LA PELÍCULA DE LOS 10 ESPÍAS RUSOS EN ESTADOS UNIDOS LLEGÓ A SU FIN EN VIENA… PASARON LA PÁGINA Y RUSIA ENTREGÓ A 4 ESPÍAS GRINGOS - Runrun

 

 

 

 

 

 

 

 

TAL Y COMO SE HABÍA en las capitales de Rusia y Estados Unidos hoy se procedió en Viena a “reeditar” lo que fueron muchas ocasiones de intercambio de espías durante la llamada Guerra Fría, provocando además múltiples películas de Hollywood y centenares de novelas en su momento. El epílogo del incidente fue muy bien montado a prueba de la presencia de medios de comunicación. Solo los potentes lentes fotográficos pudieron plasmar la figura de los dos aviones involucrados en el final de la historia.

Hoy en la capital austríaca diez detenidos en EE.UU. salieron en un avión oficial ruso a Moscú. La decena había confesado ser parte del espionaje ruso infiltrado en suelo americano. Un cuarto de hora más tarde una nave estadounidense partió con 4 espías rusos que trabajaban para Washington.

El canje se produjo en la pista del aeropuerto de Viena. Los dos aparatos se colocaron de tal manera que sus puertas principales quedaban ocultas a los ojos de los fotógrafos y periodistas.

Lo más noticioso del caso es la confesión de siete de ellos de estar utilizando nombres falsos y de ser rusos de origen: los esposos «Richard y Cynthia Murphy» admitieron llamarse, en realidad, Vladimir y Lydia Guryev. «Michael Zottoli» y «Patricia Mills», detenidos en Virginia el 27 de junio, resultaron ser rusos y llamarse, respectivamente, Mikhail Kutsik y Natalia Pereverzeva.

Por su parte, «Donald Heathfield» y «Tracey Foley», detenidos en Massachusetts, donde habían penetrado en el ambiente académico de Harvard y los negocios inmobiliarios, también eran rusos cuyos verdaderos nombres resultaron ser Andrei Bezrukov y Elene Vavilova.

«Juan Lázaro» no era peruano ni había nacido en Uruguay, como afirmaba socialmente desde que se había instalado en los suburbios de Nueva York: se llamaba, en realidad, Mikhail Anatonoljevich Vasenkov y también era agente secreto. Es el esposo de la peruana Vicky Peláez, espía que usaba su propio nombre, y que es una periodista ligada a los movimientos de izquierda latinamericana desde su Perú natal hasta Cuba y Venezuela. En éste país los medios de comunicación del gobierno chavista se rasgaron las vestiduras por ella cuando su detención.

Otros dos agentes no tenían nombres encubiertos: los rusos Mikhail Semenko y Anna Chapman, la sensual pelirroja de 28 años que causó sensación en la prensa norteamericana.

Del lado ruso, Medvedev indultó al espía de la CIA y experto nuclear Igor Sutyagin, a Alexander Zaporozhsky, a Guennadi Vasilenko y a Serguei Skripal.

Previamente, los cuatro sujetos habían remitido una solicitud de gracia al jefe del Kremlin, en la que declaraban su culpabilidad. De esta manera, se superó el último escollo para que los 10 agentes rusos detenidos en Estados Unidos regresaran rápidamente a Rusia.