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Abstencionistas

Luis Oliveros Ene 18, 2022 | Actualizado hace 1 mes
La salida electoral
Un problema con los detractores más radicales del tema electoral, es que no aportan ninguna salida viable

 

@luisoliveros13

Los Marines no parece que vendrán, tampoco la épica militar interna ni el levantamiento popular propiciado por la presión de las sanciones. Mucho menos la “enorme” preocupación que le produce al gobierno tener a buena parte de la comunidad internacional en contra, lo va a llevar a renunciar y dejar las llaves de la casa de gobierno debajo del felpudo.

Hace 18 años en Venezuela se debatía, en las filas opositoras, si era importante seguir insistiendo en la vía electoral o dejar que la abstención tuviera unos mágicos resultados en producir un cambio político (cambio, que por cierto en esos años, no era apoyado por la mayoría del país, el cual estaba atravesando un boom petrolero).

Cada vez que se perdía una elección por aquellos años, rápidamente se generaba una matriz de opinión que apuntaba a que lo que había ocurrido era un fraude. Lo grave de todo eso, además de lo repetitivo y fastidioso de la estrategia, era que no se presentaban pruebas. Increíblemente, por aquellos años, buena parte de la sociedad (medios de comunicación, gremios, etc.) tampoco exigía esas pruebas, con lo cual se alimentaron toda clase de mitos/leyendas (por ejemplo, la existencia de un cable submarino que cambiaba votos), que todavía hoy nos siguen persiguiendo.  

La salida electoral es incómoda para algunos. Implica trabajar, ser coherente, consistente, planificarse, agrupar y no dividir. Debe abordarse como una oportunidad. Y en paralelo, entender la necesidad de tener Plan B, C, D, etc. Al enfrentar un marco institucional precario, esperar que las condiciones sean perfectas es absurdo, por lo cual habrá que luchar en condiciones desventajosas, muchas veces hasta peligrosas. Pero es que eso ocurre cuando el sistema democrático es débil. 

Pero también, desestimar la opción electoral para algunos dentro de la oposición es una herramienta muy valiosa porque, aunque implica mantener en el poder a quien “adversan”, se garantizan que siga el status quo, el cual les ha traído comodidades importantes y una vida privilegiada (muchas veces hasta un exilio dorado).

Hay que tener muy en cuenta que los objetivos (e incentivos) de quienes están en el país no siempre son los mismos que los que están en el exterior.

Lo que para alguien que está en el exterior puede ser una medida de presión, para el que está viviendo en el país puede ser un sacrificio muy duro.

Al igual que los tiempos, quien está en el exterior es inmune a una crisis económica-social en el país, por lo tanto, no le afectan y puede darse el lujo de no cambiar de opinión sobre determinadas estrategias (fallidas).

La salida electoral tiene defensores y detractores, como cualquier estrategia. Es importante tener estructurada una hoja de ruta, racional, alcanzable y al mismo tiempo sincera. Un problema con los detractores más radicales del tema electoral es que no aportan ninguna salida viable.

Las opciones son muy pocas para generar un cambio político. Y mientras más tiempo se tarde en comprenderlo, más difícil será alcanzarlo. Para eso, hace falta poner los pies sobre la tierra, dejar la fantasía y trabajar. Los partidos políticos son y serán claves en todo este proceso. Ojalá se hayan entendido los errores y se avance en corregirlos. 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Abstencionistas vs. electoralistas
Quienes señalan con aires superiores «se demostró el 21N que el voto es el arma ciudadana», cabalgan sobre una nube de pajaritos preñados

 

@froilanbarriosf

Luego del 21-N las redes sociales se han estremecido con las posiciones de la gradería y de sesudos analistas sobre la salida a la crisis política nacional, centrada en quienes definen al voto como la chispa que encenderá la pradera; y quienes desde la abstención propugnan a esta como la ganadora de ese domingo y por tanto deslegitimadora del régimen. 

Unos y otros abonan al agua de su molino todo género de argumentos, aun cuando el sufrido ciudadano tras 22 años de desdichas e infortunios, agravados por una dirección política sin brújula, no logra siquiera imaginarse algún desenlace positivo. Tanta ruina y frustración ha disparado el éxodo más notorio del siglo XXI a nivel planetario.

Y es el que el resultado del 21N da para todo. Para quienes de lado y lado digan “te dije que eso iba a pasar”, pretendiendo con ello exhibir una salida genial que demuestre la insensatez, la capitulación, o simplemente el señalamiento de servirle de tonto útil a la dictadura que agobia in extremis al pueblo venezolano. 

Para quienes vociferan “la abstención ganó el domingo entre un 60 y 80 %”, no dejan de tener razón, ya que fue evidente la ausencia notoria del electorado. Valdría la pena preguntarles ¿cómo se organiza esa manifestación individual sin liderazgo alguno que la conduzca a algo? Desde 2005, con el masivo retiro opositor a las legislativas, hasta el presente 2021 ha habido abstenciones descomunales. Y ello no ha hecho mella en la esencia del régimen criminal. 

Por otra parte, quienes se alborotan y señalan con aires superiores “se demostró el 21N que el voto es el arma ciudadana”, calificando de estúpidos a quienes se abstienen, cabalgan sobre una nube de pajaritos preñados, ante un régimen que solo “aceptó” el triunfo en 3 gobernaciones, como lo ha demostrado con su brutal respuesta ante el resultado del estado Barinas, donde Contraloría, TSJ y Poder Ejecutivo al unísono, con la anuencia del CNE, sorprendidos por la liebre que saltó en esa región.

En este escenario de tribulaciones se debe reconocer que el peso de Nueva Esparta y Cojedes en nuestra historia no trascendió más allá de nuestra guerra de independencia en el siglo XIX. Por tanto, quienes sueñan que desde el Zulia por ser el estado más importante de nuestra geografía se desatará una nueva Campaña Admirable, deben recordar que la cuestionada trayectoria del nuevo inquilino del Palacio de las Águilas no da para ilusionarse, por su reconocido perfil de doblarse para no partirse ante los cambios profundos que reclama el país. A tal extremo que acepta con gusto le entreguen una gobernación descafeinada.

Cualquiera pudiera pensar ¿entonces que nos coma el tigre? Se debe comenzar por reconocer la naturaleza de la bestia gobernante.

Cuestión no resuelta jamás por la falencia opositora; algunos han preferido entregarse, como los actuales alacranes, y otros han preferido cohabitar a lo largo de este periplo.

La esencia de la tiranía proviene de sus aliados. Una escuela del terror cuyos especímenes actuales no dan señales de ceder el poder: Aleksandr Lukashenko, en Bielorrusia; Wladimir Putin, en Rusia; Xi Jinping, en China; Kim Jong-un, en Corea del Norte; Bashar Al Asad, en Siria; Ali Jamenei en Irán. Y, por supuesto, los latinos Diaz-Canel en Cuba y Daniel Ortega en Nicaragua. Cada uno de ellos ha demostrado recientemente su odio a la democracia y a su propio pueblo que reclama libertad, al encarcelar, envenenar y asesinar a sus opositores sin que les tiemble el pulso. Pues bien, el espécimen venezolano forma parte de esta saga global de tiranos.

Esta cruenta realidad determina para los venezolanos políticas de contexto internacional, que profundicen el apoyo demostrado por la comunidad internacional. Como lo planteado recientemente por el opositor cubano Yúnior García, integrante del grupo Archipiélago y hoy exilado en España. García ha propuesto una alianza de los opositores de Nicaragua, Cuba y Venezuela, ya que sufrimos una dictadura del mismo origen.

En el contexto nacional determina la definición de una zona de distensión que anime a reunir a todos los sectores de la vida civil, económica, social, académica, religiosa y política, a fin de promover políticas de reconstrucción nacional que incluyan la procura de elecciones libres y justas y la liberación de nuestro país. 

Embarcar al pueblo venezolano en una nueva distracción planteada con el revocatorio presidencial en 2022, olvidando lo sucedido en 2004 y 2016; y sin definir estrategias políticas, significará una nueva frustración y facilitarle a la tiranía su estadía en el poder hasta 2024. 

En resumen, las dictaduras pocas veces salen con elecciones si antes internamente no se organizan los sectores anunciados, y efectivamente se erija una verdadera oposición que no cohabite con la dictadura.

*Movimiento Laborista.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

La muerte de la crítica, por Carlos Blanco

criticas

 

El régimen pena la crítica con expulsiones y marginamientos. Se sabe. Es la vocación autocrática y policial. Dentro de la oposición debería ser distinto; pero no lo es. Especialmente entre quienes siguen sin chistar lo que dice –o decía– la MUD. Progresivamente, los factores que la dominan marginan –cuando pueden– el pensamiento y las actitudes críticas.

Hay escribidores, articulistas, políticos de la tercera edad, jóvenes atrevidos e improvisados, analistas y periodistas que funcionan como la infantería que ataca toda disidencia y que funciona como el Santo Oficio en defensa de las decisiones de la MUD; sean unas o las contrarias. En las semanas recientes se pudo ver un episodio nuevo de la vieja intolerancia.

Los dirigentes habían dicho en los meses de la protesta que jamás aceptarían ir al disparate de las elecciones regionales. Toda la oposición compartió tal criterio. Luego cambiaron de política y adoptaron la tesis de las elecciones regionales. Otros factores de la sociedad se opusieron a esa súbita mutación. Pues, nada, comenzó el pelotón de censores a arremeter en contra de los que opinaban distinto. Más adelante, un número importante de ciudadanos expresó su decisión de no votar; allí se desató una de las más lamentables e inútiles guerras, esta vez en contra de “los abstencionistas”. Misteriosamente, cuatro días antes de las elecciones, al observar el desastre de la MUD que atacaba a una parte de la propia oposición llena de dudas, los jefes ordenaron detener la campaña en contra de los que se negaban a votar. Esta conducta duró poco tiempo, porque una vez conocidos los resultados, se achacó la catástrofe de esa política de nuevo a los abstencionistas, siendo que los números mostraban que la abstención no era la causa del desastre sino el colosal fraude que esos dirigentes de la MUD decían que no era posible, dada la vigilancia que los testigos mantendrían (y no mantuvieron) en todas las mesas electorales. Viraron otra vez al evidenciarse el fraude.

El nuevo episodio es que, contra toda previsión, los partidos que ayer participaron en las regionales ahora son “abstencionistas” para las municipales, y la infantería de la antigua MUD se mueve, sin el más mínimo asomo autocrítico, a respaldar la posición que ayer apenas les revolvía el hígado.

Lamentablemente, los incondicionales se han convertido en acríticos portadores de la represión intelectual para servir –falsamente– a la unidad, dinamitada por sus dueños. Y la crítica “interna” no sirve porque no hay nada “interno” que no sea del dominio público.

@carlosblancog

El Nacional