“Musiú” Lacavalerie (optimista porque sí) - Runrun

Cuando uno es fanático del beisbol, aunque sea una película mala o un juego repetido, se hace obligatorio detenerse en el canal que esté pasando “algo” de pelota.

Así me encontré con Musiú La Cavalerie, viendo aquel magnífico programa que transmitía Venevisión los domingos en la mañana, llamado “El Batazo de la Suerte”.

Creo que entre mis frustraciones en la vida está la de no haber ido nunca, ni siquiera a las “gradas” del estudio, que era como un pequeño estadio, adaptado, por supuesto, a la mecánica del concurso.

Los participantes bateaban una bola que estaba sobre una mesa, en la que había un bate acostado, que en realidad era un bolígrafo “Papermate”, pronunciado igual. En frente, en lo que sería el cuadro y los jardines, había una serie de letreros con los logos de los patrocinantes y el calibre del batazo, hit, doble, triple y jonnrón.

El Musiú, vestido de blanco impecable, preguntaba: “¿Niña, niño, mamá o papá?”, entonces el particpante escogía y le daban su gran premio. Yo soñaba con ir y que Musiú dijera: “Para mamá, en primera base…” y me entregara el regalo cortesía de “Arte Catino, la Joyería del gatico simpático”, de Marrón a Pelota. Cuando paso por ahí no puedo dejar de recordarlo.

Era un programa imperdible, después venía la pogramación deportiva y más tarde un juego “en vivo y directo”.

Musiú fue muy responsable de que cantidad de muchachitos se interesaran más por el beisbol.

Aunque era el narrador de los Tiburones de la Guaira y rara vez lo escuchaba porque estaba pendiente del juego a través del circuito del Caracas, sabía que era un narrador de beisbol y de vez en cuando tropezaba con su voz y me quedaba disfrutando de su alegría y su manera tan peculiar y divertida de narrar.

Era, como son los guairistas, un optimista porque sí.

Cuando iba al estadio lo veía de lejos, en el terreno o en el palco de la prensa y sabía que era él, arrugado de pura risa,  el del programa que tanto me gustaba, el de las cuñas de lo trajes “Montecristo”. Todo un caballero.

“Esto es lo tuyo mi  pueblo”, “Otro más de la familia” o “Venga pa’ que lo vea”, son frases inolvidables para quienes se las escuchamos decir con aquella sonrisa enorme que hacia ver cada una de las arrugas de su cara. Los bromistas decían que Musiú era “tan Viejo como Matusalén”. Tal vez tenía sus años, pero su espiritu jovial desmentía la especie.

Cuando llegué a trabajar en el estadio lo vi poco, lamentablemente murió pronto y no tuve el placer de sentarme a hablar con él de pelota y contarle de aquellas mañanas domingueras en las que el beisbol comenzaba con él, pero cada vez que mis hijos, que son guairistas, gritan “Tiburones pa´encima”, entiendo que el Musiú no es sólo un feliz recuerdo, es eterno, como la alegría, como la esperanza que da la certeza de saber que siempre se puede venir de atrás para ganar el juego.

Dos videos para recordar: