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#20May

En Venezuela reina confusión, por José Vicente Carrasquero A.

 

Después del escandaloso fraude puesto en escena por el chavismo este 20 de Mayo pasado, se aprecia que los distintos grupos que se oponen a la dictadura y los mismos miembros del régimen se encuentran signados por la confusión y en muchos casos por la esperanza de que sus deseos se hagan realidad.

Después que el CNE actuante, que no legítimo, emitiera sus boletines claramente falseados algunos voceros del conjunto opositor y analistas electorales comenzaron a usar esas cifras en sus declaraciones. Eso fue por supuesto un error casi tan grave como haber participado en el evento del 20May. Hasta en estos nimios detalles se debe ser cuidadoso para no darle al tramposo elementos en los cuales sustentar sus fechorías.

Más grave aún fue que políticos y analistas que participaron en la comparsa que simulaba ser un proceso electoral comenzaran a plantear una crítica a quienes no participaron tachándolos de abstencionistas. El 20 de Mayo no hubo abstención. Lo que vimos fue un riguroso rechazo a participar en un evento ilegal e ilegítimo en todos los sentidos. Vimos a unos venezolanos sintonizados con los países que desconocen al régimen de Maduro. Una población lo suficientemente curtida como para entender que después de lo que vimos el 31 de Julio de 2017, estamos frente a un CNE al que no le cuesta mayor esfuerzo montar una mentira aunque con ello hunda la alharaca del comediante eterno sobre las razones que arguyó para hacer de este ente un poder del Estado.

Luego encontramos a la oposición de la oposición y de la dictadura. Este es el grupo más difícil de entender. Si bien es cierto que los resultados visuales los favorecen, algunos se atribuyen el exitoso resultado de dejar a la oligarquía roja bailando sola en su tarima. Esta oposición contra todo, se empeña en no reconocer que se está frente a una dictadura que no va a reconocer acción alguna de la AN, no porque esta no se haga respetar, que de eso hay un poco, sino porque la delincuencia roja decidió hace tiempo desconocer la voluntad del pueblo y evidentemente a quienes lo representan.

El nombramiento del TSJ legítimo dejó claro el talante de la dictadura. Los jueces nombrados y juramentados fueron perseguidos hasta lograr que huyeran del país. Sus familias presionadas y sus pertenencias saqueadas. En un ambiente como ese, nombrar un nuevo CNE significa buscar un grupo de voluntarios que quiera correr la misma suerte que la de los jueces. Eso en la práctica es bastante difícil por no decir imposible. La única salida que se me ocurre es nombrar un CNE en el exilio, con venezolanos que ya están fuera del país. El reto sería manejar procesos electorales a control remoto. Con la tecnología que contamos eso sería posible, pero del lado venezolano, es decir a lo interno del país imposible.

Para comenzar a deducir lo que pasa en Venezuela se debe comprender que la clase política que llegó al poder en 1999, como resultado de las elecciones de 1998, para las cuales los notables de aquel momento habían tenido éxito demoliendo a los partidos tradicionales, devino en un grupo delincuencial que participa en una larga lista de delitos de alcance internacional que los convierte en reos de la justicia mundial.

Un grupo de delincuentes que carece de escrúpulo alguno para ejecutar la tropelía que sea con tal de mantenerse en la guarimba que los salva, por ahora, de rendir cuentas en otros países, no puede ser estudiado desde la perspectiva del análisis político tradicional. Me atrevo a decir que muchos supuesto de la teoría de juegos no aplican a esta banda de hampones.

Lo que hemos visto y lo que viene es la continuación de la farsa. El dictador simulando que está dispuesto al diálogo. Por supuesto para que se haga lo que él ordena. Se buscó a algunos de los que participaron en la farsa del 20May para simular un proceso de entendimiento que usaría la liberación de presos políticos como elemento validador de ese acercamiento entre la dictadura y la representación opositora que se prestó, quizás de buena fe muchos de ellos, a participar en el simulacro electoral.

Un elemento que la dictadura usó con maestría fue los desencuentros en la oposición. Con base en ese estado precario o inexistente de cohesión montó un tinglado que tendría todos los ingredientes que necesitaba. Un grupo que participaría creyendo poder repetir la hazaña de 2015, un grupo que decidió desconocer el llamado y los que critican a toda la oposición por igual. Llama la atención en este último grupo que gastan más tiempo y esfuerzo criticando a los grupos opositores que a los cabecillas de la dictadura. La suma vectorial de todos estas fuerzas favoreció a la rojocracia.

En unas pocas líneas, se necesita una estrategia. Para ello, primero que todo, se debe definir el objetivo: tomar el poder. En esa estrategia deben participar todos los grupos opositores dejando atrás las teorías de la conspiración (casi siempre equivocadas) y las facturas que se tienen los unos contra los otros. Es menester acordar el mecanismo que forzará esa salida del poder. Después se verá si viene un gobierno de transición o qué. Después se verá cómo se elige un nuevo gobierno.

Lo urgente en este momento es entender que las protestas de los líderes políticos de la oposición no están sincronizadas con las necesidades de un pueblo sumido en la miseria por unos delincuentes que los necesita empobrecidos y sometidos. Al pueblo hay que conectarle lo político con sus querencias y necesidades inmediatas: combate al hambre, apertura de la economía para poder comprar lo que quieran, acceso a la medicina, mejora de la calidad de los servicios públicos. En mi modesta opinión, por ahí fumea el proceso de búsqueda de una movilización social que incluya a todos los sectores y que termine felizmente con la salida de Maduro y su cofradía del poder.

@botellazo

 

No ha sido posible librarnos del dictador. De acuerdo con lo que se esperaba, y pese a los pronósticos de algunas encuestas que vaticinaban un resultado apretado en medio de una participación que superaba la mitad del padrón electoral (fantasías inexplicables a primera vista, y a segunda también), sigue sentado en el trono. Fueron muy pocos los que le dieron los votos que no necesitaba en un proceso controlado por el PSUV y por los recursos del peculado, pero bastantes para cumplir el rito de un simulacro que lavara las cicatrices y las llagas que abundan en un cuerpo trajinado y voluminoso. No se lavó en aguas lustrales porque el domingo pasado hubo sequía de ellas, pero cierta ducha y una minúscula pastilla de jabón ofrecieron sus secuaces para que se presentara con alguna muestra de aseo en el acto menguado de una victoria sin pelea ni antagonista. Pero sigue allí, como si cual cosa. Tal es el punto principal de la actualidad que padecemos.

Sigue allí contra la voluntad del pueblo, si consideramos cómo los electores se negaron a participar en una fiesta que no les concernía. Tal vez estemos frente al punto de mayor trascendencia en el análisis del suceso. El dictador clamó por una compañía que le fue esquiva. Programó una fiesta rumbosa que se quedó sin invitados. Nadie quiso su comida porque el anfitrión no había sido obsequioso en anteriores ocasiones, sino todo lo contrario, y porque se adivinaba la precariedad del menú. Pero precisamente la ausencia de los convidados remite a la respuesta que se pueda dar al fenómeno a través del cual un hombre abandonado de soporte popular mantiene la posibilidad de seguir reinando sin la preciada plataforma. ¿Por qué continúa en las alturas del poder, si parece que no lo quieren ni en su casa?

Porque nadie tiene una respuesta certera sobre la distancia establecida entre elección y electores que acaba de suceder. Las mayorías no quisieron pasar el puente, o no pudieron porque no existía. Se puede pensar que el vacío fue una inspiración de la MUD y del Frente Amplio, pero es mucho suponer. Los promotores de la abstención no hicieron mayor cosa para profundizar el mensaje. Lo anunciaron y después hicieron un mutis que fue apenas interrumpido por presentaciones fugaces que no se caracterizaron por la profundidad ni por la oferta de las ideas que se concretarían después del festín desierto. Pero un mensaje tan ligero, y quizá igualmente tan irresponsable, pudo ser descartado con facilidad si se encontraba el anzuelo adecuado para pescar votantes. Se pudo reemplazar el silencio por un ruido caudaloso, por una oferta que deslumbrara a la clientela, por una figura atractiva y prometedora. ¿No estaba servida la mesa, según los oradores de los contados mítines, para llenarla con nuevos ingredientes y con comensales ávidos? Sin embargo, nos quedamos a la espera de lo que pudo ser un desenlace salvador. Si los primeros instigadores de la abstención apenas se asomaron a la arena, los animadores del voto y el aspirante a la alternativa vieron la lidia desde el burladero, después de algunos faroles de adorno, porque carecían de elementos para enfrentarse a la res amorcillada. Aún amorcillada, la res tiene cuernos y arrobas para evitar proximidades peligrosas.

Los que se atribuyen la paternidad de un agujero que no cavaron, y aquellos que después no supieron rellenarlo, deben enfrentar el desafío de una sociedad que impuso la autonomía de su conducta. El comportamiento de los electores no es un hecho que pueda pasar inadvertido porque, según puede jurar el opinador, fue una exhibición de beligerancia, una advertencia que solo se ha hecho contadas veces a través de nuestra historia. Un movimiento subterráneo brotó hacia la superficie porque le vino en gana para mover el piso del dictador que se aferra a tierra resbaladiza, pero también para llenar de valladares el camino de sus adversarios. Allá el dictador con sus cálculos y con su búsqueda perentoria de supervivencia. Pero lo menos que pueden hacer los opositores que equivocaron sus cálculos, tanto los supuestos animadores de la ausencia electoral como los que no fueron capaces de calentar el ánimo colectivo que necesitaban como si fuera oxígeno, es juntarse en un solo cenáculo para sacar las cuentas de sus limitaciones. Tal vez traduzcan con eficacia la lección del pueblo y encuentren un candil que de veras alumbre.

@eliaspino

epinoiturrieta@el-nacional.com

 

FOTO: Juan Barreto / AFP

 

La historia del pensamiento político, se ha paseado por tantos parajes como situaciones de encuentro o desencuentro puedan definir el discurrir no sólo de formas de gobierno. También de expresiones de poder ciudadano que evidencien distintas posturas del hombre vividas ante contingencias padecidas o aprovechadas en función de objetivos de crecimiento y desarrollo humano y político, concretamente.

Desde deliberaciones llevadas por figuras curtidas por el estudio de las ciencias sociales, políticas y económicas, hasta la incidencia de revoluciones que dieron al traste paradigmas de cerradas expectativas, abonaron el terreno para que el mundo debatiera entre el consumo de ideas que garantizarían el acople del mundo a los cambios que su devenir exige, y su rechazo. Debates de esta naturaleza, sirvieron de lineamientos del desarrollo económico y social que fue permitiéndose a medida que el progreso fue gravando sus efectos.

En materia política, por ejemplo, se entablaron polémicas de toda índole y razón. Así, el mundo comenzó a perfilar sus esquemas de crecimiento. Ideas como las que asentaron la figura del denominado “Estado democrático de Derecho”, fueron esenciales para fundamentar lo que de su praxis o aplicación derivó. De esa forma, surgen los “derechos del ciudadano” los cuales se complementaron con los derechos políticos a partir de los cuales se erigió el “Estado democrático de Derecho”.

Fue el camino para despejarle las dudas que, respecto de su comprensión, se concibieron en el discurrir del ejercicio de la política. Es así como la teoría política, entendida como fundamento de distintas principios a partir de los cuales se estructuraron Constituciones de Estados de concepción democrática, considera tres razones de las que se sirve para articular tres principios claves de la democracia. A saber: “la soberanía reside en el pueblo”. La ley “es expresión de la voluntad general”. Y el que reza que “una sociedad democrática sólo es democrática, si garantiza el respeto hacia esos derechos fundamentales. Asimismo, si se cumple la división o separación de poderes”

Ahora bien, si estos principios se miden sobre el texto constitucional venezolano, no es difícil inferir que la actual Constitución venezolana, sancionada en 1999, se apega a los mismos. Y en consecuencia, resultaría imposible negar la inspiración que del espíritu democrático, expone. Así que hasta ahí, no hay problema alguno que pueda derivarse de una insuficiente interpretación de la Constitución venezolana pues todas apuntan y apuestan por un ejercicio de gobierno con profundidad democrática. Entonces, la razón de la crisis que hoy agobia la funcionalidad nacional, no tiene otra explicación o fuente que la improvisación. O incluso, puede endilgársele a un proyecto de gobierno montado sobre una ideología cuyo perfil no se aproxima en nada a lo que detenta la referida Constitución Nacional de 1999.

Es ahí, una forma de razonar lo que representó el deslave constitucional que el alto gobierno forjó toda vez que justificó forzosamente el acto electoral del pasado 20 Mayo. A decir de la lectura que anima esta disertación, el régimen socialista obvió importantes derechos y cercenó libertades políticas respaldadas abierta y claramente la Constitución Nacional. De hecho, el reclamo que se dio como resultado de la arbitrariedad demostrada por el alto gobierno al momento de decidir y aplicar un proceso eleccionario extemporáneo, ilegal e inconstitucional, no es otra cosa distinta que negar lo que fundamenta la democracia. Es decir, la participación del pueblo en la gestión pública. Entendiéndose ésta, como un acto de legitimidad ciudadana. Basada en la satisfacción de las necesidades y demandas de la sociedad civil y de la ciudadanía vista desde la representación política del pueblo.

Es lo que, precisamente, le da carácter de participación al ciudadano con las atribuciones y facultades que tan importante proceso merece. Por eso, el problema no se concreta en haber invitado al ciudadano a participar en una elección. Por cuanto la elección, en si misma, no es significativa de los compromisos convocados bajo un sistema democrático. Es mucho más que eso. Es participación relacionada con procesos de información, de control, negociación, acuerdos y de decisión.

Explicado esto, bien puede decirse que las recientes elecciones presidenciales, complicadas con elecciones de parlamentarios regionales y municipales, constituyeron un vulgar remedo de lo que, en tiempos de dictadura, resulta dificultoso. O sea, lograr que el voto genere legitimación, gobierno, participación  y representación. Y nada de eso se alcanzó. Peor aún, el sistema representativo de lo que el Estado venezolano compromete, fue vulnerado pues el domingo 20 Mayo se violaron símbolos patrios, derechos, deberes y libertades. Además, fue pisoteada, y quizás, herida gravemente, la institucionalidad sobre la cual se erige el Estado, sus instituciones, y su condición político-democrática.

Justamente, haber rebotado el llamado a tan absurda convocatoria jurídico-legal, fue apenas una manifestación del rechazo democrático que viene dándose. Pero el mismo fue tan contundente, que fungió ser el arma más contundente que frente a un proceso comicial, se hubiese dado. Fue la mejor demostración de cómo se visibiliza una protesta, de efecto tan poderoso, que sus secuelas habrán de controvertir cualquier presunción gubernamental. Más, cuando intenta validarse a plena luz de la democracia. Aunque esta democracia ha sido vapuleada infinitas veces.

Podría agregarse que el tercer domingo de mayo de 2018, representó un acto histórico caracterizado por la desobediencia cívica y democrática de una ciudadanía cansada de tanto maltrato gubernamental. Además, se puso al descubierto el resquebrajamiento de los factores políticos adscritos al gobierno nacional. Asimismo, quedó en evidencia el miedo que padece el gobierno al momento que se acerca la entrega de cuentas ante la justicia internacional. Definitivamente, ese día de entumecimiento político, dejó ver un acto de protesta se convirtió en otro de dura rebeldía ciudadana 

@ajmonagas

Donald Trump tras firmar la Orden Ejecutiva imponiendo nuevas sanciones al gobierno de Venezuela el 21MAY18. Foto: Casa Blanca

Los gobiernos del Grupo de Lima “no reconocen la legitimidad del proceso electoral desarrollado en Venezuela que concluyó el pasado 20 de mayo, por no cumplir con los estándares internacionales de un proceso democrático, libre, justo y transparente”. La oración es especialmente relevante porque los gobiernos extranjeros que desconocen las votaciones del 20MAY18 en Venezuela no se limitan a objetar los resultados difundidos por las autoridades electorales del régimen, sino que censuran todo el proceso incluyendo desde las inhabilitaciones y encarcelamientos de líderes opositores, las inhabilitación de los principales partidos políticos hasta la falta de independencia de las autoridades electorales. El rechazo internacional no es por el altísimo nivel de abstención sino por todo el entramado que impidió que fueran unas elecciones libres.

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Tal como adelantara el Informe Otálvora del 19MAY18, las principales cancillerías del continente trabajaban bajo la presunción de que el régimen chavista no suspendería las votaciones del 20MAY18 y desde una semana atrás ya estaban perfiladas las respuestas que EEUU y el Grupo de Lima emitirían. La hipótesis de que ganaría el candidato Henry Falcón, disidente del chavismo y quien presentó su candidatura en contravía de la mayoría de la Oposición, nunca fue seriamente considerada por gobiernos extranjeros. A las 10:30 de la noche del domingo ya la cancillería panameña tuiteó: “el gobierno de la república de Panamá no reconoce los resultados”. Pocos minutos después, el gobierno chileno emitía un comunicado formal en la misma dirección que serían seguidos por decenas de pronunciamientos análogos.

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Apenas amanecía el lunes 21MAY18 comenzó a difundirse un largo pronunciamiento del Grupo de Lima cuya versión definitiva ya estaba redactada desde el sábado anterior. El texto firmado por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía, reúne las medidas que en las últimas semanas venían siendo discutidas y que fueron acordadas en la reunión del 14MAY18 celebrada en México. El Grupo de Lima anunció un paquete de medidas, algunas de ellas consideradas como sanciones diplomáticas y financieras contra el régimen chavista. Otras medidas buscan dar una respuesta internacional a la masiva migración de venezolanos a países de la región y ya fueron convocadas reuniones de las autoridades migratorias y de salud que se encontrarán en Lima a principios de junio. Los gobiernos acordaron “reducir el nivel de sus relaciones diplomáticas” con Venezuela, impedir la aprobación de créditos de organismos multilaterales y procurar la aprobación en la OEA de una resolución continental contra el gobierno chavista. El grueso de las medidas acordadas y que se implementarán por cada gobierno “siempre que su legislación y normativa interna lo permita”, se refieren a medidas para impedir el uso de los respectivos sistemas financieros por el gobierno y los jerarcas venezolanos. Por ello acordaron “ampliar el intercambio de información de inteligencia financiera sobre las actividades de individuos y empresas venezolanas que pudieran vincularse a actos de corrupción, lavado de dinero u otras conductas ilícitas”. Esta medida se corresponde con acciones del ministro de Hacienda de Colombia, Mauricio Cárdenas, quien en abril pasado creó junto al Departamento del Tesoro de EEUU un grupo de trabajo multilateral para seguir operaciones financieras que involucran a funcionarios venezolanos vinculados con actos de corrupción.

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A media tarde del 21MAY18, rodeado del vicepresidente Mike Pence, el secretario del Tesoro Steven Mnuchin y del asesor de Seguridad Nacional John Bolton, Donald Trump procedió a suscribir una Orden Ejecutiva imponiendo unas sofisticadas sanciones al régimen venezolano. No se trataba de un embargo petrolero sino de la prohibición dirigida a empresas y ciudadanos estadounidenses que en lo sucesivo no podrán hacer negocios de compra venta con deudas y cuentas por cobrar, deuda pignorada como garantía y acciones de empresas en las cuales Estado venezolano posea más de cincuenta por ciento de participación accionaria. “He firmado una Orden Ejecutiva para evitar que el régimen de Maduro venda o empeñe activos financieros venezolanos, y para prohibir que el régimen gane dinero de la venta de ciertas entidades del gobierno venezolano. Este dinero pertenece al pueblo venezolano”, explicó una nota distribuida por la Casa Blanca.

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La decisión del Grupo de Lima de retirar a sus embajadores de Caracas  realmente sólo involucró a México, Panamá, Guyana y Honduras ya que los restantes miembros del Grupo progresivamente habían retirado en los últimos años a sus embajadores, manteniendo sus misiones diplomáticas en Caracas dirigidas por funcionarios de menor rango con carácter de encargados de negocios.

Aparte de la declaración colectiva, algunos gobiernos explicaron el tipo de medidas que pondrían en práctica ante Venezuela. Canadá impuso una  “degradación de la relación diplomática” lo cual se materializa con negar el apoyo de Canadá a las candidaturas venezolanas en organizaciones multilaterales, suspender la cooperación militar bilateral, no enviar funcionarios canadiense a  eventos internacionales auspiciados por Venezuela, restringir la invitación a altos funcionarios civiles y militares venezolanos para que asistan a eventos en Canadá.

El gobierno de México especificó que emitirá una “alerta al sector financiero y bancario mexicanos sobre el riesgo en el que podrían incurrir si realizan operaciones con el gobierno de Venezuela que no cuenten con el aval de la Asamblea Nacional, incluyendo convenios de pagos y créditos recíprocos por operaciones de comercio exterior”. Por su parte, el canciller chileno Roberto Ampuero anunció que acelerarían “el intercambio de información sobre depósitos y recursos que tengan los dirigentes venezolanos”  e impondrá “restricciones al otorgamiento de visas a la dirigencia de Venezuela».

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Los gobiernos de Ecuador y Uruguay, antiguos aliados del chavismo, optaron por mantener una posición “neutral” ante las votaciones en Venezuela.

Pese al  tendencial distanciamiento del presidente Lenin Moreno de la órbita castrochavista, la cancillería ecuatoriana continúa en manos de María Fernanda Espinosa, exministra de Defensa de Rafael Correa, vinculada con la dictadura nicaragüense vía su esposo, aspira a ser electa para presidir la Asamblea General de la ONU 2018 que correspondería a un gobierno latinoamericano. En los últimos meses Espinosa  ha cruzado varios continentes en procura de apoyos. El 06ABR18, Espinosa sostuvo un encuentro con Jorge Arreaza, el canciller de Maduro, en la lejana Bakú, Azerbaiyán, donde procuraba votos de los gobiernos del Movimiento de Países No Alineados (Mnoal) presidido por Maduro. El 16MAY18, Espinosa se encontraba en Moscú y en presencia del canciller ruso Serguéi Lavrov justamente uno de los protectores internacionales de Maduro, la ecuatoriana afirmó que su gobierno «debe respetar su Constitución donde se habla de la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados”. Si bien Ecuador aún forma parte del grupo ALBA, no actuó en solidaridad automática a favor de los resultados de la votación en Venezuela. El 22MAY18, al ser entrevistada por el canal Teleamazonas, Espinosa afirmó que su gobierno no se ha pronunciado y “consultamos con varios actores, estamos preguntando a los observadores que estuvieron presentes en Venezuela, mirando la reacción de los países y estudiando la situación». La canciller ecuatoriana parecía no querer molestar a ninguno de los gobiernos que votarán el 05JUN18 para elegir a la primera latinoamericana que presidirá la Asamblea General de la ONU entre ella y la embajadora hondureña Mary Elizabeth Flores.

El canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa, por su parte, emitió el 22MAY18 un lacónico comunicado en el cual ni rechaza las elecciones ni reconoce los resultados oficialistas. “La elección del pasado domingo confirma la necesidad de un diálogo nacional” concluye el comunicado emitido por el gobierno de Tabaré Vázquez.

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La presencia de los gobiernos de Guyana y Santa Lucia entre los suscritores de la declaración del Grupo de Lima da cuenta del progresivo distanciamiento del Caribe con respecto al régimen chavista. Del total de quince gobiernos que son miembros natos de la organización regional Comunidad del Caribe Caricom sólo cinco de ellos accedieron a enviar a Caracas representantes para convalidar las votaciones. Pese a que la cancillería de Maduro solicitó la designación de una delegación oficial de Caricom para “acompañar” las votaciones, el organismo caribeño se negó a atender el pedido. Representando a sus respectivos gobiernos y no a Caricom llegaron a Caracas los enviados de Antigua y Barbuda, Surinam, Granada y Dominica encabezados por Ellsworth John  de San Vicente y las Granadinas.

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Los 28 gobiernos miembros de la Unión Europea podrían ampliar el número de  altos funcionarios del gobierno chavista objeto de sanciones. El Consejo de Asuntos Exteriores de la UE tiene prevista una sesión el 28MAY18 en Bruselas en cuya agenda fue incluido el “tema Venezuela” el cual será debatido y sobre el cual se espera que los ministros adopten decisiones. La Alta Representante para Asuntos Exteriores, la italiana  Federica Mogherini, declaró el 22MAY18 que las votaciones en Venezuela se realizaron “sin cumplir con los estándares internacionales mínimos para un proceso creíble, sin respetar el pluralismo político, la democracia, la transparencia y el estado de derecho”. Mogherini adelantó que la UE “considerará la adopción de las medidas adecuadas”. La aprobación el 22ENE18 de sanciones de la UE contra siete altos jerarcas chavistas fue asumida por 11 gobiernos europeos no miembros de la UE incluyendo a Suiza, los cuales podrían sumarse a una nueva oleada de sanciones.

Edgar C. Otálvora

@ecotalvora

Diario Las Américas

 

Horas después de que Washington ordenara salir a dos altos diplomáticos venezolanos como respuesta a la expulsión de dos estadounidenses por parte de Nicolás Maduro, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, expresó este jueves preocupación por la tensión con el gobierno de Venezuela.

«Estamos profundamente preocupados sobre lo que está teniendo lugar como resultado de una farsa de elecciones el domingo día 20», dijo Pompeo durante una audiencia en el comité de Relaciones Exteriores del Senado.
«Nosotros estamos haciendo las cosas bien», aseguró ante los senadores. «Hemos estado intentando hacer el buen trabajo de la diplomacia».
El Departamento de Estado ordenó el miércoles por la noche la salida del país en un máximo de 48 horas del encargado de negocios de la embajada venezolana en Washington y del vicecónsul en la ciudad de Houston, en el estado de Texas.
Fue una respuesta a la expulsión, anunciada el martes por el presidente Maduro, del encargado de negocios estadounidense en Caracas y del vicejefe de misión.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, calificó de «provocación» ese paso del Gobierno venezolano, que lo justificó acusando a los diplomáticos norteamericanos de conspiración.
«Estamos decepcionados por el hecho de que el régimen de Maduro echara a nuestra gente, pero, francamente, no estamos sorprendidos», aseguró hoy Pompeo.
La expulsión de los estadounidenses llegó un día después de que Donald Trump impusiera una nueva ronda de sanciones financieras como respuesta a las elecciones presidenciales del domingo en el país.
Pompeo recordó hoy en el Senado a Joshua Holt, un ex misionero mormón de 25 años que fue arrestado en Caracas tras casarse con su novia venezolana en 2016. Se encuentra preso en la cárcel del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), conocida como El Helicoide, donde la semana pasada hubo un motín. Washington ha pedido reiteradamente su liberación por motivos humanitarios.

FOTO: Carlos Becerra / AFP

A diferencia del gatopardismo, de cambiar para que todo siga igual, en la Venezuela después del 20M continuará igual para que todo cambie. De hecho, ya está cambiando. Los resultados engañosos de las fraudulentas elecciones demuestran sin margen de duda, que el país que “eligió” a Nicolás Maduro hace 5 años con casi un millón menos de votos de los obtenidos meses antes aquél Chávez enfermo y moribundo, no es el mismo que hace unos días lo dejó virtualmente abandonado a su suerte -la que le quede.

Aún si las cifras del CNE fueran ciertas, que no lo son, a pesar de la proliferación de “puntos rojos” de control, por encima de alardes carnetizadores del partido y de la patria que ahora retumban contra lo conseguido por un Presidente y una estructura política que claramente se han quedado sin pueblo, el camino proyectado por el castro-madurismo simula ser continuación cuando en realidad es un cruce drástico.

Pese a contar con los recursos del Estado utilizados abusivamente a su favor y carecer de una oposición seria y coherente, porque quienes fueron sus adversarios solo eran títeres, y cooperantes cómplices, Maduro no conquistó que los venezolanos legitimaran su deseo de perpetuarse en el poder. Una contundente mayoría con derecho a voto, se abstuvo, no participó de la fábula dominguera. Y quien pretendía alcanzar diez millones de sufragios apenas llegó -con polémica y manipulación de abultar cifras- a seis.

Dice el viejo refrán que la esperanza es lo último que se pierde, pero este 20M se evidenció, entre centros vacíos, miembros de mesa somnolientos, militares semidormidos bostezando y aburridos, pero ojo avizor, que la esperanza roja es sólo un desconcierto y la de los venezolanos una ebullición activa.

Lo que no se termina de entender en su justa dimensión es el candidato que se enmascaró de opositor para encontrarse, ¡sorpresa, sorpresa!, con que nadie le creyó, ahora inventa rechazos propios que se atribuyen más a ese asombro que a la sinceridad opositora, pretendiendo nueva oportunidad que pone a sus mandantes castro-constituyentes a tener que dictar normas y cambios que tampoco traerán legitimidad que conserva una ciudadanía harta de escuchar mentiras y de ser manipulada sin orden ni concierto.

Así habrían estado de mal los resultados auténticos, que el obediente Consejo Nacional Electoral, con su meliflua vocecilla, no logró ni siquiera acercarse a una cifra que diera al menos una apariencia de poder y popularidad. seis millones de votos, que no lo fueron, sin tinta indeleble y bajo las miradas fanatizadas de los controladores, frente a castrenses y milicianos que disciplinadamente, pero no sin preocupación, resguardaban sedes electorales vacantes, desiertos de popularidad, interés y legalidad, son sólo una muestra palpable, contundente, de que el país cambió mucho más que lo previsible por una revolución falseada, corrupta e incompetente.

Con su elevada corpulencia física, vuelve a mostrar una inexistente o muy reducida estatura política y un auténtico enanismo popular. Si el PSUV es el gran derrotado como partido de gobierno y bandera de una revolución que ni fue ni será, Maduro y sus secuaces se han descubierto como los factores causantes de la derrota.

Así habrán sido los resultados verdaderos que el CNE reconoció formalmente la mayor abstención en la historia electoral venezolana, y mostró oficialmente unos números deprimentes.

Sea por convicción o error de cálculo político, el régimen actúa como si destruir la institucionalidad democrática no tuviera consecuencias. El 20M empezó a comprobar su majadería. El Grupo de Lima no reconocerá la estafa reeleccionaria, y presentará en la Organización de Estados Americanos (OEA) una nueva resolución planteando medidas sancionadoras contra la administración madurista. Por su parte, 21 exmandatarios de países iberoamericanos, han denunciado las elecciones como “una farsa electoral”. La lista continua y es larga.

El camino a seguir demuestra que no es la ruta del castro-madurismo, es sólo otro gran fracaso sociopolítico del comunismo, ni tampoco, seamos sinceros, la de una agrupación desprestigiada de partidos políticos refugiados en una MUD mutada en el Frente Amplio que ya no sirve ni para conducir su objetivo real, promover y realizar elecciones. Aunque hacen esfuerzos sobre humanos para sobrevivir políticamente, ganando indulgencia con escapulario ajeno, apropiándose éxitos que ni tienen ni les corresponden; y de paso, en vocería de un caimán dormido que declara barbaridades y estulticias, que hasta sus propios se ven obligados a desmentirlo. Afortunadamente el ciudadano ya está curado de espantos y ni confía o cree en ellos.

Sólo quienes han hablado siempre con la verdad por delante, los que jamás disimularon realidades, sino que las han puesto siempre en la balanza nacional, han sido reivindicados, porque la dimisión de Maduro, y todo su Gobierno, se muestra ahora, dada la verdad desolada del 20M, como la única salida pacífica y posible.

No puede seguir ejerciendo el poder quien no tiene mando, sin sustento, ni siquiera motivó a sus seguidores a respaldarlo y, los que lo hicieron, fue por temor y amenaza. No pueden mantenerse al frente de constituyentes castristas, ministerios y demás organismos quienes no han resuelto, ni dado señales siquiera mínimas, de que podrán resolver los problemas -cada día peores- que angustian y padecen los ciudadanos, aunque sí han proclamado abierta y torpemente cómo los van a empeorar, pues empiezan por ignorarlos.

El camino sigue, pero ya no es el mismo. Había dejado de serlo hace tiempo, pero este domingo se demostró con ausencia, silencio, desprecio y cifras contundentes.

Soy Venezuela no es más sólo un grupo opositor, no es parte del paisaje, es una realidad, una sinceridad en marcha, indetenible, una oposición coherente, auténtica, de verdad y con soluciones concretas, Venezuela Tierra de Gracia, por ahí va el nuevo camino, cada día más amplio, consolidado, vinculado y sincero.

Como lo ambicionan, aspiran y desean los venezolanos decentes, de principios éticos-morales y buenas costumbres ciudadanas.

 

@ArmandoMartini

El G7 y la UE ven falta de legitimidad en las elecciones en Venezuela y piden una nueva convocatoria

FOTO: Fred Thornhill / Reuters

 

Los líderes del G7 -Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido- se sumaron hoy al rechazo de la Unión Europea al resultado electoral en Venezuela y denunciaron su desarrollo por “no cumplir los estándares internacionales” ni asegurar “garantías básicas”.

“Denunciamos las elecciones presidenciales venezolanas y su resultado, ya que no es representativo de la voluntad democrática de los ciudadanos de Venezuela”, afirmaron los líderes de este grupo de países en un comunicado conjunto difundido por el Consejo de la UE.

El G7 hizo además un llamamiento al régimen de Nicolás Maduro, reelegido como jefe de Estado en los comicios del pasado domingo, “para que restaure la democracia constitucional en Venezuela y organice elecciones libres y justas que reflejen verdaderamente la voluntad democrática del pueblo”.

La declaración llega después de que la alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini, denunciara este martes irregularidades en las elecciones y asegurara que los Veintiocho “considerarán la adopción de medidas adecuadas”.

El G7 y la UE se mostraron hoy “unidos en rechazar el proceso electoral” y considerar que “el Gobierno venezolano ha perdido la oportunidad de una rectificación política que se necesita con urgencia”.

“Mientras el régimen de Nicolás Maduro solidifica su dominio autoritario, el pueblo de Venezuela continúa sufriendo abusos contra los derechos humanos y graves privaciones, lo que incrementa unos desplazamientos que afectan a los países de toda la región”, denunciaron.

En línea con la UE, los líderes del G7 reiteraron su “compromiso hacia una solución pacífica, negociada y democrática a la crisis en Venezuela” y su apoyo a la población venezolana a través de la asistencia humanitaria.

La UE y el G7 cuestionan así estos comicios marcados por una abstención apenas cercana al 54 %.

La jefa de la diplomacia europea planteó además la posibilidad de estudiar sanciones, algo con lo que ya había alertado al Gobierno de Maduro el pasado febrero si Venezuela no daba “garantías para unas elecciones creíbles”.

El pasado mes de enero los ministros de Exteriores ya decidieron sanciones contra siete altos cargos del Gobierno de Maduro por la “represión” en el país, entre los que figuran su “número dos”, Diosdado Cabello; el presidente del Tribunal Supremo, Maikel Moreno, y el ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol.

 

A continuación, reproducimos el comunicado íntegro:

 

Declaración del G7 sobre Venezuela

Ottawa, Ontario – 23 de mayo de 2018

Nosotros, los líderes del G7 de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido, los Estados Unidos de América y la Unión Europea, estamos unidos en rechazar el proceso electoral que condujo a las elecciones presidenciales del 20 de mayo de 2018 en Venezuela.

Al no cumplir con los estándares internacionales aceptados y no garantizar las garantías básicas para un proceso inclusivo, justo y democrático, esta elección y su resultado carecen de legitimidad y credibilidad. Por lo tanto, denunciamos las elecciones presidenciales venezolanas y su resultado, ya que no es representativo de la voluntad democrática de los ciudadanos de Venezuela. El gobierno venezolano ha perdido la oportunidad de una rectificación política que se necesita con urgencia.

Mientras el régimen de Nicolás Maduro solidifica su dominio autoritario, el pueblo de Venezuela continúa sufriendo abusos contra los derechos humanos y graves privaciones, lo que provoca un desplazamiento cada vez mayor que afecta a países de toda la región.

Nos solidarizamos con el pueblo de Venezuela y hacemos un llamamiento al régimen de Maduro para que restaure la democracia constitucional en Venezuela, organice elecciones libres y justas que reflejen verdaderamente la voluntad democrática del pueblo, libere de inmediato a todos los presos políticos, restaure la autoridad del Nacional Asamblea y proporcionar un acceso completo, seguro y sin obstáculos por parte de los actores humanitarios.

Mantenemos nuestro compromiso de apoyar una solución pacífica, negociada y democrática a la crisis en Venezuela y de apoyar a la población venezolana a través de la asistencia humanitaria.

 

«El mal está hecho. Gobierno y oposición, pueblo y ciudadanos, quedamos descolocados como sociedad, nadando en un mar de fondo donde ver por un ojo, demanda más audacia y acierto, que alharaca y capricho» 

La jornada del 20 de Mayo (20-M), transcurrió sin nada nuevo bajo el horizonte. La abstención embriagó la noticia del día y como toda borrachera el país amaneció enratonado. Pero no de democracia sino de ninguneo y farsa más divisionismo y tremendismos dimisionales. El resultado: Maduro sigue en Miraflores, la oposición en las duchas y el pueblo sufriendo el ojo sacado, porque es quien ni ve, ni come, ni vive. No hay vencidos ni vencedores. Un circo con más payasos y domadores que trapecistas.

HEMOS FRACASADO TODOS.

A nadie  favoreció (ni sorprendió) el desacato de simulación electoral. A partir de ahí el proverbio de marras aplica tanto al gobierno como a la oposición. Quisiera creer que la abstención real estimada en un 82%, favoreció a la Venezuela disidente. Quisiera poder afirmar que el silencio ensordecedor de las calles de Venezuela el 20-M nos conducirá al fin del régimen, y no a una pesada lona difícil de levantarse.

Lo noticioso del 20-M fue que el pueblo no pudo ser chantajeado. Esto es lapidario. El gobierno no tuvo músculo, ni remolque, ni autoridad. Ni los CLAPS, ni las amenazas, ni los billetes a boca de urna, fueron suficientes para sacar a la gente de sus casas. Ello representa el primer quiebre de base popular del Chavismo desde 1998, desde sus bases radicales. El pueblo no sólo no quiere a Maduro. No le obedece ni lo respeta. Ni a él ni a toda su camarilla de patrullaje lanzada como hienas sobre su presa. EL pueblo ya no le teme a militares, jerarcas ni colectivos. No hay jefatura que valga. La indignación se expresó en la abstención. Expresión de fatiga, rabia, desilusión y hastío que llegó a los barrios. ¿Quién la reivindica y la redime? Este es el tema…

Este es el capital político que deja el 20-M. El desmembramiento de la capacidad de convocatoria y control del gobierno. ¿Cómo, cuándo  y quien la capitaliza? Lamentablemente no existe un líder opositor capaz de cobrar-a solas-ese dividendo. Y no puede existir porque el reto no es personal. Quien pretenda reemprender la lucha disidente aislada y obsesivamente [por la silla de Miraflores], por encima de la calamidad popular, morirá el intento…Son momentos en los que debe quedar atrás ese absorto de estupidez llamado dimisionismo profético embadurnado de egoísmo banal, y trabajar la política con un cemento que pegue de verdad, no con golosinas, secretariados y verborreas. Es ir aguas abajo con la gente. El que juegue posición adelantada irá muy fácil de lo sublime a lo ridículo.

PODER CON HAMBRE NO DURA. Y SIN ARMAS …

Falcón-quien tuvo la audacia de participar en un evento fraudulento-tiene el mérito de haber puesto “el rey al desnudo”. Pero para nada queda como líder de la oposición habiéndose dejado bofetear con un 22% de limosna electoral. Es absolutamente irrelevante que a Maduro le concedan un 65% de votos cuando el 80% del país que se abstuvo, ni come, ni duerme, ni le cree. Sin embargo mientras no le demos forma y contenido a palabrita “legitimidad”, muy sonora, muy jurídica, muy normativa, positivista o constitucional, dependeremos de un manage a ritmo de estallido social y montonera militar peor de lo que tenemos. Somalia. La legitimación es música para los oídos de las clases medias educadas. Pero para un pueblo que lo que clama es comida, paz y vida, legitimidad es como un poema sinfónico de Liszt, fantaseando el piano con sus Années de Pèlerinage (años de peregrinaje). Es decir: nada de nada. La política frente a un poder tiránico, autoritario y totalitario no pasa por lo semántico o discursivo. Al dictador lo moral o legalista le va de madre y le sabe a casabe. Es más: ¡Lo celebra!  Sobretodo cuando es un leviatán temido y con cobres. Pero cuando el pueblo le pierde l’autorités, cuando al príncipe desnudo carece de reparto, los legionarios en armas lo madrugan de sus aposentos. Eso también se sembró el 20-M. Reverol y Padrino López han puesto a Maduro en remojo. Y poder con hambre no dura…

EN EL PAIS DE LOS CIEGOS …

Queda resolver el entramado de la oposición. Ni los abstencionistas ni los electoralistas pueden cantar victoria. Un debut abstencionista sin contrapeso y caída, hizo de ella [la abstención] vía libre para Maduro, y un huevo sin sal para la audiencia opositora, que ni los cascos se mordía detrás de su twitter. Quien convoque la unidad y se organice mejor, podrá reactivar la insurgencia de un pueblo depauperado pero burlado. Un pueblo cansado y acéfalo de liderazgo. Pero un pueblo indignado y mísero dispuesto a pulsar el desmoronamiento del minotauro con orden. No con gallineros.

Después del ojo sacado no hay Santa Lucía que valga. El mal está hecho. Gobierno y oposición, pueblo y ciudadanos, quedamos descolocados como sociedad, nadando en un mar de fondo donde ver por un ojo, demanda más audacia y acierto, que alharaca y capricho. Aprendamos la lección de la unidad real y operativa. Los errores los paga quien está fuera del poder por no saber sacar a los que están dentro (Gaetano Mosca). En ese frenesí hemos vivido.  Cargados de divisiones, odios y ofensas entre afectos de una misma causa. Recojamos velas. Corramos y trepemos juntos, civilizadamente. De lo contrario en el país de los ciegos, el tuerto seguirá siendo el rey …

 

@ovierablanco