EN SEPTIEMBRE DE 1998- muy cerca de las elecciones presidenciales- el candidato Hugo Chávez Frías hizo un viaje a la República Dominicana en donde fue recibido, siendo un aspirante a presidente, por el primer mandatario de la isla caribeña Leonel Fernández . El mismo personaje que hoy es el líder de la delegación de Unasur (Dominicana no es miembro) que viene a «acompañar» a otros personajes a «ver» cómo se desarrollan las elecciones parlamentarias en nuestro país. En aquel año Fernández dio un trato de jefe de estado al candidato Chávez y entre otras cosas le prometió darle apoyo para que ganara la presidencia de Venezuela. Esta ayuda se concretó unos días después cuando el mismo Chávez ordenó a su comando de campaña que recibieran y apoyaran a un personaje- asesor personal de imagen y campaña de Leonel- el señor Rafael Céspedes Morillo- que aquel envió a nuestro país para colaborar en su búsqueda de la silla presidencial de Miraflores. La verdad es que la encomienda de Céspedes era traer para las arcas de la campaña 5 millones de dólares. El destino que se le dio a ese dinero es desconocido. Lo cierto es que al ganar Chávez la presidencia,  el favor le fue retribuido a Fernández con contratos, petróleo barato y  financiamiento para lograr ganar su segunda presidencia. De todos es conocido que Dominicana se benefició de Venezuela hasta el punto que llegó a pagar deuda petrolera con caraotas y pudo saldar los empréstitos con descuentos mil millonarios en dólares. No cuesta mucho presumir cual pudiera ser la postura de Leonel Fernández a la hora de que se genere un conflicto respecto a los resultados de la elecciones del éste domingo 6 de diciembre. En especial si el sector radical del chavismo- comenzando por Maduro, Cilia, Jaua y Rodríguez- pretenda desconocer un resultado que le sea adverso; tal y como lo revelan todos los sondeos serios.

Por cierto que cuando Chávez llegó a Quisqueya, en aquel entonces, dijo a la prensa del país que «Venezuela es ingobernable». Me apunta el amigo PPS que “más premonitorio para él y su gente sería imposible”.

NB: “En un libro sobre Céspedes, donde ciencia y fe armonizan, la autora Virtudes González de Céspedes, esposa del escritor, comienza desde el prólogo a darnos sorpresas, cuando lo describe como “un instrumento en manos de Dios, que es quien catapulta a hombres y mujeres de pueblo a posiciones de presidentes, alcaldes, gobernadores o simplemente líderes vivos en el mundo de la política”. El propio Chávez, ya proclamado Presidente de Venezuela, agradece públicamente la asesoría del dominicano, a quien veía como “un enviado” de su amigo, el entonces presidente Leonel Fernández. “No llegué a Chávez, el Señor lo llevó a mi casa”, expresa Céspedes Morillo tras narrar las imbricadas historias que le ponen en contacto con el carismático militar y político sudamericano”. Cosas veredes mi amigo Sancho.