Voté 75 veces por Miguel Cabrera para el Juego de las Estrellas.

Siempre voto por los venezolanos, pero en el caso de Miguel Cabrera, particularmente, lo hice con más razones que mi acostumbrado apoyo los criollos.

Sus números son indiscutibles, es uno de los mejores peloteros ofensivos de las Grandes Ligas, líder productor con  67 remolques, co-líder en jonrones con 20 y promedio de 338, argumentos de sobra para estar en la cita de mitad de temporada.

La gran campaña que está teniendo el aragüeño, demuestra que el mal final que tuvo en la temporada pasada, cuando se vio involucrado en el desagradable incidente de consumo de alcohol y violencia doméstica, le sirvió de lección.

En aquella oportunidad esta cronista fue muy crítica y en una columna que titulé “A reivindicarse”  dije; “Es incómodo escribir del episodio que protagonizó Miguel Cabrera el fin de semana, cuando según la policía se pasó de tragos y se puso violento con su esposa, al punto de que la joven tuvo que pedir auxilio al número de emergencias. La prensa dice que ella tenía el labio inferior muy lastimado y el apareció más tarde con una marca en la mejilla izquierda.

Es una pena porque es un ídolo que desde que llegó a las Mayores y despertó la admiración de todos por su extraordinario talento.

Nadie quiere que sea perfecto, que no cometa errores, pero su condición de figura pública, aunque no le guste, lo convierte en modelo a seguir y ello lo obliga a tener un comportamiento digno en todos los ámbitos de su vida, si quiere ser recordado como un hombre integral y no sólo como un buen bateador.

Ojala que haya aprendido la lección,  tiene todo el tiempo por delante, no sólo para imponer nuevos records, sino para reivindicarse como hombre de bien.”

Antes de comenzar la temporada , Cabrera se disculpó por lo ocurrido, consciente de su error y muy dispuesto a repararlo, buscó ayuda profesional y se armó de voluntad para superar su debilidad con la bebida.

En ese momento escribí otra vez de Miguel Cabrera:

“Confiar en Miguel

Hace meses luego del desagradable episodio protagonizado por Miguel Cabrera en el último fin de semana de la temporada de  Grandes Ligas, cuando Detroit aun luchaba por la posibilidad de la clasificación, quise escribir sobre el asunto sencillamente porque se trataba de algo lamentable que era necesario comentar dada la estelaridad del maracayero.

“Cabrerita” como se le llama desde su impactante aparición en el beisbol, es ejemplo para centenares de niños; basta con ver la cantidad de muchachos que se paran como él en el plato para intentar el mismo swing, los que andan por las calles con su número 24 en la espalda, con la camisa de los Marlins,   Detroit o los Tigres de Aragua.

En el closet de Daniel mi hijo mayor, hay una de esas e incluso un trofeo “Miguel Cabrera” que ganó en el campamento de Tommy Hutton en Júpiter, Florida. Conversamos mucho sobre el incidente e incluso le dije que “de Cabrera sólo su forma de batear”.

Fue duro porque Cabrera es uno de sus favoritos. De inmediato y con la sabiduría de los muchachos, me dijo que él quería dejar la estatuilla en su repisa  y la camisa en su closet, confiando en que iba “a reivindicarse” y así titulé entonces mi columna.

Confío en que fue sincero en su disculpa e intentará ser ejemplar más allá de las rayas de cal.”

Como dicen “si te caes recoge algo y levántate”.

Miguel Cabrera, se merece todo nuestro apoyo y hasta este jueves se puede votar por él en http://twurl.nl/5hnsod

No dejen de hacerlo.