El sábado pasado, ante la predicción del famoso pulpo Paul de que Alemania le ganaría a Argentina,  una amiga, hincha de los albicelestes, me dijo que el octópodo hacía sus predicciones por los colores, que la bandera Alemana es más llamativa  y que por ello se decidió por el molusco teutón.

Cuando le dije que en la Eurocopa optó por la española me dijo que porque la española repite el rojo y que es más atractiva que la alemana.

Me pareció sensato, porque la verdad en este cuento del pulpo adivino no hay nada razonable, pero me quedé con las dudas, dado que el popular Paul no se ha equivocado en todo el mundial y entiendo que en la Eurocopa tuvo 80 por ciento de aciertos en sus predicciones, a pesar de ser muy joven.

Lo cierto es que me metí en Internet y conseguí varias opiniones, hasta que di con la científica, sustentada en un trabajo de investigación de oftalmología veterinaria encabezado por la Sonia del Risco Garcés,  en la que se explica que los pulpos no ven a colores.

“Los conos (parte de la retina) son los que poseen los pigmentos que son sensibles selectivamente a las diferentes longitudes de onda que tiene cada color (el rojo, verde y el azul con sustituyen los colores primarios). Cada uno de estos pigmentos absorbe un rango de longitud de onda que tiene un poco de absorción (absorción máxima) que es particular. De la mezcla o superposición entre ellos resultan las distintas gamas de colores. La estimulación completa de todos los conos da la sensación del blanco.”

Más adelante, luego de explicar cuáles animales ven a colores, aclara que “los pulpos no ven los colores, sólo poseen un tipo de cono y se necesitan dos como mínimo para distinguir los colores.”

De modo que volví a quedarme sin una explicación lógica de la capacidad premonitoria del pulpo Paul, quien espero siga invicto y ¡olé!