LAS ANGUSTIAS DEL GOBIERNO chavista tienen que ver, en relación con el conflicto con Colombia, con la posibilidad que un bombardeo a distancia, sin participación del ejército colombiano en el territorio venezolano, explote cualquier campamento narco terrorista de las FARC -de esos que » no existen»- pues no podría quejarse o reclamar por la desaparición de los guerrilleros sin quedar en evidencia.

Entonces, de ser el caso, habría que creer a Colombia en cuanto a la reiterada denuncia de existencia de esas bases. De allí la preocupación venezolana. Chávez, que nos tienen acostumbrados a verlo huir hacia adelante, sabe y por eso acelera el lenguaje confrontacional con el vecino y le da órdenes a todo su gobierno de atizar el fuego verbal para así distraer al país de uno los problemas mas dañinos para él como ha sido el de la putrefacción de los millones de kilos de alimentos descubiertos en los contenedores.

Ya se establecieron contactos entre Roy Chaderton y la designada canciller colombiana María Ángela Holguín para que la escalada verbal de los chavistas no siga in crescendo. Las apuestas de los superiores de ambos es a recomenzar de nuevo a partir del próximo gobierno. El marco referencial lo colocó el vicepresidente electo de Colombia Angelino Garzón, quien valoró altamente el llamado de Chávez a la guerrilla para que “reconsidere su estrategia armada”.

Por aquí vienen los tiros… de salva. ¡Menos mal!