Mucho se ha escrito de la cantidad de expresiones que usamos a diario y que vienen del beisbol. Unas son tan conocidas que se aplican sin saber que tienen origen en la pelota, como “pica y se extiende”, “me agarraste fuera de base” o  estar en “3 y 2” .

Hay otras que necesitan de cierto conocimiento de los interlocutores para que todo quede claro sin muchas explicaciones, como dar cuenta de la salud del papá, por ejemplo o de un amigo un poco mayor y decimos “está muy bien, duro y curvero” o al contrario, si está enfermísimo decimos “está en tercera y batea Miguel Cabrera”. El bateador de esta expresión cambia según la época, cuando esta cronista empezó a escucharla al bate estaba el gran “Vitico” Davalillo.

Cuando alguien se pone muy fastidioso es mejor “darle cuatro malas”, que es igual a “pasarlo por bolas” o no hacerle caso.

Es mejor ni preguntar si escuchamos hablar de una mujer que es un “flaicito al cuadro” o de un pana que hizo una jugada de “pisa y corre” con una amiga que estaba muy ilusionada.

Creo que podrían ser infinitas, como el beisbol, las expresiones que nos permiten explicar ciertas situaciones de la vida.

Me gusta decir “no le hagan swing a pitcheos malos” o “no lo hagan pitcher” y el amigo Marco Raccioppo, quien se confiesa completamente lego en materia de beisbol, me pregunta que cómo es eso no “no hacer pitcher a un hombre que es pitcher”.

Ya le respondí a su correo, pero me parece que la explicación es pertinente publicarla, particularmente en estos dias en los que estamos viendo y seguiremos viendo mucho pitcheo fuera de la zona de strike, como para no embarcarse.

Ciertamente no parece lógico que desde la tribuna alguien le grite al bateador: “¡No lo hagas pitcher!” para referirse precisamente a quien está en el montículo lanzando la pelota al receptor, es decir, al pitcher.

Esta expresión podemos escucharla en una caimanera, en un juego de beisbol menor, en nuestra pelota profesional y también en las grandes ligas. Donde hay un pitcher inconsistente cualquiera puede gritarle eso al bateador.

¿En qué momento podemos gritar “No lo hagas pitcher”, que además es así: “¡No lo hagas piiiiiiiiiiiiiiiiiicheeeeeeeer!”

Hay juegos en los que el lanzador está descontrolado y no es capaz de tirar strikes y vemos a un bateador impaciente que intenta conectar un envío afuera o muy alto o bajito y que termina ponchándose o bateando un fly al catcher,  sin que el pitcher haya hecho un buen lanzamiento.

Cuando un pitcher no está controlado el bateador debe tener paciencia, ser selectivo, esperar el pitcheo correcto y entonces darle con toda la madera.

A lo mejor nunca viene “por ahí” entonces “base por bola también se vale”, lo importante es no hacer swing a pitcheos malos, no hacerlo pitcher, que ese zurdo ya no tiene nada en la bola.