Ramón J. Velásquez: El periodista presidente que disfrutaba la historia y entro en ella con gozo - Runrun
Ramón J. Velásquez: El periodista presidente que disfrutaba la historia y entro en ella con gozo

RAMÓN J. VELÁSQUEZ FUE nuestro Profesor de Historia comenzando la Escuela de Periodismo en 1961. Hacía espacio en su agenda de Secretario de la Presidencia con Rómulo Betancourt para desplazarse desde Miraflores hasta la esquina de Jesuitas e impartir sus clases sobre los acontecimientos de nuestro quehacer republicano y libertario “como si los hubiera vivido”.

Venía de fundar el vespertino El Mundo con Simón Alberto Consalvi el 3 de febrero de 1958 por petición del editor Miguel Ángel Capriles. Recuerdo que en los salones de la escuela Ramón Jota se reunía con otros profesores universitarios como Oscar Yanes (director del diario La Esfera también de la Cadena Capriles), Hugo Briceño Salas y Luis Herrera Campins. Un lujo de profesores reunidos por el jesuita Alberto Ancízar Mendoza, fundador de la escuela. Años después supe que de esas tertulias salían “los secretos de la política nacional” que se plasmaban en la columna de César Cienfuegos del diario dirigido por “Chivo Negro Yanes”.

Siempre busque tiempo a lo largo de mi carrera para conversar con RJV, fue fundador y presidente honorario del Caracas Press Club que nos reúne a muchos de sus alumnos. Cuando presidente lo ayudé organizándole reuniones con colegas y escritores para intercambiar informaciones y “runrunes”. Siempre me contó detalles del poder tras bastidores. En agradecimiento me confirió en un acto privadísimo en su despacho, junto a su esposa Ligia, la Orden del Libertador -a las 11 de la noche del día previo a pasarle la presidencia a Rafael Caldera- donde asistí con mis hijos Nelson Eduardo y Cristina que tenían 10 y 8 años pues mi esposa estaba de viaje. Tuvieron ellos el privilegio de conocer el Palacio con RJV contándoles las historias que escondía el centro del poder nacional. Lo quise mucho y lo admiré junto a Simón Alberto Consalvi, nuestro primo. Cada uno era confidente del otro. Fueron dos maestros insignes del periodismo y la historia. Paz a su alma…