Cinco preguntas que nos dejan los Panamericanos
Cinco preguntas que nos dejan los Panamericanos

Panamericanos2015

 

El telón de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 bajó este domingo con Venezuela lejos de sus propias expectativas y muy por debajo de sus tendencias recientes. Tres doradas menos que en Guadalajara 2011, 20 medallas por detrás de la cosecha global en las últimas dos justas del continente y un octavo lugar conquistado sobre el final, marcan un descenso innegable en el alto rendimiento nacional y dejan abiertas dudas sobre su conducción.

 

1. ¿Se puede hablar de fracaso en los Panamericanos?

La evaluación final del resultado necesariamente debe estar ligada al desenlace esperado. Bajo ese parámetro, es ineludible hablar de un fracaso, porque no se cumplieron las proyecciones oficiales. Sin embargo, son esas mismas previsiones las que deben ponerse bajo la lupa, y revisarse los criterios y los instrumentos de seguimiento del rival con los que se formularon.
El Ministerio de Juventud y Deporte manejaba una proyección de 11 medallas de oro, y el titular de la cartera, Pedro Infante, esperaba que Venezuela peleara el séptimo lugar del medallero con Argentina. Ni se alcanzó la primera cota ni los nuestros pusieron jamás en peligro la ubicación de los albicelestes, que nos duplicaron en la cuenta de doradas. De hecho, hasta el triunfo del equipo de espada masculina, Venezuela iba novena detrás de Guatemala, un país con una política deportiva casi inexistente y recursos mucho menores que los nuestros.
El Comité Olímpico Venezolano fue aún más osado en sus pronósticos, pues su presidente Eduardo Álvarez habló de una cosecha de 18 a 20 áureas y de repartirse las casillas de la sexta a la octava con Colombia y Argentina. Tanto Mindeporte como el COV se basaban en el hecho de que Venezuela había superado a los albicelestes en los Suramericanos de Santiago, con lo que se consideraba que ya Argentina estaba dominada, sin atender al hecho de que a la cita regida por la Odesur, las grandes potencias del área (incluyendo también a Brasil) no suelen asistir con sus selecciones principales, de modo que un resultado en esa justa no puede considerarse un parámetro válido. El pronóstico del boxeo (al que se auguraban cuatro doradas de acuerdo con las cuentas del COV) se hizo con base en la actuación en la Serie Mundial, un evento totalmente diferente a los Panamericanos, en el que Venezuela tuvo un éxito relativo. La proyección de un oro para el softbol, que venía de ser campeón en el Panamericano de Paraná, debió ser revisada a la luz del resultado del Mundial de Saskatoon, donde Canadá sorprendió a los favoritos.
Más que endilgar el fracaso al resultado final, hay que decir que la falla estuvo en hacer proyecciones irreales y mal sustentadas.

2. ¿Existe una Generación de Oro?  

Sí. Estuvo encabezada por atletas como Daniela Larreal, Milagros Sequera, Albert Subirats, Andreína Pinto, Ricardo Monasterio, Mariana González, Jessica López, Rubén Limardo, la selección de voleibol masculina que ganó el oro de los Panamericanos de Santo Domingo y asistió a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, y, entre otros, la selección femenina de softbol, figuras de renombre mundial que marcaron una época y en algunos casos rindieron para tres y hasta cuatro ciclos olímpicos. Sin embargo, buena parte de esa camada de talentos excepcionales está ya de salida, viviendo las etapas finales de sus carreras o ya retirados, como es el caso de Larreal, Sequera, Monasterio y González, sin que se hubiera formado a un relevo para sustituirlos. Colombia, por ejemplo, ha dominado el levantamiento de pesas de los últimos cuatro ciclos olímpicos con dos y hasta tres generaciones diferentes de atletas. La política deportiva de Venezuela, que basa el otorgamiento de recursos en resultados más que en proyectos, ha obligado a una excesiva dependencia de las federaciones en sus figuras de excepción, descuidando la formación de la generación llamada a tomar el testigo. Un ejemplo es el florete, que estuvo en los podios de los últimos cuatro Juegos Panamericanos, con tres oros entre Santo Domingo 2003 y Río 2007, y tras el retiro de sus dos principales figuras, Mariana González y Carlos Rodríguez, ha quedado a la deriva, sin proyecto para su recuperación, tanto que en Toronto 2015 se marchó en blanco por primera vez en los últimos 20 años. Incluso podría hablarse de una generación perdida entre la llamada “Generación de Oro” y el relevo que se promueve a partir de los Bolivarianos de Trujillo 2013, por iniciativa de la ex ministra Alejandra Benítez.

 

3. ¿Podemos hablar de una Venezuela Potencia Deportiva?

No. Si bien es cierto que en los últimos 16 años se ha hecho una enorme inversión de recursos que redundó en varios de los logros más importantes de todos los tiempos (incluyendo 13 millones de dólares en la puesta a punto para Toronto 2015), una potencia deportiva, más allá de la disponibilidad de recursos, se mide por el uso de los mismos en términos de actualización y capacitación, y fundamentalmente hoy en día en uso de ciencias aplicadas y tecnologías de punta. Las autoridades deportivas de Venezuela no fueron capaces de hacer un análisis del rival válido para formular proyecciones viables, ni lograron hacer un seguimiento y control de la preparación que permitiera predecir en qué forma deportiva llegaría buena parte de la delegación, lo que redundó en errores como augurar objetivos que deportes como natación o ciclismo de pista no fueron capaces de cumplir. Tampoco han sido capaces de frenar la estampida de entrenadores que se ha dado en el último año, como Víctor Fookes, capitán del equipo bicampeón mundial juvenil de golf, que hoy trabaja en Chile, o Jonathan Suárez, ex corredor de BMX quien hoy dirige a la selección de Ecuador, que obtuvo en Toronto las tres primeras preseas de su historia en Juegos Panamericanos gracias a la guía del “Mosquito”. También en Ecuador han recalado Ludwig Ortiz (judo), Fernando Ramos (voleibol de playa) y Rubén Herrada (atletismo), mientras que el olímpico José Ocanto (pesas) está en México, Alfredo Borges es el director de saltos ornamentales en Colombia y el estadístico Yeivic Jiménez, considerado uno de los mejores del mundo, apoyó con su labor el bronce de República Dominicana en el voleibol femenino de Toronto 2015.
Ochenta y un récords se impusieron en los Panamericanos: 16 en levantamiento de pesas, 37 en natación, 16 en tiro deportivo y 12 en atletismo, lo que marca una elevación del nivel competitivo al que Venezuela no logró responder.

4. ¿Qué se puede rescatar de Toronto?

El levantamiento de pesas y la esgrima fueron los grandes triunfadores por Venezuela en estos Panamericanos, aunque con realidades completamente diferentes. La federación de halterofilia, sin manejar ni un centavo de presupuesto, debido a que no ha sido reconocida por el ministerio, como consecuencia de un recurso contra sus elecciones ante el TSJ, ha sido capaz de conducir un proceso técnico que redundó en la mejor cosecha de cualquier deporte criollo en Toronto: dos oros, cuatro platas y un bronce. El caso de la esgrima es todo lo contrario. Su éxito obedece a dos iniciativas particulares, no a un plan federativo: Alejandra Benítez redistribuye su patrocinio y los recursos de la fundación que lleva su nombre para impulsar al equipo de sable, y el proyecto de la espada bolivarense, que formó a cuatro de los seis medallistas por equipos, sigue dando resultados bajo la guía de un mismo entrenador y visionario, Ruperto Gascón, tío de Rubén Limardo. El boxeo volvió a lo más alto del podio luego de 12 años de ausencia, gracias a Gabriel Maestre, uno de los atletas de mejor perspectiva en Venezuela, y el ciclismo de ruta aprovechó los últimos arrestos de un veterano de 38 años, Miguel Ubeto, para reeditar un oro que no se conseguía desde que Robinson Merchán lo alcanzó en La Habana ’91. Stefany Hernández no pudo lograr el título proyectado en el BMX, pues se vio involucrada en una caída en la que también rodó la monarca olímpica Mariana Pajón de Colombia, pero el sábado demostró que cualquier expectativa en torno a su rendimiento estaba justificada, cuando se coronó en el Mundial de Zolder. La lucha se atrevió a una renovación casi total de su selección, en la que sólo permanecieron un par de veteranos, y el resultado fue una cosecha de un oro, dos platas y cinco bronces, con victorias incluso sobre los poderosos cubanos. En el atletismo, el relevo 4×100 femenino logró una inédita clasificación a la final, que puede ser el preámbulo a un cupo olímpico, si la cuarteta llega a fijar un récord nacional que le permita promediar dos marcas por debajo de los 44 segundos.

5. ¿Qué nos espera en Río 2016?

El COV había pronosticado que se lograrían entre 16 y 20 clasificaciones olímpicas en los Panamericanos. Sin embargo, sólo tres atletas apartaron en Toronto su cupo a Río 2016: el nadador Cristian Quintero, el tirador Julio Iemma y la atleta Yulimar Rojas. Andreína Pinto, que ya tenía marca mínima en 800 m, la logró también en 400 m libre. Venezuela sólo puede exhibir un gran proyecto orientado al éxito olímpico, el de Rubén Limardo en la espada, que se ha procurado el apoyo de todo un equipo multidisciplinario en Polonia para estar a la par de los adelantos científicos y tecnológicos del deporte mundial, y a pesar de las lesiones y enfermedades ha logrado mantenerse en la élite de su deporte. El ministro Pedro Infante ha reconocido un “estancamiento” en el desarrollo del deporte venezolano, y promete una revisión de los esquemas de alto rendimiento, que implica mejorar la remuneración de los entrenadores y definir deportes prioritarios, una política que ha sido el origen de los grandes éxitos recientes de Colombia, que en estos Juegos logró rebasar en el medallero a México y colocarse quinta. Difícilmente se puedan anticipar resultados de este cambio de políticas en apenas un año, pero si realmente se verifica, puede marcar un buen rumbo para el próximo ciclo olímpico.