YA NO HAY NI NI A LA HORA DE VOTAR, PUES NADIE ES IMPARCIAL FRENTE A HUGO CHAVEZ - Runrun

PARA EL POLITÓLOGO Ángel Álvarez, profesor y analista muy destacado en sus radiografías de la política contemporánea de Venezuela, la sola aseveración que hacen los encuestadores de que entre los electores hay un sector de los que llaman NI NI, gente que aún no se ha decidido por uno u otro candidato y que supuestamente están siempre dilucidando en torno a quien deben darle su voto, lo hace saltar de la silla donde lo entrevistan por Globovisión afirmando enfáticamente: “los Ni Ni no existen”.

Para esa afirmación Álvarez aclara que” la figura de Hugo Chávez no permite NI NI pues o se está con él o se está contra él, nada de medias tintas. Nadie es imparcial frente a Chávez. Lo que si hay es abstencionistas que hacen su aparición más contundente a partir de 1988. Hemos llegado al 75% y luego hemos pasado a 30, 29 y 28 por ciento en cuanto a participación”.

Para el politólogo el hecho más significativo en los últimos años en materia política no fue el llamado a la Constituyente que se hizo en 1999. Con claridad y pruebas Álvarez explica que la descentralización ordenada por el presidente Carlos Andrés Pérez en el 89 fue el hecho más importante pues permitió la emergencia de nuevos liderazgos de las regiones, ola de la que aún tenemos ejemplos en gobernaciones y alcaldías de hoy.

Antes los líderes que tuvimos provenían o de los partidos políticos o de las Fuerzas Armadas. Unos por elecciones y otros por golpes de estado. Las muestras están muy claras en la historia desde el principio del siglo pasado.

El pasado 5 de septiembre el periodista Roberto Giusti lo entrevistó para El Universal. Allí señaló otros temas importantes para analizar el fenómeno Chávez destacando el afecto cuasi religioso de los seguidores con el caudillo así como el drama para el gobierno de no tener obras que presentar, diputados que pasaron grises en la Asamblea y no repiten por lo pésimo de su trabajo o la necesidad del presidente de presentarse otra vez en una elección de asambleístas como si fuera una elección presidencial y su vida y proyecto comunista estuvieran en peligro de muerte.

Veamos algunos puntos para la reflexión:

 

-¿Esa estrategia no es nueva y la utilizó en todas las campañas, cualesquiera fuese la naturaleza de la elección? Pero, ¿tienen el Presidente, en esta oportunidad, la misma capacidad de aportar votos para sus candidatos como en el pasado?


-Esa capacidad ha disminuido pero él sigue siendo el único activo del PSUV para competir en el mercado electoral. Eso es así porque los factores que esgrime un partido en la campaña, como las realizaciones del Gobierno, están muy mal en el caso venezolano y la identificación partidista, aunque el PSUV es el partido con mayor número de adherentes, no da para ganar una elección de este tipo. De manera que el único activo fuerte que les queda es la propia imagen presidencial y la seguirán usando hasta que se agote.


-¿Les alcanzará para lograr la mayoría en la Asamblea Nacional?


-Es muy difícil estimar los resultados por la manipulación que se hizo de las leyes electorales, en este caso, la redefinición de los circuitos y la re-adjudicación de la población por estados. Esas variables hacen muy difícil estimar los resultados, pero al margen de éstos, al oficialismo no le queda sino acudir a esa estrategia. Cualquier otra, como afianzarse en la gestión de los diputados sería absurdo porque la mayoría de ellos tuvo un desempeño tan malo que el propio Presidente los reemplazó por otros. Afianzarse en la gestión gubernamental sería otro error porque está muy mal evaluada. Entonces, como fallan en estas variables, solo les queda el Presidente, así esté disminuido.


-¿No es ya perfectamente identificable la figura del Presidente con el fracaso de su Gobierno? ¿No percibe la gente que en un régimen tan personalista Chávez es el responsable de todo lo que se haga o se deje de hacer?


-En condiciones normales debería ser, y el reto más importante de la ciencia política en Venezuela es explicar por qué un gobierno con tantas fallas no conduce al deterioro grave de la imagen del Presidente.


-¿Cuál sería la respuesta?

-La única respuesta deriva de lo que muchos politólogos llaman «la identificación religiosa del electorado». Algunos de esos electorados se identifican religiosamente con sus líderes y en este caso Chávez ha tratado de convertir al chavismo en una especie de devoción, más que en un movimiento político. Ese tipo de vínculos con liderazgos personalistas resiste el deterioro de la gestión porque lo último que quiere perder el votante chavista es la esperanza de la redención. Así, el Presidente es la última esperanza que no quiere perder. Entonces lo perdona, lo exculpa, dice que no es responsable porque no está enterado del deterioro del Gobierno. Se trata de un mecanismo sicológico para no aceptar el alto costo anímico que supone perder al líder.