Rojo Cinismo - Runrun
Sendai Zea Abr 11, 2013 | Actualizado hace 11 años
Rojo Cinismo

Es muy lamentable que, luego de varias campañas presidenciales, el lenguaje que se utiliza para llegarle al pueblo carezca de elementos constructivos y se fundamente en el pretexto infantil de plantear una diferencia entre “buenos” y “malos”, con la carga de cinismo habitual de quien pretende falsear la realidad para convencer.

Cuando comenzó esta campaña, el candidato Maduro manejaba una estrategia a la que renunció enseguida por los resultados nefastos que le produjo. “El hijo del Cristo de América” contra “Los herederos de Hitler”. Esta lamentable utilización de valores y antivalores fue repudiada hasta por los mismos seguidores del chavismo, más molestos por la pretensión del candidato oficialista de abrazar la memoria del difunto presidente con desesperación y sin aportar soluciones propias, que por la inentendible y absurda comparación que a la oposición no le produjo daño alguno.

El candidato oficialista defendía una supuesta discriminación a los cubanos, pero ignoraba la exclusión sistémica y sistemática de la que hemos sido víctimas los venezolanos quienes disentimos del planteamiento impuesto por Hugo Chávez. Tal vez Maduro no conoce el impacto de la lista Tascón en miles de hogares venezolanos, tal vez Maduro no ha tenido que sufrir las consecuencias de ser tratado como venezolano de segunda con el remoquete de “apátrida” para acceder a sus derechos ciudadanos.

Recientemente, el candidato oficialista denunció un “ventajismo de la burguesía” en contra del pueblo y de su candidatura, por la sobreexposición que se le daba a la campaña de Capriles en los medios privados.

Decía un sabio pensador que “el miedo es libre”. El candidato del continuismo, el mismo que trata de inocularse manejando el autobús de la Revolución pretende ignorar que desde el latifundio radioeléctrico del gobierno el único candidato que existe es él, y que esa política de descarado ventajismo es uno de los elementos que ha impulsado las simpatías por su contrincante, porque a los venezolanos les gusta apostar a ganador pero les molesta el “caribeo”.

Capriles no ha necesitado aparecer en afiches y pendones acompañado de la imagen de ningún presidente fallecido para acercarse a sus electores, porque tiene imagen propia, porque tal vez más allá del evidente desgaste de quien permaneció como el personaje de Pedro Emilio Coll, callado en las sombras, hoy no encuentra como recoger los desatinos que revelan su profunda ignorancia en “el estado Margarita” o en “el siglo 1830”. Muchos políticos brillantes de nuestra historia fueron autodidactas y nunca fueron desmerecidos por escasa escolaridad. El tema es pretender con el cinismo propio del fanfarrón exhibir lo que no se tiene, lo que no se compra.

Con asesores de campaña como el ciudadano Ministro de la Defensa, quien llamó a votar por Maduro en evidente transgresión de nuestra Constitución Nacional, así como los “objetivos e imparciales” rectores del CNE que lucieron sus brazaletes revolucionarios en los funerales presidenciales, es evidente que el ventajismo viene del mismo lado de la víctima denunciante.

Cuando Maduro dice que: “Yo denuncio a la prensa y a los medios de la burguesía de una campaña para mentir, para falsear y para esconder la verdad de la revolución bolivariana” se expone al riesgo de que el pueblo conozca a los verdaderos “burgueses”, a los verdaderos “oligarcas”, a quienes aprovechándose de su pobreza se han convertido en multimillonarios, exhibiendo sin pudor el resultado del ejercicio cleptocrático de un periodo vergonzoso de nuestra historia.

Esa es una de las verdades de la revolución bolivariana. Y muchas otras que evidencian la calamitosa involución en la calidad de vida del venezolano demuestran la razón del miedo de quienes sin escrúpulos utilizan todos los recursos disponibles del Estado para permanecer en el Gobierno.

El pueblo no es invisible. El pueblo acude masivamente a cada acto de Henrique Capriles, demostrando que se cansó de la perversa intención de ser clientelizados de por vida con las dádivas de un gobierno que se olvidó de construir futuro y que mantiene a los venezolanos en vilo con un presente impredecible.

Tengo toda la confianza en ese pueblo, y en su deseo de alcanzar la verdadera libertad, para que este domingo, sin miedos ni complejos, le demuestre al candidato oficialista que tal vez se equivocó de estrategia, tratando de construir un realismo mágico alrededor del pajarito, y condenar a quienes estamos cansados de tanto cinismo y descaro.

El domingo, todos a votar y a defender el voto para rescatar nuestra democracia!!

Amanecerá y veremos…

Gabriel Reyes