¡Reflexiones de Año Nuevo! por Gabriel Reyes - Runrun
Sendai Zea Ene 01, 2014 | Actualizado hace 10 años

2014

Se fue otro año. Uno que comenzó como los últimos diez, por lo menos. Con la esperanza de vivir en un país diferente. Independientemente de quien nos gobierne, la necesidad de recuperar las libertades individuales y colectivas conculcadas por el ejercicio despiadado de un régimen excluyente, con profunda ambición totalitaria que profundiza sus raíces en el manejo clientelar de las necesidades de un colectivo pobre casi absoluto. Terminó el 2013 sin que exista un ser racional en Venezuela que menaje el futuro inmediato con optimismo. El pasado reciente, y el no tan reciente, nos ha demostrado hasta donde se puede llegar cuando la cleptocracia se hace de los casi infinitos recursos recibidos que tristemente no han permeado en un país de 80% de pobreza que contrasta con la riqueza súbita y saudi de la verdadera oligarquia, esa godarrea sobrevenida de felones con prontuario que han dilapidado lo que era de todos y hoy financia aventuras excéntricas de capitales desesperados buscando quien todavía los reciba sin el asco casi global que despierta el dinero mal habido.

El Gobierno declara 56% de inflación, les puedo jurar que fue más, y la culpable es la oposición con su Guerra Económica. La crisis eléctrica nos deja en oscurana frecuente y la oposición apátrida es la responsable. El saldo de la violencia impune de una delincuencia desatada ha enlutado miles de hogares honorables, en muchos casos más de una vez. Todavía hacer las compras implica perseguir productos básicos por toda la ciudad. Como una medida efectista pre-electoral fueron intervenidos arbitrariamente comercio en todo el país imponiendo «precios justos» y dejando muchos hogares sin empleo y gran incertidumbre en la reposición de los productos en sus anaqueles. Durante 11 meses del año, quien ocupa la presidencia y sus acólitos insultaron con desdén y desprecio a quienes disienten de su forma de ver la política, la sociedad y el país, pero ahora, luego de unas elecciones mal enfocadas, con resultados ampliamente discutibles, aparece la necesidad del diálogo como recurso que impuso quien necesita ser legitimado, pero que recibió en un documento público una respuesta digna de quienes se le pararon en la otra acera a reclamarle los constantes abusos de un poder sin contrapesos.

Se fue el 2013. Con el aviso inminente del aumento de la gasolina. Ese tabú que nadie se atrevió y que ahora en medio de esta tormenta pretende pasar como un trueno más, sin tomar en cuenta que su impacto inflacionario deteriorará más el precario poder adquisitivo del ciudadano de a pie. Se grita en cada esquina que la devaluación es un hecho. Se manejan neologismos técnicos que apuntan a una «Maxidevaluación en una economía estanflacionaria», cuya traducción más cercana se resume en una palabra: ¡CAOS! Pero, eso no es todo. Imponen, a trocha y mocha, un panfleto ideologizante, excluyente, entreguista y totalitario como Ley y como Plan rector de nuestro destino en franca violación a los principios elementales de nuestra Constitución Nacional.

Entonces pareciera que comenzamos un año complicado. Un año donde los escenarios optimistas lucen ilusos, donde el mejor de los casos apunta a una crisis controlada y donde, a falta de contrapesos institucionales en medio de la anomia generalizada se espera y aspira que la Oposición supere sus diferencias internas y se presente como una verdadera opción de alternativa viable que motive a los apáticos y desesperanzados a incorporarse a la lucha por recuperar los espacios perdidos. Es el momento de una profunda revisión interna de la MUD, en su transformación de espacio creador de oportunidades concertadas para fines electorales en lo que ha sido presentado, consciente o inconscientemente por la Rectora Lucena, el «partido MUD».

2014 no tiene proceso electoral a la vista, a menos que pretendan llevar al panfleto antes referido a un baño de legitimación popular por sus «ideólogos». Entonces debe ser el año de consultar con todos los sectores que hacen vida en nuestra sociedad sobre ese proyecto de país alternativo que debe manejarse, la forma de hacerlo, los voceros y, de forma muy particular, los mecanismos de protesta, amparados en garantías constitucionales que nos permitan drenar la infinita inconformidad que reina en todos los sectores de la matriz socio política nacional.

Seguramente vendrán importantes cambios en el gabinete, antes de anunciar las medidas que impactan en mayor grado al venezolano, y continuará el avance gradual, pero sostenido del pretorianismo chavista al militarismo madurista, donde el tutelado cede más espacios de autoridad civil a quienes cede sin desparpajo privilegios inéditos como bancos, televisora y quien sabe que nueva sorpresa nos depare su necesidad de congraciarse con los hombres de verde.

Luego de esta reflexión recuerdo la frase que define al pesimista como un optimista bien informado y prefiero trabajar sobre expectativas reales donde el desespero no puede ser nuestro mejor consejero. Recuerdo que una vez escuché que «los países no se acaban¨. Eso es cierto, nos acabaremos nosotros si no reaccionamos dentro del túnel con el tren viniendo en sentido contrario. Para este año que recién comienza, carguen sus pilas porque de una, o de otra, ¡viene joropo trancado!

Amanecerá y veremos…

@greyesg