LAS INSTRUCCIONES LAS DIO el mismo Elías Jaua Milano a la embajada de Venezuela en Bielorrusia para que elevaran una nota de enérgica protesta “verbal” al gobierno del “gran amigo de nuestro máximo líder Hugo Chávez, el presidente Alexander Lukashenko” por dos incidentes ocurridos en ese país durante la visita del presidente Nicolás Maduro los pasados días 2 y 3 de julio.

Citan el primer incidente como sucedido el 3/7/13 en la puerta #1 de la residencia oficial de Lukashenko “cuando la delegación venezolana encabezada por Jaua Milano iba al encuentro de ambos presidentes fue irrespetado de manera violenta y grosera por un guardia de seguridad belaruso quien le cerró el paso con un brazo y lo empujó hacia atrás a pesar de estar acompañado de un funcionario de la cancillería belarusa quien lo había identificado plenamente”.

El segundo incidente en la protesta fue en el aeropuerto internacional de la ciudad de Minsk, capital de Bielorrusia, “cuando los miembros de la delegación venezolana que encabezaba Jaua protestaron y se negaron a ser sometidos al procedimiento de cacheo y requisa al que pretendían guardias de seguridad de la República de Belarús antes de abordar el avión que los retornaría a Caracas, irrespetando de nuevo la alta investidura del canciller Jaua y su comitiva”.

En la nota presentada exigen “una disculpa y las seguridades que semejantes incidentes no serán repetidos en el futuro”.

Reclamaron la ausencia de personal de protocolo del régimen de Lukashenko y reiteran lo que ya antes habían expresado en Minsk: “Venezuela lamenta que estos incidentes de irrespeto y desconsideración hacia los visitantes hayan empañado la visita del presidente Nicolás Maduro”.

Hasta hoy no se había respondido a la cancillería venezolana la llamada “nota verbal” que es un punto por debajo de la nota diplomática formal.

Tanto Jaua como los rojos rojitos criollos, empatados en negocios con Lukashenko, pudieron sentir lo que es la última de las dictaduras de lo que fue parte del bloque soviético o URSS.

Los mismos irrespetos que han sentido los trabajadores y contratistas por parte de los bielorrusos en los desarrollos habitacionales de Fuerte Tiuna y otras locaciones.

Groseros, corruptos e irrespetuosos pero guapos y apoyados en Venezuela.