Camuflaje por Francisco José Virtuoso SJ - Runrun
Sendai Zea Nov 07, 2013 | Actualizado hace 10 años

Escasez1 (1)

Cuando éramos niños, jugábamos a tapar el sol con un dedo. Era una divertida sensación. Durante un día de sol radiante, mirábamos fijamente al astro rey y lo ocultábamos colocando el dedo índice frente a la pupila de uno de nuestros ojos, mientras guiñábamos el otro. Como por arte de magia, el sol desaparecía, pero seguíamos sintiendo su calor sobre nuestro cuerpo y su luminosidad seguía ahí aunque no molestara a nuestros ojos.

Cuando somos adultos, podemos seguir entreteniéndonos con los trucos de los niños, pero al menos deberíamos saber que son eso, un modo infantil de jugar con la realidad, que no la sustituye ni la esconde.

La vocería del Estado sigue creyendo que los venezolanos somos niños que nos creemos el jueguito de tapar el sol con un dedo. Los sondeos de opinión pública siguen reflejando tercamente el malestar de los venezolanos. Según la encuesta recientemente publicada por Datanálisis, el 72,6% de los venezolanos evalúa negativamente la situación del país, el 54,9 hace lo mismo cuando se pregunta por la gestión de la Presidencia de la República. Cuando se evalúa el desempeño de las diferentes instituciones representativas de los Poderes Públicos se constata que la valoración negativa se ha incrementado con respecto al año anterior.

Asombra cómo el discurso oficial intenta desconocer la gravedad de ese malestar generalizado e intenta esconderlo detrás de una cortina humo, librándose de toda responsabilidad, endilgando la culpa de los problemas que todos padecemos a una supuesta guerra que se libra por los enemigos internos con apoyo exterior.

A todos nos interesa que en el país se resuelvan los problemas de escasez, inflación y desempleo, que se logre enfrentar efectivamente el crecimiento del delito, que las instituciones funcionen adecuadamente, que haya trabajo y oportunidades de estudio, entre otras muchas cosas que se pueden mencionar. Los venezolanos queremos que el Estado tenga éxito en sus tareas. Por ello no podemos ver con buenos ojos ese ensimismamiento que parece ha penetrado hasta los tuétanos a sus representantes.

Para colmo, ahora aparece una nueva modalidad de encubrimiento: quien proteste, quien chille, a quien se le ocurra decir que las cosas van muy mal en este país, quien marche en las calles, a ese hay que meterlo en cintura, hay que callarle la boca. Pareciera que el juego se ha sofisticado, ahora la cosa no es sólo no querer ver, sino que tampoco se quiere escuchar cuando hasta las piedras gritan.

fjvirtuoso@ucab.edu.ve

 

Fuente: www.ucab.edu.ve