BAJO

LA OTRA CARA:

Chávez quiso imitar a Fidel Castro quien no dormía de noche sino de día cuando se iba a la cama apenas comenzaba a despertar el sol. Su imitación lo llevaba a dormir poco y a estar despierto con un ojo pendiente del entorno. Maduro, burdo imitador del caudillo muerto del que ahora prohíben hablar mal, duerme demasiado y despierta tarde en la mañana. Eso dicen sus allegados. Por eso el enorme atraso -del que aquí hemos hecho mención- en la revisión, firma, aprobación y ejecución de documentos, órdenes, memoranda, pagos, bonos y otros elementos de la burocracia gubernamental y militar. Su permanente habladuría en cadenas a toda hora lo hacen repetir hasta la saciedad las promesas del fallecido -hoy seguros de no cumplirse- de que “seremos una potencia” y “tendremos patria”. ¿No será esa jornada de trabajo la que cumplirá en su defecto el hoy todopoderoso vicepresidente? ¿Una necesidad ante el atraso, las deudas, la falta de cumplimiento de acuerdos nacionales e internacionales, el desorden y la desidia presente las 24 horas del día cuando todos se apresuran a seguir raspando la olla del tesoro petrolero?