Cartel prostituyente, por José Vicente Carrasquero A.
Cartel prostituyente, por José Vicente Carrasquero A.

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Apenas se conoce la muerte de Hugo Chávez sonó mi teléfono. Un distinguido periodista de un reconocido medio impreso suramericano me interpelaba sobre el legado del recién fallecido presidente. Mi respuesta no satisfizo el requerimiento de mi interlocutor. Le expresé que era muy temprano para hablar de la existencia de un legado y que en todo caso, debíamos esperar como se desarrollaba el asunto de digerir la desaparición física de Chávez en el entorno político venezolano.

Lo que habíamos visto entre el 8 de diciembre de 2012, día de la última alocución del presidente y ese 5 de marzo ya anunciaba una forma de manejar lo político reñida con la ética. Ocultamiento de información, nombramientos con firmas impresas y manejos inadecuados de los procedimientos constitucionales presagiaban el desastre institucional que padecemos en los actuales momentos. Era evidente que los sucesores de Chávez estaban dispuestos a todo con tal de mantenerse en el poder. El devenir de los acontecimientos ha coincidido con esa apreciación inicial: era muy temprano para hablar de un legado, primero tenemos que ver si existe.

Venezuela se ha convertido en el país de lo insólito. Lo primero, y verdaderamente aberrante, es que el poder ejecutivo esté en manos de personas relacionadas con el narcotráfico y/o que han sido sindicados como violadores de derechos humanos apareciendo en la lista OFAC.

Lo segundo es que una minoría, que no ganaría la elección de condominio de Miraflores si la hubiese, se embarca en la fraudulenta maniobra de convocar una asamblea nacional constituyente originaria poniendo para ello a su servicio al Tribunal Supremo de Justicia y al Consejo Nacional Electoral.

Entonces, más que hablar de legado, estamos examinando una herencia no deseada. Estamos frente a la instauración de la maldad delincuencial como sustituta de la política institucional. Desde el poder ejecutivo no hay respeto alguno por la Constitución y como consecuencia de ninguna ley o reglamento que se derive de ella. Maduro, cual dictador de república bananera, se ha erigido en una suerte de caporal que hace con nuestros recursos lo que le venga en gana. Es por eso, que en medio de una hambruna sin precedente en los últimos cien años de nuestra historia, el Mapleto prefiere pagar la deuda externa e importar juguetería bélica en vez de satisfacer los requerimientos de medicinas y alimentos de una población depauperada por la política económica del cartel.

Desesperados por la evidente pérdida de poder, la ahora minoría chavista se embarca en la convocatoria de un proceso constituyente violando todos los procedimientos que se podían violar. Es el último recurso del secuestrador rodeado que está dispuesto a subirle el precio a su derrota.

La convocatoria ha envalentonado a varios grises del chavismo. El ex fiscal Rodríguez se ha incorporado a este fraudulento proceso con una furia indescriptible para un señor que sobrepasa las siete décadas. Ha abandonado la comodidad de la embajada en Roma para venir a defender lo indefendible y a demostrar que de derecho sabe poco a la hora de argumentar.

No gastaremos muchas letras en esta vergüenza para el derecho en la que ha convertido el señor Escarrá que se vende como constituyentista pero la realidad y la vida que se da, demuestran que es un prostituyentista.

El capitán Godgiven anda enloquecido. Ya se ve ungido como presidente del bodrio constituyentista. Habiendo demostrado ampliamente su habilidad para la trapisonda con el nombramiento de los magistrados al TSJ se cree con los galones necesarios para tomar el timón. Nicolás debe estar preocupado, la presidencia es una de las cosas que pierde vigencia con un proceso como este. Un auto-suicidio hubiese dicho el filósofo de Rubio.

A partir de todas las amenazas que han proferido alias el capitán y el ex fiscal cabe una pregunta. Habiendo Maduro asegurado que la nueva constitución sería sometida a un referéndum aprobatorio: ¿Cómo quedaría todo lo actuado por la ANC de perderse esa consulta?

Y en la respuesta a esta pregunta es donde encontramos el argumento reina para probar lo fraudulento del proceso. Conformada desde una minoría, la nueva constitución no tendrá posibilidad alguna de ser aprobada. Durante el tiempo que este en ejercicio la ANC, se tomarán una serie de acciones que quedarán sin efecto después del sometimiento del nuevo texto a la consideración del pueblo.

De allí la necesidad de consultar al pueblo si quiere que la constitución sea modificada. Conocedores a priori del resultado, el cartel se decanta por la toma por asalto del poder. De darse la constituyente, una serie de individuos se harían del país desde una posición minoritaria. Una verdadera farsa. Una trácala que describiría muy bien para la historia lo que sería la herencia de un hombre que pasó por el poder para empobrecer a Venezuela en la época de los mayores ingresos de toda su historia.

Es por eso que los venezolanos tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para impedir que esta locura delictual adelantada por los carteles de Miraflores y el de los soles termine hundiendo al país en una disolución de la sociedad que nos ponga al triste nivel de Somalia por solo mencionar un ejemplo.

Hemos tenido mucho apoyo internacional. Sin embargo, los países rémoras que viven de nuestro petróleo han bloqueado los esfuerzos para que organismos internacionales tomen medidas en el caso del ultraje que estamos sufriendo.

El esfuerzo final tiene que venir de dentro. Hemos dado una lucha grandiosa, hemos estado a la altura de las circunstancias. Sin embargo, el poder de fuego con el que cuenta la dictadura requiere que los militares asuman la responsabilidad que la Constitución les impone. Es hora que del mundo militar se ejerzan las acciones que repongan el hilo constitucional. No es una petición baladí. Es un requerimiento de un pueblo vulnerado en todos los derechos que le garantiza la Constitución.

Mientras, seguiremos luchando contra la dictadura del cartel de Miraflores.

@botellazo