CABRERA SIN PERDER DE VISTA LA BOLA - Runrun
Redacción Runrun.es Ago 23, 2010 | Actualizado hace 14 años

Miguel Cabrera sigue empeñado en demostrar que todo lo que se ha dicho y escrito de él, como uno de los mejores peloteros de su tiempo, puede ser verdad.

Se que esta frase de “puede ser” algunos la verán como una barbaridad, porque lo hecho hasta este momento no deja dudas de su extraordinario talento.

Pero digo que “puede ser” porque ahora es cuando le falta camino por recorrer y números que indiscutiblemente lo ubiquen en esa elite. Los que ha conseguido hasta ahora lo proyectan como una estrella digno de las más grandes aspiraciones.

Hace unas semanas, justamente por su magnífica actuación de esta temporada, decía que además de los batazos que siempre se esperan de él, ha resultado un buen ejemplo de cómo es posible, con voluntad y autocrítica, superar los errores cometidos y enfocarse en lo que es definitivamente importante.

Miguel Cabrera ha tenido una temporada que  hace pensar que aprendió la lección y que entendió el tamaño de su responsabilidad con su familia, su vida de pelotero, su equipo y la afición.

No puede ser fácil vivir desde pequeño con una etiqueta de estrella, con el Olimpo como pronóstico, con los elogios merecidos y no merecidos,  con fama, dinero y la confusión que en cualquier ser humano puede resultar de ese coctél.

Y no nos queda otra que alegrarnos por él. Para quienes fuimos críticos en su momento, por la situación con Detroit en el final de la temporada regular 2009 y por sus apariciones destempladas en la final que ganaron los Tigres contra los Leones, la actuación de Cabrera amerita ser destacada.

Quien esto escribe no le quita una coma a lo dicho y escrito para rechazar aquella conducta, porque siempre insisto en que los deportistas, quieran o no, son imitados por muchos niños y las conductas violentas, groseras y desconsideradas distan mucho de ser ejemplares.

Recién comenzada la campaña un lector me escribió diciéndome que esperaba que “reivindicara a Cabrera”, a lo que le conteste: “Cabrera tiene que reivindicarse él”.

Pues bien con qué gusto escribo estas líneas para decir que somos muchos, no sólo los fanáticos de los Tigres, de Aragua o Detroit, quienes se sienten muy orgullosos por esta gran temporada, porque sus números además de confirmar que él es lo que tanta gente ha dicho, un súper pelotero, también es un hombre inteligente que supo aprender de una dura lección para regresar al campo de la vida y no perderle la vista a la bola.