Panorama Económico por Gabriel Reyes
Luisana Solano Oct 30, 2014 | Actualizado hace 9 años
Panorama Económico por Gabriel Reyes

bolivar

 

El estrepitoso fracaso del cleptócrata concierto de «nulidades engreídas y reputaciones consagradas» que se aferran al anacronismo del panfleto revolucionario nos conducen inequívocamente al precipicio de una crisis sin precedentes. No les ha bastado validar cómo el control de precios no ha podido impedir la mayor inflación del hemisferio, no le ha bastado ver cómo el control de divisas ha pulverizado el valor de nuestro signo monetario con la fuga más escandalosa de capitales que se recuerde en nuestro entorno geográfico. Ahora, viene la verdadera crisis, la que ellos no pueden controlar, la que la demagogia no puede tapar, la que convertirá el 2015 en un triste episodio de pobreza para un noble pueblo que debe despertar ante tanto descalabro.

La llamada «Zona del Euro» presenta una recesión que en paralelo con el proceso que viven los Estados Unidos de Norteamérica han impactado definitivamente la demanda de productos terminados a una China que frena en su demanda energética en el momento en el que a Venezuela más le urge vivir del poco transparente convenio con los asiáticos. Los norteamericanos, en su Política de Estado por lograr su añorada independencia aumentan aceleradamente sus investigaciones con resultados tangibles en materia de esquistos justamente cuando más necesitamos que la factura del norte, esa que siempre nos han pagado puntualmente, y que hoy es la sombra de una pena.
El desesperado llamado a una reunión en la OPEP desnuda nuestro inexistente poder de convocatoria, nuestro lamentable rol de relleno en el plano del protagonismo petrolero mundial que siempre se esconde en repetir que somos el país con mayores reservas del planeta, pero infelizmente ineficientes para obtenerlo con eficiencia. Arabia Saudita y sus aliados no disminuirán su producción por un pedido venezolano, Rusia cada vez produce más llegando a cifras inimaginables de 10 millones de barriles diarios de crudo. En resumen, todo conspira para contraer la oferta, jugando con una verdadera contracción de la demanda que llevará el precio de nuestro monoproducto a cifras que poco podrán apoyar el festival populista que desde hace casi 16 años tienen montados quienes degradaron nuestra democracia, vitrina continental del pasado, en un sainete clientelar de becados y becadas.
Llegó el momento de contar la tranca de un dominó cantado. La contracción de nuestro PIB obliga a la reducción del gasto social, inauditable y excedentario, caldo de cautivo para someter voluntades ignorantes y traducirse en votos bozaleados en procesos electorales cada vez más chucutos. Este retroceso de nuestro ingreso es un fenómeno independiente a la contracción de 3 puntos que se espera este año como resultado del desmantelamiento del aparato productor nacional, pero en combinación obligará en un trágico 2015 a la aplicación de medidas fiscales y parafiscales para compensar la merma en caja. El anunciado y muy temido aumento de la gasolina será un tema sobre la mesa por el peso específico de este subsidio históricamente irresponsable. Más devaluación del «Bolívar Fuerte» (Pobre Libertador), el regreso del IDB, el aumento del IVA, la creación de nuevos tributos y otras perlas serán la respuesta de quienes no recortarán su ayuda «humanitaria» hacia afuera aunque adentro la pobreza nos invada, para mantener el parapeto de liderazgo geopolítico del que presumen los atorrantes supinos que vociferan consignas nacionalistas sin ver cómo destruyen la calidad de vida de su pueblo.
 
Pero, siempre hay un mal que empeora al enfermo, y es que el 2015 será año electoral, fiesta de capitales dudosos, liquidez emergente en medio de la sequía productiva, efecto seguro de distorsión que oxigenará en una burbuja ilusoria al venezolano de a pie, pero que socavará aún más las esperanzas de reactivación económica por la distracción de brazos pegando afiches y aplaudiendo a sus candidatos esperando su recompensa.
 
Los importadores tendrán menos divisas porque no habrán divisas, los viajeros serán más constreñidos, los estudiantes de la diáspora castigados, la escasez del portafolio en franco crecimiento y siempre un pretexto, un culpable, una excusa para todos. El fantasma de la unificación cambiaria y las consecuencias de devaluación implacable estarán en el ambiente, y los responsables nunca entenderán que el problema no es político, es una tragedia económica de improvisación, inexperiencia, ignorancia y una ausencia de escrúpulos que nos empujan a una crisis social, último eslabón de la cadena de degradación a la que se ha sometido a la tierra de Bolívar y a su Pueblo.
 
Hoy más que nunca debemos construir el criterio necesario para evaluar nuestro presente y trabajar por un futuro diferente. Esto no es lo que nos merecemos!!
 
Amanecerá y veremos….