¡Viaje sin Retorno! por Gabriel Reyes - Runrun
Sendai Zea Feb 08, 2012 | Actualizado hace 12 años

Cuando un grupo de oficiales de las Fuerzas Armadas Nacionales decidió, con el pretexto que fuera, violentar el juramento de cumplir con la Constitución y las Leyes y emprendieron la trastornada aventura de irrumpir el orden establecido, pretendiendo por la fuerza y con el costo de numerosas vidas de inocentes actores acceder por la fuerza al poder, todo quedó en manos de la justicia, ya que más allá de la tragedia que enlutó numerosos hogares venezolanos, la gracia no pasó de morisqueta y la operación militar fue un fracaso.

Quienes protagonizaron estos hechos de violencia, recibieron de manos del ex presidente Rafael Caldera una medida de sobreseimiento como una manera política de concluir de forma anticipada el proceso penal al que eran sometidos, y en ausencia de sentencia alguna se ampararon en el elástico «interés general». Pero, como muchos no conocemos el término, el sobreseimiento no constituyó ninguna forma de perdón, porque ¿sin condena de qué los perdonan?, ni implica que el comportamiento de este grupo de venezolanos haya sido merecedor de la medida. En resumen, para satisfacer una aspiración colectiva, que contó con la vocería de numerosos y connotados políticos que hoy día hacen mutis para que el peso de la culpa caiga en exclusiva en el difunto yaracuyano, se invocó la paz pública como argumento para abrirle el paso a la candidatura y posterior victoria del teniente coronel Chávez Frías.

Durante 20 años, no hizo falta reconocerle los méritos al grupo de compañeros de desventuras del siglo pasado y durante los 13 años de mandato, el único recuerdo que despertaron estos personajes fueron evocaciones en discursos y cargos en el gobierno, cargos para los cuales, era obvio que no estaban preparados. Pero, la lealtad, da para todo y es así como en el momento más crítico de la vida política de Hugo Chávez, donde la gobernabilidad es debilitada por una penosa enfermedad y por la inminencia de un proceso electoral, surgiendo la medida que los reengancha a las filas castrenses.

¿Realmente hacen falta estos señores a la Fuerza Armada Nacional? ¿Con qué cargo regresan? Cómo pueden recibir el reconocimiento de una antigüedad no vivida, sin curso de Estado Mayor, sin contacto con los cuarteles, hoy pretenden emerger estos oficiales superiores renganchados en un convulso escenario que todavía no se recupera de la flagrante violación de la Carta Magna que prohíbe asociar al estamento militar con proselitismo político o personal, con el emotivo discurso que declaró a las Fuerzas Armadas «chavistas», hecho vergonzoso en el contexto civilista y democrático que caracterizó a nuestra república en tiempos mejores.

Este «premio» a la insurgencia es mal consejo para cualquier generación de oficiales. Tal vez en este momento, que hay quienes se engañan creyendo que las Fuerzas Armadas son chavistas, hacen falta chavistas duros para ocupar los cargos que le corresponden a quienes han sudado el uniforme estos últimos 20 años. Amanecerá y veremos…

@GreyesG