HOY QUE UNA INTENSA LLUVIA vuelve a poner en guardia a la capital caraqueña es preciso alertar en torno a la falta de recursos, planes y personal en los organismos que tienen que velar por las emergencias de la naturaleza. El desmantelamiento de Defensa Civil al haber despedido al personal que tenía experiencia en catástrofes naturales deja desnuda a la ciudad ante un eventual movimiento sísmico, inundación, deslave o vendaval fuerte. Los negocios en la dependencia han superado los planes de emergencia. Ni persona ni equipos hay en suficiente cantidad para poder enfrentarlas.

El propio alcalde el municipio Libertador puso la queja ante el presidente Chávez hace unos meses cuando le llevaron un estudio en que un eventual temblor de tierra, menor de 5 grados en la escala Richter, podría arrojar más de 50 mil muertos solo en su municipio por los lados de Antímano y Catia.

La cancillería giró instrucciones –en secreto- a los embajadores venezolanos para que compren o consigan como regalo de los gobiernos ante los que están acreditados hospitales de campaña, carpas, camillas y alimentos y enseres para esas eventualidades. Rodríguez, conociendo por dentro al régimen  y sus alimañas ávidas de hacer negocio y cobrar comisiones, se ha movido directamente con gente de la Cruz Roja para que sea ese organismo internacional quien –de forma callada y sin aspavientos- consiga traer lo necesario.

Para eso habilitarían un buen monto de la partida secreta. Como siempre ocurre con el gobierno hasta ahora nada se ha visto. Mientras las acusaciones por corrupción en Defensa Civil fueron públicas por los negocios con la ayuda a Haití –donde el embajador venezolano, su esposa y el secretario de la delegación han vendido el kilo de leche en $60- nada se investigó y mas bien se amenazó a los empleados denunciantes dejar todo sin investigar.

Dios nos agarre confesados.