Entre barricadas, soledad y represión: así fue el paro de Altamira a la Andrés Bello - Runrun
Entre barricadas, soledad y represión: así fue el paro de Altamira a la Andrés Bello

@franzambranor | @loremelendez | @boonbar

A POCOS MINUTOS PARA LAS OCHO DE LA MAÑANA se oyó la primera detonación, la PNB luciendo su nuevo uniforme camuflajeado arrojó una bomba lacrimógena para disolver al grupo que apenas estaba instalando una barricada en la intersección de la avenida Andrés Bello con la principal de Las Palmas.

Veinte minutos después se escuchó otro estruendo, los funcionarios se mantuvieron allí para evitar que nadie se acercara. Se marcharon a reprimir quién sabe donde, volvieron y encontraron alcantarillas fuera de su lugar y a jóvenes de la llamada «Resistencia», piedras contra bombas y perdigones fue el guión que imperó en esa parte de la ciudad hasta bien entrada la tarde. A los PNB se le sumó Policaracas, vecinos de la localidad denunciaron que como ya es costumbre tiraron artefactos hacia los edificios, sin importar que allí vivan niños, ancianos y enfermos.

A escasos metros pasando la avenida principal de Maripérez parecía otro mundo; con poca gente y un insuficiente transporte colectivo, los alrededores del Ministerio de Alimentación y el Mercado de Guaicaipuro se mostraban con aparente normalidad. «Aquí vinimos a trabajar, algunos faltaron, yo no puedo dejar de abrir si no me sancionan», dijo José Manuel Contreras, encargado del Frigorífico Alto Campo.

«A mi tía le dijeron unos colectivos que si no abría le saqueaban el negocio», comentó un trabajador del mercado de mayoristas que no quiso identificarse.

Sabana Grande, uno de los pulmones comerciales de la ciudad, respiró a media máquina. «No vamos a abrir, no hay personal que atienda, no pudieron llegar», sentenció el vigilante de una famosa panadería en el boulevard.

«No se sabe si van a trabajar hoy», alertó otro custodio de la tienda Beco en Chacaíto.

Algunos establecimientos subieron sus santamarías, otros permanecieron cerradas. Lo cierto era que el boulevard no tenía el flujo de gente habitual. El centro comercial El Recreo estaba casi desierto, solo en las agencias bancarias había gente.

La escena se repitió en las entidades financieras de Sabana Grande. Y es que coincidencialmente, el gobierno de Maduro optó por cancelar las pensiones este miércoles a los de la tercera edad.

«Esto no está como todos los días, espero vender algo hoy», manifestó un buhonero frente a uno de los accesos del Metro de Sabana Grande. «De repente las tiendas abren más tarde, quién sabe».

Chacao: de las trancas a las persecuciones

A las 8:00 am de este jueves, las calles de Chacao y Bello Campo aún lucían desiertas. Sin embargo, varias esquinas tenían a un puñado de vecinos congregados en torno a las trancas que ellos mismos armaron más temprano. La mayoría habían sido levantadas con hilos que se amarraban de un poste a otro o con cintas plásticas que impedían, incluso, que se pudiera caminar por las aceras sin desviarse. En las más elaboradas, se veían las tapas de las alcantarillas levantadas o incluso ramas que obstaculizaban el paso. A esa hora, la represión no era parte del panorama.

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Por la zona no podía transitar ningún carro ni camioneta. Los únicos que podían ir de un lugar a otro, levantando hilos o subiéndose a las aceras, eran los motorizados. Sin embargo, la mayor parte de los transeúntes iba a pie a lo largo de un municipio en donde el paro convocado por la Mesa de la Unidad Democrática se cumplió al menos en 90%.

Tan desoladas estaban las vías, que hubo varios que decidieron andar por el medio de la calle. El transporte público estaba totalmente paralizado: no trabajaron las camionetas que recorren la jurisdicción ni tampoco las que atraviesan la ciudad desde Petare o desde el centro de Caracas. También estaban vacías las paradas de los autobuses que cubren las rutas hacia El Cafetal y hacia Baruta y El Hatillo.

En el casco de Chacao, la mayoría de las tiendas pequeñas permanecieron con las santamarías abajo. Lo mismo sucedió en el Mercado de Chacao, donde solo algunos floristas acudieron al lugar. Eso sí, no iban con la intención de vender, sino de adelantar arreglos y trabajos pendientes. «Dígales que estoy totalmente de acuerdo con el paro y que quiero que sea por un mes», afirmó uno de los comerciantes desde un quiosco.

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Entre Chacao y Chacaíto había al menos cinco luncherías abiertas en horas de la mañana. «Si no pasa nada, aquí estaremos hasta las 8:00 de la noche», comentó una joven detrás del mostrador de un abasto, el único con la puerta abierta en la avenida San Ignacio de Loyola. Las agencias bancarias tampoco dejaron de funcionar y solo unas cuantas decidieron atender exclusivamente a los pensionados que hoy salieron a cobrar su quincena.

En El Rosal, el tránsito de personas era mayor. Se movilizaban hacia las torres empresariales que dejaban pasar a los empleados por puertas de servicio y no por las principales. Allí, centros comerciales como el Centro Lido y el Expreso estaban abiertos, pero la mayoría de los negocios tenían las luces apagadas.

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El paro también se cumplió en Altamira, donde restaurantes y tiendas estuvieron cerrados. Entre esa zona y Bello Campo, la Guardia Nacional reprimió a los jóvenes de la «Resistencia» que se acercaron a las inmediaciones de la autopista Francisco Fajardo y a la avenida Libertador. Desde el mediodía, comenzaron a amedrentar a los vecinos que estaban en las trancas. Las detonaciones se hicieron constantes y las bombas lacrimógenas y los perdigonazos obligaron a los manifestantes a esconderse en edificios y en terrenos con obras en construcción. Hasta allí los persiguieron.

Colinas de Bello Monte: tensa calma

Parecía un domingo cualquiera por las calles desoladas, pero no por la calma. En Colinas de Bello Monte todos los comercios, desde bodegas y panaderías, hasta ferreterías y restaurantes, se mantuvieron cerradas. Niños convirtieron las vías trancadas en canchas de fútbol improvisadas. Algunos vecinos se reunían a conversar en las esquinas, pero en estado de alerta.

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«Hasta ahora todo ha estado tranquilo. No han venido a atacarnos colectivos y la Policía Nacional y los Sebin sólo ha pasado como a dar una vuelta», afirmaron casi en coro un grupo de vecinos sentados a la sombra en la avenida Caurimare de Colinas de Bello Monte. «Dejaremos las calles cerradas hasta las 6:00 am de mañana, como fue establecido».

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Desde media mañana del jueves 20 de julio, la estación Bello Monte fue una de las tres estaciones del sistema Metro de Caracas que fue cerrada. También los alrededores fueron acordonados por los manifestantes para cerrar el paso a los vehículos.

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Desde horas del mediodía, en la avenida Río de Janeiro, a la altura de la calle Harward, un grupo de jóvenes encapuchados y con escudos artesanales, identificados con la llamada  «resistencia», se enfrentaban a agentes de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) aportados en la autopista Francisco Fajardo, quienes disparaban perdigones para dispersar la manifestación. Pocas horas después lanzaron bombas lacrimógenas.

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Las Mercedes

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«Aquí estamos desde la madrugada y estaremos hasta mañana», comenta decidida María, una señora de 54 años  que usa la bandera tricolor como capa en medio de la avenida principal de Las Mercedes, prácticamente desierta por efecto del paro cívico y el trancazo convocado para el 20 de julio. Está acompañando a sus familiares, que son vecinos del sector. «Tenemos que seguir presionando, pero esto debería estar lleno de gente. Si somos muchos, no nos detienen», dice sin importarle mucho  el dictamen de la convocatoria.

Una de las zonas de entretenimiento y comercio más activas de Caracas, al menos antes de la aguda crisis que golpea a Venezuela, lució puertas cerradas, santamarías selladas, vitrinas apagadas. El paro fue acatado en Las Mercedes.