¡Los castigados! por Gabriel Reyes - Runrun
Sendai Zea Dic 27, 2011 | Actualizado hace 12 años

En cualquier democracia occidental, es normal, y nunca censurable, apreciar a un político de carrera trabajando por su ascenso en el futuro inmediato. Con apoyo, o sin él, quienes son concejales aspiran a ser alcaldes, estos a ser gobernadores y por qué no, los gobernadores creen que pueden ser presidentes. Algunos ministros de carteras estratégicas también pueden pensar que merecen una oportunidad de lograr que sus pares reconozcan sus méritos y ser considerados «presidenciables».

En nuestra Venezuela, pareciera para algunos que eso es un delito, según, casi traición a la Patria, ya que en el oficialismo el concepto de lealtad trasciende a la figura del presidente comandante, y en aras a ese sentimiento casi sagrado, cualquier aspiración presidencial es castigada de forma casi inmediata. Entonces, asumimos que mientras el presidente viva, ningún representante del «proceso» puede manifestar su deseo de sucederlo. Esto no es un rasgo democrático. Se parece a muchas dictaduras, donde el líder es «vitalicio», porque «el pueblo así lo quiere». Este es el tema que hoy trato de analizar brevemente.

Más allá de las especulaciones sobre la salud del presidente «convaleciente», es de esperarse que algún día se aparte del cargo para darle paso a otras personas, como está establecido en el principio de «alternabilidad democrática». Y es de esperarse que esa persona provenga de su círculo más cercano. De allí, tal vez, surgió la especie entre «fuentes informadas» del posible nombramiento del canciller Maduro como Vicepresidente para tratar de mantener una línea directa de eventual sucesión. Los medios de comunicación inclusive lo señalaban como bateador emergente para ser candidato, «en caso de…».

Ahora resulta que en los estados donde estadísticamente es más improbable que el oficialismo triunfe han sido designados como candidatos del PSUV, todos quienes en la imaginación de cualquiera, pudieran representar ese relevo. Jaua a Miranda, Al Aisami a Táchira, Mata a Nueva Esparta y Maduro a Carabobo. Esta jugada compromete el futuro político de estos personajes, siendo lógica una derrota futura. Pero, en el fondo ¿es un reconocimiento al mérito su designación en una suerte de ser elegidos para «un sacrificio mayor»?, o ¿es un castigo por estar cercanos en la imaginación de propios y extraños para suceder al líder?.

No me quedan dudas sobre el resultado de los últimos movimientos. El único favorecido ha sido el diputado Cabello, quien desde la AN, puede ocupar cualquier cargo, incluyendo la Vicepresidencia, y quien en su momento pagó «su castigo» de manera ejemplar, y ahora viene por una segunda vuelta. Pero, ¿Cabello es el ejemplo del militante del «bolivarianismo marxista»? del «socialismo democrático»? No recuerdo haber visto una foto de Cabello con Fidel, ni una referencia a una visita suya al «mar de la felicidad». Lo que sí entiendo, es que es el único de los mencionados que puede eventualmente desarrollar con pragmatismo una estrategia de supervivencia, como lo hizo en el pasado.

El Presidente Comandante no tiene sucesor visible en el hipotético caso que el «proceso» se mantenga en el poder. Pero, ¿qué pasaría si la oposición conquista el poder en Octubre 2012? Esta jugada puede ser una forma inteligente de cuadrar las piezas a la hora de una derrota electoral.  ¿Quién dice lo contrario?

Gabriel Reyes

@GreyesG