Había explicado dos semanas atrás, lo que es un juego perfecto.

Un juego en el que el lanzador retira 27 bateadores, uno detrás del otro, sin que nadie permanezca en la primera base. El pitcher no cede una base por bolas y el equipo no permite que ninguna bola pique de hit y mucho menos comete un error ¡perfecto pues!

No debería necesitar tanta explicación, sólo que esto es beisbol y existe un juego que se parece mucho a la perfección, el “no hitter” o juego sin hits ni carrera (no-no), en el que claro, el resultado es el mismo, pero el lanzador puede otorgar boletos, se pueden embasar por error o un bateador puede llegar quieto a primera si al catcher se le cayó la bola, por ejemplo.  Es decir, no es perfecto, aunque también sea una hazaña poco frecuente.

Los juegos perfectos son tan perfectos que en más de un siglo de beisbol sólo 20 lanzadores han logrado hacerlo. Veinte si, a la lista de hace unos dias agreguemos a Roy Halladay, el estelar lanzador de los Filis de Filadelfia, ganador del Cy Young.

Tenía rato coqueteando con la posibilidad del No-No, pero fue la tarde del sábado 29 de mayo la que le tenía reservada la historia para inscribirlo en la lista súper exclusiva.

A Halladay lo celebraron en Filadelfia y en nuestro país los fanáticos cardenaleros, ya que fue una de las piezas importantes en el campeonato que lograron los cardenales en 1998. Es como de Barquisimeto “¡cará!”.

Maniató a los Marlins en el Sun Life Stadium ante poco más de 25 mil espectadores.

Calculen si en más de 100 sólo ha habido 20 juegos de estas características, lo difícil que es que ocurran dos en una temporada y en este caso en un mes.

Dallas Braden lo había logrado el domingo 9 de mayo Día de la Madre y Halladay 20 dias después.

En la era moderna jamás había ocurrido que en una campaña se dieran dos joyas como estas, aunque en 1880, lo lograron Lee Richmond (Worcester) el 12 de junio y Monte Ward (Providence) a los cinco dias.

Aún falta más de la mitad de esta temporada…se imaginan?