Hasta ahora - Runrun
Redacción Runrun.es Nov 08, 2010 | Actualizado hace 13 años

 

La situación desesperada y desesperante de los Tiburones de la Guaira es uno de los temas que ocupa, no sólo a sus fanáticos, sino a los interesados en el beisbol más allá de la afición, porque asombra que a un equipo le salgan tan mal las cosas.

La decisión de despedir a Carlos Subero, en opinión de muchos entre quienes me cuento, no parece haber sido la más acertada, cosa que varios manifestamos en el momento del anuncio de la decisión, no ahora, cuando Phil Reagan tiene foja de 0 y 5 y parece obvio decir eso.

Algunos hablan de “suerte”, dicen que los Tiburones tienen el “santo volteado”, que las razones de las derrotas hay que buscarlas también “más allá del beisbol” porque no puede ser que se pierdan tantos juegos (seis en total) por una carrera, 3 bajo el mando del veterano estadounidense.

Cuando Carlos Subero fue despedido, la gerencia de Tiburones explicó que la decisión obedecía a que no se esperaba un arranque tan negativo para la divisa.

Ya mucho se ha escrito sobre la responsabilidad de Phil Reagan como coach de los lanzadores para ese récord horroroso y también se han desbordado las críticas hacia la oficina. Incluso hay quienes se han excedido en sus reclamos con la directiva del equipo.

Cuando Francisco Arocha insiste en twitter en que las cosas cambiarán y comenzarán a ganar, hay que esperar que sea así, porque sólo faltan pocos “caballos” para tener al equipo completo, ese que anunciaron en septiembre, iría por “todo o nada” en esta temporada.

Nadie debe dudar de que en esa oficina también hay desesperación por la actuación de los Tiburones, porque no es conveniente tener un equipo perdedor.

 Un equipo eliminado en diciembre tiene ingresos de publicidad, por ejemplo, hasta diciembre y lo mismo debería ser con los abonados, es decir, si no llegan al round robin, lo justo es que tengan que devolver el dinero por esos juegos que no se realizaron y que fueron cancelados por adelantado.

 

No, definitivamente a los dueños de los Tiburones de la Guaira hay que creerles cuando dicen que están trabajando por hacer que el equipo trascienda a la postemporada, porque ese es su negocio.

Para los fanáticos es amor del bueno. Ese amor estoico que ha tenido que aguantar 5 lustros sin celebrar un campeonato. Ese que aún en el inning 9, perdiendo por 10 carreras, se levanta y grita “¡Si Podemos!”, con verdadera convicción.

Aun deben llegar Máicer Isturiz, Chris Carter (quien ha tardado mucho), Jay Gibbons, Alex Cabrera, Francisco Rodríguez y algún otro.

Se supone, es de esperar, lo deseable, es que la suerte mejore para La Guaira, pero la suerte, cree esta cronista, siempre está del lado de los que lo están haciendo bien.

Ignoro si Reagan es un buen motivador o cuánto afectó la salida de Subero o la forma como salió de la dirección, en el ánimo de los peloteros, pero lo cierto es que perder no divierte y sin divertirse es más difícil ganar.  Parecen cosas de Yoggie Berra, pero es así, por eso los equipos se ven tan mal cuando están perdiendo.

Los fanáticos se desesperan, son 25 años sin un título, 24 sin llegar a una final y este año, particularmente, la oferta fue “todo o nada”, que suena muy bien en una consigna, sobre todo si se dan las cosas, pero cuando se atraviesa un momento así, luce como una fanfarronería, porque para tenerlo todo, en el beisbol y en la vida, no basta con las buenas intenciones.

Se esperaba que Reagan comenzara a ganar, sobre todo porque ha tenido “mejor equipo” que Subero, ya que bajo su gestión se incorporaron peloteros tan buenos  Gregor Blanco, Oscar Salazar y Gregory Infante y sin embargo no se ha podido encontrar la vía de las victorias.

Aún hay tiempo, pero deben comenzar a ganar porque así como para La Guaira llegarán jugadores que mejorarán su juego, lo mismo ocurrirá con los otros equipos y mientras más se avanza, más difícil se pone la clasificación.