Perdidos en el espacio por Gabriel Reyes
Dic 02, 2014 | Actualizado hace 9 años
Perdidos en el espacio por Gabriel Reyes

ViaL

 

El eufórico discurso pro palestino quedó en el mismo tintero inservible de muchas otras posturas, promesas y discursos generados por la retórica extraviada de quienes no encuentran un camino trazado y prefieren deambular haciendo trochas sin un rumbo ni destino conocido.

El capitalismo judío satanizado por el rojo discurso compró la deuda petrolera que República Dominicana había contraído con Venezuela a 20 años por el 41% de su valor. Esto revela la desesperación de quienes hacen aguas y creen que el pueblo es estúpido. La respuesta a una crisis estructural comienza a dar señales del convulsivo y espasmódico reflejo de decisiones como estas que atentan contra el Patrimonio Nacional y serán vendidas como logros de esta fatal gestión de improvisaciones disfrazadas de hazañas.
Nadie sabe por qué Dólar Today marca la pauta del dólar paralelo y de nuestra economía, pero lo hace, y el gobierno pensaba que impidiendo su acceso a través de los nodos de internet local enmendaría la plana. Otra pifia de quienes como perdidos en el espacio toman las decisiones más alejadas del objetivo. La consecuencia: Ahora todo el mundo tiene DólarToday hasta en las oficinas de gobierno, esas donde se debería tramitar la divisa oficial para los empresarios, y se utiliza como referencia del costo de oportunidad de la mordida burocrática.
Cuando Giordani se refirió, y seguro quedó corto, a los $. 25.000.000.000,00 entregados a empresas de maletín que a fin de cuentas se convirtió en un verdadero magnicidio de nuestras finanzas, algunos analistas aseguraron que el monto era mayor que el confesado por el nefasto monje. Hoy no hay dólares para los estudiantes en el exterior, ni para las medicinas, ni para nuestros equipos, ni para los alimentos. Quedan para los conciertos y otras extravagancias consistentes con la aventura de la ignorancia atrevida que se vive en Venezuela, pero para lo importante, para eso no hay.
Tratamos de dibujar la idea de un futuro incierto en medio de las tribulaciones de un presente convulso, de un camino sin destino cierto, sin una tripulación preparada, ni conocedora, armada de una verborrea anacrónica, de una ausencia absoluta de escrúpulos y de la necesidad de mantenerse en el poder porque entre la riqueza súbita mal habida con la que se regodean y el proceso judicial que les espera, deben hacer que la Revolución sobreviva a toda costa.
Pero los rojos no son los únicos perdidos en el espacio. Entre aventuras constituyentes, promesas parlamentarias y atajos infantiles, quienes sienten que representan al disenso democrático se reparten las preferencias de esa minoría de «afiliados y simpatizantes» cada vez más exigua a quien no los convencen con líderes desgastados ni con discursos altisonantes.
Los estudios de opinión serios más recientes son evidentes: La gran mayoría del país quiere un cambio, pero no cree en las opciones existentes. Cada día es más urgente un liderazgo emergente, sin cortapisas, sin el clientelismo partidista que atornilla a nefastos hegemones al frente de las cámaras y los micrófonos.
Venezuela necesita una causa que una a todos sus ciudadanos. Que nos permita recuperar la esperanza en un futuro diferente, en recuperar las libertades individuales y colectivas hoy extraviadas, en poner en práctica la igualdad de oportunidades para todos sus hijos y poder vivir en un país donde todos quepamos juntos como verdaderos hermanos.
Para esto debemos aterrizar, y rápido porque la nave deambula en las galaxias tripulada por dantescos personajes y tal vez pretendan relevarlos otros tantos de intereses no muy claros. Los venezolanos no queremos más perdidos en el espacio. Toquemos tierra con decisión y coraje. Si todos aceptamos el reto, no habrá quien nos detenga en la oxigenación del corroído tejido de nuestra desgarrada democracia.
Amanecerá y veremos…