Si solo se es poeta no se es nada, dice Rafael Cadenas. Y añade que a todos nos interesan muchas cosas, que así debe ser; y es que el arte es parte, y un todo. Todo artista lo sabe, aunque parezca un cautivo de sus acotadas obsesiones. Que antes de hacer, de pintar, de producir, se mira, se compara, se extasía, se hurga, se tuerce, se toca, se huele, se palpa; es así de infinito el proceso creativo. Aunque todo se deslice por el embudo de sus urgencias, aunque todo al final vaya a parar al lienzo, a la talla o a la escultura, el artista rastrea, en las pistas de lo cotidiano, en la mesa servida de la sugestiva realidad, las claves de la existencia.

Petareños de vida y convicción, José Cheo Pérez Varela, Juan Pestana y Juan Urbina dan cuenta de ello, de la importancia de mirar y de darle la vuelta a las cosas, de la belleza que contienen los objetos que, intervenidos, manoseados, recreados, nos acercan a la trascendencia y nos devuelven la fe en que, cambiando, todo es posible.

Y es una muestra de ese trabajo de indagación y recomposición, de tacto y sueño, de formas, volúmenes y nueva vida e infinitud lo que se expone en el Museo de Arte Popular de Petare, este domingo 28 a las 11 am, cuando se inaugura Semejantes en la diferencia, más de 50 obras en la suma de color y luz en esta suerte de no colectiva. Se trata de tres individuales que dialogan, que se rozan, que comparten y reordenan el espacio.

Distintos como son, como somos todos, tendrían en común Pérez, Pestana y Urbina la devoción por la poética de la sencillez y el uso sin aprensión de materiales. “Ya sea usando el reciclaje de objetos encontrados Pestana y Pérez encuentran en las cosas esa metafísica que armoniza con el mundo interior de sus propias fantasías”, dicen los curadores del Museo. “Urbina recrea el mundo de lo habitual, lo cotidiano como un homenaje póstumo a su amigo, el también pintor Félix Perdomo”.

Juan Urbina que ha expuesto en Hamburgo, Puerto Rico, Los Ángeles, el Museo de Bellas Artes o en La Galería de Arte Contemporáneo Tito Salas, de Petare, haría con mística docencia en artes en una institución de capacitación para niños con necesidades especiales. Cheo Pérez fue integrante de un grupo contracultural, el Taller Arte y Ecología Digital, que buscaba a través del arte, a finales de los setentas, formar conciencia en los jóvenes respecto al abuso de sustancias, la ecología y el reciclaje; afán que compartió con figuras como Ángel Hurtado y Ángel Martínez Lobo, el artista urbano que llenó de Grillos las paredes de la urbe caraqueña en los ochentas. Pestana es aquél que vivió su infancia en Brasil y busca siempre la luz en el lienzo oscuro, el de la intuición que le obliga a curiosear con afán en los materiales porque los considera base, punto de partida, fuente con los cuales corporizar aquello que no puede explicar con palabras. Y todos son estudiosos de la forma, de la línea que puede romperse, doblarse, domesticarse a favor. Todos son estudiosos del arte. No hay inocencia en la ingenuidad. Hay decisión y gozo.

Bodegones y tazas hacen guiños al circense y a la bailarina, y lo reciclado, lo evocado y las charolas se verán en el espejo amplio, sugerente, soñador que convoca a este reencuentro con aquello que nos acompaña y acaso nos habita: pumpás, asas, vestidos, jarras, situaciones, todo lo visto que este domingo está por verse.

Por si fuera poca la experiencia visual, un concierto tiene lugar allí mismo a las 12 del mediodía. El grupo vocal Allegra, constituido por integrantes del Orfeón Universitario y dirigido por Sergio Linares, interpretan un reportorio musical de los años sesentas y setentas. El Museo de Arte Popular Bárbaro Rivas de Petare está en el Centro Histórico de Petare.