Mucha especulación por parte del régimen pudimos observar durante los últimos quince dias criticando, ofendiendo, atacando y burlándose del Príncipe de la Iglesia venezolana Jorge Cardenal Urosa. Desde relacionarlo con el golpe de estado del 2002 hasta caliicarlo de mentiroso y traidor a la patria no sin antes relacionarlo con Colombia y los Estados Unidos o llamarlo «poco varón» al no haber asistido a la primera interpelación a la que lo habían citado.Groserias, palabrotas odesprecio, por decir lo menos, escuchamos y vimos por la televisión en aquella ignominosa sesión de la Asamblea en que lanzaron todos sus misiles contra la Iglesia católica venezolana.
Para la primera «invitación» le tenían preparada una emboscada en las cercanías de la Plaza Bolívar para «un juicio popular» como el que hoy pedían las barras rojas estacionadas frente a la Iglesia de San Francisco. El saber de antemano dicha sorpresa hízo que el cardenal no aceptara ir al Palacio Legislativo en ese momento.
Esta vez los sroprendidos fueron Cilia Flores y los diputados rojitos cuando el cardenal anunció tan solo el lunes que estaba dispuesto a comparecer el martes a una audiencia pública con los miembros de la Asamblea.
Llegada la hora fue cuando la ofensiva jefa de la asamblea, transformada en un dechado de virtudes ciudadanas, señaló que la audiencia iba a ser a puerta cerrada y se prohibió la entrada a los medios. Solo las cámaras de la televisora parlamentaria, ANTV, estuvo adentro y grabó toda la interpelación. La misma señal pasaba directamente a Miraflores, como siempre, para que allá estuviera Chávez al tanto de lo que se discutía si lo quería.
Tras las provocaciones que tienen que ver con la llegada de Colón y el genocidio de los curas contra los indígenas, o el golpismo cardenalicio en 2002, o la intromisión mentirosa en los asuntos del gobierno, el estoico y paciente purpurado aguantó el diluvio rojo con admirable tranquilidad.
Preparado para la ocasión Urosa llevó un documento, del que aquí colocamos su link gracias al Diputado de Podemos Ismael García,en el que contestaba y reafirmaba las opiniones suyas que tanto molestaron a Hugo Chávez en campaña.
Leer sus palabras indican la seridad con la que la Iglesia responde a las mentiras del régimen.
Ganó Venezuela pues el trapo rojo de la inquisición contra el Cardenal se les desinfló rápidamente. Nada mejor para desarmarlos que documentar las declaraciones previas.
