UNA DE LAS ÚLTIMAS MEDICIONES que en los distintos sectores de la población ha realizado el encuestador de opinión pública  Alfredo Keller  arroja un signo esperanzador para la eventualidad que la oposición política al régimen de Chávez logre cohesionar a sus votantes y hacerlos salir a las mesas electorales el próximo septiembre.

El llamado chavismo radical se ha visto algo disminuido a medida que pasa el tiempo de gobierno -ya equivalente a mas de dos períodos de la era democrática acostumbrada- y sus expectativas de logro y mejoría de vida no terminan de llegarle. Si bien es cierto que la inmensa mayoría del apoyo al presidente se basa en el oportunismo, en el deseo de hacer un buen negocio que le reporte dinero fácil, en hacerse de una renta rápida, es decir sacarle provecho al “disfraz”  rojo rojito y al mismo tiempo “no ver lo que pasa a su lado” para no comprometer su ingreso. De haber estado entre un 25 a 30% la disminución estos días podría llegar a un 10% que sigue creyendo en el llamado socialismo del siglo 21.

Ese porcentaje esta de verdad comprometido ideológicamente con el llamado proceso. Por eso el alerta de Keller a los opositores es aprovechar este descenso y unificar a la población en torno a unas nuevas alternativas. La clave sería, en septiembre, sacar a la mayoría de sus casas y llevarlos a votar. Los llamados ni-ni, cada vez menos entusiasmados por ninguno de los dos lados de la moneda política, serían indispensables para lograr torcer el rumbo de la Asamblea Nacional y empezar a enderezar al país.