Fujimori se ha vuelto una “figura honorable, luchadora contra el comunismo” a los ojos de unos cuantos latinoamericanos, incluyendo a venezolanos. Su trayectoria gubernamental inició cuando Pinochet estaba de salida e impresiona por sus coincidencias con el caso chileno. Aunque Fujimori llegó al poder democráticamente, su nombre se ha vuelto sinónimo de autogolpe, como el que dio en 1992 y que disolvió el Congreso peruano para permitir al Presidente gobernar sin restricciones. Ese incidente claramente autoritario por lo generar es omitido o, peor, justificado por los entusiastas del fujimorismo. A ellos tampoco les importan mucho las masacres de Barrios Altos, Santa y La Cantula, perpetradas por paramilitares del Grupo Colina. Nada que decir sobre las violaciones de Derechos Humanos de todo aquel sospechoso de tener vínculos con los guerrilleros comunistas. Sí, había una guerra contra unos insurrectos que estaban cometiendo barbaridades.  Pero el Estado, como portador del monopolio sobre la violencia legítima, debe abstenerse de esos excesos. En cambio, fomentarlos es inexcusable… Bueno, excepto para personas que alegan que “todo se vale para acabar con el comunismo”. Que Fujimori haya maniobrado para mantenerse indefinidamente en el poder no los inmuta, ni las corruptelas de sus allegados para sobornar a opositores, ni la tosca censura a los medios de comunicación.

Finalmente, un punto importante para los venezolanos que creen que el talante anticomunista de Fujimori hace de él un modelo para la oposición al chavismo. 1992 no solo fue un año tumultuoso en Perú. En Venezuela también, como todos sabemos. Y aunque el golpe del 27 de noviembre de ese año dejó muchos más muertos, es menos recordado que el del 4 de febrero. Varios de los líderes de la intentona lograron huir de Venezuela. ¿Saben a dónde? ¡A Perú! Ahí les dieron asilo. Fujimori estaba enemistado con Carlos Andrés Pérez porque este había condenado el autogolpe peruano. A veces el desprecio a la democracia hermana a movimientos políticos de signo ideológico opuesto.

Quienes me conocen pueden dar fe de mi rechazo al socialismo revolucionario. Pero ese repudio no me va a convertir en un macartista caribeño empeñado en erradicar a la izquierda. Ojalá esa peligrosa tendencia no se generalice.

 

@AAAD25

Alianza secreta entre Fujimori y Kuczynski: cómo se selló el indulto del expresidente peruano

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Tres meses antes del indulto a Alberto Fujimori, el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, recibió al hijo del exmandatario poco después de anunciar en el Palacio de Gobierno otro cambio de gabinete forzado por la oposición fujimorista.

Mientras recorría y tomaba fotos con su celular de las salas y pasillos donde alguna vez vivió cuando era niño, el ahora legislador Kenji le pidió a Kuczynski que liberara a su convicto padre enfermo a cambio de apoyo político en el Congreso, dijo una fuente cercana al presidente que no quiso ser identificada.

Kuczynski, un exbanquero, luchaba en ese momento contra un Congreso controlado por la agrupación derechista Fuerza Popular que lidera la hermana mayor de Kenji, Keiko.

El partido estaba recurriendo a su mayoría absoluta en el Congreso para expulsar a ministros clave en el gabinete de Kuczynski, retrasando los intentos del Gobierno de reactivar el crecimiento económico con un mayor gasto en infraestructura.

Pero Kenji, de 37 años, desafió el liderazgo de su hermana apelando a los seguidores populistas de su padre, que estaba en prisión por abusos a los derechos humanos y corrupción.

El hijo menor de Fujimori le dijo a Kuczynski que él junto a otros legisladores de Fuerza Popular descontentos por el comportamiento de su partido podrían ayudarlo a gobernar hasta el final de su mandato en 2021, afirmó la fuente.

La reunión entre Kuczynski y Kenji el 17 de septiembre marcó el inicio de varias citas entre mediadores de ambos lados para allanar el camino del indulto, dijo la fuente, que se reunió tres veces con Reuters. “La confianza con Kenji nació allí en Palacio”, afirmó.

Los mediadores, incluyendo a funcionarios de segunda línea del Gobierno, visitaron al menos media docena de veces a Fujimori en la celda que ocupa en una base policial de Lima, como parte de las conversaciones, agregó.

¿GOBERNABILIDAD?

Otras dos fuentes del gobierno y una fuente que trabajó en el gabinete dijeron que un indulto humanitario para Fujimori fue discutido durante meses como una forma de dividir a Fuerza Popular. Pero la ministra de Justicia rechazaba el perdón.

La mujer fue reemplazada en septiembre antes de que el presidente se reuniera con Kenji, dijeron las tres fuentes.

Kuczynski planeó entonces conceder el indulto en la tercera semana de diciembre, dijo la primera fuente, pero un inesperado hecho movió el tablero y puso a prueba la alianza con Kenji: el pedido del Congreso para destituir al presidente por sus lazos con firmas que recibieron pagos de la brasileña Odebrecht.

Kenji prometió a Kuczynski al menos tres o cuatro votos para hacer naufragar el pedido de destitución del presidente.

El mismo día mismo de la votación, después de varias conversaciones telefónicas -algunas del mismo Fujimori desde el penal con legisladores opositores en el Parlamento- la alianza dio frutos y 10 miembros de Fuerza Popular rompieron filas para salvar a Kuczynski.

En lo que funcionarios del Gobierno calificaron como un acto en pos de la gobernabilidad, tres días después el presidente perdonó a Fujimori, desatando protestas contra su decisión, que dividió al país y reabrió viejas heridas.

Públicamente el Gobierno ha negado que el indulto fuera parte de un acuerdo con Fujimori, una divisiva figura que para muchos salvó a Perú de la ruina económica y de la guerrilla, y para otros fue un autoritario que abusó de su poder.

La portavoz de la presidencia no respondió a los reiterados llamados telefónicos y mensajes de Reuters en busca de comentarios oficiales.

Kenji no quiso dar declaraciones para este reporte, pero su portavoz rechazó que el indulto haya sido por una “componenda política”, aunque dijo que los votos contra una prematura salida de Kuczynski se dieron para darle “gobernabilidad” al país.

Clayton Galván, uno de los legisladores leales a Kenji, negó también alguna alianza. “Con una oposición recalcitrante (en el Congreso) no vamos a lograr nada”, dijo Galván, quien visitó varias veces a Fujimori en prisión antes de recibir el perdón, según registros carcelarios a los que Reuters tuvo acceso.

Kenji cree que sus legisladores rebeldes -que por Twitter los ha presentado en forma de caricatura como los superhéroes de “Avengers” (Los Vengadores)- podrían crecer a 30, dividiendo a su partido a la mitad, dijo la fuente, y dando más posibilidades al Gobierno a la hora de tramitar iniciativas por el Congreso.

AMENAZAS LATENTES

El respaldo de este bloque será clave para la supervivencia política de Kuczynski. Grupos de izquierda alistan otro pedido para destituir al presidente, acusado de romper su promesa de campaña de no otorgar un indulto a Fujimori, una moción que los partidarios de Keiko ya anunciaron que no apoyarían.

Pero Kuczynski enfrenta otras amenazas. El Congreso y la fiscalía están investigando por separado la operación de una consultora vinculada al presidente que se habría beneficiado con un contrato de Odebrecht.

Kenji, considerado el hijo favorito de su padre y el más inquieto de sus cuatro hermanos, es visto como un potencial candidato a la presidencia en 2021, comicios a los que Kuczynski no puede postularse debido a límites constitucionales.

De acuerdo con una encuesta de firma Ipsos Perú, publicada a mediados de enero, la popularidad de Kenji -agrónomo como su padre- creció a un 38 por ciento, por encima de otros líderes políticos y de su hermana Keiko, que tiene un 30 por ciento.

“Kenji Fujimori es el único ganador neto en la incertidumbre política que reina en estos tiempos”, dijo Alfredo Torres, presidente de Ipsos Perú, en un comentario sobre la encuesta.

ONU lamenta indulto otorgado a Fujimori y pide evitar la impunidad

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La Oficina Regional para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) lamentó, a través de un comunicado, la decisión del presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) de otorgar un indulto humanitario al ex mandatario Alberto Fujimori.

En Santiago de Chile, el representante para América del Sur del Acnudh, Amerigo Incalcaterra, sostuvo que la concesión de indultos es una prerrogativa que exige un análisis riguroso en cada caso, considerando la gravedad de los hechos.

«En ese sentido, las decisiones de las autoridades deben respetar la obligación del Estado de investigar, procesar y sancionar las violaciones de derechos humanos, evitando cualquier situación que pueda llevar a la impunidad», prosiguió.

Añadió que las autoridades deben tener siempre en cuenta a las víctimas y sus familiares, así como el impacto de sus decisiones en las mismas.

«En todo proceso social hacia la reconciliación, el reconocimiento de las víctimas y sus familiares es central. No poner la situación de las víctimas al centro de estas decisiones desvirtúa el camino avanzado por el Estado peruano en materia de verdad, justicia y reparación», expresó Incalcaterra.

El funcionario de Naciones Unidas manifestó que la sentencia contra Fujimori que lo condenó a 25 años de prisión “marcó un hito histórico para Perú y América Latina en materia de lucha contra la impunidad por graves crímenes de derechos humanos”.

Incalcaterra recordó que cuando el Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas Zeid Ra’ad Al Hussein visitó Perú el pasado octubre dijo que los crímenes cometidos por Fujimori, por su gravedad, “son del interés de la comunidad internacional por lo que esta debe ser involucrada en este tema tan importante”.

Más información en El Comercio de Perú.

 

Fujimori pide perdón y agradece indulto otorgado por Kuczynski

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El exmandatario peruano Alberto Fujimori pidió este martes “perdón” por haber “defraudado” a una parte de sus compatriotas durante su Gobierno (1990-2000) y agradeció el indulto humanitario que le otorgó el domingo el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski.

“Soy consciente que los resultados durante mi Gobierno de una parte fueron bien recibidos, pero reconozco, por otro lado, que he defraudado también a otros compatriotas. A ellos les pido perdón de todo corazón”, dijo el expresidente en un mensaje grabado en video en la clínica donde permanece internado desde el viernes pasado.

En el mensaje, difundido en su cuenta oficial en la red social Facebook, Fujimori aseguró que la noticia del indulto humanitario lo “sorprendió” en la unidad de cuidados intensivos de la clínica.

“Esto me ha producido un fuerte impacto en el que se mezclan sentimientos de extrema alegría y pesares”, añadió.

El exgobernante expresó, además, su “gratitud por el paso complejo” que, según dijo, dio Kuczynski al aprobar su indulto y el perdón de todas sus penas y de los procesos que aún tenía en curso.

“(Esto) me compromete, en esta nueva etapa, para apoyar decididamente su llamado a la reconciliación”, aseguró.

Víctimas de crímenes de Fujimori pedirán a CorteIDH anular su indulto

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Los familiares de las víctimas de los crímenes por los que fue condenado el expresidente peruano Alberto Fujimori recurrirán ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) el indulto concedido esta Navidad al exmandatario, que le exime de cumplir una sentencia de 25 años de prisión.

El abogado Carlos Rivera, del Instituto de Defensa Legal (IDL) y quien defendió a los familiares de las víctimas de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, aseguró que el indulto a Fujimori tiene irregularidades y la CorteIDH puede pedir al Estado peruano revertir la decisión tomada por el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski.

Rivera explicó al Canal N que pedirán a la CorteIDH una resolución de supervisión de cumplimiento de sus sentencias por los casos de Barrios Altos y La Cantuta, a los que el tribunal consideró como crímenes de lesa humanidad, por lo que el indulto puede ser un acto de impunidad contra el cumplimiento de esos dictámenes.

El letrado indicó que el próximo período de sesiones de la CorteIDH se celebrará entre el 28 de enero y el 9 de febrero de 2018, y apuntó que el tribunal puede tomar una decisión en ese mismo mes de febrero.

Enfatizó en que el indulto es parte de un “acuerdo político bajo la mesa” entre Kuczynski y Fujimori para que el primero pueda seguir gobernando a cambio de la libertad del segundo.

El mandatario firmó el indulto al encarcelado expresidente solo tres días después de que se salvara de ser destituido en el Congreso con los votos de diez congresistas fujimoristas rebeldes con su partido, liderados por Kenji Fujimori, hijo menor de Alberto Fujimori, quien había pedido a Kuczynski que indultara a su padre.

Rivera también criticó la rapidez del proceso, que se tramitó en apenas dos semanas, desde que se presentó la solicitud hasta que fue resuelta por Kuczynski, lo que a su criterio vulnera el debido procedimiento de este tipo de indultos.

También denunció que uno de los miembros de la junta médica que recomendó indultar a Fujimori por su estado de salud es médico personal del exmandatario.

Kuczynski indulta a Fujimori tres días después de evitar su destitución

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El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, indultó al exmandatario Alberto Fujimori (1990-2000) tres días después de que una facción del fujimorismo evitara que fuera destituido por el Congreso, en una decisión que ha generado manifestaciones de protesta por un lado y celebraciones por otro.

“El Presidente de la República, en uso de las atribuciones que le confiere la Constitución Política del Perú para tales fines, ha decidido conceder el indulto humanitario al señor Alberto Fujimori Fujimori y a otras siete personas que se encuentran en similar condición”, anunció hoy la Presidencia de la República.

Fujimori, de 79 años, presentó la solicitud de indulto y derecho de gracia el pasado 11 de diciembre, y una junta médica lo evaluó y determinó que padece de una “enfermedad progresiva, degenerativa e incurable”, según la información oficial.

Agregó, asimismo, que las condiciones carcelarias implicaban un grave riesgo a su vida, salud e integridad.

El exmandatario fue internado el viernes en una clínica de Lima por problemas de presión arterial y hoy, tras el anuncio de su indulto, sus simpatizantes se acercaron a los exteriores del centro médico con carteles para celebrar el indulto.

El congresista Kenji Fujimori, el hijo menor del exgobernante que fue decisivo para que se archivara en el Congreso un pedido de vacancia (destitución) de Kuczynski, informó de que su papá “continuará en la unidad de cuidados intensivos hasta su total recuperación”.

“En unos días disfrutará de la libertad que se merece. Y les hace llegar sus mejores deseos en esta navidad”, agregó.

Kenji agradeció a Kuczynski “por el noble y magnánimo gesto de brindarle el indulto humanitario” a su padre y dijo que estarán “eternamente agradecidos” con él.

Su hermana Keiko Fujimori, líder del partido Fuerza Popular, también llegó junto a sus hermanos Hiro y Sachi a visitar a su padre y expresó su satisfacción por el indulto.

“Es una noche de gran alegría para nuestra familia, para el fujimorismo, han sido más de diez años de espera en los que mi padre estuvo privado de su libertad, finalmente se hace justicia”, declaró.

Sin embargo, la decisión de Kuczynski generó el rechazo desde diversos sectores, incluido el oficialismo, donde anunciaron su renuncia los congresistas Vicente Zeballos y Alberto de Belaunde, lo que deja al grupo oficialista con solo 16 parlamentarios.

Existe, además, la posibilidad de que se produzcan más dimisiones, ya que el también congresista oficialista Juan Sheput declaró que la decisión del indulto fue tomada sin la participación de su bancada, por lo que esta se reunirá en las próximas horas para tomar una postura conjunta.

A su turno, el congresista del partido centrista Acción Popular Víctor Andrés García Belaúnde aseguró que hubo un “pacto infame” para otorgar el indultado a cambio de que el fujimorismo no destituyera al gobernante el pasado jueves en el parlamento.

La líder del izquierdista Nuevo Perú, Verónica Mendoza, afirmó, a su turno, que Kuczynski “acaba de hacer una vil traición a la Patria”.

Por su parte, cientos de manifestantes, entre ellos familiares de las víctimas de las matanzas por las que fue condenado Fujimori, se concentraron en la céntrica plaza San Martín para denunciar que el indulto es un acto de impunidad.

Los parientes de los asesinados y desaparecidos anunciaron que recurrirán a instancias internacionales para anular el indulto y que Fujimori cumpla la totalidad de la condena a la que fue sentenciado.

En la movilización se exhibieron pancartas que calificaron el indulto como un “insulto” y a Kuczynski como un “traidor” y “cómplice del criminal”.

Gisela Ortiz, hermana de uno de los estudiantes desaparecidos en la universidad La Cantuta en 1991, uno de los casos por los que Fujimori fue sentenciado, escribió un dolido mensaje al mandatario en su cuenta en Twitter.

“Señor Presidente, acaba usted de robarnos nuestra tranquilidad y derecho a la justicia al regalarle inmerecido indulto a Fujimori. Hace 25 años no tenemos navidades y hay ausencias dolorosas. Cargue con eso hoy”, expresó.

Fujimori fue condenado en 2009 a 25 años de cárcel por la autoría mediata (con dominio del hecho) de dos matanzas perpetradas en 1991 y 1992 por el grupo militar encubierto Colina, con un total de 25 muertos, y el secuestro agravado de un periodista y un empresario en 1992.