“MUY COMPLACIDA POR LA INTERVENCIÓN del Cardenal Urosa en esta invitación que le hicimos a conversar en el seno de la Asamblea Nacional” dijo una sonriente Cilia Flores a la salida de su reunión de más de cuatro horas con el Arzobispo de Caracas.
Hoy, tras la llamada de un molesto y vociferante caudillo que le reclamó la declaración arriba citada, la misma señora presidenta de la complaciente, obediente y genuflexa Asamblea da un giro de 180° y decide atacar de nuevo al Cardenal, a la Iglesia y a los obispos llegando hasta anunciar que el ente que preside está solicitando una revisión del Concordato entre el gobierno venezolano y el Estado Vaticano.
Ahora es que les cayó la locha de lo que el cardenal les entregó por escrito. Se quejan de que leyó una declaración. Eso fue hace 48 horas. Pareciera que en la reunión mientras estaban pendientes de preguntarle al prelado “por qué habían matado tantos indígenas las huestes españolas avaladas por la Iglesia Católica” o cómo era posible que malinterpretaran las palabras del comandante presidente y su socialismo del siglo XXI, no se dieron cuenta de lo que leía hasta que lo vieron publicado hoy en la prensa nacional.
Lo que más molestó al Caudillo es que la confrontación de él con Urosa y la Iglesia se desinfló totalmente al aparecer la Flores con el Arzobispo y ambos declarar que todo había sido excelente.
Otro globo de ensayo, otro trapo rojo, que se desaparece de los titulares de los medios. Allí que la reacción haya sido la de hoy. Sin conocimiento del tema diplomático, la mujer del Canciller, pide ahora que se revise la designación de Urosa como cardenal, derecho exclusivo del Sumo Pontífice.
Cuando fue llamado recientemente a consultas en Caracas el embajador venezolano ante la Santa Sede, el ex presidente del Tribunal Supremo de Justicia Iván Rincón, ni siquiera supieron indicarle por donde comenzar la “revisión de las relaciones”.
Como lo de Chávez Abarca se cayó al igual que las confrontaciones con distintos sectores y la ruptura de relaciones con Colombia recurren a este libreto ya conocido en once años. Con esta vuelta de carnero la señora demuestra su falta de criterio y personalidad.
¡Ordene Comandante!
