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Acreedores se aproximan a Citgo, el apetecible activo de Venezuela
El giro en la política de Washington favorece a las empresas e inversionistas que demandan en tribunales de Estados Unidos el pago de la gigantesca deuda contraída por el chavismo

 

Por: Víctor Salmerón/@VSalmeron

Los acreedores que batallan por recuperar el dinero invertido en Venezuela mediante la compra de bonos o empresas que les fueron expropiadas han logrado nuevos avances en el objetivo de embargar Citgo, el activo en el exterior más valioso del país.

En el propósito de embargar activos de Venezuela los acreedores tienen tres obstáculos: los juicios, las licencias de la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos (OFAC por sus siglas en inglés) y la política exterior de Washington.

En el tablero de los juicios el curso es lento y cargado de apelaciones por parte de Venezuela, aunque la compañía canadiense Crystallex se aproxima a la última casilla. Pero en el caso de la política exterior de Washington y las licencias de la OFAC hay cambios relevantes que benefician a los acreedores.

La administración de Joe Biden, a través de una carta del Departamento de Justicia fechada el 7 de abril, afirmó en la corte de Delaware que no bloqueará la subasta forzosa de acciones de Citgo o la firma de algún acuerdo que permita a los acreedores cobrar lo que se les debe.

Citgo posee 4 mil 200 bombas de gasolina en Estados Unidos, plantas en Luisiana, Illinois y Texas, se estima que tiene un valor que ronda los 13 mil millones de dólares y el año pasado registró ganancias por 2 mil 800 millones de dólares.

En 2018 la administración de Donald Trump, al igual que una larga lista de países, consideró fraudulentas las elecciones que Nicolás Maduro esgrime como piso para su reelección y reconoció como presidente encargado de Venezuela a Juan Guaidó, en ese entonces presidente del parlamento.

En 2019, para apoyar una eventual transición política en Venezuela, Donald Trump estableció una estrategia de protección de activos del país que impide embargos sin licencias de la OFAC.

 Fuentes cercanas al proceso explican que en 2023 Washington comenzó a cambiar su política, ante la evidencia de que no ocurrió la transición, ya no existe la figura del presidente encargado y la oposición venezolana se debilitó.

En la carta que el Departamento de Justicia envió a la corte de Delaware se afirma que la OFAC tiene la Intención de implementar una política de licencias favorable a la ejecución de una venta de acciones de Citgo.

El reloj

En la deuda venezolana hay un juicio clave: el de Crystallex en la Corte de Delaware a cargo del juez Leonard Stark. Crystallex acudió al Centro de Arbitrajes del Banco Mundial (Ciadi) y obtuvo una decisión a favor, que le permite cobrarle a Venezuela 1.400 millones de dólares porque en 2008 le fue expropiada la mina de oro Las Cristinas en Guayana.

Posterior a este fallo Crystallex recibió un pago de 400 millones de dólares por el gobierno de Nicolás Maduro, pero reclama el resto del dinero. Para cobrarlo introdujo una demanda en Estados Unidos y el juez Leonard Stark decidió en 2018 que Pdvsa y el gobierno venezolano son una misma entidad, por tanto, Crystallex puede cobrar la deuda mediante una subasta de acciones de la filial de Pdvsa, PDV Holding, propietaria de Citgo.

Otros acreedores como Rusoro, OI European Group, Northrop Grumman y ACl Investment han logrado decisiones a favor en Delaware. Un aspecto relevante es que en la sentencia del pasado 23 de marzo el juez Leonard Stark esgrime la tesis que tanto la administración de Maduro, en Venezuela, como la del gobierno interino de Juan Guaidó en el exterior, realizaron un manejo de Pdvsa que borró la línea divisoria entre el gobierno y la empresa.

Entre otras cosas la sentencia que reafirmó la tesis de que Pdvsa y el gobierno venezolano son una misma entidad y por tanto los acreedores pueden cobrar a través de una subasta de acciones de Citgo, menciona que la administración de Guaidó utilizó fondos de las filiales de Pdvsa para financiarse y cubrir gastos relacionados a la defensa legal del país.

¿Es inminente el embargo y la subasta de acciones de Citgo?

José Ignacio Hernández, quien se desempeñó como procurador del gobierno interino que presidió Juan Guaidó y antes de serlo actuó como testigo experto en el juicio de Crystallex, por lo que tuvo que inhibirse, explica que esta empresa es el único acreedor con una medida de embargo que ya no es apelable.  

No obstante, estima que el proceso para concretar la venta forzosa de acciones de una empresa en marcha tardaría alrededor de un año.

“Los otros casos son embargos condicionados, apelables. Estos acreedores están en el mismo sitio en que estaba Crystallex en 2018 y Crystallex ha tenido que transitar litigios desde 2018 para estar relativamente cerca del embargo”, dice José Ignacio Hernández.

“Esto es muy importante porque incluso si hoy levantan todas las sanciones mañana no se va a perder Citgo, hay espacio para una defensa judicial, pero todo indica que la situación de Citgo va a estar comprometida en algún momento del año que viene”, explica José Ignacio Hernández.

Los bonos 2020

La presión sobre Citgo también proviene de un grupo de inversionistas. En diciembre de 2016 el gobierno de Nicolás Maduro hipotecó a Citgo al emitir unos bonos de Pdvsa por el orden de 3 mil millones de dólares que vencieron en 2020. A diferencia de otras obligaciones, estos bonos están garantizados con el 50,1% de las acciones de Citgo.

El pasado primero de mayo la OFAC aclaró que no actuará “contra ninguna persona por tomar medidas para preservar la capacidad de hacer cumplir los derechos de los tenedores de bonos sobre las acciones de Citgo que sirven como garantía”.

Pero estos inversionistas aún deben superar escollos. El gobierno interino consideró ilegal la emisión de estos bonos, bajo el argumento de que no podía comprometerse el 50,1% de las acciones de Citgo sin la autorización de la Asamblea Nacional e introdujo una demanda ante la Corte del Distrito Sur de Nueva York, que todavía evalúa el caso.

La prescripción

La deuda que tiene el país por los bonos emitidos a través del Ministerio de Finanzas y Pdvsa suma 86 mil 317 millones de dólares, incluyendo capital e intereses. En noviembre de 2017 la administración de Nicolás Maduro suspendió el pago. Un detalle clave es que los inversionistas tienen seis años, a partir del comienzo de la mora, para demandar a Venezuela en los tribunales de Estados Unidos.

El lapso para demandar se vence en octubre de este año. Para evitar una seguidilla de demandas el gobierno de Venezuela puede negociar una extensión de esta fecha, pero ¿cuál es el gobierno de Venezuela?

El pasado 30 de marzo la administración de Maduro emitió un comunicado donde notificó a los inversionistas que decidió suspender el plazo en que pueden tomar acciones legales hasta 90 días después de que el gobierno de Estados Unidos retire las sanciones o hasta el 31 de diciembre de 2028.

El problema es que Estados Unidos no reconoce al gobierno de Nicolás Maduro como legítimo y por tanto, no puede representar legalmente a Pdvsa y al país. El pasado primero de mayo la OFAC emitió una licencia donde autoriza a la Asamblea Nacional elegida en 2015, con mayoría opositora, a negociar con los acreedores.

Tras la eliminación de la figura del presidente interino esta Asamblea Nacional nombró un Comité de Administración y Protección de Activos del país en el Exterior que intentará negociar con los acreedores un acuerdo amistoso que incluya la extensión del lapso para demandar.

No obstante, desde la óptica de José Ignacio Hernández, hay un problema legal de fondo: “La renegociación de la deuda de acuerdo con el artículo 236 numeral 11 de la Constitución es una competencia exclusiva del presidente de la República”.

Agrega que al haber dejado sin efecto la figura del presidente encargado, la Asamblea generó un vacío constitucional «que no lo puede llenar ninguna licencia de la OFAC porque eso es un asunto exclusivo de derecho constitucional. La licencia es insuficiente para permitir un proceso de renegociación de la deuda transparente y legal”.

Desde su punto de vista la Asamblea Nacional elegida en 2015 tendría que designar nuevamente a un presidente encargado y nombrar a una comisión autónoma formada por expertos en manejo de deuda. De lo contrario, afirma, los acreedores, tendrán razones para no creer en la legalidad de la negociación.

La bancarrota

Entre 2004 y 2014 Venezuela disfrutó del boom petrolero más largo de su historia, pero Hugo Chávez, para ese entonces presidente de la república, disparó el gasto con tal intensidad que la lluvia de petrodólares quedó pequeña y la deuda en divisas se quintuplicó a una velocidad centelleante.

Tras no crear un fondo de ahorro, malbaratar buena parte del dinero y sufrir una catastrófica caída de la producción de petróleo, agravada por la corrupción rampante y las sanciones de Estados Unidos, la bancarrota es un hecho.

Entre 2014-2021 la economía venezolana se hundió en la recesión y se redujo a una cuarta parte, las exportaciones se han desplomado y el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) estima en su último informe de coyuntura que en 2022 apenas sumaron 14 mil millones de dólares.

La deuda total del país, incluyendo bonos, compromisos pendientes con el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento, la deuda bilateral con Rusia y China, así como la relacionada con los casos pendientes en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI) del Banco Mundial asciende, de acuerdo al informe de la UCAB, a 170 mil millones de dólares.

El monto de la deuda respecto al ingreso proveniente de las exportaciones es un indicador con el que se suele medir la vulnerabilidad macroeconómica. En el caso de Venezuela la deuda supera doce veces al monto de las exportaciones, una relación considerada como crítica por los economistas.

Cuando los países no están en capacidad de pagar la deuda inician un proceso de negociación con los acreedores, que tiene como meta una reestructuración de largo alcance que suele incluir una rebaja en el monto adeudado, plazos más largos, nuevo financiamiento, un período de gracia en el que no hay que realizar amortizaciones y tasas de interés más favorables.

Para Venezuela será imposible recuperar su economía sin una reestructuración que de acuerdo con la mayoría de los analistas, necesitará del aval del Fondo Monetario Internacional y un plan sólido de reformas que garantice el crecimiento.

Por ahora, no hay pasos en esa dirección.

Acreedores rodean a Venezuela, el país más endeudado del planeta
Trasnacionales e inversionistas con facturas sin cobrar avanzan en el terreno legal y solo esperan por algún cambio en la política de protección de activos que mantiene Estados Unidos para embargar acciones de Citgo. La deuda equivale a 16 veces las exportaciones anuales.

 

@vsalmeron

 

El pasado 30 de septiembre la juez Analisa Torres, a cargo de un tribunal del Distrito Sur de Nueva York, decidió a favor de dos pequeños fondos y una firma poco conocida de Florida -Pharo Gaia Fund, Pharo Macro Fund y Casa Express- que exigen a Venezuela el pago de 390 millones 682 mil dólares por capital e intereses vencidos de la deuda, soportada en bonos, que el gobierno venezolano no les paga desde 2018.

Ocho días después Altana Credit Opportunities, una compañía que principalmente opera en las Islas Caimán, introdujo una demanda similar por 108 millones de dólares en el mismo distrito de Nueva York apoyándose en el fallo de la Juez Analisa Torres, que desestimó la petición de los abogados del gobierno interino, liderado por Juan Guaidó, de postergar cualquier decisión hasta tanto no se restaure la democracia en Venezuela.

“Los derechos de los demandantes no se pueden suspender en espera de desarrollos geopolíticos que pueden ocurrir o no”, argumentó la juez Analisa Torres.

Estas escaramuzas forman parte de la batalla legal que libra Venezuela por el atraso en el pago de capital e intereses de bonos que, en su mayoría, fueron emitidos por el gobierno y Pdvsa durante la administración del expresidente Hugo Chávez. A la lista de acreedores se suman trasnacionales a las que el Socialismo del Siglo XXI les arrebató empresas sin pagar por ellas. 

Las demandas de los acreedores exponen a Venezuela al embargo de activos en el exterior como cuentas bancarias y las acciones de Citgo, la filial de Pdvsa en Estados Unidos, que le facilita la venta de petróleo en este estratégico mercado.

Por ahora, la única barrera que impide el embargo de Citgo es la política exterior de Estados Unidos. La administración de Donald Trump, al igual que una larga lista de países, considera fraudulentas las elecciones que Nicolás Maduro esgrime como piso para su reelección en mayo de 2018 y reconoce como presidente legítimo de Venezuela a Juan Guaidó, el actual presidente del Parlamento.

Tras desconocer al gobierno de Nicolás Maduro Estados Unidos aprobó una serie de sanciones y medidas de protección que impiden a los acreedores cobrarse la deuda con activos de Pdvsa en el exterior, sin la autorización de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC).

Pero los acreedores avanzan en sus demandas a la espera de cambios en el gobierno de Estados Unidos.

Dos en uno

En la deuda venezolana hay un juicio clave: el de Crystallex en la Corte del Distrito de Wilmington, Delaware, en Estados Unidos, a cargo del juez Leonard Stark. Crystallex acudió al Centro de Arbitrajes del Banco Mundial (Ciadi) y obtuvo una decisión a favor, que le permite cobrarle a Venezuela 1.400 millones de dólares porque en 2008 le fue expropiada la mina de oro Las Cristinas en Guayana, sin compensación alguna.

Posterior a este fallo Crystallex, una compañía canadiense, recibió un pago de 400 millones de dólares por el gobierno de Nicolás Maduro, pero continúa reclamando el resto. Para cobrarlo introdujo una demanda en Estados Unidos y el juez Leonard Stark decidió en 2018 que Pdvsa y el gobierno venezolano son una misma entidad, por tanto, Crystallex puede cobrar la deuda mediante una subasta de acciones de la filial de Pdvsa, PDV Holding, propietaria de Citgo Holding.

La decisión según la cual Pdvsa y el gobierno de Venezuela son una misma entidad, conocida jurídicamente como la tesis del alter ego, sentó un precedente del cual pueden apoyarse todos los acreedores en sus demandas.

 El Supervisor especial

Tres acreedores de peso concentran sus acciones en la Corte de Delaware: Crystallex, ConocoPhillips y Owens Illinois. Fuentes que siguen de cerca el proceso explican que el pasado 17 de septiembre Crystallex le solicitó al juez Leonard Stark que apruebe la subasta de acciones cuanto antes, porque tras este paso solo la licencia de la OFAC le impediría cobrar la deuda.

ConocoPhillips obtuvo un fallo a favor por dos mil millones de dólares de la Cámara de Comercio Internacional, tras la disolución anticipada de contratos de asociación con Pdvsa. En 2018 Conoco firmó un acuerdo con Pdvsa para cobrar este monto, pero argumenta que Pdvsa incumplió el trato y le solicita al juez Stark que reconozca su deuda y le otorgue prioridad sobre Crystallex en la eventual subasta de acciones de PDV Holding.

Owens Illinois exige el pago de 400 millones de dólares por la expropiación de dos plantas en Venezuela en 2010 y también le solicita al juez Stark que le permita cobrarse subastando acciones de la propietaria de Citgo.

El juez Stark evalúa nombrar un Special Master, un supervisor especial, para que se encargue de llevar adelante la eventual subasta de acciones, en este caso, ni los deudores ni Pdvsa tendrían bajo su control las acciones de Citgo.

Un aspecto clave en las próximas decisiones a tomar en Delaware y en la OFAC respecto a Crystallex, es que Estados Unidos podría estar impidiendo que se cumpla con una decisión del Centro de Arbitrajes del Banco Mundial, algo que de acuerdo a fuentes consultadas comienza a generar preocupación en la administración de Donald Trump.

Acto de Estado

La presión sobre Citgo también proviene de un grupo de inversionistas. En diciembre de 2016 el gobierno de Nicolás Maduro hipotecó a Citgo al emitir unos bonos de Pdvsa que vencen en 2020 que, a diferencia de otras obligaciones, está garantizado con el 50.1% de las acciones del holding que controla la empresa.

El gobierno interino, presidido por Juan Guaidó, considera ilegal la emisión de estos bonos, bajo el argumento de que no podía comprometerse el 50,1% de las acciones de Citgo Holding sin la autorización de la Asamblea Nacional, por lo tanto, introdujo una demanda ante la Corte del Distrito Sur de Nueva York, que todavía evalúa el caso.

Un aspecto que puede indicar que comienza a enfriarse la protección de activos es que el pasado 16 de septiembre el gobierno de Estados Unidos decidió no opinar sobre un aspecto clave en el juicio de los bonos: si aplica o no la doctrina de acto de Estado, que establece que sus tribunales deben abstenerse de decidir sobre la validez o no de decisiones tomadas por un Estado extranjero en su territorio.

“Estados Unidos respetuosamente no toma posición sobre la cuestión de si la doctrina del acto de Estado se aplica en este caso, a la luz de cuestiones de hecho y del derecho venezolano”, dice el escrito entregado a la juez.

Todo cambia

José González, especialista en mercados emergentes y quien ha participado en el diseño de bonos de Pdvsa, explica que el escenario es incierto: “Si Joe Biden gana las elecciones del próximo 3 de noviembre cambiarán los funcionarios de la OFAC y si no continúa la protección de activos, cosa que todavía no sabemos, el embargo de Citgo será inmediato. Por otro lado, nada garantiza que Donald Trump, en caso de continuar en la Casa Blanca, no cambie de opinión”.

“Otro aspecto relevante es el juicio por los bonos de Pdvsa respaldados con acciones de Citgo, allí es probable que la Corte sentencie a favor de los inversionistas. Hasta ahora a estos inversionistas se les deben intereses, pero el próximo 27 de octubre caerá en incumplimiento el pago del principal, esto hace que la ejecución de un eventual embargo sea más rápida”, dice José González.

“Creo que Citgo está prácticamente perdida, salvo que la declaren en quiebra. La quiebra detiene todo embargo”, agrega José González.

Maduro intenta jugar

El pasado 12 de octubre el Ministerio de Economía, Finanzas y Comercio Exterior emitió un comunicado oficial donde prorroga hasta el próximo 13 de noviembre el plazo para que los inversionistas que tienen en sus portafolios bonos de la República, Pdvsa y La Electricidad de Caracas, firmen un acuerdo que extiende el período en el que los deudores pueden tomar acciones legales.

José González explica que “la administración de Nicolás Maduro con esta acción busca obtener reconocimiento de los inversionistas, dice que reconoce la deuda y que está dispuesto a pagar, pero nadie va a renunciar a su derecho a litigio”.

En un reporte enviado a sus clientes Credit Suisse afirma que la deuda venezolana está emitida con base a la ley de Nueva York y Estados Unidos no reconoce a Nicolás Maduro como presidente, por lo tanto, “no hay fundamentos legales para que los bonistas negocien con sus funcionarios”.

La deuda inútil

Entre 2004 y 2014 Venezuela disfrutó del boom petrolero más largo de su historia, pero Hugo Chávez, para ese entonces presidente de la república, disparó el gasto con tal intensidad que la lluvia de petrodólares quedó pequeña y la deuda en divisas se quintuplicó a una velocidad centelleante. Tras no crear un fondo de ahorro, malbaratar buena parte del dinero y sufrir una catastrófica caída de la producción de petróleo -el producto que provee 96 de cada 100 dólares que ingresan al país- la bancarrota es un hecho.

La economía venezolana, en recesión desde 2014, se ha reducido a menos de la mitad y las exportaciones se han derrumbado. De acuerdo con las proyecciones de Miguel Ángel Santos, investigador del Centro de Políticas Públicas de la Universidad de Harvard, la deuda supera 16 veces a las exportaciones anuales, una relación que convierte a Venezuela en el país más endeudado del mundo.

El equipo económico del gobierno interino considera que al cierre de 2019 la deuda venezolana, tomando en cuenta bonos, créditos de otros países y un estimado por los fallos del Centro de Arbitraje del Banco Mundial, se ubicó en 140 mil millones de dólares.

En 1999, cuando Hugo Chávez se convirtió en presidente de la República, la deuda de Pdvsa por la emisión de bonos era insignificante, de apenas tres mil millones de dólares y al cierre de 2016 se ubicó en 32 mil millones. Este endeudamiento no se tradujo en mayor producción de petróleo, al contrario, todos los planes de “siembra petrolera” quedaron en el papel y en los largos discursos del presidente.

Ecuador y Argentina

Cuando los países no están en capacidad de pagar la deuda inician un proceso de negociación con los acreedores, que tiene como meta una reestructuración de largo alcance que suele incluir una rebaja en el monto adeudado, plazos más largos, nuevo financiamiento, un período de gracia en el que no hay que realizar amortizaciones y tasas de interés más favorables.

Para Venezuela será imposible recuperar su economía sin una reestructuración que, de acuerdo con la mayoría de los analistas, necesitará del aval del Fondo Monetario Internacional y un plan sólido de reformas que garantice el crecimiento.

Las dos últimas reestructuraciones de deuda en América Latina indican que Argentina logró una reducción importante en el monto de la deuda de 45% a valor presente neto y Ecuador logró una rebaja de 52%.

José González considera que “las últimas reestructuraciones de deuda nos dicen que Venezuela podría ir a una negociación fluida y es posible que haya cambios en el corto y mediano plazo que la permitan”.

“Joe Biden ha dicho que considera a Nicolás Maduro como un dictador, pero también ha dicho que va a reabrir las negociaciones con Cuba. Si Biden gana las elecciones y esto se concreta, se abre una ventana con Venezuela y las sanciones podrían disminuir en su rigor. Si esto ocurre viene una negociación. Si se va Trump puede cambiar todo”, añade José González.

Dado que Venezuela es un país petrolero muy probablemente los deudores, en caso de llegarse a una negociación, pondrán sobre la mesa la opción de firmar un acuerdo donde el país se compromete a pagar más en la medida en que recupera su producción de petróleo y el precio del barril aumente.

 

Una vez más, acreedores postergan decisión sobre deuda de Venezuela

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La Asociación Internacional de Swaps y Derivados (ISDA), que agrupa a tenedores de bonos, aplazó nuevamente la decisión sobre si Petróleos de Venezuela (Pdvsa) entró en cese de pagos, y puntualizó esperar más informaciones.

La entidad informó que se reunirá el jueves en Nueva York, EEUU, para seguir con las discusiones y determinar si los acreedores pueden activar los seguros, a través de un comunicado.  «Mientras el comité trabaja para obtener información clara sobre el calendario de los pagos efectuados por el agente pagador, ha decidido posponer realizar un voto sobre esta cuestión», precisó la entidad.

Cabe destacar que la reunión de este martes tuvo lugar después que la agencia calificadora Fitch rebajó la nota de la estatal PDVSA de «C» a «RD», el grado de Default Selectivo. Fitch consideró que los tenedores de deuda recibieron sus pagos con retraso.

La agencia Standard & Poor’s (S&P), por su parte, había declarado a Venezuela en default parcial de su deuda externa.

Parlamento griego pide más condiciones del rescate

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El parlamentario griego Yanis Varoufakis, a la izquierda, sostiene un vaso de agua mientras pasa junto al diputado del partido gobernante Panagiotis Lafazanis, en una sesión parlamentaria en Atenas, el miércoles 22 de julio de 2015. (AP Foto/Thanassis Stavrakis)

El Parlamento griego comenzó el miércoles un debate de emergencia sobre una segunda ronda de condiciones exigidas por sus acreedores internacionales a cambio de un nuevo rescate, en una votación que podría amenazar al gobierno de coalición.

La votación de la tarde sobre las reformas judiciales y bancarias es uno de los requisitos exigidos por los acreedores europeos de Grecia a cambio de comenzar las negociaciones para un tercer rescate por valor de 85.000 millones de euros (93.000 millones de dólares).

El primer ministro, Alexis Tsipras, depende del apoyo de los partidos opositores proeuropeos para aprobar las propuestas, tras perder el apoyo de gran parte de los legisladores de su partido durante una votación la semana pasada sobre medidas de austeridad reclamadas por los acreedores.

Se espera que las negociaciones con los acreedores comiencen poco después de la votación del miércoles. Atenas confía en concluirlas antes del 20 de agosto, cuando debe devolver más de 3.000 millones de euros (3.300 millones de dólares) al Banco Central Europeo en préstamos.

Las medidas exigidas por los acreedores a cambio del rescate han causado una gran consternación en el partido radical de izquierdas de Tsipras, Syriza. Muchos, incluido el ex ministro de Finanzas Yanis Varoufakis, votaron la semana pasada en contra de las medidas de austeridad, que incluían grandes aumentos de impuestos aplicados a comienzos de esta semana. El gobierno de Tsipras podría verse en peligro si aumenta el número de rebeldes, aunque sea en un puñado de parlamentarios.

Euclid Tsakalotos

El ministro griego de Finanzas, Euclid Tsakalotos, habla durante una reunión parlamentaria en Atenas, el miércoles 22 de julio de 2015. (AP Foto/Thanassis Stavrakis)

También las bases tradicionales del partido en los movimientos sindicales están molestas por lo que consideran como una traición de Tsipras a su mandato electoral. Un sindicato de funcionarios prepara una protesta contra el gobierno ante el Parlamento antes de que se celebre la votación en torno a la medianoche (21.00 GMT).

Tsipras ha acusado a los detractores de su partido de comportarse de forma irresponsable.

«He visto muchas reacciones y declaraciones heroicas, pero hasta ahora no he oído ninguna propuesta alternativa», dijo el martes Tsipras a parlamentarios de su partido, según un alto cargo del gobierno. El alto cargo pidió no ser identificado, dado lo sensible de la votación parlamentaria.

El primer ministro también dijo que los que apoyan la salida del país de la zona euro, o entregar pagarés a los jubilados en lugar de sus pensiones, «deberían salir y decirlo, en lugar de esconderse tras la seguridad de mi firma».

Las reformas que se debatían el miércoles pretenden reducir el atasco judicial del país y acelerar los casos que implican ingresos. También se pide a los parlamentarios que aprueben reformas relacionadas con los mecanismos de la unión bancaria europea, con el objetivo de reducir el riesgo para los gobiernos europeos planteados por crisis bancarias.

 

¿Para qué pagar la deuda? por José Guerra

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En mi artículo anterior comentaba que el escenario petrolero es tal que pareciera inevitable que este gobierno entre en default el próximo año y nos preguntábamos qué sentido tiene entonces cumplir con los compromisos de deuda externa en lo que resta de 2015. Ciertamente “default” es una mala palabra en círculos financieros y es comprensible que cualquier gobierno responsable trate de evitar semejante raya, pero aquí no tenemos la opción razonable de pagar hoy y mantener abiertas las líneas de crédito mañana. No, esa no es la disyuntiva en que se encuentra el país actualmente. Estos bárbaros nos han llevado al extremo donde debemos escoger entre un escenario malo, donde no pagamos hoy y se nos cierran las líneas de crédito mañana, y un escenario peor, donde pagamos hoy e igualito se nos cierran las líneas de crédito mañana. En ambos casos quedamos como un país maula, pero en el segundo quemamos hoy unas divisas escazas sin beneficio aparente, ni siquiera en la percepción de riesgo del país.

Ya lo advertía recientemente el ministro Menéndez, quien en una entrevista a su regreso de Ginebra se quejaba amargamente: “Cuando se paga el servicio de la deuda y ese mismo día sube el riesgo país, evidentemente es una conducta irracional.” En esas cándidas declaraciones, que recuerdan aquel “la banca me engañó” de Lusinchi, el ministro obvia que los acreedores evalúan no solo nuestra voluntad de pagar sino, más importante aún, muestra capacidad de pagar. Ciertamente, con cada pago de deuda nos ganamos un punto en buena conducta, pero al mismo tiempo nos quedamos con menos reservas para enfrentar futuros pagos y, dado el estancamiento económico del país, ver subir la prima de riesgo país es lo esperable. Es por ello que mientras a Perú, por poner un ejemplo, le pueden cobran 5% de interés en una emisión de deuda, a nosotros nos cargan intereses por encima del 20%, nada más por el riesgo que implica prestarle hoy a Venezuela.

Vuelvo entonces a mi pregunta inicial: ¿qué sentido tiene rebanar aún más las importaciones para cumplir con los compromisos externos este año si ya se avizora que, paguemos o no paguemos en 2015, es casi inevitable un default de deuda en 2016? ¿No resultaría más cónsono con la retórica oficialista despotricar de Wall Street y desviar esos 6 mil millones de dólares para aliviar un poco las penurias del pueblo en vísperas de elecciones?

Para entender esta paradoja de política hay que remitirse a la lógica misma de la toma de decisiones en el madurismo: aquí la economía va en piloto automático y no se cambia nada que pueda afectar la tajada de alguna de las poderosas mafias que apuntalan el régimen, sin importar lo impopular o contraproducente que pueda resultar. Que si proponen la simplificación cambiaria, salta la mafia de la sobrefacturación y mata la iniciativa. Que si proponen ajustar el precio de la gasolina, salta la mafia del contrabando de extracción y mata la iniciativa. Y así sucesivamente con los puertos, las cabillas, el cemento y cuanto negocio fraudulento se ha podido redondear la nomenclatura del régimen.

En el caso de la deuda externa, son dos los agentes (uno externo y otro interno) que presionan para que los pagos se hagan puntualmente a trocha y mocha. Por un lado está el gobierno cubano, que conserva una calificación de crédito un peldaño por encima de la nuestra, pero que claramente se vería arrastrado por un default venezolano, algo que no se pueden permitir precisamente ahora que entran en la recta final de su normalización de relaciones con los grandes centros financieros del mundo. Por otra parte, tenemos una boliburguesía forrada en bonos de la deuda externa y que será la primera en acusar el golpe cuando este gobierno, tarde o temprano, se declare en moratoria. Esa boliburguesía, que no se encuentra con semejante portafolio precisamente por habérselo ganado con el sudor de la frente, presiona inclementemente bajo la consigna de agarrando aunque sea fallo. Así se completa ese ciclo financiero perverso que permitió transformar dineros públicos en fortunas privadas a una escala sin precedentes. Precisamente para eso amigo lector es que nos apretamos el cinturón, para eso es que hacemos cola, para eso es que pagamos. Aquí uno describe los hechos, no lo que uno desea que ocurra.

 

Para mayor entendimiento, a continuación reproducimos el artículo anterior de José Guerra  publicado en el diario La Razón el 28 de junio.

 

 

Las cuentas no cuadran

 

Los analistas de la banca internacional y las calificadoras de riesgo no se ponen de acuerdo sobre la posibilidad de que Venezuela cumpla o no con los pagos de deuda externa previstos en lo que resta de 2015. Pero sobre lo que si hay consenso es que resulta inevitable que el país no pueda pagar su deuda externa en 2016. Sencillamente las cuentas no dan.

Me disculpan mis colegas si simplifico algunos detalles técnicos, pero lo que quiero es sacar unas cuentas de pulpero que cualquiera pueda entender. Hecha la aclaratoria, lo primero que hay que hacer es olvidarse que van a venir los chinos, rusos o qataríes a rescatarnos. Con ese cuentico nos quiso marear Maduro en su periplo turístico a principios de año, pero a estas alturas queda claro que los chinos no financian crisis de balanza de pagos, los rusos no tienen con qué y los qataríes no echan dinero bueno en saco roto.

Si revisamos los flujos, al país le entran unos 2 mil millones de dólares mensuales por exportaciones petroleras pero lo que sale por importaciones y sobrefacturación es un poco más que eso, por lo que la diferencia (el déficit) debe ser cubierto de alguna manera: empeñando oro, vendiendo a descuento cuentas por cobrar, rematando algún activo menor o, en última instancia, echando mano de las reservas internacionales, y es precisamente por ello que las mismas han caído 5.900 millones, es decir un 27% en lo que va de año. El problemilla es que el nivel de reservas totales (líquidas y oro) ya se aproxima peligrosamente al monto que debemos pagar a Wall Street este año y el que viene, unos 16 mil millones de dólares. Como cualquiera que haya estado al borde de la bancarrota le podrá contar, uno no puede simplemente agarrar la reservas, pagar la deuda y listo, quedarse en cero. Así no funcionan las cosas.

La única manera que no se tranque el serrucho es que el flujo que entra por exportaciones pase a ser dramáticamente mayor al que sale por concepto de importaciones y sobrefacturación, y es allí donde el panorama petrolero de mediano plazo no da lugar a esperanzas. Ya Arabia Saudita lanzó una línea estratégica cuyos efectos sobre el mercado se van decantando y las mejores previsiones para el 2016 ponen el precio promedio del crudo marcador Brent entre 70 y 80 dólares por barril, lejos de los 100 dólares por barril que se necesitaría para cubrir el déficit externo venezolano.

¿Y si le damos otra vuelta a la tuerca y reducimos aún más las importaciones? Bueno, las luchas intestinas en el gobierno sabotean reiteradamente los esfuerzos por imponer un mecanismo de racionamiento en serio, tipo  comunista. ¿Y si le ponemos un parao a los boliburgueses y recortamos la multimillonaria sobrefacturación? Pregúntenle a Giordani si eso es posible. ¿Y no habrá un dinerito guardado por allí que a nadie se le ocurrió robar? ¿Qué pasó con el “Dios proveerá”?. En finanzas, poner las esperanzas en algún milagro insospechado resulta tan criminal e irresponsable como poner la vida de un paciente con cáncer en manos de la decrépita medicina cubana. Ya se sabe el triste desenlace.

Lo cierto es que el país hoy necesita un rescate de al menos 25 mil millones de dólares, algo que conocen bien quienes nos ven desde afuera. Lo que pasa es que la banca internacional lo pone en términos un tanto eufemísticos, como que “la probabilidad de un evento crediticio en 2016 se ubica en 77%”. Pero si lo traducimos en términos prácticos, el diagnóstico es sencillo: el que tenga un bono venezolano pagadero en dólares en 2016, mejor no cuente con esa plata. En medio de este panorama, lo más desconcertante es que cumplir con los compromisos externos este año solo será posible infringiendo mayores penurias al pueblo y erosionando de manera irreversible la popularidad del gobierno. Si además ya se avizora que, paguemos o no paguemos en 2015, es inevitable un default de deuda en 2016, surge entonces la gran interrogante: ¿pagar para qué?

 

@JoseAGuerra

Con este artículo Yanis Varoufakis renunció al Ministerio de Finanzas de Grecia

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Este es el texto del blog de Yanis Varoufakis en el que ha anunciado su dimisión:

El referéndum del 5 de julio quedará para la Historia como un momento único cuando una pequeña nación europea se levantó contra la esclavitud de las deudas.

Como todas las luchas por los derechos democráticos, este histórico rechazo al ultimátum formulado el 25 de junio por el Eurogrupo llega con un gran coste asociado. Por lo tanto, es esencial que el gran capital concedido a nuestro Gobierno por el espléndido voto del NO se invierta en un SÍ a una apropiada resolución -a un acuerdo que implique una reestructuración de la deuda, menos austeridad y una redistribución a favor de las necesidades y reformas reales.

Poco después del anuncio de los resultados del referéndum, se puso en mi conocimiento la preferencia de algunos miembros del Eurogrupo y algunos participantes de mi… ausencia de las reuniones, una idea que el primer ministro calificó de potencialmente útil para alcanzar un acuerdo. Por esta razón, hoy me voy del Ministerio de Finanzas.

Considero que es mi deber ayudar a a Alexis Tsipras a explotar el capital que el pueblo griego nos concedió a través del referéndum de ayer.

Y llevaré con orgullo el odio de los acreedores.

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Nosotros, los de la izquierda, sabemos cómo actuar colectivamentesin importarnos los privilegios del cargo. Apoyaré totalmente al primer ministro Tsipras, al nuevo ministro de Finanzas y a nuestro Gobierno.

El esfuerzo sobrehumano para honrar a los valientes griegos, y el famoso OXI (NO) que le concedieron los demócratas de todo el mundo, acaba de empezar.

*Traducción: El Mundo de España