Es un secreto a voces  la escasez de whiskies escoceses en los depósitos de las más importantes distribuidoras. La falta de divisas como producto de la suspensión de las operaciones de cambio mediante la permuta han vaciado las estanterías de las grandes licorerías del país.

Impresiona ver a los inmensos almacenes del Puerto Libre de Margarita y Paraguaná y los principales mercados y licorerías de tierra firme sin los whiskies preferidos por los venezolanos, que es el destilado más consumido.

Queda muy poco producto en stock para los meses más fuertes del año y se predice que para finalizar el año estaremos secos de todo whisky escocés, pues todo indica que las trabas cambiarias no se resolverán a corto plazo. Mientras tanto, las importadoras esperan las emisiones de bonos que amenaza con emitir PDVSA para hacerse de unos dólares que paleen en algo la crisis.

Y es que los US$ 300.000 mensuales que pueden adquirir las importadoras no alcanzan ni para un pequeño porcentaje de las decenas de millones de dólares que demanda nuestro mercado al mes.

Las políticas públicas controladoras una vez más nos harán cambiar los patrones de consumo, por lo menos en los meses venideros. Pero toda crisis para unos genera oportunidades para otros, de ésta podrán salir beneficiados tres sectores: las marcas pequeñas de whiskys que entre todas llenarán en algo esa demanda insatisfecha; los importadores de vinos y otros destilados menos consumidos que sumarán más bebedores como producto de la sustitución de consumo; y, los que seguramente aprovecharán más esta coyuntura serán las productoras de rones, sobre todo los Premium, que tratarán de explotar al máximo su oferta pues dependen en lo mínimo de insumos importados.

Muchos preferimos beber un buen ron venezolano que un mal whisky escocés.

por Juan Pablo Sucre para Runrun.es

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