De un whisky escocés 18 años a una guarapita instantánea - Runrun
De un whisky escocés 18 años a una guarapita instantánea

@franzambranor

El pasado viernes 28 de septiembre, Jacinto Cova y su hijastra Catherine Blanco, compraron una guarapita a base de cocuy de penca en el barrio La Dolorita de Petare. Bebieron y no fue sino hasta el lunes que ambos comenzaron a sentir fuertes dolores estomacales, vómitos, dolor en la cabeza y pérdida parcial de la visión. Catherine murió por intoxicación en pleno traslado al Hospital Domingo Luciani de El Llanito, mientras que Jacinto falleció horas después en el mismo centro médico.

Un adolescente también murió en el Hospital Victorino Santaella en Los Teques a mediados de septiembre con síntomas similares: intoxicado con una bebida casera que contenía alcohol isopropílico.

Según reportes de medios de comunicación en Venezuela solo en diciembre de 2017 fallecieron 12 personas por intoxicación alcohólica en varias regiones del país.

Un estudio de la Organización Mundial de Salud revela que Venezuela lidera el ranking de muertes masculinas asociadas al consumo de alcohol en América Latina con una cifra de 96,6 fallecimientos por cada 100 mil habitantes.

El médico patólogo Ender Reyes considera que la ingesta de bebidas sin ningún tipo de control sanitario pueden acarrear severos inconvenientes de salud pública.

“Cuando el cuerpo recibe este tipo de sustancias hay una alteración de las enzimas hepáticas que puede traer como consecuencia trastornos en el hígado como una hepatitis alcohólica, una obstrucción biliar o incluso la muerte”.

La hiperinflación ha hecho que el venezolano promedio no pueda acceder a las bebidas alcohólicas tradicionales y por consiguiente consuma productos de menor calidad y en algunos casos recurra a licores sin control sanitario.

Losaina Lucena, presidenta de la Federación Venezolana de Licores, sostuvo que la crisis ha obligado al consumidor a cambiar sus hábitos y también la frecuencia de compra.

“Nuestro mayor consumidor a nivel nacional que es el sector popular, pasó de ingerir cerveza a bebidas caseras mezcladas por tema de costos”.

Pese a la situación económica, aseguró que la cerveza sigue siendo el producto más consumido, aunque con menor demanda y aumentos de precio semanales. “¿Qué pasa?, la gente antes iba a un sitio y compraba una caja de cervezas, dos six packs o 10 latas, ahora compran dos o tres porque no tienen dinero para más”.

Lucena informó que un estudio hecho por Fevelicor arrojó que de cada 10 compradores que entran en una licorería, 5 adquieren cerveza detallada y el resto busca la bebida más económica.

A juicio de Lucena, el cocuy y las guarapitas de fabricación casera a base de aguardiente blanco se han convertido en bebidas predilectas en zonas populares. “Eso también depende de la región del país: hacia occidente (Lara, Falcón, Yaracuy) se consume más cocuy porque por allá se fabrica, ya si venimos al centro (Distrito Capital, Vargas, Carabobo) está creciendo el consumo de guarapitas”.

Stephane Bardinet, ex directivo de una empresa licorera, dijo que el consumo de alcohol en Venezuela se ha reducido últimamente a los productos más económicos: licores secos con sabor a ron, aguardiente blanco y bebidas espirituosas secas (como el cocuy y el miche andino) con colorante.

Estima que la compra de cerveza y ron ha descendido sustancialmente desde hace dos años. “El ron, que venía creciendo, ha sufrido mucho y la venta de cerveza ya tiene dos años cayendo. Bebidas como vodka, caña blanca y aguardientes con sabor a ron han desplazado a la cerveza y, últimamente, también al ron”.

Bardinet dijo que el mundo de los productos importados como el whisky y vinos quedó exclusivamente limitado a aquellos que tienen cierto poder adquisitivo.

Fevelicor estima que el consumo de whisky en el país es de 2%.

Bardinet indicó que, aunque el cocuy ha venido creciendo, aún no se equipara con otras bebidas alcohólicas en el mercado. “Recordemos que la producción de cocuy fue ilegal hasta comienzos de este milenio, hoy en día existen cocuyeros que venden a granel y todavía no tienen certificación o una denominación de origen. Hay que tener mucho cuidado, porque es una bebida que te puede intoxicar e incluso matar”.

Bardinet mencionó que la producción de caña de azúcar, materia prima para elaborar licores, ha descendido. “Es una industria que también ha sufrido los embates de la crisis”.

Para diciembre de 2017, la caída de la producción de caña de azúcar era de 20% y en la última década ha descendido 59%, según la Federación de Asociaciones de Cañicultores de Venezuela.

Mensaje en la botella

La Cámara de Licores (Calicor) registró una caída del 70% de las ventas en el último trimestre de 2017 y, lo más probable, es que experimente algo similar o incluso peor este año.

“Fue muy duro. Es el reflejo general de lo que ha ocurrido en el país con la crisis económica», declaró el presidente de Calicor, Carlos Salazar, al servicio internacional alemán, Deutsche Welle.

«Nunca habíamos tenido una situación tan compleja, no solo por la caída del poder adquisitivo del venezolano, también estamos sujetos a la desenfrenada inflación, problemas de transporte y la presión del Sundde por mantener los precios bajos, por lo que pronosticamos dificultades en la reposición de mercancías y baja solicitud de pedidos», añadió Salazar.

“Sin duda las ventas han bajado”, enfatizó Losaina Lucena de Fevelicor. “Nos afectan mucho los aumentos constantes. Nosotros estimamos que hay entre un 30 y 40% de licorerias que han cerrado. El tener ventas tan bajas lleva a cualquiera a la quiebra, no es fácil mantener una licorería”.

Miguel Orta, empleado de una tienda de la cadena Prolicor en la localidad caraqueña de Maripérez, considera que el consumo de alcohol no ha descendido en Venezuela. A su juicio se ha mantenido, con la salvedad que el consumidor ha mutado a productos más económicos y de menor calidad.

La OMS reveló que, para 2016, Venezuela ocupaba el tercer lugar en Latinoamérica con un consumo de 8,9 litros de alcohol per cápita, por encima estaban Chile (9,6) y Argentina (9,3). La bebida preferida era la cerveza con 55% de aceptación, seguida por whisky y vodka con 30% y vino con 12%. Para 2017, Venezuela cayó al quinto lugar con un promedio de 7,1 litros por persona superado por Argentina (9,1), Chile (9), Perú y Brasil (ambos con 8,9).

Apenas en 2014, Venezuela era el quinto país más consumidor de whisky en el mundo superada solo por Estados Unidos, Francia, España y Corea del Sur, según datos ofrecidos por el Consorcio Licorero Nacional, C.A. 20% del presupuesto familiar era dedicado hace cuatro años al consumo de cerveza, whisky y ron, reveló un estudio de mercado de la empresa Quantum Research.

“Tengo siete años trabajando acá. Antes la gente venía y se llevaba un tripack de whisky o una caja de cervezas; después, cuando la cosa se empezó a poner apretada, se pasaron al ron. Hoy en día lo que más sale son los licores a base de ron”, dijo Orta.

Explicó que el licor a base de ron se fabrica con el excedente de la materia prima del ron mezclado con otros químicos y, a veces, aderezados con sabores como vainilla, fresa y parchita. Un litro de esta bebida costaba para la segunda semana del mes de octubre entre 700 y 800 bolívares soberanos.

Orta ha sido testigo del inclemente aumento de los productos este año. “Hace seis meses esa misma botella de licor a base de ron costaba 41 bolívares soberanos, es decir, 4 millones 100 mil bolívares fuertes”.

“Para el año pasado a estas alturas con 5 millones 600 mil bolívares fuertes o 56 soberanos comprabas una caja de cerveza, hoy en dia (mediados de octubre de 2018) una caja de cerveza cuesta 1.800 soberanos. La diferencia es muy elevada. Se nos ha hecho imposible mantener capital de reserva”, dijo Lucena.

Mala bebida y mala comida

La psicólogo Yulimar Pinto coincide con Orta. “A pesar de la crisis no ha disminuido el consumo de alcohol”, declaró en un programa de radio transmitido por Fe y Alegría.

Basada en la experiencia que le brinda su consulta, la profesional indicó que lo que ha bajado es la calidad de lo que la gente consume.

“Eso lo vemos especialmente en la población de bajos recursos. Justamente las crisis hacen que la gente busque un escape, lo que llamamos en psicología disociar los problemas. El alcohol te hace sentir alegre y ofrece un bienestar momentáneo. Venezuela es un país festivo y no se piensa en una festividad sin alcohol”.

Pinto aseveró que en Venezuela los índices de depresión se han potenciado debido a la situación económica y social, aunado a la ruptura familiar producto de la diáspora.

“Regularmente la persona que padece depresión funcional, que es aquella que está deprimida pero sigue yendo al trabajo y haciendo su vida en teoría normal, tiende a refugiarse en el alcohol. Los venezolanos estamos padeciendo lo que en psicología conocemos como desesperanza aprendida”.

La presidenta de Fevelicor, Losaina Lucena, considera que no solo la pésima alimentación y escasez de medicinas conspira contra la salud del venezolano, también la ingesta de bebidas alcohólicas en exceso y de baja calidad.“Nosotros hacemos campaña para que la gente compre cosas con etiquetas, fabricadas por empresas y con registros sanitarios”.

Augura que, aunque está golpeada, la industria licorera en Venezuela seguirá de pie. “Nosotros le brindamos alegría al venezolano, la gente tiene derecho y se merece llegar a su casa y tomarse algo después de enfrentar esta realidad tan dura que vivimos”.