Abstención Inducida: ¿Estrategia Oficialista? por Gabriel Reyes - Runrun
Abstención Inducida: ¿Estrategia Oficialista? por Gabriel Reyes

Proveniente del latín, abstento, significa «no hacer o no obrar», hecho que aparentemente no produce efecto pero que en casos como el que nos atañe puede considerarse como la materialización de una voluntad individual o colectiva, y cuya motivación merece ser analizada en el contexto en el cual se produce. Realmente es apatía a la participación política, decepción del sistema, falta de identificación con la oferta presentada, desesperanza aprendida, o ¿un poco de todas las anteriores?

Existen motivos no imputables al elector por los que se abstiene de ejercer su derecho, entre ellos la enfermedad o el clima, pero también la distancia al centro electoral o los defectos en el registro electoral. En nuestros procesos recientes contamos con numerosas «mudanzas» que merecen ser analizadas para calificar y cuantificar su impacto real. Sin embargo, existe una actitud racional de no participar rechazando la convocatoria o la oferta electoral y en la mayoría de los casos es una forma de manifestar la insatisfacción política del elector. En Venezuela se han planteado en ocasiones anteriores movimientos que llaman a la abstención, y en este caso, la abstención activa es considerada una forma de medir fuerzas con un sesgo que nunca se valida con los resultados. El mismo presidente en una ocasión fue un abstencionista activo, fracasando estrepitosamente como igualmente fracasó la oposición en las elecciones parlamentarias en la que llamaron a no votar.

Para este año, la abstención que merece mi análisis es la que se deriva de la apatía, de la falsa creencia de la insignificancia del voto individual, o simplemente de la flojera que materializa la ley del mínimo esfuerzo. Eso es diferente al abstencionismo que se origina de acudir a la cita electoral y deliberadamente votar nulo. El venezolano ya no vota por obligación pero tampoco se ha desarrollado una campaña efectiva que reafirme el deber ciudadano. Esto permite, en el ejercicio del libre albedrío, que hoy en día podamos proyectar para el 7 de Octubre de este año una abstención cercana al 30% de los inscritos en el Registro Electoral. De allí la importancia de desmontar, en la medida de lo posible, este fenómeno local.

Debemos diferenciar al abstencionista estructural del «no alineado», ya que en este último caso, el individuo ha manifestado con certeza que participará en el proceso, pero no está para el momento de la entrevista identificado con ninguna opción. En este momento cobra importancia el manejo de todas las herramientas de mercadeo político que estén a nuestro alcance para MOTIVAR e INFORMAR.

Resulta obvio pensar que si uno de los dos candidatos con opción real no reconoce e irrespeta a quienes no lo acompañen en su proyecto, insultándolos a ellos y al otro candidato, es porque está seguro de contar con un «voto duro» suficiente para servir de estructura que convenza a un grupo de quienes sin manifestarse por ninguna opción hasta ahora lo perciba como «el fuerte de la partida» y «juegue a ganador», y por otro lado, hacer creer que ya ganaron y desmotivar a quienes tienen deseos de votar en contra, pero consideren que no vale la pena.

Es allí donde debemos exigir una campaña del órgano electoral y de ambos candidatos reconociendo públicamente que el voto es necesario y es secreto, porque el manejo del temor colectivo, del clientelismo, y de la ignorancia en el proceso inducen a que muchos electores se priven de participar porque aún sin estar de acuerdo con la opción oficialista «no quieren meterse en problemas». Aquí nace una nueva forma de abstención, la inducida.

Todos los venezolanos que creamos en la democracia como el ejercicio libre de nuestros derechos debemos concentrarnos en ser multiplicadores de la importancia de la participación política como manifestación de civismo y como deseo de reafirmar la convicción de perseguir un país mejor para nuestro futuro. Antes de sentirnos ofendidos por ser tratados como «apátridas», debemos entender que esto es parte de una estrategia para reforzar el voto duro de su lado y debilitar la intención de quienes puedan desmotivarse ante tal arremetida en el mensaje. Allí es donde comienza nuestro trabajo. Somos portavoces de un mensaje de cambio, de esperanza, de buena voluntad, de compromiso, de futuro seguro, y esto solo será posible si reconocemos y movemos a quienes a nuestros lados, en nuestras familias y sitios de trabajo han optado en otras oportunidades por quedarse en la casa delegando en otros su propio futuro.

El candidato no es el único líder. Todos debemos asumir con responsabilidad que somos líderes porque somos «agentes de cambio» que ejerceremos nuestra capacidad de transformar Venezuela gracias a nuestra participación política el próximo 7 de Octubre, y todos nuestros esfuerzos deben concentrarse en esta tarea, porque ¡Venezuela somos todos!

¡Amanecerá y veremos!

@greyesg